América Latina en la encrucijada, a propósito de elecciones en la OEA

22/01/2020
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Al inicio de la segunda década del siglo, el Hemisferio se encuentra en una verdadera encrucijada acicateada por la altisonante política de Trump y Bolsonaro en sus respectivos ámbitos de influencia. En momentos que el mundo se convulsiona por las amenazas de grandes y pequeños poderes regionales y globales en un multilateralismo liberal en crisis, el continente latinoamericano se despierta con su propio “ruido” provocado por el agotamiento de un modelo político económico expresado en las protestas ocurridas en Ecuador, Chile y Colombia, el descalabro parcial del otro de carácter progresista como acaba de ocurrir en Bolivia, y, la falta de una estabilidad duradera y alternativas reales para su población.

 

Mientras, perdura la segunda etapa del péndulo entre progresismo y conservadurismo que se ha vivido en la última parte del siglo XX y lo que va del XXI, con nuevos actores y viejas políticas de injerencia e interferencia por parte de agentes externos. La administración Trump juega sus cartas bajo una eficaz mezcla entre el esquema proteccionista y hegemónico que ha caracterizado la diplomacia norteamericana en la región. Así culmina la negociación comercial con México, reafirma la condición de aliado estratégico de Colombia con la OTAN, pero acusa a ambos países por el tráfico de fentanilo y cocaína, respectivamente.

 

En tal sentido, exploremos por un momento una lectura del accionar del denominado Grupo de Lima y el fracaso de su accionar colectivo, frente a lo que acontece en Venezuela. Los intereses de sus miembros individuales, las relaciones privilegiadas que cada uno tiene con EE.UU, delimitan el sentido del conjunto. Empecemos por la Colombia del Presidente Duque, quien se desenvuelve en la peor crisis de su administración. Con una endeble situación en la implementación de los Acuerdos de Paz de junio del 2016 y la permanente amenaza de las disidencias de las FARC y otros grupos irregulares, que afectan a la población rural y dirigentes sociales. Colombia se mantiene como aliado estratégico de la NATO en una muy tensa relación con su vecino en Caracas, pero también es el primer productor mundial de coca y cocaína y principal responsable del problema de las drogas (violencia, crimen organizado, conflicto, criminalización). En este sentido, la reciente III Conferencia Ministerial hemisférica contra el Terrorismo, encuentra mejor parado al gobierno de Colombia, en su enfrentamiento contra el ELN y en su posición radical contra su vecino Maduro a quien acusa de alentar el terrorismo y el crimen organizado.

 

Caso contrario es el peruano, cuya candidatura a la Secretaría General de la OEA (Embajador Hugo De Zela, posición moderada, no polarizante), ha recibido el rechazo de la diplomacia norteamericana en manos del Secretario de Estado Pompeo y otros asesores del Departamento de Estado, pues pone en riesgo la viabilidad de la reelección de Luis Almagro (necesita 18 de 34 votos), lo que garantizaría el statu quo norteamericano sobre el destino colectivo del Hemisferio.

 

Aquí vale la pena detenerse por un momento de la Declaración de la Conferencia:

 

5. Expresaron su preocupación por las actividades que redes de Hezbolá continúan realizando en algunas áreas del hemisferio occidental. Aplaudieron las acciones recientes de Estados de la región para contrarrestar las actividades de las redes de Hezbolá; así como alentaron a otros gobiernos a buscar formas más efectivas de abordar esta amenaza.

 

6. Reconocieron como una amenaza a la estabilidad de la región, la acción del autodenominado Ejército de Liberación Nacional (ELN), el cual perpetra actos terroristas y actividades criminales de inaceptable violencia y obtiene financiamiento de origen ilícito. Asimismo, expresaron su rechazo a las actividades criminales de Sendero Luminoso.

 

La delegación peruana insistió, por su parte, para incluir la amenaza de Sendero Luminoso, cuando los hechos objetivos muestran que esta no solamente es residual en territorio peruano, sino que no se compara con lo que ocurre en otros países del hemisferio. Es más, el Gobierno peruano adopta las peores decisiones de política pública al iniciar acciones dudosas de erradicación de coca en el VRAEM –región donde supuestamente se encuentran desde hace más de 20 años los remanentes de Sendero Luminoso- que lleva a una fuerte protesta social de los productores cocaleros. Es más, solicita ser sede de la IV Conferencia Ministerial Hemisférica sobre este tema.

 

Ricardo Soberón G.

Abogado, analista internacional

https://www.alainet.org/en/node/204338
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