Análisis de las tendencias de la economía
03/04/2013
- Opinión
“Salvo mi corazón todo está bien”
Eduardo Carranza
UN MAL SABOR
El pasado jueves el Director del DANE Jorge Bustamante dio a conocer la tan esperada cifra correspondiente a la tasa de crecimiento del PIB en el 2012 y su revelación fue tan sorpresiva como sorprendente. Y no era para menos, habida consideración que los distintos analistas y centros de estudios coincidían en sus pronósticos, los cuales apuntaban a que el crecimiento de la economía estaría muy por debajo del 4%. Hasta el propio Gobierno finalizando el año anterior había revisado, aunque a regañadientes, a la baja su meta del crecimiento del PIB del 4.8% inicial hasta el 4%. Por su parte el Banco de la República (B de la R), después de haber revisado a la baja su proyección del crecimiento de la economía para el 2012 “con 4.3% como la cifra más probable”[1], se tornó aún más pesimista y consideró que “las nuevas cifras económicas del cuarto trimestre de 2012 sugieren que el crecimiento para todo el año podría ser inferior a 4%”[2]. Posteriormente, llegó a la conclusión que “para todo el año 2012 se estima un rango de pronóstico de crecimiento anual del PIB entre 3.3% y 3.9%”[3], siendo el más probable 3.6%”, muy por debajo de su potencial de crecimiento, que es del 4.5%. El Banco Mundial también metió basa en el asunto y bajó su previsión del crecimiento de la economía colombiana para el 2012 desde el 4.7% hasta el 3.5%.
Qué fue lo que llevó a esta pifia colectiva, en dónde estuvo la falla, qué impidió dar en el blanco de la cifra que ahora divulgaba el DANE? Al tratar de descifrar este acertijo nos topamos con un hecho que llama poderosamente la atención. El DANE había aplazado 8 días la acostumbrada rueda de prensa para dar a conocer los resultados de la economía en el 2012 y en el entretanto dio a conocer un boletín oficial según el cual al revisar retroactivamente el crecimiento de los tres primeros trimestres estos habían pasado de 4.8% a 5.3%, de 4.9% a 5% y de 2.1% a 2.7%. Tal resultado de la revisión se justificó fundamentalmente con el supuesto comportamiento del sector de infraestructura, el cual después de una caída del -14.7% que se había registrado reportado enantes por parte del DANE ahora aparecía con un crecimiento inusitado del 4%. Una “imprecisión” de casi 19 puntos porcentuales (¡!), algo nunca visto.
Ante ello el estupefacto Director de Fedesarrollo Leonardo Villar no oculta su escepticismo frente al cambiazo de las cifras por parte del DANE , que por arte de birlibirloque dio al traste con toda humana previsión, que, como en La perrilla de Marroquín, “en más de una ocasión sale lo que no se espera”. Según él, “en el pasado hubo cambios, pero no como el de un sector en particular, obras civiles, que pasó abruptamente de una caída de 14.7% a un crecimiento de 4%”[4]. Frente a este cuestionamiento, el Director del DANE se limitó a responder que “si la revisión pareció abrupta es porque la información está llegando tarde”[5]. Respuesta ésta muy floja, que deja un sinsabor a los incrédulos analistas, sobre todo aquellos que, como el cofrade Alfonso Palacio Rudas, no tragamos entero. Los mismos a los que tildó el Presidente Juan Manuel Santos como “aves de mal agüero” por discrepar con respecto a las alegres proyecciones del Gobierno, al igual que lo hizo la Junta del B de la R, en donde tiene asiento el Ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas.
Gracias a todos estos malabarismos además de un crecimiento del PIB en el tercer trimestre del año anterior del 2.7%, contra todos los pronósticos el crecimiento del PIB en el último trimestre del año terminó siendo más alto que el anterior, con un 3.1%. Ello fue, finalmente, lo que hizo posible estirar el crecimiento del PIB para el año completo hasta el 4%. Claro que los resultados de la tal “revisión” fueron más lejos al remontarse a un año atrás, pues a consecuencia de la misma el crecimiento del PIB en 2011 no fue del 5.9%, como lo había informado el propio DANE, sino del 6.6% (¡!). Vaya, vaya!
Este deplorable episodio deja un mal sabor y despierta muchas suspicacias. A este propósito apunta el analista de Global Segurities Daniel Escobar que “llama la atención el giro que está dando la entidad. Su principal deber es generar estadísticas con los más altos estándares, y sobre esto no hay duda. Sin embargo, en los últimos meses el DANE empezó a publicar las cifras con informes en los que trata de mostrar siempre el lado bueno…Este no debe ser el sentido de una entidad que se encarga de recabar información y publicar estadísticas para que sean otros los que las interpreten”[6]. Y, además, como prueba de su sesgo, destaca el hecho que en el último informe del PIB “no comenzó con el crecimiento del último trimestre de 2012, sino con el comportamiento total del año. Por supuesto, es mejor hablar de un 4% que de un 3.1%”[7]. Y ello sólo se explica por el afán mediático y efectista que animan al Gobierno en momentos en que la percepción de la opinión sobre su desempeño no le favorece.
Conocida la noticia, el Presidente Santos, exultante, jubiloso, levantó los brazos, cantando victoria y a través de su cuenta en twitter trinó diciendo: “muy buena noticia, economía creció 4% en 2012, nos llena de optimismo para seguir construyendo un país más Justo, Moderno y Seguro”. Pero, lo curioso es que se esté celebrando un crecimiento del PIB del 4%, que muestra una caída del ritmo de crecimiento de la economía bestial, desde un 6.6% en 2011 al 4% en 2012 (¡!). Ello más bien es motivo de preocupación, porque lo que pone de manifiesto es que el crecimiento de la economía se viene ralentizando, que se está acelerando la desaceleración de la economía.
EL B DE LA R SÍ ESTÁ PREOCUPADO
El Director de Planeación Nacional Mauricio Santamaría, de dientes para fuera, dice que el crecimiento del PIB del 4% “es un excelente ritmo y superó incluso las expectativas del Gobierno”[8], pero la Junta directiva del B de la R opina otra cosa. En su comunicado, luego de la reunión de la Junta, realizada al día siguiente del anuncio del DANE tan ponderado por el Gobierno, en la cual se decidió por unanimidad rebajar 50 puntos básicos a su tasa de intervención - que no se daba desde febrero de 2011-, tras cinco bajas consecutivas anteriores en los últimos ocho meses, todas ellas de sólo 25 puntos básicos, le da una lectura distinta a la del Director del DNP al menguado crecimiento del 4% de la economía nacional. Ahora dicha tasa se estabilizará por algún tiempo al nivel de 3.25%. Para la Junta, “los nuevos datos de crecimiento económico para 2012 (4%) muestran una desaceleración desde niveles altos en 2011 (6.6%). La mayor pérdida de dinamismo se presentó en el segundo semestre”[9].
Es decir que el año pasado terminó con una baja ostensible en el ritmo de crecimiento. De acuerdo con la Junta del Banco Emisor la economía viene creciendo por debajo de su potencial, además prevé que en los trimestres venideros crecerá por debajo de su capacidad productiva y la inversión muestra un descaecimiento. Es de anotar que el B de la R mantuvo con terquedad aragonesa su tasa de intervención supremamente elevada, pretextando que la economía estaba recalentando y cuando reaccionó, hace apenas ocho meses, el daño estaba hecho. A la Junta directiva del B de la R se le fue la mano y con sus medidas contraccionistas y casi estrangula el aparato productivo mediante asfixia mecánica. Una de las consecuencias de este desatino fue la gran afluencia de capitales especulativos atraídos por las altas tasas de interés en Colombia que contrastan con las de la Unión Europea y las de EEUU que hace rato están prácticamente en el piso. Asimismo estimuló el endeudamiento externo de los privados. La mayor oferta de dólares provenientes del exterior contribuyó a insuflar la perniciosa y perjudicial apreciación del peso con respecto al dólar, estropeando de paso la producción nacional merced a su pérdida de competitividad.
Ello es tanto más cierto si se tiene en cuenta, como lo señala el profesor Cesar Ferrari que “las tasas en Colombia no sólo son elevadas para las grandes empresas, sino exageradas para los consumidores, para las micro, pequeñas y medianas empresas que no acceden a los mercados internacionales”[10]. Y ello a pesar de que la tasa interbancaria, que es la que fija la Junta directiva del B de la R, ha bajado desde 5.25% en julio de 2012 a 3.25% en marzo de este año. Si bien esta caída en la tasa de referencia va en la dirección correcta, desincentivando la afluencia de capitales golondrinas y el creciente endeudamiento externo, su efecto sobre la inversión y el consumo interno se ve limitado por el hecho que esas menores tasas no se trasladan al crédito de consumo con la suficiente celeridad y magnitud. El mismo B de la R reconoce que las reducciones de las tasas “parecieran estar transmitiéndose a la economía de manera más lenta que la deseada”[11]. De allí que, pese a las buenas intenciones del Ministro Cárdenas de buscar con esta drástica reducción de la tasa “que la economía retome su senda de crecimiento potencial”[12], su exhortación a los hogares que no estén sobreendeudados para que “aprovechen la coyuntura para tomar préstamos”[13] cayó en el vacío.
Es así cómo entre el 12 de febrero de 2012 y el 13 de febrero de 2013, el Banco Emisor bajó su tasa interbancaria del 5.25% al 3.75%, es decir el 28.5%. Sin embargo la tasa que aplican los bancos comerciales a las tarjetas de crédito y la tasa de usura pasaron en ese mismo lapso del 29.88% al 31.13%, es decir, tuvieron un incremento de 4.18%. Es más, la Superintendencia Financiera, que depende directamente del Ministerio de Hacienda, no sólo no evita esas alzas desmesuradas en las tasas que cobran los bancos a sus clientes sino que acaba de subir la Tasa de usura para el próximo trimestre abril – junio del 31.13% al 31.25% (¡13 veces la inflación de 2012!), lo cual va a contrapelo de la señal que está dando la Junta del Banco de la República. Qué tal?
Queda claro, entonces, que “ninguno de los beneficios para estimular la economía se trasladan al consumidor final que es quien paga altas tasas por sus créditos…Los micro, pequeños y medianos empresarios pagan hasta 35.63% efectivo anual por un préstamo”[14]. Y para rematar “la tasa del mercado, no se está rigiendo por la del Banco de la República”[15]. Es decir que la tasa de interés que cobran los bancos está muy alejada de la tasa interbancaria que fija el B de la R, debido en gran medida por la alta tasa de intermediación que nadie interviene, vigila ni controla[16]. Huelga decir que en manos de la Junta directiva del B de la R está no sólo la política monetaria sino también la política cambiaria y hoy por hoy la mayor preocupación de productores y exportadores radica en los funestos efectos de la revaluación del peso frente al dólar. Pero, simple y llanamente sigue con su intervención en el mercado cambiario mediante compras diarias de por lo menos US $30 millones hasta el 31 de mayo, medida esta que como es bien sabido ha resultado insuficiente para detener la alocada carrera hacia la baja de la tasa de cambio. El único sector que ha podido capear este temporal revaluacionista, hasta ahora, ha sido el minero – energético, gracias a sus elevados precios, pero con la caída de estos ha empezado también a resentirse. El Gobierno se ha mostrado muy renuente a apelar a otras medidas complementarias más eficaces para tratar de meter en cintura la tasa de cambio tales como el control de las inversiones de carácter especulativa; por el contrario, las incentivó a través del artículo 125 de la reforma tributaria[17] al bajar la tasa impositiva sobre los rendimientos de inversiones llamadas eufemísticamente de “portafolio”, como lo son los TES, bonos o acciones en bolsa, desde el 33% a sólo el 14%.
Tampoco han querido parar el endeudamiento externo de las empresas en 2012 (US $21.688 millones), que se ha constituido, según el profesor Ferrari, en la segunda fuente de divisas en Colombia después de la Inversión Extranjera Directa (US $24.147.4 millones[18]), por encima del monto de las exportaciones petroleras en ese mismo año (US $21.602.4 millones) y es equivalente a más de 4 veces el saldo neto de la Balanza Cambiaria para el mismo año, que fue de US $5.341 millones[19]. Y ello es entendible, porque como lo sostiene el profesor Cesar Ferrari “una empresa que puede financiarse con crédito externo al 3.25%, no tomaría uno preferencial en Colombia al 8.3%”[20].
El ex ministro de Hacienda Juan Carlos Echeverri expresa ahora la opinión que se reservó a su paso por el Ministerio, nos cuenta que “en Colombia hemos preferido que el tipo de cambio fluctúe casi libremente, lo cual tiene ventajas para el Banco de la República, pero inmensos costos para el país”[21]. Hace rato analistas como Mauricio Cabrera, entre otros, lo venían señalando sin ser escuchados, incluso por parte del ex ministro de la mermelada. Llama el ex ministro la atención sobre el hecho que “Perú crece al seis por ciento, mientras nosotros lo hacemos cerca al cuatro y medio”[22] y su secreto estriba en la estabilización de la tasa de cambio. Y cómo lo han logrado? Nos lo cuenta el ex ministro: “el emisor está constantemente interviniendo para frenar las olas especulativas y controlar la inflación, con instrumentos que minan la liberalidad financiera”[23]. Y remata diciendo: “Los peruanos lo han logrado y por eso estoy convencido de que debemos de aprender de ellos…Si no cambiamos, en pocos años podremos haber sacrificado a los mejores trabajadores, profesionales y empresarios, lo que equivaldría a sacar a Pékerman, Falcao y James y pretender que clasifiquemos al mundial…Eso se puede evitar si estamos dispuestos a aprender de quienes lo hacen mejor”[24]. Quién iba a imaginar que el ex ministro Echeverri tenía guardada tan sabiduría y menos aún que habiendo podido ponerla en práctica no lo hizo. Manes de la tecnocracia!
EL VASO MEDIO LLENO O MEDIO VACÍO
Según el adagio popular el ojo del amo engorda el buey; en el caso del crecimiento de la economía en 2012, el ojo del Gobierno engorda la cifra del 4% reportado por el DANE, magnificándolo como el tercer más alto crecimiento en Latinoamérica después de Chile y Perú. Para empezar, digamos que la tasa de crecimiento de la economía colombiana el año pasado se situó en la media, por encima de Uruguay, México y Argentina, pero por debajo de Perú, Chile, Venezuela y Ecuador. Es cierto que el crecimiento del PIB en 2012 superó el promedio de Latinoamérica (3%) y el ritmo de crecimiento de la economía global (3.2%) y ello puede servir de consuelo de tontos al momento de evaluar dicho crecimiento, pero no se puede pasar por alto el hecho cierto de una caída vertiginosa del ritmo de crecimiento interanual desde el 6.6% en 2011 al 4% en 2012. Se suele decir que el optimista siempre ve el vaso medio lleno y el pesimista en cambio lo ve medio vacío, pero en economía lo que importa al fin y al cabo es si el vaso se está llenando o se está vaciando, es decir cuál es la tendencia. Y ello aplica tanto para la cifra global del crecimiento, como para el desempeño de cada uno de los sectores de la economía; en todos los casos se evidencia en las cifras proporcionadas por el DANE un marcado enfriamiento en el año completo, pero sobre todo en el segundo semestre.
Y hablando de los sectores de la economía, en los últimos diez años el sector de la minería y los hidrocarburos han venido liderando el crecimiento de la economía y ganando cada vez mayor participación en el PIB y en las exportaciones hasta alcanzar alrededor del 8% y el 70.8%, respectivamente, en 2011. Concomitantemente la industria manufacturera y el sector agropecuario han venido perdiendo terreno, rondando en este momento el 12% y el 7%, en su orden, en el PIB y 16% y 11%, aproximadamente en las exportaciones totales. Este fenómeno, el de la reprimarización de la economía[25], hace que el país dependa hoy más que nunca de la actividad minera y de los hidrocarburos. En este sentido el país ha retrocedido y su economía se ha tornado más vulnerable. Dicho lo anterior, examinemos ahora cómo se comportaron los distintos sectores de la economía en 2012.
De acuerdo con las cifras del DANE los sectores que jalonaron el crecimiento fueron Minas y canteras con un crecimiento de 5.9%, el sector financiero con el 5.5% y servicios sociales, que en su mayor parte provee el Gobierno, con el 4.9%. Es de anotar que el crecimiento de estos sectores, al igual que los demás, se ralentizaron en 2012. Minas y canteras, por ejemplo, venía de crecer el 14.6% en 2011 e incluso el sector financiero, que ahora pesa el 19% en el PIB, había crecido el 7% en 2011. La construcción que había tenido tan buen desempeño el año anterior con un crecimiento de 10%, ahora creció un modesto 3.6%. El sector agrícola fue la excepción que confirma la regla, ya que tuvo un ligero repunte del 2.4% a 2.6% con respecto al año inmediatamente anterior.
LA INDUSTRIA EN ESTADO COMATOSO
Pero, indudablemente lo más destacado en el panorama económico de 2012 fue la caída estrepitosa la industria manufacturera que registró un descenso del 0.7%, después de haber tenido un discreto desempeño en el 2011, con un crecimiento del 3.9%. Ello es tanto más grave si tenemos en cuenta que en los tres últimos trimestres del 2012 el sector industrial pasó en rojo y contrariamente a lo que esperaba el Presidente de la ANDI Luis Carlos Villegas, que “el primer trimestre de este año sea un poco mejor”[26], este año arrancó con el pié izquierdo con una caída de la producción industrial del 1.7% en el mes de enero. Este resultado preliminar suministrado por el DANE desvirtúa la sugerencia inicial en el sentido que la desaceleración de la economía habría tocado fondo en el tercer trimestre del año pasado. Ello llevó a manifestar al Director de ANALDEX Javier Díaz que “la tendencia es decreciente y preocupa el desempeño industrial negativo, con el riesgo de profundizarse”[27]. La industria manufacturera se encuentra estancada por debajo del nivel de hace 5 años, los que podemos dar por perdidos para la misma. Sin embargo, este hecho resulta irrelevante para el Director de Planeación Nacional Mauricio Santamaría al destacar que “con excepción de la industria, todos los sectores tuvieron un buen desempeño”[28]. Él puede repetir con el poeta Eduardo Carranza que “salvo mi corazón todo está bien”.
Las perspectivas no son las más halagüeñas si tenemos en cuenta que las exportaciones crecieron el año pasado sólo el 5.3% en comparación con el 12.9% de 2011, afectadas tanto por la contracción del mercado de los commodities como por la destorcida de los precios, que se ha traducido en el deterioro de los términos de intercambio. Entre tanto las importaciones crecieron el 8%, abultando el déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos, acentuado además por el menor crecimiento de la IED (mientras en el 2011 creció casi el 100% al pasar de US $6.739 millones a US $13.438 millones, en el 2012 creció el 17% al alcanzar un nuevo record de US $15.823 millones) que además se ve neutralizada por la remesa de utilidades al exterior por un monto semejante al de la IED (3% del PIB). A ello contribuyó también la caída del 2.3% en la recepción de las remesas de los colombianos residentes en el exterior (US $ 4.074 millones en 2012), como consecuencia de la crisis externa que ellos sufren en carne propia.
ANIF estima que “si los precios de los commodities continúan bajando, los del petróleo de US $90/barril en 2012 a US $75-80/barril en 2013-2014 y los del carbón de US $100/tonelada a US $75-80/tonelada en 2013-2014, entonces la brecha externa de Colombia podría ampliarse hasta en un 3% del PIB, pasando de un déficit en la Balanza de pagos de niveles del 3% al 5% - 6% del PIB en los próximos dos años…hasta alcanzar un déficit en la cuenta corriente del -5.4% del PIB en 2013 y del 5.8% del PIB en 2014…Así el déficit en la cuenta corriente podría bordear casi el 6% del PIB y el déficit fiscal se enrutaría hacia el 2% del PIB”[29] inexorablemente.
Y el año 2013 según el DANE empezó mal, pues las ventas al exterior en el primer mes del año cayeron el 1.1% (US $4.734.7 millones), curiosamente, debido principalmente a la baja del 19.7% en la facturación a EEUU. Entre tanto las importaciones mostraron un repunte inusitado del 19% interanual (US $4.948 millones). Así las cosas, el déficit en la Balanza comercial en enero fue de US $213.3 millones, en contraste con el superávit de US $623.4 millones del mismo mes del año pasado. En ello influye, desde luego el entorno internacional tan negativo, el cual tiende a agravarse[30], como también en lo interno los devastadores efectos de la llamada enfermedad holandesa.
Por su parte el consumo interno, que pesa alrededor del 80% del PIB creció el 4.4%, por debajo del 5.8% de 2011. El que marcó la pauta en 2012 fue el consumo del Gobierno con un crecimiento del 5.1% frente al 2.6% de 2011, superando el de los hogares, que participa con el 65% del PIB, que fue del 4.3%, muy por debajo del 6.5% de 2011. Allí hay un riesgo, detectado por Fedesarrollo cuyo Director Leonardo Villar advierte que “el problema lo sigo viendo más en el gasto público. Debe hallarse un equilibrio fiscal razonable en el consumo del Gobierno”[31]. Estamos de acuerdo con lo que dice el Director del DNP que “si el consumo de los hogares está fuerte la economía está fuerte”[32], pero lo que se observa es su debilitamiento y no propiamente su fortalecimiento, que sería lo deseable.
La situación anterior ha incidido en la percepción de los agentes del mercado, afectando la confianza del consumidor y la confianza de los industriales, que observan cómo se enrarece el clima de los negocios. Fedesarrollo publicó recientemente los resultados de su Encuesta de Opinión del Consumidor (EOC) y de los Empresarios (EOE), la cual revela resultados sumamente preocupantes. En cuanto al Índice de Confianza del consumidor (ICC) este se ubicó en 14.9% en el mes de febrero de 2013, 11.9 puntos porcentuales menor al mismo mes del año pasado. Desde el año 2010 no se registraba un ICC por debajo del 15% para el mes de febrero. En cuanto al Índice de Confianza Empresarial (ICE) este muestra el desánimo de los industriales y su pesimismo al ubicarse en -3%, lo cual significó un deterioro de 13.1 puntos porcentuales en comparación con el mismo mes de febrero de 2012 y de 5.1 puntos con relación al mes anterior. “En cuanto a las condiciones para la inversión los industriales son pesimistas. La percepción de favorabilidad cayó, al pasar de 15.4% en febrero de 2012 a 9.3% en noviembre de ese año y a 0.3% en febrero de 2013”[33].
También retrocedió el Índice de Confianza Comercial (ICCO), “compuesto por la percepción de la situación económica actual de la empresa, el nivel de existencias y las expectativas sobre el próximo semestre, tuvo un retroceso cercano a 6 puntos entre enero de 2013 y febrero del mismo año y de 8.5 puntos respecto al segundo mes del año pasado”[34]. Y ello era de esperarse, toda vez que según el DANE la industria colombiana no sólo viene operando por debajo de su capacidad instalada sino que lo hace en los niveles más bajos en los últimos años. Lo corrobora la misma EOE de Fedesarrollo, la cual da cuenta de que sólo se está usando el 67.9% de la capacidad instalada de la industria - muy por debajo del promedio histórico de 76.4% y del 70% en febrero de 2012 - y se sitúa en el nivel más bajo para el mes de febrero desde el 2010. Ello explica el hecho que la economía, como lo señala la Junta directiva del B de la R, crezca por debajo de su potencial que se ubica en el 4.8%.
LA GRAN ENCRUCIJADA
Pensando con el deseo, el Presidente de la ANDI Luis Carlos Villegas augura para el 2013 “un horizonte parecido al de 2012 entre 3.5% y 4%”[35], mientras el Gobierno se reafirma en su meta a alcanzar del 4.8%, que luce demasiado optimista. Ni el uno ni el otro consultan la realidad y mucho menos las tendencias, por eso se apresura Luis Carlos Villegas a aclarar que el cumplimiento de sus previsiones va a depender “de si Venezuela se sigue recuperando y sigue demandando exportaciones colombianas y sobre todo si Europa va a entrar en una onda de recuperación y no se mantiene como una gran amenaza a la estabilidad”[36]. Pero, resulta que los vientos soplan en la dirección opuesta y los hechos son tozudos.
El Gobierno, ya poniendo los pies sobre la tierra, se ha visto por fuerza de las circunstancias y en atención a la presión de los gremios de los productores del sector agropecuario y del manufacturero, que se han hecho sentir, ha anunciado “lo que podríamos llamar un plan de choque por el crecimiento y la productividad”[37]. El Ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas anunció en el marco de la 54 Asamblea Anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en la capital panameña algunas medidas tendientes a amortiguar el impacto negativo de la crisis internacional y su coletazo sobre la economía colombiana. En su alocución manifestó que “hay muy buenas ideas en el tema de la reducción de costos de energéticos, hay buenas ideas en el tema de buscar que la infraestructura de nuestro país y la logística mejore y que haya más inversiones en ese sector”[38].
Y ello está muy bien, porque en su Informe macroeconómico sobre América Latina y el Caribe en dicha Asamblea el Presidente del BID Luis Alberto Moreno fue muy claro al advertir que “el menor crecimiento previsto para la región en los próximos años podría traer una brusca caída en la tasa de inversión, lo que impediría cerrar las profundas brechas que prevalecen en materia de infraestructura e incluso ello podría derivar en un crecimiento económico inferior al proyectado”[39]. De modo que no hay tiempo que perder, hay premura en la toma de decisiones, en pasar de los anuncios a las acciones de gobierno para evitar el colapso de la industria manufacturera y del campo colombiano. Es urgente frenar la desindustrialización y el desmantelamiento del aparato productivo del país, antes que sea demasiado tarde. Lo ha planteado claramente el analista Ricardo Chica: “ningún país se ha desarrollado sin industrializarse y ningún país se ha industrializado sin una política industrial activa…Existe abundante evidencia histórica y econométrica en el sentido que no da lo mismo - en términos de externalidades para la economía – exportar bienes primarios que integrarse a las cadenas globales de valor y a los sistemas de producción internacionalmente integrados”[40].
Hemos sido reiterativos en que la salida de esta encrucijada pasa por la diversificación de la base productiva, así como la diversificación de la oferta exportadora y los mercados externos, amén de la profundización del mercado interno y la integración regional. Y no nos cansamos de repetir con el Nobel de Economía Paul Krugman que en materia de competitividad la productividad no lo es todo, pero a largo plazo lo es casi todo. Y el mejoramiento de la productividad pasa por la reconversión industrial, la reconversión industrial y la relocalización industrial y, lo que es más importante invertir en ciencia, tecnología e innovación[41]. El Director del DNP Mauricio Santamaría saca pecho diciendo que el Gobierno tiene para el año 2013 “el presupuesto de inversión más grande de la historia de Colombia. Son 43 billones de pesos, casi 6 puntos del PIB en inversión pública nacional y además están las regalías de los años 2012, 2013 y un poco del 2014 para invertir. Esos son unos 15 billones…”[42].
Pero, qué ocurre? Dejemos que sea el Presidente de la ANDI Luis Carlos Villegas quien desentrañe la razón por la cual pese a los ingentes recursos que ha recibido el Estado en estos últimos dos lustros provenientes del boom minero - energético en lugar de avanzar en competitividad retrocede. Afirma Luis Carlos Villegas que “resulta increíble que un país que tiene, por primera vez en su historia, los recursos listos para hacer inversión masiva en infraestructura que integren las regiones no ha sido capaz de ejecutar a la velocidad que los recursos están llegando…Ya era hora en que en estos seis años de abundancia de recursos hubiéramos podido tener unos cuantos miles de kilómetros de doble calzada que hubieran permitido una baja en los fletes”[43]. Esperamos para ver qué va a proponer la ANDI el próximo 3 de abril cuando presentará su Agenda para el Salto en Competitividad, en el cual según se ha dicho propondrán medidas más urgentes, que ojalá no haga olvidar las más importantes.
Riohacha, marzo 30 de 2013
- Amylkar D. Acosta Medina es Miembro de Número de la ACCE, www.amylkaracosta.net
[1] El Tiempo. Diciembre, 8 de 2012
[2] El Tiempo. Diciembre, 27 de 2012
[3] El Espectador. Febrero, 9 de 2013
[4] El Tiempo. Marzo, 22 de 2013
[5] Idem
[6] El Espectador. Marzo, 26 de 2013
[7] Idem
[8] El Heraldo. Marzo, 23 de 2013
[9] El Nuevo Siglo. Comunicado de Junta directive del B de la R. Marzo, 23 de 2013
[10] El Espectador. Marzo, 24 de 2013
[11] La República. Marzo 23-24 de 2013
[12] Idem
[13] Idem
[14] Portafolio. Separata Mercado de Dinero. Editorial. Noviembre de 2012
[15] Idem
[16] Amylkar D. Acosta M. Campanazo de alerta. Marzo, 1 de 2013
[17] Ley 1607 2012
[18] Tomada de la Balanza cambiaria consolidada del B de la R
[19] El Espectador. Marzo, 24 de 2013
[20] Idem
[21] El Tiempo. Marzo, 20 de 2013
[22] Idem
[23] Idem
[24] Idem
[25] Amylkar D. Acosta M. El campanazo de alerta. Marzo, 1 de 2013
[26] La República. Marzo, 23 – 24 de 2013
[27] El Tiempo. Marzo, 22 de 2013
[28] Portafolio. Marzo, 22 de 2013
[29] ANIF. Informe Semanal No. 1163. Marzo, 18 de 2013
[30] Amylkar D. Acosta M. Los malos augurios. Febrero, 9 de 2013
[31] El Tiempo. Marzo, 22 de 2013
[32] El Tiempo. Marzo, 24 de 2013
[33] El Heraldo. Fedesarrollo. Marzo, 27 de 2013
[34] Idem
[35] La República. Marzo, 23-24 de 2013
[36] Idem
[37] El Tiempo. Presidente Juan Manuel Santos. Marzo, 18 de 2013
[38] El Tiempo. Marzo, 18 de 2013
[39] Idem
[40] www.razonpublica.com. Marzo, 24 de 2013
[41] Amylkar D. Acosta M. La trampa de la reprimarización. Septiembre, 18 de 2011
[42] El Tiempo. Marzo, 24 de 2013
[43] La República. Marzo, 23 – 24 de 2013
https://www.alainet.org/en/node/75056
Del mismo autor
- El tiempo apremia 23/11/2017
- Análisis de las tendencias de la economía 03/04/2013
- Campanazo de alerta 04/03/2013
- Realidad y perspectivas 28/01/2013
- Un salto al vacío 03/12/2012
- Del voto preferente 19/11/2012
- El día después de mañana 03/11/2012
- El PGC 2013 28/10/2012
- Justicia a la justicia 28/10/2012
- Equidad o inequidad 06/10/2012