Colombia escudero militar de Estados Unidos en América Latina
05/05/2014
- Opinión
Como en el resto de sus políticas, Colombia se ciñe a las directrices militares dictadas por Estados Unidos. Con ello no sólo sirve de escudera de los intereses estadounidenses en América Latina y el Caribe, sino que prosigue una estrategia guerrerista en lo interno y regional, que desdice de los supuestos esfuerzos pacifistas del gobierno de Juan Manuel Santos.
Durante todo el siglo, Latinoamérica fue testigo de la presencia estadounidense en sus territorios de muchas maneras: golpes de Estado, bases militares, dictaduras, gobiernos a su servicio, imposiciones de política económica, etc. Su influencia y expansión continuaron una vez finalizada la disputa global con la Unión Soviética, en la época del Consenso de Washington y del Neoliberalismo aplicado durante los años 90, que generó grandes crisis económicas, políticas y sociales que aún continúan y se han acrecentado.
Ya en los inicios del Siglo XXI diversas fuerzas progresistas que defendían la soberanía económica y política de sus Estados comenzaron a llegar al gobierno en varios países de América Latina, levantando las banderas de la autodeterminación y defensa del mercado interno. En materia internacional priorizaron la alianza con sus vecinos por medio de espacios de integración regional sin la presencia de Estados Unidos, como son Unasur y Celac, ocasionando que la influencia de Washington se redujera de manera significativa.
Mas Estados Unidos busca la manera de recuperar y consolidar la hegemonía que antes tuvo por medio de los gobiernos que aún se someten a sus dictámenes. Es en este punto donde es innegable que Colombia juega un papel prioritario.
El gobierno de Juan Manuel Santos ha jugado un papel fundamental en promover la política internacional dictada desde Washington. Colombia encabeza la Alianza del Pacífico, una apuesta de cooperación económica neoliberal con países afines a su política, como lo son Perú, Chile y México, buscando un contrapeso a Mercosur, pero especialmente a Brasil en la región.
En la actualidad Estados Unidos prioriza medidas de tipo político y económico para garantizar su influencia e intereses. Sin embargo, no hay que olvidar que la opción militar siempre está presente ante cualquier eventualidad, lo cual se evidencia en la instalación de bases militares en Chile y Perú, además del funcionamiento de la IV Flota bajo el mando del Comando Sur, que opera en la región y que no funcionaba desde 1948. El Pentágono ha tenido históricamente una política de financiación y entrenamiento de las Fuerzas Militares de diferentes países, con el fin de tener un recurso cuando sus intereses se ven en peligro. Los ejemplos más recientes son Honduras en 2009 y Egipto hace unos meses, donde las Fuerzas Militares aceitadas durante mucho tiempo encabezaron los golpes de Estado que cambiaron la situación política interna a favor de Washington.
Conforme a lo anterior y en un contexto de crisis económica, sumado al desgaste de las guerras en Irak y Afganistán, Estados Unidos ha decidido reducir la presencia física de elementos de sus Fuerzas Militares y de programas de entrenamiento en otros Estados. Esto no implica que la posibilidad de usar el adoctrinamiento militar como recurso se agote, sino que otros gobiernos serviles se encarguen de esta tarea, papel que en Latinoamérica ha sido asignado a Colombia, lo cual se manifiesta en que Fuerzas Militares y policiacas de 45 países han sido entrenadas por las fuerzas colombianas[1], así como en el reciente acuerdo firmado por el gobierno nacional y la OTAN.
La formación de los marines criollos
El aparato militar colombiano se ha incrementado de manera considerable en las últimas décadas, según el informe del Instituto para la Paz de Estocolmo (SIPRI). Colombia ocupa el segundo puesto de la región en gasto militar al haber invertido $11.072 millones de dólares en 2012, superado solo por Brasil que invirtió $38.127 millones de dólares.[2] Igualmente somos el país de la región que más invierte en defensa con respecto al PIB, un 3,3%[3], lejos de cualquier país de América Latina. Igualmente Colombia ocupa el puesto 23 en el mundo con mayor número de efectivos, 235.500, superando a naciones como Reino Unido, Israel, Alemania, Argentina o Venezuela.[4] Esto demuestra un híper desarrollo del aparato militar respecto a países que poseen mayor tamaño, más población y/o problemas parecidos a Colombia.
Tal desarrollo militar ha estado enmarcado en la confrontación que vive el Estado contra las guerrillas, los paramilitares, la delincuencia organizada y el narcotráfico. Sin embargo, el gasto ha estado financiado, estimulado y coordinado por el gobierno estadounidense. De hecho Colombia es el tercer país del mundo que más ayuda militar ha recibido por parte del Pentágono en la historia reciente, solo superado por Israel y Egipto.[5]
La relación militar con EEUU tiene sus orígenes en el Acuerdo de Asistencia Militar de 1952 e igualmente en la cooperación militar que llevó a Colombia a enviar efectivos en la Guerra de Corea (1950-53). Desde ese momento Colombia ha encabezado todos los rubros de cooperación militar de Estados Unidos para región. Destaquemos algunas cifras importantes: Colombia ha firmado acuerdo de ventas de armas desde 1950 cercanos a $2,4 miles de millones de dólares, ha recibido desde la misma fecha $52.000 millones de dólares para entrenamiento militar y Estados Unidos ha entrenado 30.000 efectivos colombianos de manera directa, superando históricamente a países como México, Chile, Argentina y Brasil.[6] A lo anterior hay que sumarle los dineros que se entregaron por el Plan Colombia, que ascendieron a $2.800 millones de dólares, con un aumento de $463 millones de dólares en 2003.[7]
Colombia: el “Avatar” militar del Pentágono en América Latina
En todos los documentos de seguridad y de relaciones estratégicas, así como en la Nueva Política Antidrogas de Estados Unidos, aparecen párrafos sobre la manera como el gobierno colombiano debe mantener las pretensiones de Washington. Así lo manifestó el ex comandante del Comando Sur de los Estados Unidos, Peter Pace: “Colombia es la clave para la estabilidad de la región”.[8]
Durante la pasada Cumbre de las Américas, realizada en Cartagena, Obama señaló: “Hemos seguido invirtiendo en programas como el Plan Colombia, pero ahora estamos trabajando con Colombia, considerando sus mejores prácticas alrededor de cuestiones como la seguridad de sus ciudadanos, para que no sólo los Estados Unidos sino también Colombia proporcionen asistencia y capacitación técnica a países de Centroamérica y el Caribe para encontrar maneras en que puedan duplicar parte del éxito que hemos visto en Colombia”.[9] Igualmente el asesor presidencial para asuntos del Hemisferio Occidental, Ricardo Zúñiga, dijo que Colombia está jugando un papel más amplio que antes, colaborando en la región con México, Centroamérica y el Caribe en el combate al crimen organizado”.[10]
El éxito de la lucha contra las drogas en Colombia es todavía un tema de debate. Según la UNOCD sigue siendo el primer productor de cocaína del planeta, los procesos de tráfico se mantienen y a nivel interno los carteles y las bandas que controlan el negocio siguen diversificando sus formas organizativas para contrarrestar las capturas de los capos. Igualmente es cuestionable la ayuda militar estadounidense en ese campo. El Plan Colombia también le permitió a Estados Unidos la presencia permanente de 400 militares y 400 contratistas de la Secretaria de Defensa estadounidense, el acceso a las instalaciones militares colombianas y el uso de los radares colombianos para las labores de inteligencia de ese país. De hecho, desde que existía la Base Howard en Panamá y la Base de Manta en Ecuador, cuyos objetivos eran la lucha contra las drogas, se denunciaban acciones de espionaje e interceptación para toda la región e igualmente Centros Operativos de Avanzada (Forward Operating Locations, FOL, por sus siglas en inglés) para aumentar su zona de influencia y poder coordinar las acciones militares en toda la Región Andina y el Caribe.
“En septiembre de 2000, el periódico holandés NRC Handelsblad informó que el cónsul estadounidense en Curazao negó su autorización para el aterrizaje de un avión en Hato Rey porque nada tenía que hacer ahí. También la prensa ecuatoriana denunció el uso de la base de Manta por aviones que no cumplían con los requisitos del acuerdo sobre el FOL”.[11] Estos hechos, al igual que el contenido del acuerdo para el uso de las siete bases militares en 2009 entre Colombia y Estados Unidos, que consideraba actuaciones contra “Estados hostiles”, demuestran la realidad de las intenciones de Estados Unidos en su política de seguridad y de propiciar la guerra contra las drogas.
El proceso de influencia militar en Colombia llegó a su punto cumbre con dos anuncios de trascendencia. The Washington Post publicó en marzo de 2011 un cable filtrado por Wikileaks, donde se ponía en evidencia el uso de drones por parte de Colombia desde 2006.[12] Aunque estos son para la inteligencia y no manifiestan peligro para la población, Colombia ha buscado hacerse con drones de ataque, es decir con capacidad armamentística. La primera manifestación fue un pedido formal a finales de 2012 a Estados Unidos, la segunda iniciativa fue la confirmación de acercamientos con Israel para el mismo objetivo y finalmente existe el anuncio del Ministerio de Defensa donde manifiesta que Colombia está desarrollando sus propios drones y contempla utilizarlos para el combate.[13]
Finalmente y no menos despreciable es que Colombia afina su colaboración con la OTAN, cuyo su principal componente radica en el intercambio de información de inteligencia, la adecuación de prácticas comunes y la colaboración como aliados. La subsecretaria para el Hemisferio Occidental del Departamento de Estado de EEUU, Roberta Jacobson, dijo que Washington apoyaría que Colombia fuese un Estado asociado: “Nuestra meta es, ciertamente, apoyar a Colombia, por ser un miembro capaz y fuerte en muchas organizaciones internacionales, que naturalmente incluyen la OTAN”.[14]
La OTAN es una alianza militar que interviene en todo el mundo bajo los intereses de Estados Unidos y las potencias europeas; solo basta recordar los casos de Belgrado, Afganistán, Libia, Sudan, etc. Meter a Colombia en el mayor club guerrerista del mundo es una vergüenza, además de ser un desafío a procesos de integración en la región que buscan independencia de Estados Unidos en las relaciones políticas, económicas y militares. Este hecho ha generado desconfianza e inseguridad en los países latinoamericanos, quienes ya empezaban avanzar en la creación de una doctrina de seguridad y defensa propia que no tuviera a EEUU de referencia, una muestra de independencia y multilateralidad para poder darle salida a los problemas que afronta la región en temas de seguridad, desde una visión regional. Sin embargo, el gobierno de Santos siempre ha tratado de dilatar y obstaculizar el proceso al interior del Consejo de Defensa Suramericano, al igual que no ve con buenos ojos la creación de la Escuela Suramericana de Defensa para la formación de militares de países miembros, evidenciando la alianza entre Washington y Bogotá, y generando rupturas al interior de los procesos de consolidación e integración regionales que se salen de la esfera de Estados Unidos, hecho que le significa perder presencia económica y política en la región, especialmente en el control de los recursos naturales y del sistema financiero. Es por ello que el bloque de carácter económico de la Alianza del Pacífico es el mismo que tiene relaciones estrechas política, económica y militarmente con la Casa Blanca, donde Colombia se unge de líder.
Andrés Sebastián Aristizábal Vásquez: Profesional de Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia. Coordinador de Colombia No bases. Miembro de Cedetrabajo.
REFERENCIAS
[1] “Acuerdo entre la organización del Tratado del Atlántico Norte y la república de Colombia sobre cooperación y seguridad de información y código de conducta”. Exposición de motivos. P.5. Tomado dehttp://www.mindefensa.gov.co/irj/go/km/docs/Mindefensa/Documentos/descargas/Agenda%20Legislativa/Proy_ley_acuerdo_OTAN.pdf.
[2] Instituto para la Paz de Estocolmo. Base de datos sobre gasto militar 2013. Tomado dehttp://www.sipri.org/
[3] Ibíd.
[4] Personal Militar activo. País Colombia. Tomado de http://www.globalfirepower.com/active-military-manpower.asp
[5] Tickner, Arlene. Tensiones y consecuencias indeseables de la política exterior estadounidense en Colombia. Tomado de http://colombiainternacional.uniandes.edu.co/
[6] Instituto para la Paz de Estocolmo. Base de datos. Tomado de http://www.sipri.org/
[7] Ibíd.
[8] Roncken, Theo. La Lucha Contra las Drogas y la proyección militar de Estados Unidos: Centros Operativos de Avanzada en América Latina y el Caribe. 1ra Ed. Quito: ABYA-YALA. Enero 2004. P. 48.
[9] Declaraciones del presidente Obama en la Cumbre de Empresarios de las Américas. Abril 14 de 2012. Tomado de http://iipdigital.usembassy.gov/
[10] Santos y asesores de Obama se reunieron en Bogotá en medio del secretismo. Noviembre 30 de 2012. Tomado de http://www.larazon.es.
[11] Roncken. Op. Cit. P. 26.
[12] Deyoung, Karen. WikiLeaks: Colombia began using U.S. drones for counterterrorism in 2006.Tomado de http://articles.washingtonpost.com.
[13] Colombia desarrollará sus propios drones. Tomado de http://actualidad.rt.com
[14] U.S. might support Colombia NATO bid: State Department official. Tomado de:http://www.rawstory.com/rs/2013/06/04/u-s-might-support-colombia-nato-bid-state-department-official/
https://www.alainet.org/en/node/85334
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