Por la Reconstitución Integral de los Pueblos Indígenas

2do Congreso Nacional Indígena

28/10/1998
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México D.F.- Octubre se tiñó de colores. El arcoiris, símbolo de unidad y lucha de los pueblos andinos, se multiplicó a lo largo de los 4 días (9 al 11 de octubre) que duró el segundo Congreso Nacional Indígena en el Zócalo de la Ciudad de México. Tres temas fueron los que se desarrollaron en siete mesas de trabajo: 1) la reconstitución integral de los pueblos indígenas en el marco de la lucha por la libre determinación y autonomía, y la Consulta Nacional por el reconocimiento de los derechos indígenas y el fin de la guerra de exterminio; 2) la renovación y fortalecimiento del Congreso Nacional Indígena; y 3) la lucha conjunta de los pueblos indígenas de México, el continente y del mundo. Los nubarrones que presagiaron algunos no llegaron a desencadenar tempestades. Con grandes esfuerzos y venciendo muchas dificultades, pagando cada quien sus pasajes, fueron llegando uno a uno los 525 delegados, de 102 organizaciones, de 20 estados de la República, además de representantes de Ecuador, Bolivia, Chile, Argentina, Perú, Panamá, Guatemala y El Salvador. Desde el norte y desde el sur, fueron respondiendo al llamado del caracol, las campanas, y la voces que inundaron por 4 días el zócalo capitalino, hasta estallar en las consignas que resonaron el 12 de octubre en el corazón de la Patria. En torno a la construcción de consensos sobre el tema de la renovación y fortalecimiento del Congreso Nacional Indígena giró la parte más fuerte del debate, no sólo por el cambio de nombres (se decidió nombrar una Coordinadora Nacional Provisional en lugar de la Comisión de Seguimiento que funcionó desde 1996), sino por el cambio de personas y organizaciones que más han destacado en el enlace y convocatoria del CNI. La discusión también se centró sobre la concepción del CNI como un espacio plural de encuentro, debate y acuerdo para la acción conjunta, o como una organización con una estructura definida con carteras y figura jurídica. Aparentemente son complementarias ambas propuestas, sin embargo, hay quienes ven la necesidad de formalizar la dirigencia del movimiento indígena nacional, frente a otros que ven en la construcción de espacios nuevos, sin líderes personalizados, ni estructuras partidistas, la forma de generar cambios profundos en el sistema político y social de nuestro país. Otro de los ejes del debate fue el de preferenciar la representatividad de las organizaciones de base en estos espacios de coordinación, dejando un poco de lado la validez de las argumentaciones de organizaciones o personas que han pretendido contar con representatividad, ofreciendo algún tipo de servicio a su comunidad o pueblo. Impulsar el debate Como resultado de estos debates se concluyó en la urgente necesidad de regionalizar al CNI, impulsar la discusión e informar a las organizaciones regionales, para que éstas a su vez bajen a las comunidades mismas. Ahora surge una nueva perspectiva al nombrar una Coordinadora Nacional Provisional, integrada por dos representantes, preferentemente autoridades, por cada una de las cinco regiones siguientes: 1. Norte y occidente, 2. Centro, 3. Golfo, 4. Oaxaca, 5. Sur y sureste. En la perspectiva a futuro del movimiento indígena, no está solamente el año 2000, o la aprobación de una reforma constitucional, que sin dejar de ser una elemento clave, es parte del mapa político, geográfico y social de México en las vísperas de su bicentenario, en el año 2010. ?Qué nación tendremos para todos los mexicanos? ?Qué aspiraciones tienen los pueblos y organizaciones indígenas en un proceso de cambio intercultural como el que están promoviendo? ?Qué obstáculos viejos y nuevos del capitalismo transnacional y neoliberal habrá que vencer? Estas son algunas de las preguntas que permanecen dentro de las preocupaciones a desarrollar para el próximo tercer Congreso Nacional Indígena, en octubre del año 2000. Congreso Nacional Indígena Los pueblos, comunidades y organizaciones indígenas del país, uniendo nuestras voces, mentes y corazones en uno solo, como nos enseñaron nuestros padres y abuelos, a quienes honramos hoy, como siempre, y hermanados nuevamente en esta casa nuestra que es el Segundo Congreso Nacional Indígena, levantamos nuestra palabra para proclamar solemnemente esta : Segunda Declaración: ?Nunca más un México sin nosotros! Por la reconstitución integral de nuestros pueblos Considerando: Primero.- Que nuestros pueblos verdaderos han sido durante siglos excluidos, sometidos y dominados por quienes se han adueñado de la Patria, y que ante la imposibilidad de exterminarnos, debido a la vitalidad de nuestras culturas, los dueños del falso poder han tratado de destruirnos mediante engaños, manipulaciones e intentos de coptación; se esfuerzan por dividirnos a toda costa; se empeñan en hacernos creer que somos del pasado; se entercan en condenarnos al olvido, al silencio, al cansancio o a la lenta agonía de la desintegración cultural, y esperan con ansia el momento de convertirnos en ruinas arqueológicas o viejas piezas de museo, o bien, devorar cínicamente nuestros restos descompuestos. Segundo.- Que a pesar de los intentos de destrucción que han dirigido contra nosotros, y a pesar del desastre al que unos cuantos han querido arrastrar a la Nación, nuestras culturas, expresiones, sistemas normativos y formas de vida, organización y manifestación, han sobrevivido y permanecen vivas, creativas y llenas de energía, pero han de remontar cada vez con más urgencia los efectos de ese proyecto neoliberal que clavan sus dientes afilados en nuestras carnes e inyecta su mortal veneno globalizador y excluyente. Tercero.- Que la política oficial, fiel sucesora de la vieja política colonial de exterminio, pretende dividirnos más, llevarnos a una guerra entre hermanos, y detener la marcha histórica de nuestros pueblos; se niega a cumplir su palabra empeñada en la firma de los Acuerdos de San Andrés; se niega a reconocer nuestra existencia, nuestra diferencia y nuestros derecho colectivos; se niega a asumir que somos pueblos con historia, con raíz y con corazón. Dclaramos Primero.- Que asumimos con plena conciencia, responsabilidad y decisión profunda la tarea histórica que nos corresponde de impulsar, con todos nuestros medios, la Reconstitución integral de nuestros pueblos indígenas; reconstitución social, económica, política, cultural y espiritual de nuestros pueblos y culturas. Para ello, hemos de abrir los espacios que nos hacen y fortalecen como pueblos y nos llenan de vida: En el nivel comunitario y regional: porque ahí nacemos y nos formamos en los principios de vida que nuestros mayores nos heredaron; nos hacemos comunidad; nos hacemos servicio; nos hacemos respeto; nos hacemos fuente y manantial de nuestros pueblos. Serán estos espacios donde habremos de construir, día con día, la autonomía que todos anhelamos. En el nivel estatal y nacional: porque ahí somos palabra creadora, somos proyecto, somos una inmensa red que nos permite relacionarnos e interactuar, somos afluentes del gran río de la esperanza de nuestros pueblos y de la Patria toda; esta Patria que no se acabará mientras estemos vivos. Este es el espacio donde nos juntamos, donde somos uno, donde somos Congreso. En el nivel internacional: porque la dignidad creativa, la construcción propositiva, la apertura a los otros y los todos, los también diferentes, son la verdadera frontera entre el futuro y el olvido. Este es el espacio donde somos esperanza y proyecto de una nueva humanidad, porque la lucha de nuestros pueblos no es en contra de un gobierno particular, sino en contra de un sistema globalizador que trata de eliminarnos del planeta. Esta lucha con y por la humanidad nueva, nos hace hermanos entre los pueblos. Segundo.- Que al afirmar nuestra identidad afirmamos la de todos; la de aquellos que con corazón grande y paso firme queremos construir una casa grande donde quepamos todos los todos que somos. Afirmamos nuestra existencia, de pie y en movimiento, y confirmamos que no renunciaremos a nuestra lucha central por la autonomía, por ejercer nuestro derecho a la libre determinación de nuestros pueblos. No dejaremos que muera -ni hoy ni nunca- el fuego nuevo que encendieron nuestros pueblos desde antiguo; desde que el sol se nació de la noche y se colocó en lo alto para iluminar los caminos de nuestros pueblos. Tercero.- Ratificamos que los Acuerdos de San Andrés son nuestra palabra y que no desistiremos de ella. Ratificamos que la iniciativa de reforma constitucional, propuesta por la COCOPA recoge lo más esencial de San Andrés, y que el reconocimiento constitucional de nuestros derechos colectivos plenos no dejará de ser el eje central de nuestra luchas y preocupaciones, más allá de los tiempos políticos o electorales. Nuestros derechos indígenas colectivos plenos y su reconocimiento son el horizonte que ha de guiar los pasos de nuestras luchas en el próximo período; el próximo tramo de nuestra historia por recorrer; el siguiente trecho de este largo camino que no comenzamos nosotros porque nosotros sólo caminamos en los caminos de los que vinieron primero, los que nos vieron nacer, los que pusieron nuestros pies sobre la tierra. Por ello, asumimos responsable y activamente nuestra tarea de preparar, impulsar y realizar, junto con otros sectores de la sociedad, la Consulta Nacional convocada por el EZLN, para el Reconocimiento de los Derechos de los Pueblos Indígenas y el Fin de la Guerra de Exterminio, porque son nuestros derechos y nuestros pueblos los que están en juego. Por todo lo anterior, hacemos el siguiente Llamamiento: A nuestros pueblos, comunidades y organizaciones indígenas de todo el país, de todos los valles, llanos, parajes, territorios, ciudades y montañas a poner en sus mentes y corazones esta palabra nuestra que hoy proclamamos, y asumir comprometidamente con un solo corazón las tareas y trabajos de reconstitución que a todos nos corresponde. A los hermanos todos de la sociedad civil a engrandecer más su corazón y caminar con nosotros, activa y creativamente, en estas nobles e importantes tareas que abrirán camino hacia el verdadero reconstitución de esta Patria nuestra, llena de esperanza, que es de todos. Proclamada desde el Zócalo de la Ciudad de México, Tenochtitlán 12 de octubre de 1998 ¿Nunca más un México sin nosotros!
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