Los triunfos de García y Humala
04/06/2006
- Opinión
Poco antes que se hubiesen revelado los primeros resultados oficiales, Ollanta Humala dio un discurso donde saludaba la ‘gran victoria política y social’ que su movimiento había conseguido. El no reclamó haber ganado las elecciones, pues sabía que eso no era tal, pero quiso adelantarse planteando a la nación que, pase lo que pasase, su corriente había logrado cambiar el mapa político al haber hecho que una fuerza nacionalista y anti-TLC se convirtiese en la primera fuerza en el parlamento y que en estas elecciones haya ganado en la mayoría de los departamentos.
García luego salió a reclamar que las cifras oficiales le adjudicaban el triunfo. El 28 de julio él volverá a la presidencia (cargo que ocupó en 1985-90) y ha planteado un discurso conciliador sugiriendo un gobierno de unidad nacional (y un posible co-gobierno con Humala) donde al único que ha atacado es al presidente venezolano a quien acusa de ‘imperialista’.
Los candidatos se irrogan triunfos. Uno por haber vuelto a palacio y el otro por haber constituido casi de la nada un movimiento tan masivo que podría ir aprisionando y rebalsando al nuevo gobierno.
Giro histórico
Las elecciones peruanas han marcado un importante giro tanto en la historia del país como en el contexto regional. Desde que en 1990 se estableció en Perú el modelo monetarista esta es la primera vez en la cual los candidatos pro-libre mercado quedaron descartados del balotaje, el mismo que abrirá un proceso de reformas sociales que implicarán un giro en el sistema. A nivel continental ha acentuado el giro hacia la centroizquierda pero con la novedad que el Perú buscará convertirse en la punta de lanza de una contraofensiva de la socialdemocracia contra el avance del ‘evochavismo’.
El 9 de abril, el socialdemócrata Alan García raspadamente entró a la segunda vuelta peruana obteniendo el 20.4% de los votos emitidos, el peor porcentaje que él hubiese sacado en las 4 elecciones en las que candidateó. Sin embargo, el 4 de junio él gana la segunda vuelta con la mayor votación que su Partido Aprista haya sacado en sus 62 años de historia. García vuelve a la presidencia (la misma que ocupó en 1985-1990) con un 50% de los votos emitidos frente al 42% del nacionalista Ollanta Humala y al 8% de los votos nulos-blancos.
El Partido Aprista, el más antiguo y único realmente estructurado en el Perú, iniciará su segundo mandato (el anterior fue en 1985-90) con la novedad que, tras haber sido fundado en 1924, logra por primera vez traspasar el 50% de los votos válidos y también haber sido votado por la derecha.
Este es el primer balotaje latinoamericano en el Siglo XXI en el cual: 1) se define entre dos centroizquierdistas; 2) el que gana la primera vuelta no gana la presidencia; 3) la socialdemocracia recibe el voto de toda la derecha.
Semejanzas y diferencias
Desde el punto de vista programático las diferencias entre García y Humala no son muy extensas. Ambos hablan de centrarse en combatir la pobreza, en erradicar el hambre y el analfabetismo, en proveer agua potable para los marginados, en restuituir derechos laborales y acabar con los servis, en formentar reformas sociales y una mayor descentralización del país, y en retornar a la constitución de 1979 que Fujimori eliminó.
Las diferencias radican en que García es más ligado a la derecha económica y política y acepta ir a un Tratado de Libre Comercio con EEUU así como en materias de derechos humanos y anticorrupción. Humala se ha gando la total enemistad de la clase política y empresarial, se opone a firmar el TLC, plantea una mayor participación del Estado y del empresariado nacional en los recursos naturales y pide una mayor moralización y la vigencia de las recomendaciones de la Comision por la Verdad y la Reconciliación, quien investigó los abusos en la guerra interna entre el Estado y la subversión.
En política externa, mientras Humala planteaba hacer que el Perú una al eje Venezuela-Bolivia con Brasil-Argentina para hacer un bloque sudamericano que haga contrapeso al TLC, García plantea aislar al chavismo y marchar no solo con la dupla Lula-Kirchner sino también con la Colombia uribista y Chile.
Polarizaciones
Una importante brecha que media entre ambos son sus respectivas bases sociales. Todos hablan de un pais dividido. Mientras Lima y su entorno (bastión de la derecha) y la costa norte (bastión histórico del aprismo) apoyaron a García, la sierra, la selva y el sur repaldaron a Humala. Esta diferencia geográfica está ligada a una cuestión social. Las áreas que votaron por Humala tienden a ser más marginadas y pobres.
En el Perú ya se habla de dos países. Mientras Flores habla del Perú moderno ante el Perú marginado, García contrasta a las regiones más exportadoras con las que el Estado les ha dado menos.
Algo interesante en esta segunda ronda fue que el voto nulo-blanco se redujo a la mitad. Esto, pese a que sectores de la izquierda (como el Partido Socialista o la Concertación) y grupos antialanistas de la derecha llamaron a no votar por nadie.
La unánime ofensiva de la prensa contra Humala generó un sentimiento de identificación hacia su persona por parte de los excluídos. Así Humala fue apoyado por los sectores más pobres y ligados a la sierra tradicionalmente relegada.
Esta polarización puede que se acentúe. Humala ha propuesto un Frente Nacionalista Popular que una a toda la izquierda con los regionalistas y nacionalistas para luchar contra todos los neo-liberales. Esto pondría al APRA en una dificil situación pues si materializace el frente antichavista estructurando una alianza formal partidaria con la derecha podría perder su imagen izquierdizante y gran parte de su electorado. De otro lado, debe hacer lo posible para que el humalismo no gane las regionales.
Presiones
Tanto García como Humala se encuentran ante distintas presiones. Lourdes Flores, la líder derechista que escasamente no pudo entrar al balotaje, le ha recordado a García que él ha vuelto a palacio pero con votos prestados. Con ello ella le está pidiendo que continúe con el modelo monetarista que rige al Perú desde 1990.
Humala, por su parte, se cree el gran vencedor. Si hubiese ganado la presidencia sabe que no tendría partido y hubiera tenido al parlamento y la media en su contra. Hoy, siente que el 42% obtenido no es un voto prestado pues lo obtuvo sin alianzas y radicalizando su mensaje. Ahora él llama a unir a la izquierda, a los movimientos regionales y a empresarios nacionalistas para hacer un frente que podría ganar la mayoría de las regiones en las elecciones locales de acá a 4 meses. El ahora podrá ir fortaleciendo y depurando a su movimiento para ir presionando al gobierno.
García se encuentra ante un escenario dificil. Ganó con votos presionado y bajo la presión de un movimiento que, en vez de buscar ‘moderarse’, se ha fortalecido al izquierdizarse.
A nivel del congreso la UPP de Humala tiene 45 de los 120 parlamentarios, el APRA 36, la Unidad Nacional 17, la Alianza Fujimorista 13, el Frente del Centro 5, PP del ex presidente Toledo 2 y la evangelista RN 2. Antes de instalarse el nuevo congreso ya se han escindido la UN y el FC. Si García quisiera hacer un acuerdo con las fuerzas a su derecha difícilmente podría aliarse al fujimorismo, quien tanto le persiguió y con quien podría desacreditarse dado el avance del nacionalismo. Una alianza con los divididos UN y FC, RN y PP le daría 61 de los 120 curules, pero ello sería algo inestable y dificil de mantener.
Para García lo ideal sería ir hacia un gobierno de unidad nacional con Humala con lo que podría cubrir su flanco izquierdo e impedir que su contrincante crezca en la oposición. Sin embargo, eso hoy no es lo más factible debido a la incercia de la segunda vuelta y a la proximidad de las elecciones locales.
Si García se aliace a la derecha (tal como esta quisiera) Perú podría tener la primera coalición socialdemócrata-socialcristiana de su historia, pero esta sería muy fragil y sin mayoría congresal. García podría intentar navegar entre derecha e izquierda con un gabinete de expertos mientras trata de hacer reformas sociales.
Posibles escenarios
Una novedad es que todas las fuerzas pro-libre mercado han apoyado a García, a quien estas consideran responsable de haber logrado a fines de los ochentas la peor crisis económica y el mayor avance subversivo en la historia nacional.
El apoyo a García es un contrapeso ante el avance del nacionalismo y de la expansión evochavista. Tal como lo reconoce Aldo Mariátegui, director de Correo de Lima, él ha sido el único que pudo haber detenido a Humala y quien tiene nun aparato capaz de hacerle frente. Flores, en cambio, pudo haber perdido la segunda ronda y no haber durado mucho en el poder.
El escenario peruano guarda ciertas similitudes como cuando Fujimori en 1990 ganó la presidencia. Al igual que García ganó con votos prestados (pero no de la derecha sino del APRA y la izquierda) y bajo la presión del programa de quien le ganó en la primera ronda. Mientras Fujimori acabó aplicando un shock más duro que el proclamado por su rival Vargas Llosa, García está tentado a aplicar medidas sociales que detengan el crecimiento de Humala.
Si en 1990 la escena internacional era una dominada por la victoria de EEUU en la guerra fría y el concenso de Washington, la del 2006 se centra en el declive anglo-americano y el ascenso del nacionalismo anti-EEUU en América Latina y el medio Oriente.
García deberá marchar bajo la presión de los humalistas. El podría buscar conciliar con ellos y hasta hacer un cogobierno APRA-UPP. También podría verse obligado a gobernar con mano dura y en alianza con las FFAA y la derecha para confrontar a un proceso ascenso radical. Mas, por el momento su opción podría ser un gabinete de notables que equilibrio entre distintas fuerzas.
El ascenso del humalismo podría devenir en olas de presiones sociales así como en una evnatual nueva intentona putchista, como la que Antauro Humala encabezó en Andahuaylas 2005.
- Isaac Bigio es analista internacional. Ha enseñado ciencias políticas en la London School of Economics & Political Sciences. WWW.BIGIO.ORG
https://www.alainet.org/es/active/11702?language=en
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