Hablando de candidatos
04/09/2006
- Opinión
Hay en el ambiente político un fuerte olor a campaña electoral desde hace varios meses. De sobra se ha dicho que las campañas prematuras son consecuencia de un gobierno desgastado y de un conjunto de políticos en oposición que comen ansias por llegar al poder.
Los meses que faltan para llegar a la época de elecciones, medidos en tiempo político son realmente pocos. Pero muchos contados en tiempos legales, los políticos deberían estar trabajando en los puestos que ocupan y no adelantando ruidos a la ciudadanía.
Aunque parezca difícil de creer, en el mundo real, es decir el de los ciudadanos de a pie, trabajadores, amas de casa y campesinos, el olor a elecciones no se respira tan profundo. Ya sea porque tienen la creencia de que todas y todos los políticos son iguales y merecen por ello poca importancia. O bien porque las decepciones que se han sucedido gobierno tras gobierno, en los veinte años de estar realizando elecciones, ya sembraron desconfianza en el sistema democrático. Sin embargo las predicciones sobre quién o quiénes podrían tener mayores posibilidades de triunfo no se dejan para después.
Así, se habla de una derecha empresarial inestable en el campo político; una izquierda consumida por las divisiones, y de viejos políticos tratando de retornar con brillo a un escenario que parece ya no ser el suyo.
Las elecciones primarias en la oficialista Gran Alianza Nacional, GANA, le han permitido legitimar una millonaria campaña de propaganda que, en principio, busca fijar en la mente del elector su símbolo. Luego, tras el evento electoral interno, sus baterías estarán dedicadas a enaltecer la figura de su candidato, quien de hecho ya ha cultivado su imagen. Pero como suele ocurrir en todas las votaciones, el partido oficial tiene pocas probabilidades de caer bien, particularmente si los errores cometidos durante su periodo son de bochorno mayor. No obstante, hay de momento dos candidatos a las primarias: el empresario Eduardo González, quien tiene la idea que con estas primarias se forzará “a los demás partidos a democratizarse” {1} y, el finquero Francisco Arredondo, que mayores señas sobre él, basta recordar meses de trabajo proyectando su figura sin siquiera contar con partido político. A este grupo se unirá pronto Álvaro Aguilar, que con ese propósito recientemente renunció del ministerio de Agricultura.
En el escenario electoral la GANA podría, eventualmente ser pieza importante para armar el rompecabezas de un grupo significativo del sector empresarial. En ese rompecabezas también pueden incluirse otros partidos de derecha neoliberal como el Unionista y el PAN. Aunque éstos últimos tienen intereses propios que los respaldan y apoyan, es muy temprano para asegurar que no podrían llegar a congeniar en ciertos espacios e intereses.
Menos empresarial, pero igualmente de derecha están: el Frente Republicano Guatemalteco, FRG y el Partido Patriota, PP. Ambos con una línea autoritaria, promoviendo la mano dura como salida a los problemas del país y con militares al frente del partido. Si bien no puede compararse al general Efraín Ríos Montt, acusado de genocidio y líder del FRG, con el general Otto Pérez Molina, del PP, identificado con la línea institucionalista dentro del Ejército, sí es razonable identificar en los dos partidos una posición política de derecha. El FRG es un partido etiquetado de corrupto pero que sabe moverse bastante bien en el área rural y en el Congreso, de hecho, tiene una de las bancadas más consolidadas en el parlamento. En tanto que el PP, es un grupo relativamente nuevo, con una bancada pequeña pero disciplinada, con estrategia política coherente y pareciera que con suficiente dinero para sostener desde hace varias semanas una constante campaña a favor de su presidenciable que, según cifras estimadas podría superar los Q2.3 millones.
Si la derecha se muestra dividida, en la izquierda no hay consuelo de unidad. El domingo recién pasado un grupo de personas integrantes de organizaciones sociales expresaron su interés por unificar a las tendencias de izquierda y democráticas del país. Aseguraron que harán un llamado para integrar un frente político-social de izquierda, con las intenciones de participar en las próximas elecciones. Si bien la iniciativa es muy valiosa, hay que recordar que no es la primera ocasión que se busca unificar a las izquierdas. Sin embargo, por muy crudas que parezcan las diferencias entre los grupos, no responden a discusiones ideológicas, ni al modelo de país que aspira cada uno, porque en eso todos están de acuerdo. Las discrepancias salen a flote cuando se habla de candidaturas y de puestos a elección.
Los partidos de izquierdas (Alianza Nueva Nación y Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca) mantienen la idea de poseer el derecho legal de impulsar a sus candidatos; por eso son partidos políticos, dicen. En ese sentido las organizaciones sociales carecen de ese privilegio; porque su función en el juego democrático es otro. Sin embargo ocurre algo sumamente curioso que complica la unificación. Muchos (sino todos) los líderes, hombres o mujeres, que están al frente de agrupaciones sociales, provienen de alguno de los dos partidos políticos en cuestión. Y aunque se pretenda ocultar, en cualquiera de los casos, partidos u organizaciones, aún tiene importancia el prejuicio sobre la procedencia de las personas. Incluso se les etiqueta de acuerdo a la organización ex guerrillera a la que pertenecieron, cuando así es el caso.
La izquierda tiene muchas y difíciles tareas en el corto y mediano plazo, pero ahora solo abordaremos dos muy notorias: la primera es tratar de detener la creciente división que los margina del escenario nacional y, dos, evitar con habilidad y agilidad, que la población se vea confundida con candidatos de derecha que tienen un discurso de izquierda.
El caso más significativo es el del candidato de la UNE, Álvaro Colom, aunque no es el único, si es el más importante. Colom no es un candidato de izquierda, a su alrededor hay gente de mala reputación, algunos de vergüenza para las organizaciones sociales y políticas. Diputados señalados de corruptos o de narcotraficantes. Rencillas internas que se dice han llevado a la comisión de asesinatos y oscuras fuentes de financiamiento político.
A pesar de ello Colom tiene el primer puesto en las encuestas pre electorales, falta ver si consigue mantenerse en esa posición cuando comiencen a cuestionarle no sólo a la gente que tiene a su alrededor, como ya empezó a pasar, sino también el origen de sus fondos. Pero no es solamente Colom quien debe rendir cuentas, también lo deben hacer el resto de los partidos, porque la desconfianza sobre sus financiamientos, está provocando un profundo agujero de desconfianza hacia el venidero proceso electoral.
Nota
(1) Revista: Este País, año 01, número 01 Guatemala julio 2006.
- Erwin Pérez - Editor del Reporte Diario y analista de Incidencia Democrática.
Fuente: Incidencia Democrática (Guatemala)
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