-Voto en el Consejo de Seguridad en la ONU estuvo marcado por pugna intraconcertacionista. -Presidente del PS ratificó que decisión se tomó “pensando sobre todas las cosas en la unidad” del oficialismo. -Ante fuertes presiones de la DC queda la duda sobre quién decide la política exterior del país. Stgo. Chile.- Entrampada en fuertes presiones internas, lideradas por la Democracia Cristiana, la Presidenta Michelle Bachelet optó porque Chile se abstuviera en la votación para el cupo no permanente que debe ocupar un país de América Latina en el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas al que postularon Guatemala y Venezuela. Una decisión que respondió más a la política interna que externa. Las últimas semanas la discusión dentro del gobierno sobre cómo votar en la ONU estaba radicada en el espacio político doméstico y no en el área de Relaciones Exteriores. La DC junto a legisladores y dirigentes del Partido por la Democracia (PPD) habían presionado abiertamente para que Bachelet no votara por Venezuela. A ellos se sumó completa la derecha. Grafica aquello la amenaza del dirigente democratacristiano Gutenberg Martínez –esposo de la presidenta de esa colectividad, Soledad Alvear, acérrima opositora al presidente Hugo Chávez- en el sentido de que habría “un antes y un después” en la Concertación y en la relación de la DC con el actual gobierno si Bachelet votaba por Venezuela. Además, Martínez envío otro mensaje a la Mandataria: “Sería muy increíble...extremadamente complicado” si daba el voto a los venezolanos. El tema estaba instalado en el debate político interno y en las diferencias intraconcertación, quitando piso a argumentos y procesos propios de la política exterior. Luego, al conocerse la opción de la abstención, el presidente del PS, Camilo Escalona, se encargó de ratificar que la decisión presidencial respecto al Consejo de Seguridad de la ONU se tomó no por consideraciones de Estado sino privilegiando temas partidarios e internos: “Valoramos que esta decisión se haya tomado pensando, sobre todas las cosas, en la unidad de la Concertación”. Es cuando menos lamentable que la política exterior del gobierno de Michelle Bachelet se vaya a definir en función de los intereses o necesidades de la coalición oficialista. Mucho más lo es que La Moneda vaya a actuar en el escenario internacional respondiendo a presiones de partidos políticos. No cabe duda que las decisiones de política exterior deben responder a políticas de Estado. Este no parece ser el caso. En realidad, la DC y sus aliados, junto a los medios conservadores, lograron crear un ambiente de presión e inhibición hacia el gobierno. Como dijo la Ministra Secretaria de la Presidencia, Paulina Veloso, “sobreideologizaron” el asunto. Por desgracia, a estas alturas –en Chile y en el exterior- nadie puede tener la certeza de que la Presidenta haya decidido en función de una política de Estado y mucho menos de acuerdo a parámetros de política exterior que ella considerada más adecuados. Más bien, los mayoritarios análisis de distintas corrientes políticas y de pensamiento en el país, no dudan que a la Mandataria la metieron en un marco de disputa política interna y así tuvo que nacer la abstención. El tema ahora es si la Presidenta de la República pudo actuar de manera soberana ejerciendo el derecho constitucional de definir la política exterior chilena o si relegó ese principio para conciliar posturas dentro de su alianza oficialista. Habrá que ver si esta polémica –realmente importante- se aborda con la misma celeridad que la otra. Ahora poco importa si apoyar a Guatemala era apoyar a Estados Unidos o si apoyar a Venezuela era apoyar a Hugo Chávez. Lo verdaderamente importante ahora es saber si la política exterior de Chile la podrá conducir Michelle Bachelet, si ella podrá tomar las decisiones que considere adecuadas o si, por el contrario, la política exterior del país la determinará Soledad Alvear y Gutenberg Martínez, la DC o las disputadas internas de la Concertación.. Fuente: Agencia de Noticias de Chile
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