Valora tu voto
- Opinión
En la segunda vuelta de las elecciones no te dejes dominar por el desencanto, la inercia, la frustración, manejando tu voto cual moneda sin valor. Recuerda que la humanidad no conoce un mejor camino de adelanto fuera del proceso democrático de libre elección de los gobernantes. Tratar con desdén el voto es darle aún más espacio a la corrupción, al caudillismo, a la tiranía, y rechazar la democracia como medio legítimo y pacífico de conquistas sociales.
No te confundas con el mercadeo que aplica a los candidatos un arsenal de cosméticos capaz de volverlos a todos simpáticos, confiables, dispuestos al más inmaculado desempeño en caso de ser elegidos. Ni te dejes engañar por la retórica fiestera, de las promesas vanas, de las frases efectistas, de los compromisos tan altruistas como quien da limosnas para librarse de los mendigos. Investiga a tu candidato, conoce sus actos, sus ideas, su vida anterior y, especialmente, la ética de sus actitudes y sus decisiones.
No te dejes arrastrar por el enojo hacia la política y el repudio de las instituciones, pues son ellas quienes nos permiten el acceso a los derechos, a la libertad y a la ciudadanía, sin apelar a la dolorosa vía del conflicto armado, del terrorismo, de la ruptura de la convivencia democrática.
Recuerda que todos los detalles de tu vida provienen de la calidad de la política que predomina en el país: el alimento que ingieres, el transporte que utilizas, el salario que recibes, la cultura que respiras, la seguridad de que disfrutas. Si la política sirve a la mayoría, se reducen las desigualdades sociales, el desempleo, la violencia, la miseria y el hambre. Pues todo ello es causado por la política que sirve a la minoría, que da preferencia al sistema financiero y a las acreedores de la deuda pública, que favorece la ganancia de los oligopolios y el estéril gigantismo del latifundio.
Tu voto puede cambiar o reforzar tan injusta realidad al elegir a hombres y mujeres para gobernar el país. Doy por supuesto que tus candidatos serán personas imbuidas de esa connotada visión humanista que forjaron Tiradentes, Padre Cícero, Chico Mendes, Irmã Dulce, Francisco Cándido Xavier, Betinho, Dom Luciano Mendes de Almeida y todos los que cayeron bajo la dictadura militar en defensa de la democracia.
No te dejes arrastrar por el entusiasmo fácil, las frases llamativas en viñetas de televisión, la música envolvente, el discurso enfático. Ni te confundas por impresiones superficiales. Debate con tus amigos, lee análisis, convoca a candidatos y partidos a una reunión sabatina, reflexiona, adquiere claridad acerca del proyecto de nación que alimenta tus sueños. Si te mantienes indiferente y rechazas la campaña, otros escogerán por ti, y pueda ser que elijan a quienes van a contrariar tus derechos y tus anhelos.
Sopesa la situación de tu municipio, de tu estado, de tu nación. ¿Qué necesita nuestro pueblo? ¿Qué obstaculiza nuestros derechos de ciudadanía? ¿Cuáles son las causas del desempleo, del hambre, de la miseria, de la violencia, de las drogas? ¿Por qué la mitad de los niños que llegan al ciclo común es analfabeta? ¿Por qué son tan pesados los impuestos, la falta de viviendas, de educación y de salud? ¿Quién elige a los políticos corruptos?
Haz que tu voto sea, no la expresión de tus ambiciones individuales, de tu amistad con el candidato, sino la de la compasión hacia los más pobres, de tu hambre de justicia, de tu sentido cívico, de tu respeto por los derechos humanos, de tu proyecto de un país soberano, independiente, libre de discriminaciones e injusticias.
No cometas el error de dar tu voto a quien defendió la dictadura, a quien metió la mano en el dinero público y que no benefició nunca a los que trabajaban arduamente por su sobrevivencia. Ni a los pusilánimes, a los arribistas, a los alpinistas sociales y a los que multiplican su patrimonio familiar a costa del poder público. Vota con sabiduría y decisión, y empéñate en la victoria de tus candidatos.
Indaga sobre cómo y a quién votarán las personas que admiras. Pregúntate a ti mismo quiénes son los candidatos preferidos por aquellos que tú tienes como ejemplo de ética, de transparencia cívica, de dedicación a los intereses de la colectividad, de ejercicio del poder como servicio preferencial a los excluidos.
Dependiendo de tu voto, pudiera ser que, en la fecha de la siguiente elección, el país esté aún más endeudado, envilecido, colonizado y conflictuado. Pero podría ser que se haya ensanchado el espacio democrático, que se haya robustecido la ciudadanía, ampliado la participación popular y el control social sobre el poder público.
Si tu voto fuera nulo, serían nulas igualmente tus quejas y estarías condenado a la amargura cívica. Al margen del proceso político, tu protesta inocua favorecerá a quienes merecen ser barridos de la escena política. Tu omisión electoral será agradecida por los que se hinchan con los recursos públicos y promueven el tráfico de influencias, el nepotismo y las malas artes.
Sin embargo, si votas a favor de las reformas que el país tanto necesita, como la agraria, y a favor de la reducción del desempleo y de la conquista del desarrollo sustentable, con plena soberanía nacional, no serán los elegidos quienes te lo agradecerán sino tus hijos y las futuras generaciones, pues por ellas y a favor de ellas estarás votando.
- Frei Betto es escritor, autor de “La mosca azul. Reflexión sobre el poder”, entre otros libros.
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