Los pirómanos del M-19
17/12/2006
- Opinión
Los escándalos por los vínculos de los partidos uribistas y de altos funcionarios del gobierno con los paramilitares tienen al presidente Uribe al borde de un ataque de nervios. El primer mandatario se nota tenso, desesperado y descompuesto, tanto que ha cambiado su peculiar estilo de trabajar, trabajar y trabajar por el de difamar, difamar y difamar no sólo de sus contradictores políticos actuales sino de todos los ex presidentes y gobiernos anteriores.
Como quien lanza "tiros a la loca" sus disparos cruzaron el tiempo y llegaron a Alfonso López a quien acusa y culpa de haber entregado el país lleno de delincuentes, pero aún respetando el peso de la historia, ¿qué tiene que ver el gobierno de López con los actuales escándalos del paramilitarismo si entre un hecho y el otro distan más de 30 largos años? Por esta vía histórica Uribe despotrico de todos los gobiernos del siglo pasado hasta llegar a Gaviria, Samper y Pastrana de los cuales lo más suave que dice es que no hicieron nada por arreglar el problema de la violencia más que ir a tomar Whisky a las regiones plagadas de guerrilla; pero sin embargo, Pastrana fue funcionario de su gobierno y Samper fue nombrado embajador pero no se pudo posesionar por la presión política y ciudadana.
Pero a quienes más se ha dedicado a señalar inquisitoriamente Uribe es a los miembros del Polo Democrático; y más precisamente a los ex miembros del M-19 como Gustavo Petro y Antonio Navarro contra quienes se fue lanza en ristre descalificando su proceso de paz firmado hace más de 15 años; y en un hecho de la más absoluta irresponsabilidad con el cargo que encarna los ha tratado de asesinos, narcotraficantes y pirómanos, en escenarios como los consejos comunales y en la ceremonia de ascenso a los militares, con lo cual dejó un siniestro mensaje en el aire que se puede volver en su contra, si Dios no lo quiera, le llega a suceder algo a Gustavo Petro.
Pero atacar el proceso de paz con el M-19 y a sus ex militantes, hoy miembros del Polo Democrático, para desviar la atención del debate parapolítico es una estrategia equivocada.
Primero, porque este proceso de paz es el más exitoso en la historia del país, tanto que hace parte fundamental del nuevo orden político encarnado en la Constitución de 1991, proceso que llevó a los ex miembros del M-19 a cambiar las armas por la política integrándose a procesos exitosos en alcaldías y gobernaciones, y a tener destacados congresistas ampliamente reconocidos. Pelear con ese hecho político es enfrentarse de una u otra forma con medio país político nacido de la lucha contra el bipartidismo frentenacionalista.
Segundo, porque no es la primera vez que se quiere atacar a los ex miembros del M-19 y al proceso de paz con el tema del Palacio de Justicia; ya desde 1992 se pretendió desconocer el indulto pactado en 1990 con este grupo, y fue entonces cuando un senador antioqueño asumió su defensa arguyendo "Un proceso de paz tan exitoso como el de ustedes no puede quedar a la voluntad o al capricho de nadie", el resultado fue la ley de indulto del 20 de mayo de 1992 que amplió los alcances de la ley inicial en medio de un fuerte respaldo político nacional. El entonces aguerrido senador que salió en defensa del proceso era nada más ni nada menos que Álvaro Uribe Vélez.
Y tercero, porque uno no puede lanzar acusaciones tan graves como señalar a los ex miembros del M-19 de pirómanos, asesinos y narcotraficantes, cuando hay más ex miembros de esa organización en el gobierno que en el mismo Polo Democrático, para la muestra algunos botones: Rosemberg Pabón, nombrado director de Dansocial, y a quien Uribe presentó hace poco ante los militares llamándolo afectuosamente "Comandante"; Everth Bustamante, ex asesor presidencial y actualmente nombrado en Coldeportes; Carlos Alonso Lucio, quien paradójicamente se desempeñó como asesor y vocero ante el gobierno de los paramilitares para el proceso de paz; Luís Alberto Gil, presidente de uno de los movimientos de la coalición Uribista, la controvertida "Convergencia Ciudadana" que ante la disidencia de Vargas Lleras se volvió fundamental para la aprobación de importantes proyectos de ley del gobierno; Eduardo Pizarro Leongómez, hermano de quien era el seguro ganador de las elecciones presidenciales de 1990 el inmolado Carlos Pizarro, quien es el presidente de la Comisión de Reparación y Reconciliación, y hasta la viuda del máximo líder del M-19 Laura García, quien trabaja con Uribe desde su primera elección.
Obviar esto sólo puede ser fruto del desespero de Uribe, y en las actuales circunstancias eso termina siendo entendible, lo que si no se puede comprender es como el presidente acusa al M-19 de recibir dineros de Pablo Escobar para quemar el Palacio de Justicia y luego lanzarse a la Presidencia, a las alcaldías y al Congreso y Eduardo Pizarro y Laura García callan ante semejante agravio a la memoria de su hermano y compañero; como Rosemberg Pabón y Everth Bustamante ex congresistas y ex alcaldes del M-19, les puede más su condición burocrático-estomacal que toda una historia política pisoteada por su jefe.
Dos preguntas para terminar: ¿Si el Presidente no está desesperado estos señalamientos son calculados para destruir a Gustavo Petro sobre la base de un país sin memoria? y ¿dónde quedó el país del tamaño de nuestros sueños para los ex miembros del M-19, hoy uribistas?
Fuente: Corporación Viva la Ciudadanía. Semanario Virtual Caja de Herramientas
www.vivalaciudadania.org
Como quien lanza "tiros a la loca" sus disparos cruzaron el tiempo y llegaron a Alfonso López a quien acusa y culpa de haber entregado el país lleno de delincuentes, pero aún respetando el peso de la historia, ¿qué tiene que ver el gobierno de López con los actuales escándalos del paramilitarismo si entre un hecho y el otro distan más de 30 largos años? Por esta vía histórica Uribe despotrico de todos los gobiernos del siglo pasado hasta llegar a Gaviria, Samper y Pastrana de los cuales lo más suave que dice es que no hicieron nada por arreglar el problema de la violencia más que ir a tomar Whisky a las regiones plagadas de guerrilla; pero sin embargo, Pastrana fue funcionario de su gobierno y Samper fue nombrado embajador pero no se pudo posesionar por la presión política y ciudadana.
Pero a quienes más se ha dedicado a señalar inquisitoriamente Uribe es a los miembros del Polo Democrático; y más precisamente a los ex miembros del M-19 como Gustavo Petro y Antonio Navarro contra quienes se fue lanza en ristre descalificando su proceso de paz firmado hace más de 15 años; y en un hecho de la más absoluta irresponsabilidad con el cargo que encarna los ha tratado de asesinos, narcotraficantes y pirómanos, en escenarios como los consejos comunales y en la ceremonia de ascenso a los militares, con lo cual dejó un siniestro mensaje en el aire que se puede volver en su contra, si Dios no lo quiera, le llega a suceder algo a Gustavo Petro.
Pero atacar el proceso de paz con el M-19 y a sus ex militantes, hoy miembros del Polo Democrático, para desviar la atención del debate parapolítico es una estrategia equivocada.
Primero, porque este proceso de paz es el más exitoso en la historia del país, tanto que hace parte fundamental del nuevo orden político encarnado en la Constitución de 1991, proceso que llevó a los ex miembros del M-19 a cambiar las armas por la política integrándose a procesos exitosos en alcaldías y gobernaciones, y a tener destacados congresistas ampliamente reconocidos. Pelear con ese hecho político es enfrentarse de una u otra forma con medio país político nacido de la lucha contra el bipartidismo frentenacionalista.
Segundo, porque no es la primera vez que se quiere atacar a los ex miembros del M-19 y al proceso de paz con el tema del Palacio de Justicia; ya desde 1992 se pretendió desconocer el indulto pactado en 1990 con este grupo, y fue entonces cuando un senador antioqueño asumió su defensa arguyendo "Un proceso de paz tan exitoso como el de ustedes no puede quedar a la voluntad o al capricho de nadie", el resultado fue la ley de indulto del 20 de mayo de 1992 que amplió los alcances de la ley inicial en medio de un fuerte respaldo político nacional. El entonces aguerrido senador que salió en defensa del proceso era nada más ni nada menos que Álvaro Uribe Vélez.
Y tercero, porque uno no puede lanzar acusaciones tan graves como señalar a los ex miembros del M-19 de pirómanos, asesinos y narcotraficantes, cuando hay más ex miembros de esa organización en el gobierno que en el mismo Polo Democrático, para la muestra algunos botones: Rosemberg Pabón, nombrado director de Dansocial, y a quien Uribe presentó hace poco ante los militares llamándolo afectuosamente "Comandante"; Everth Bustamante, ex asesor presidencial y actualmente nombrado en Coldeportes; Carlos Alonso Lucio, quien paradójicamente se desempeñó como asesor y vocero ante el gobierno de los paramilitares para el proceso de paz; Luís Alberto Gil, presidente de uno de los movimientos de la coalición Uribista, la controvertida "Convergencia Ciudadana" que ante la disidencia de Vargas Lleras se volvió fundamental para la aprobación de importantes proyectos de ley del gobierno; Eduardo Pizarro Leongómez, hermano de quien era el seguro ganador de las elecciones presidenciales de 1990 el inmolado Carlos Pizarro, quien es el presidente de la Comisión de Reparación y Reconciliación, y hasta la viuda del máximo líder del M-19 Laura García, quien trabaja con Uribe desde su primera elección.
Obviar esto sólo puede ser fruto del desespero de Uribe, y en las actuales circunstancias eso termina siendo entendible, lo que si no se puede comprender es como el presidente acusa al M-19 de recibir dineros de Pablo Escobar para quemar el Palacio de Justicia y luego lanzarse a la Presidencia, a las alcaldías y al Congreso y Eduardo Pizarro y Laura García callan ante semejante agravio a la memoria de su hermano y compañero; como Rosemberg Pabón y Everth Bustamante ex congresistas y ex alcaldes del M-19, les puede más su condición burocrático-estomacal que toda una historia política pisoteada por su jefe.
Dos preguntas para terminar: ¿Si el Presidente no está desesperado estos señalamientos son calculados para destruir a Gustavo Petro sobre la base de un país sin memoria? y ¿dónde quedó el país del tamaño de nuestros sueños para los ex miembros del M-19, hoy uribistas?
Fuente: Corporación Viva la Ciudadanía. Semanario Virtual Caja de Herramientas
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