Juicio al Estado ausente o al Estado compinche

02/02/2007
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¿Quién entiende al presidente Uribe? Después de gastar los cuatro años de su primer gobierno pregonando que en Colombia no hay conflicto armado porque hay una democracia consolidada, hoy tira a la basura la principal tesis de su lucha antiterrorista proponiendo un juicio al Estado ante su ausencia, ilegitimidad e ineficacia que permitieron el avance de la violencia paramilitar y guerrillera. Si bien es cierto, su polémica propuesta le puede servir para desviar a corto plazo el debate para-político que lo tiene asfixiado, lo que no previó el mandatario es que la propuesta de un juicio a un Estado ausente puede terminar legitimando el discurso subversivo, que por otras vías llega a la misma conclusión, e incluso avalando el discurso paramilitar que sostiene que donde no existía Estado ellos tuvieron que organizarse para llenar ese vacío de orden, y es por todos conocido la forma en que lo llevaron a cabo.

Esta salida en falso no demorará en causar dudas, tanto hacia fuera como hacia dentro del país, sobre la deficiencia de la democracia colombiana; ya que si bien es cierto el argumento del Estado ausente había sido anteriormente planteado, es la primera vez que un presidente en ejercicio no sólo acepta el hecho sino que pide un juicio radical al respecto. En primer lugar, un juicio contra el Estado puede tener connotaciones etéreas en una coyuntura plagada de juicios reales dirigidos contra reconocidos parlamentarios, funcionarios y amigos personales del Presidente; situación por la cual la propuesta ha sido tomada como una cortina de humo ante el escándalo para-político; pero fuera de este escenario un verdadero juicio al Estado puede ser adelantado por organismos internacionales que ya tienen varios procesos contra ese ente jurídico internacional llamado "Estado Colombiano" del cual el Presidente de la República es el representante legal. Y el cuento no es para chistes, ya que por esta vía se abre un boquete inmenso para que se condene al Estado colombiano al pago de multimillonarias indemnizaciones por la violación sistemática de los derechos humanos a lo largo de los últimos cuarenta años.

Como dicen las abuelas: el remedio salió peor que la enfermedad, porque si el fin era generar una propuesta para distraer a la opinión pública del debate para-político, lo que puede suceder es que los sectores de la oposición, las víctimas, las ONG de derechos humanos y la misma comunidad internacional le cojan la caña del juicio y vayan más allá de una acusación de Estado ausente a una de Estado compinche; y por este camino acaben de enredar a un gobierno cuya bancada tiene presos por paramilitarismo a varios congresistas y muchos más en lista de espera; a entidades acusadas de infiltración paramilitar, desde el DAS hasta los ministerios; con una canciller cada vez más acosada por las relaciones de su para-familia; y con un Presidente que ha llegado a invitar públicamente a los para-políticos a "votar sus proyectos antes de irse para la cárcel".

Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas Nº 47
Corporación Viva la Ciudadanía.
www.vivalaciudadania.org
https://www.alainet.org/es/active/15435?language=en
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