Carlos Fuentealba:

Una vida más inmolada por la barbarie derechista

05/04/2007
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Este gobierno pone primero el derecho
a la vida, más allá de cualquier discusión,
porque cualquiera que fuera el reclamo
se resuelve hablando, y no con un escopetazo en la cabeza. Aníbal Fernández. Ministro del Interior La escena es parte necesaria e inseparable de la geografía social en un país atravesado aún por injusticias e inequidades indignantes: seres humanos- no importa si docentes, desocupados, ahorristas estafados, consorcistas por mejores servicios, asambleístas por un medio ambiente mejor o lo que fuere- cortaban una ruta en Neuquén. En el caso que nos ocupa, se trataba de trabajadores de la educación en conflicto contra la gobernación, ejercida por el derechista Jorge Omar Sobisch, también candidato al ejecutivo nacional. La interrupción del tránsito no sólo es un modo de protestar absolutamente legítimo; cuyo uso sólo debe ser moderado por necesidades de conveniencia y oportunidad: es decir, si sirve o no a le necesidad de sumar la mayor fuerza social posible en pos del triunfo del movimiento reivindicativo en cuestión.

En el presente artículo se realizará una interpretación política de los sucesos. Los hechos son por demás conocidos. Ayer, jueves 5 de abril, un efectivo policial neuquino disparó vilmente y a quemarropa- desde aproximadamente un metro- contra el docente citado en el título del presente artículo (40 años, casado, dos hijas pequeñas) que falleció horas después, luego de agonizar en coma. La escena mostró amplificadamente el futuro que le depara al pueblo si la derecha llegase a reasumir el gobierno nacional o ganase el ejecutivo de la ciudad de Buenos Aires: es decir, represión como respuesta única a los reclamos populares. No sólo lo ocurrido ayer representa una opción política frente al tratamiento del conflicto social; que resalta aún más las diferencias con cuatro años de gestión nacional, en los que no se ha contabilizado ni un solo muerto en protestas sociales. Tal realidad irrefutable molesta sobremanera a nuestros reaccionarios. También perturba sobremanera a una izquierda adolescente, que ha extraviado la razón (si es que alguna vez la tuvo) y se pelea por culpar al presidente. Con izquierdistas así ¿Quién necesita a la derecha?

Lo cierto es que lo ocurrido pone a prueba también la liviandad con que grandes franjas de la sociedad civil pretenden que sean tratadas las protestas, en especial cuando los cortes son protagonizados por desocupados o trabajadores más pobres. Asoma así el torvo racismo de amplios sectores de nuestras clases medias, que tolera a los asambleístas de Gualeguaychú (de clase media y piel mayoritariamente pálida), pero frente a otros conflictos exige que se los pase por encima. Literalmente, no fue un uso metafórico de la expresión.

Puestos en la opción entre la vida de las personas y el libre paso por puentes, rutas, caminos, calles y avenidas, la resolución del dilema marco aguas entre los dos proyectos que se enfrentarán en las elecciones de octubre.

El conflicto y el gobierno nacional

La no represión del conflicto social es una política de estado de este elenco gubernamental, con la cual se coloca claramente a la izquierda de gran parte de la referida sociedad civil. El presidente, ayer desde El Calafate, rechazó y repudió: “la violencia y represión como forma para enfrentar las protestas”. (Todas las citas serán, salvo mención expresa, de la versión electrónica de Página 12 del 6 de abril de 2007). En idéntica postura se manifestaron Luís D’Elía, dirigente de la federación por la Tierra y la Vivienda , el Frente Transversal Nacional Y Popular, el Movimiento Evita, Libres del Sur y otros agrupamientos sociales de derechos humanos. También el Ministro del Interior, Aníbal Fernández, con las precisas y expresivas palabras que figuran como epígrafe en la presente comunicación. El funcionario agregó \"Si vemos que el gobernador dice que dio la instrucción de que se despejara la ruta con represión pero que no se hacía cargo de los desbordes, bueno habrá alguien que se haga responsable de esos desbordes y va haber que investigar y sancionar\", demarcando con claridad donde debe orientarse la investigación judicial. (Tomado de despacho de la agencia info región). Fernández enfatizó también un eje ético fundamental del gobierno nacional, que lo coloca en un plano de decisiva superioridad moral y política con relación a la oposición: \"este gobierno pone primero el derecho a la vida más allá de cualquier discusión, porque cualquiera que fuera el reclamo no se resuelve con un tiro en la cabeza\". (Tomado de la misma agencia)

Si el gobernador de Neuquén omite la correspondiente y necesaria renuncia dada su responsabilidad en el crimen, en menos de un trimestre habrá comicios provinciales. Hablará el pueblo y Vox populi, vox Dei.

Los casi cuatro años de gestión K corroboran sobradamente nuestros dichos. Ni siquiera las diversas y torpes provocaciones realizadas por Quebracho y otras sectas durante la visita marplatense del genocida de Bagdad, George W. Busch, lograron cargar en la mochila del patagónico una sola muerte. Aún durante la rebelión popular de Las Heras, el único fallecido fue un policía. En este contexto, los sucesos de Neuquén, legítimamente, son leídos por el conjunto de las fuerzas políticas en clave de continuación por otros medios de su prédica. Ya hemos analizado sucintamente la visión gubernamental. Veamos lo que dice la oposición.

La (¿eterna?) Santa alianza entre la derecha neoliberal y la “izquierda” delirante

No se trata de hacer seguidismo absurdo con el ejecutivo nacional; pero si de construir política favorable al pueblo. Por lo tanto, deben criticarse las mezquindades y bajezas que se observaron ayer, cuando el compañero Fuentealba aún agonizaba o había fallecido hacía muy poco.

La abogada de un organismo contra la represión ( la C.O .R.R.E.P.I), María del Carmen Verdú, en un programa televisivo, trató de endosarle a Kirchner la responsabilidad del crimen, más que repudiar la acción represiva de Sobisch. Actitud que pinta la condición miserable en lo político de la letrada y es absolutamente coherente en tal señora que definió a Hebe de Bonafini y a las Madres de Plaza de Mayo como un enemigo a vencer. La abogada declaró hoy viernes en tribunales que es hipócrita definir al gobierno nacional como defensor de los derechos humanos. La derecha, cuando no le conviene asumir abiertamente sus dichos, recurre a “izquierdistas”, siempre listos para derramar sus embustes.
Las palmas, como es habitual, se las lleva la doctora Elisa Carrió, personaje execrable de la política vernácula. El electorado la abandona (no todo el mundo puede compartir su imbécil irracionalidad), el A.R.I. se desintegra a cada segundo más velozmente y ella declara: “Un ministro en campaña y la docencia abandonada, un gobernador en campaña y un docente en gravísimo estado por la represión policial es a lo que nos llevó la mentira de Kirchner”. Por cierto que lo único que existe de grandeza en Carrió es su adiposidad digna de cantante wagneriana. Pero para construir política es preciso algo más que autoadjudicarse el lugar de la moralidad perfecta. Y nadie más mentirosa que la doctora, que “renunció” al A.R.I., pero lo sigue conduciendo por medio de un inmoral despotismo digno de Mussollini o Stalin, sin embargo con menos influencia política que los citados. En realidad, sus modos de conducción semejan a las dictaduras latinoamericanas, al modo del déspota olmediano de Costa Pobre. La doctora opera en la interna con modales de patrona de estancia, algo muy lejano a la impoluta actitud republicana que la referente se adjudica. Prueba irrefutable de los embustes carroistas es la intervención operada en el distrito Capital Federal de la fuerza. Si renunció, ¿Por qué y con que derecho interviene en una fuerza a la que dimitió? La respuesta es obvia: la renuncia es una truchada, una hipócrita mentira vomitada frente a la opinión pública, a la que la dirigente toma por estúpida. Más rápido que lentamente, el contrato moral y la coalición cívica pasarán a la historia como un (ficcional) poema surrealista y la doctora Carrió no servirá ni siquiera para que los humoristas hagan reír con sus dislates. Desde el profundo conocimiento interior del A.R.I., un ex dirigente definió claramente las causas de tantos desvaríos; Fernando Melillo declaró: “es triste y objetivamente indiscutible lo que en seis años ha ocurrido con el ARI y su líder: de alternativa de mayorías pasó a minoría testimonial y de ésta a simple coalición de personas anti K”.

“La cantidad de dirigentes que terminamos yéndonos del ARI es directamente proporcional a los vaivenes ideológicos y las alianzas que sólo se explican por su ciego antikirchnerismo y su falta de propuestas”, dijo el ex arista en análisis coincidente con la dirigente Graciela Ocaña, ex acercada a Carrió, y el nuestro, como puede verse, entre otras, desde la página de Internet http://www.genteba.com.ar/genba06/pol06/ago06/pol07_070806.htm

En la ciudad de Buenos Aires, la inminencia del apoyo de Carrió y de los despojos mortales del A.R.I. al candidato Jorge Telerman- quién hipócritamente dice sostener el proyecto presidencial- debe hacer reflexionar a las fuerzas sociales y políticas progresistas, nacionales, populares y de izquierda que apoyan la candidatura del calvo jefe de gobierno. No puede soslayarse un por más tiempo hecho irrefutable: resulta imposible sostener al presidente desde una alianza con el gorilismo más cerril, corporizado en la U.C .E.D.E. y el A.R.I.

El dirigente derechista y líder de la cofradía procesista de la vela blanca, Juan Carlos Blumberg, no demoró mucho en declarar: “Primero, creo que lo grave es que se corten las rutas. Las rutas no se pueden cortar. Pero de ahí a reprimir... Pero quiero leer mejor la información antes de opinar”. Léase bien, lo malo no es matar docentes u otros sectores que protestan “lo grave es que se corten las rutas”. Evidentemente, la muerte del compañero Fuentealba no puede adjudicarse a la “inseguridad”, sino al seguro futuro que le aguarda a nuestro pueblo si los Blumberg, López Murphi, Macri asumen responsabilidades gubernamentales, como ya las disfruta su aliado histórico Jorge Omar Sobisch. Blumberg avanzó en la misma línea: “Todo esto es producto del aumento en las provincias, porque quieren tener un candidato que es ministro de Educación. El gobierno nacional no puede meterse en las arcas de los gobiernos provinciales. Ojo, todos queremos que los docentes ganen más”. Si fuera cierto que “todos queremos que los docentes ganen más”. ¿Por qué durante los gobiernos de Menem, De La Rua y Duhalde los salarios docentes permanecieron sumergidos en el centro de la tierra? La pretensión de responsabilizar al ejecutivo nacional del crimen es- además de un embuste, objetivamente hablando- una aviesa e inmoral prédica por la impunidad. Por otra parte y sin dejar de reconocer las implicancias electorales del anuncio realizado oportunamente por Daniel Filmus, lo que hizo fue ni más ni menos que cumplir con las obligaciones legales derivadas de su papel como responsable de la cartera educativa: es decir, fijar un piso salarial para los docentes e instrumentar la ayuda nacional a las jurisdicciones que no pudieren cumplirlo. Lo cual no es el caso de Neuquén, provincia cuyos recursos no son precisamente escasos.

Mauricio Macri se refugió en la indefinición; pero, como no podía ser de otro modo, omitió repudiar la represión. El único referente derechista que escarbó en la herida sobischiana fue López Murphi, históricamente enfrentado con el neuquino. La pretensión de responsabilizar al ejecutivo nacional por haber anunciado el mínimo para el salario de los educadores no debe pasar desapercibida ante la opinión pública: muestra de freudiano e impúdico modo el futuro que espera a la docencia y a todo el pueblo en caso de acceder al gobierno el ala diestra del firmamento político: es decir, miseria y restricciones de cara a los reclamos sociales y represión para acallarlos .
El panorama no resultaría completo sin mencionar brevemente las diversas expresiones de izquierda, atávicas voceras y continuadoras de la derecha por otros medios. Ya hemos glosado las declaraciones de Verdú, en si mismas una vergüenza. Veamos ahora la acción y el discurso de Quebracho, aunque los recién mencionados no se reconocen como de izquierda, sino más bien patrióticos. Por si algún desprevenido no lo sabe, la acción de ayer, incendiando un local de campaña del gobernador neuquino, contribuyó a diluir el efecto percibido por la mayor parte del pueblo del accionar criminal de la derecha. La T.V se solazó mostrando a los habitualmente escasos militantes de la secta de marras, quemando el sitio de referencia y luego, colocándose en víctimas del accionar policial. De tal modo, ya no fue Sosbich el único violento para la percepción de la opinión pública. El equívoco accionar quebrachiano resulta ya largamente sintomático. En tiempos de imperium duhaldista en la provincia de Buenos Aires, solían regodearse destruyendo salas cinematográficas por el grave “delito” de poner en pantalla versiones exóticas de la historia de Eva Perón. Nunca más de un centenar de militantes rompían, sin prisa y sin pausa, el lugar y se retiraban sin ser molestados por la “mejor policía del mundo”. ¿Curioso, no?

Un comunicado difundido por Internet de Quebracho afirma: Exigimos la inmediata libertad de los compañeros presos por repudiar la represión en Neuquén, que terminó con la vida del compañero docente Carlos Fuentealba. Denunciamos ésta maniobra orquestada por el Gobierno Nacional y el Gobierno de la Provincia de Neuquén, responsables directos de éstos hechos, que frente a la legítima manifestación del Pueblo Argentino responden con muerte, persecución y cárcel a aquellos que no permitimos que sigan mintiendo con la careta de los derechos humanos mientras siguen destruyendo y vendiendo el país.

Repudiamos las declaraciones del Ministro del Interior Aníbal Fernández y del Gobernador Sobisch, el primero desligando las responsabilidades del Gobierno Nacional, y el segundo avalando la represión

Es interesante destacar como la comunicación contribuye al escepticismo hacia la política, verdadero nudo central del discurso dominante. Para la organización son todos iguales y es lo mismo un gobierno que preside un proceso de reconstitución nacional e intenta castigar un genocidio, que un elenco como el neuquino, al servicio de las petroleras.

En tal torneo de delirios no podía estar ausente el Partido Obrero, que desde su página de Internet pontifica que “No es cierto que la burocracia de Ctera y el execrabl e Yasky (subrayado nuestro) hayan convocado a un paro general de la docencia el próximo lunes para repudiar la represión contra los trabajadores de la educación de Neuquén”. Las imágenes del dirigente de la celeste llamando al paro parecen ser pura ilusión. Pero llamar execrable a un dirigente con el cual puede haber disensos, pero que ha sido electo reiteradamente por los trabajadores de la educación en comicios libres y con diversas fracciones constituye un rasgo de sectarismo incurable.

“Durante cinco semanas, Kirchner y el salteño Romero vienen reprimiendo sin tregua a los docentes sin que a esa burocracia se le haya movido un pelo.”
Aunque no se crea, los Yasky apoyan a Filmus, el ministro de Grosso, de Menem y de Ibarra, (como es de dominio público, el P.O. fue adalid del Macrismo-leninismo que destituyó al jefe de gobierno. Aclaración nuestra) que está como piloto al mando de la agresión y de la represión contra los maestros. Lo que no se ve en ningún sitio es docentes apaleados por la “terrible y sanguinaria” entente Filmus-Kirchner. Acostumbrados a mentir descaradamente, llaman privatista de la educación al equipo que hizo votar la nueva ley del área, que restringe la influencia eclesiástica en esfera tan importante y en la que se desconocen las concesiones supuestamente realizadas a los intereses de la educación no estatal.

“La burocracia de Ctera se ha visto obligada a llamar a un paro general porque la represión salvaje de la policía del neuquino Sobisch no pudo doblegar a los maestros de la capital de la provincia“. La conducción neuquina de los docentes está en manos de sectores sindicales opuestos a los que conducen la C.T .E.R.A. nacional, pero no por ello debemos insultarlos ni difamarlos.

No se queda atrás en su grotesco impresionismo el Movimiento Socialista de los Trabajadores: “Otra prueba de esto es el falso discurso K en Derechos Humanos”. Habría que preguntarle a la derecha procesista si ve como falsos los dichos del presidente. En su torvo sectarismo, parecería que solo los trotsquistas pueden ser consecuentes defensores de los derechos humanos. “En Córdoba, Kirchner le echó la culpa del atraso en los juicios a los genocidas a la Justicia. Pretende no tener nada que ver con ella, ni con los centenares de jueces, fiscales y funcionarios provenientes de la dictadura. Habla pero no mueve un dedo para que esos funcionarios dejen el Poder Judicial y sean investigados y juzgados por su complicidad con el golpe militar del ’76”. En el magimundo troskoide no existen las leyes ni los condicionamientos institucionales y los presidentes son una especie de superhombres con poderes ilimitados. La degradación de una corriente como el marxismo en su versión más ramplona y vulgar parece no tener límites. Sólo falta que nos digan porqué no existe una institucionalidad más expeditiva. ¿Será porque no hay en la Argentina nada parecido a una revolución? ¿Cuál es la explicación de semejante ausencia? El coro tragicómico de los partiduchos troskosaurios responderá con León Trotski “que la crisis de la humanidad se reduce a la crisis histórica de la dirección revolucionaria”. El revolucionario ruso es sólo en parte responsable por los dislates de sus continuadores. Pero analicemos brevemente la cuestión: si el problema es la crisis histórica de la dirección revolucionaria, ¿Qué otros que los partidos trotsquistas son los llamados a solucionarla? Evidentemente, son bastante inútiles para cumplir con sus tareas históricas. Las fuerzas a las cuales estamos criticando existen- con distintos nombres- hace más de tres décadas y no han logrado construir más que reducidas organizaciones reducidas a un crecimiento que, al ritmo que llevan y si no sufren escisiones, garantiza una revolución en aproximadamente un milenio. Tiempo al tiempo y paciencia. Prosigue la versión en Internet del periódico del M.S.T.: “Lo mismo cuando denuncia a los “mismos de siempre” al hablar de la desaparición forzada de Jorge Julio López, como si no fuera él el comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas y por eso mismo podría darles inmediatamente la baja deshonrosa y llevarlos a juicio”. Un clásico ya del delirium tremens es responsabilizar al presidente de la desaparición del señor López, como si la derecha criminal no existiese.

“Al igual que cuando habla de la lentitud en el castigo hacia los asesinos de la dictadura pero sigue manteniendo los indultos a los jefes militares. Demasiadas contradicciones entre lo que dice y no hace. La verdad es que, tampoco en esto, va a fondo”. En este tema, el presidente va mucho más a fondo que vastos sectores de la sociedad civil, conciliadora- por decirlo de modo suave- con los genocidas.

“Otro tema, que nuestros lectores sufren muy en carne propia, es el de la pelea entre precios y salarios. Mientras según Kirchner y sus números dibujados la inflación no llega al 1%, la realidad es que los salarios cada vez alcanzan menos. Con la complicidad de la CGT quiere poner un piso que los trabajadores repudian y que preanuncia que a los conflictos docentes, de la salud y otros, se sumaran sectores de los trabajadores privados”. En este tema, puede constatarse la (¿casual?) coincidencia con los dichos del neoliberalismo criollo. Es que el discurso del M.S.T. se muestra absolutamente funcional a las necesidades de la derecha empresarial, al presentar la inflación como si fuera sólo un problema entre el gobierno y los trabajadores. De tal modo coadyuvan a invisiblizar a los burgueses, verdaderos responsables de la carestía de precios. El gobierno y la C.G .T- nos guste o no, representación de la mayor parte de los trabajadores- conducen un proceso de (demasiado) paulatina recuperación del salario real, combatido por ámbitos empresariales en su afán de no ceder posiciones en la lucha por el reparto de las rentas nacionales.

Concluye el periódico Alternativa Socialista número 449, versión de Internet: “Ese es el verdadero Kirchner. No tiene nada que ver con el gobierno de la Revolución Bolivariana , no nacionaliza, ni siquiera parcialmente como Chávez a las privatizadas, por el contrario las subsidia”. La opinión del comandante Chávez no les interesa en lo más mínimo, ni tampoco comparar las diferencias en términos de movilización entre cada sociedad “No expropia a los que aumentan los precios descaradamente, quiere tener los salarios congelados. Tiene el favor de Washington, del Rey de España, etcétera aunque a veces le tiren de la oreja”. Es de imaginar la felicidad de Bush luego de la cumbre de Mar Del Plata o del acto del 9 de marzo en Ferro. El estructural raquitismo de la izquierda tiene causas muy precisas: el sectarismo, la ausencia de capacidad para observar matices, el seguidismo ciego e irracional hacia teorías tan vetustas como obsoletas, la tendencia a fagocitarse interminable y mutuamente, la pertinaz negativa a construir la unidad popular configuran una vocación para (auto)confinarse en el ghetto del 1 %. Dejémoslos allí, en un torneo de consignas tan incendiario como inofensivo para el poder. El pueblo (sabiamente) no hace más que darles la espalda”.

Conclusiones


Hemos recorrido los proyectos políticos que se han expresado, también, con ocasión del cruel asesinato de Carlos Torrealba. El análisis político no podía estar ausente en un crimen político, perdón por la reiteración. De cara al tema que nos ha convocado en los comicios de octubre, el pueblo podrá elegir entre un proyecto que ha hecho del respeto a los derechos humanos y la no represión del conflicto social una política de Estado y otra coalición que señaló de modo insoslayable y práctico que piensa de esas cuestiones. No reconocer estas significativas diferencias equivale a fortalecer al segundo agrupamiento. Muy lejos de nuestro parecer es la frase “el pueblo nunca se equivoca! Pero todo parece indicar que esta vez no herrará.

- Raúl Isman, docente y escritor, miembro del Consejo Editorial de las Revistas Desafíos y 2010.Director de la revista Electrónica Redacción popular.

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