Una denuncia obligada

04/09/2007
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Me veo en la penosa obligación de denunciar ante Nicaragua y el mundo que me ha llegado la información de que el presidente Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo se han alarmado por la promoción (sin ninguna participación mía) de la candidatura al Premio Nóbel por considerar que soy un adversario; y que han decidido parar esta iniciativa lanzando una campaña de desprestigio contra mí, tanto nacional como internacionalmente por todos los medios a su alcance.

En caso de ser así yo estoy indefenso ante esta campaña del gobierno de Nicaragua y lo único que puedo hacer es anunciarlo antes de que suceda.

Son muchos los medios que el gobierno puede lanzar contra mí, y siendo muy fácil la presentación de falsas evidencias y falsos testigos y falsas pruebas, y estando todos los juzgados y las instancias judiciales y aun la Corte Suprema de Justicia bajo su control, ante esta impotencia en que me encuentro no puedo sino decirle a Dios como en el Salmo:

Sin motivo me pusieron una trampa,
hicieron un hoyo para que cayera en él;
que caigan en su propia trampa.



Managua, 21 de agosto de 2007
Ernesto Cardenal
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