Elecciones:
La madre de todas las batallas: La patria ya es de todos
11/10/2007
- Opinión
El título no obedece a un giro literario. Así fue bautizada, por el presidente Rafael Correa, la campaña para la elección de delegatarios a la Asamblea Nacional Constituyente Ecuatoriana que instalará el 1 de noviembre y que sesionará por seis meses.
Los últimos 10 años del Ecuador han dejado un record político difícil de alcanzar por país alguno: durante esta década diez personas han fungido como presidentes de la República, de los cuales tres, elegidos constitucionalmente en las urnas, fueron destituidos por la movilización popular.
No sobra advertir, que para los lectores colombianos, lo que más sorprenderá, es que tales acontecimientos, han estado alejados del derramamiento de sangre y de ello da constancia el que ningún ciudadano haya muerto en tales acontecimientos.
Tres toldas políticas fueron las que acapararon la conducción (¿?) del Estado desde el regreso de la democracia 1.979: el Partido Social Cristiano (PSC), la Democracia Cristiana (DC) y la Izquierda Democrática (ID)
Ante su agotamiento se suman al corolario electoral nuevas carpas políticas: el Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE), Patchacutik (expresión política de la CONAIE), el PRIAN (Álvaro Novoa) y Sociedad Patriótica (Lucio Gutiérrez). A ellos se suman el MPD (maoísta)
El año 2.006 marca la partida final, donde el pueblo en las urnas patea el tablero y un cataclismo político deja en el escenario nuevos actores, que el 30 de septiembre pasado arrasaron literalmente en las elecciones para la escogencia de delegatarios a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC)
El economista Rafael Correa Delgado, académico nacido de las huestes del Movimiento Forajido que derrumbó en las calles el gobierno del coronel Lucio Gutiérrez, se enfrentó, a nombre del recién creado Movimiento Alianza País, a todas las huestes anteriormente nombradas y alcanzó a pasar a la segunda vuelta tras el bananero Álvaro Novoa.
En la elección final, con la consigna de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente, y en consecuencia no haber propuesto ningún candidato al Congreso Nacional, Alianza País y su candidato, representantes de una izquierda renovada y moderna, gana abrumadoramente la Presidencia de la República.
En enero de 2.007 el presidente Correa, el día de su posesión, firma el decreto que llama a la consulta popular para decidir la convocatoria a la ANC, anhelo popular y propuesta de campaña. En medio de un clima de terror, auspiciado por la banca, del cual hicieron eco los medios de comunicación (huelga decir que en este país cada canal privado tiene como dueño a un banco, además no existe televisión pública), la propuesta presidencial por el SI a la consulta derrota al NO de los banqueros y la partidocracia por una ventaja de 8 a 1.
Todo este proceso, hasta el día de las elecciones para asambleístas se ha desarrollado en un clima de confrontación fortísimo del presidente Correa frente a los bancos, los partidos de la derecha, el Congreso y los medios masivos de comunicación.
La izquierda tradicional, tibia y rosadita de tanto que ha medrado de las migajas del poder, guardó prudentísimo silencio y se ha concentrado en señalar sus diferencias estéticas con las maneras del presidente Correa.
Las elecciones del 30 de septiembre serían por tanto no sólo una elección de asambleístas, sino, a la sazón, un acto plebiscitario del constituyente primario frente al gobierno nacional.
Las agrupaciones tradicionales de la izquierda, tales como Izquierda Democrática (que ha demostrado que no es ni I ni D), Patchacutic (que asistió a su entierro después de su fracaso de alianza con Lucio Gutiérrez), el Partido Socialista, La Red Ética y Democrática y otras, en una lectura desventurada apostaron a la Asamblea por fuera del Gobierno y por allí mismo se lanzaron al abismo.
La derecha, en una réplica de la operación avispa que algún día aplicó Alfonso López Michelsen en Colombia, se presentó con variadas listas encabezadas por empresarios, banqueros y los consabidos PRE, PSC, PRIAN y DC.
El Gobierno construyó un acuerdo básico en que se alinearon Alianza País, Nuevo País y la Alianza Democrática de la que participan el Foro Urbano y Ruptura de los 25 bajo la denominación general y partidaria de Acuerdo País.
La propuesta de Acuerdo País fue de nuevo demonizada. La derecha paseó la esfinge del comunismo, puso en la palestra a Chávez e instauró el miedo como instrumento de campaña. La Izquierda tradicional apostó a recoger la cosecha de la confrontación entre el gobierno y la derecha sin ir por nadie. El pueblo le cobró su escualidez.
A pesar de que el método para la repartición de escaños fue reconocida por todos los actores nacionales e internacionales como un método que prioriza la elección de minorías, Acuerdo País, se alzó con 80 constituyentes de 130 que tendrá la Asamblea; si se hubiese aplicado un método como el empleado en Colombia la lista tendría más de 100 constituyentes.
Siguen en la consecución de escaños el PSP de Lucio Gutiérrez con 12 constituyentes, el PRIAN de Álvaro Novoa con 10 y un seguidilla de partidos de derecha e izquierda tradicional entre 1 y tres asambleístas.
Derrota total para el PSC (2 asambleístas), DC (cero asambleístas) y la Izquierda Democrática (3 asambleístas). A saber, los mismos que se repartieron el poder durante 30 años. A este coro se suman la izquierda por fuera del gobierno.
Cabe por tanto la pregunta, cuál es ese acuerdo diabólico, que lleva la letra escarlata de Acuerdo País, como propuesta política para la constituyente. Se antoja necesario transcribir algunos apartes:
1. Respeto irrestricto a los derechos humanos y reconocimiento de su naturaleza progresiva
2. Construcción de una nueva institucionalidad democrática que garantice, materialice y proteja efectivamente los derechos humanos reconocidos en la Nueva Constitución.
3. La necesidad de terminar con las lógicas corporativistas y de intereses partidistas en la gestión del Estado. Todos los órganos de control deben actuar de forma independiente y con apego al Derecho.
4. Mejorar y ampliar los canales de participación ciudadana.
5. La lucha contra la corrupción, la transparencia en la gestión pública, la rendición de cuentas de todos los funcionarios y la renovación del mandato para todos los cargos de elección popular.
6. El desarrollo de un nuevo modelo de gestión de Estado: acercar el poder y los servicios a la ciudadanía; generar cohesión nacional y garantizar la distribución equitativa de los recursos.
7. Generar un modelo de economía solidaria, que privilegie la producción y la generación de empleo, y
8. La solidaridad intergeneracional a través del cuidado, la protección y el aprovechamiento responsable del medio ambiente y sus recursos.
Los ocho puntos anteriores, tildados de propuestas comunistas y autoritarias por la prensa, los bancos y la derecha, han sido tomados textualmente del Acuerdo País, por el autor de esta nota.
La noche del 30 de septiembre, los ciudadanos ecuatorianos celebraron la victoria a la manera andina: sin mucho ruido. Algunos me cuentan, como cuita, que guardan fuerzas por que aún faltan dar batallas: movilizar al país para rodear el proceso constituyente y ganar el referendo aprobatorio al que debe ser llevada la redacción de la Nueva Constitución.
El primero de octubre los titulares de prensa amanecieron convocando a un acuerdo nacional, a la necesidad del diálogo y la concertación. Banqueros, directores de medios y defenestrados políticos de la derecha aúllan ante el peligro de una constituyente de plenos poderes con una mayoría absoluta de Acuerdo País y del gobierno.
El presidente Correa, presagiando lo que se venía, desde la tribuna donde dio el parte de victoria les contestó por anticipado la noche anterior: El 80 % de los ecuatorianos ha construido un nuevo consenso, donde los excluidos tienen hoy el privilegio. Bienvenidos todos los que están por fuera, respetando la decisión mayoritaria del Constituyente Primario, actor principal de la Madre de todas las Batallas.
P.D. En el preciso momento de enviar esta nota vía electrónica para su lectura, observo en la T.V. que el Presidente Correa firma el decreto por medio del cual, A partir de hoy, las ganancias ocasionales por la explotación del petróleo serán del 99% para el Ecuador y del 1% para las empresas extranjeras. Hasta ala firma del decreto estas se repartían de a 50 por ciento. A esto se le llama por estos lares REVOLUCIÓN CIUDADANA.
Octubre de 2007
- José Miguel Sánchez Giraldo, Educador Popular. Profesional en Ciencias Políticas, Universidad Del Valle
Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas
Corporación Viva la Ciudadanía.
www.vivalaciudadania.org
Los últimos 10 años del Ecuador han dejado un record político difícil de alcanzar por país alguno: durante esta década diez personas han fungido como presidentes de la República, de los cuales tres, elegidos constitucionalmente en las urnas, fueron destituidos por la movilización popular.
No sobra advertir, que para los lectores colombianos, lo que más sorprenderá, es que tales acontecimientos, han estado alejados del derramamiento de sangre y de ello da constancia el que ningún ciudadano haya muerto en tales acontecimientos.
Tres toldas políticas fueron las que acapararon la conducción (¿?) del Estado desde el regreso de la democracia 1.979: el Partido Social Cristiano (PSC), la Democracia Cristiana (DC) y la Izquierda Democrática (ID)
Ante su agotamiento se suman al corolario electoral nuevas carpas políticas: el Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE), Patchacutik (expresión política de la CONAIE), el PRIAN (Álvaro Novoa) y Sociedad Patriótica (Lucio Gutiérrez). A ellos se suman el MPD (maoísta)
El año 2.006 marca la partida final, donde el pueblo en las urnas patea el tablero y un cataclismo político deja en el escenario nuevos actores, que el 30 de septiembre pasado arrasaron literalmente en las elecciones para la escogencia de delegatarios a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC)
El economista Rafael Correa Delgado, académico nacido de las huestes del Movimiento Forajido que derrumbó en las calles el gobierno del coronel Lucio Gutiérrez, se enfrentó, a nombre del recién creado Movimiento Alianza País, a todas las huestes anteriormente nombradas y alcanzó a pasar a la segunda vuelta tras el bananero Álvaro Novoa.
En la elección final, con la consigna de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente, y en consecuencia no haber propuesto ningún candidato al Congreso Nacional, Alianza País y su candidato, representantes de una izquierda renovada y moderna, gana abrumadoramente la Presidencia de la República.
En enero de 2.007 el presidente Correa, el día de su posesión, firma el decreto que llama a la consulta popular para decidir la convocatoria a la ANC, anhelo popular y propuesta de campaña. En medio de un clima de terror, auspiciado por la banca, del cual hicieron eco los medios de comunicación (huelga decir que en este país cada canal privado tiene como dueño a un banco, además no existe televisión pública), la propuesta presidencial por el SI a la consulta derrota al NO de los banqueros y la partidocracia por una ventaja de 8 a 1.
Todo este proceso, hasta el día de las elecciones para asambleístas se ha desarrollado en un clima de confrontación fortísimo del presidente Correa frente a los bancos, los partidos de la derecha, el Congreso y los medios masivos de comunicación.
La izquierda tradicional, tibia y rosadita de tanto que ha medrado de las migajas del poder, guardó prudentísimo silencio y se ha concentrado en señalar sus diferencias estéticas con las maneras del presidente Correa.
Las elecciones del 30 de septiembre serían por tanto no sólo una elección de asambleístas, sino, a la sazón, un acto plebiscitario del constituyente primario frente al gobierno nacional.
Las agrupaciones tradicionales de la izquierda, tales como Izquierda Democrática (que ha demostrado que no es ni I ni D), Patchacutic (que asistió a su entierro después de su fracaso de alianza con Lucio Gutiérrez), el Partido Socialista, La Red Ética y Democrática y otras, en una lectura desventurada apostaron a la Asamblea por fuera del Gobierno y por allí mismo se lanzaron al abismo.
La derecha, en una réplica de la operación avispa que algún día aplicó Alfonso López Michelsen en Colombia, se presentó con variadas listas encabezadas por empresarios, banqueros y los consabidos PRE, PSC, PRIAN y DC.
El Gobierno construyó un acuerdo básico en que se alinearon Alianza País, Nuevo País y la Alianza Democrática de la que participan el Foro Urbano y Ruptura de los 25 bajo la denominación general y partidaria de Acuerdo País.
La propuesta de Acuerdo País fue de nuevo demonizada. La derecha paseó la esfinge del comunismo, puso en la palestra a Chávez e instauró el miedo como instrumento de campaña. La Izquierda tradicional apostó a recoger la cosecha de la confrontación entre el gobierno y la derecha sin ir por nadie. El pueblo le cobró su escualidez.
A pesar de que el método para la repartición de escaños fue reconocida por todos los actores nacionales e internacionales como un método que prioriza la elección de minorías, Acuerdo País, se alzó con 80 constituyentes de 130 que tendrá la Asamblea; si se hubiese aplicado un método como el empleado en Colombia la lista tendría más de 100 constituyentes.
Siguen en la consecución de escaños el PSP de Lucio Gutiérrez con 12 constituyentes, el PRIAN de Álvaro Novoa con 10 y un seguidilla de partidos de derecha e izquierda tradicional entre 1 y tres asambleístas.
Derrota total para el PSC (2 asambleístas), DC (cero asambleístas) y la Izquierda Democrática (3 asambleístas). A saber, los mismos que se repartieron el poder durante 30 años. A este coro se suman la izquierda por fuera del gobierno.
Cabe por tanto la pregunta, cuál es ese acuerdo diabólico, que lleva la letra escarlata de Acuerdo País, como propuesta política para la constituyente. Se antoja necesario transcribir algunos apartes:
1. Respeto irrestricto a los derechos humanos y reconocimiento de su naturaleza progresiva
2. Construcción de una nueva institucionalidad democrática que garantice, materialice y proteja efectivamente los derechos humanos reconocidos en la Nueva Constitución.
3. La necesidad de terminar con las lógicas corporativistas y de intereses partidistas en la gestión del Estado. Todos los órganos de control deben actuar de forma independiente y con apego al Derecho.
4. Mejorar y ampliar los canales de participación ciudadana.
5. La lucha contra la corrupción, la transparencia en la gestión pública, la rendición de cuentas de todos los funcionarios y la renovación del mandato para todos los cargos de elección popular.
6. El desarrollo de un nuevo modelo de gestión de Estado: acercar el poder y los servicios a la ciudadanía; generar cohesión nacional y garantizar la distribución equitativa de los recursos.
7. Generar un modelo de economía solidaria, que privilegie la producción y la generación de empleo, y
8. La solidaridad intergeneracional a través del cuidado, la protección y el aprovechamiento responsable del medio ambiente y sus recursos.
Los ocho puntos anteriores, tildados de propuestas comunistas y autoritarias por la prensa, los bancos y la derecha, han sido tomados textualmente del Acuerdo País, por el autor de esta nota.
La noche del 30 de septiembre, los ciudadanos ecuatorianos celebraron la victoria a la manera andina: sin mucho ruido. Algunos me cuentan, como cuita, que guardan fuerzas por que aún faltan dar batallas: movilizar al país para rodear el proceso constituyente y ganar el referendo aprobatorio al que debe ser llevada la redacción de la Nueva Constitución.
El primero de octubre los titulares de prensa amanecieron convocando a un acuerdo nacional, a la necesidad del diálogo y la concertación. Banqueros, directores de medios y defenestrados políticos de la derecha aúllan ante el peligro de una constituyente de plenos poderes con una mayoría absoluta de Acuerdo País y del gobierno.
El presidente Correa, presagiando lo que se venía, desde la tribuna donde dio el parte de victoria les contestó por anticipado la noche anterior: El 80 % de los ecuatorianos ha construido un nuevo consenso, donde los excluidos tienen hoy el privilegio. Bienvenidos todos los que están por fuera, respetando la decisión mayoritaria del Constituyente Primario, actor principal de la Madre de todas las Batallas.
P.D. En el preciso momento de enviar esta nota vía electrónica para su lectura, observo en la T.V. que el Presidente Correa firma el decreto por medio del cual, A partir de hoy, las ganancias ocasionales por la explotación del petróleo serán del 99% para el Ecuador y del 1% para las empresas extranjeras. Hasta ala firma del decreto estas se repartían de a 50 por ciento. A esto se le llama por estos lares REVOLUCIÓN CIUDADANA.
Octubre de 2007
- José Miguel Sánchez Giraldo, Educador Popular. Profesional en Ciencias Políticas, Universidad Del Valle
Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas
Corporación Viva la Ciudadanía.
www.vivalaciudadania.org
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