Resultados y balance de las elecciones en Medellín y Antioquia

01/11/2007
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  • Opinión
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Los resultados de las elecciones del 28 de octubre dejan un sabor agridulce en el caso de Medellín y de Antioquia.

En Medellín hay alegría y expectativa por los resultados favorables para Alonso Salazar. El triunfo de Alonso en las elecciones para la Alcaldía de Medellín es sin duda una gran noticia, es un respaldo a la gestión de la administración de Sergio Fajardo y, sobre todo la posibilidad de darle continuidad y profundidad al proyecto ciudadano que está en marcha.

Era claro que un regreso a Luis Pérez sería muy costoso para el esfuerzo de depuración de la política y del manejo de los recursos públicos que viene haciendo la actual administración, sin contar una profundización de su visión neoliberal del desarrollo. Era además cerrar espacios para buscar una profundización de la democracia y la participación social de la ciudadanía

Pensamos que Alonso es no solo garantía de la continuidad del proyecto que ha venido promoviendo Sergio Fajardo, sino que puede permitir avances en varios asuntos vitales para una visión democrática de ciudad, es el caso del fortalecimiento de una institucionalidad democrática, de la promoción de la participación ciudadana, inversión social en particular en materia educativa. Alonso propuso en su programa cuatro grandes asuntos que tienen que ver con estos temas y con la lucha contra la pobreza extrema y el hambre; por el bienestar humano; la globalización y la competitividad. Estos temas pueden consolidar procesos en marcha y crear espacios para promover una mayor cultura política democrática en toda la ciudad como condición de que los actuales cambios no tengan reversa.

Desarrollar acciones masivas y contundentes de pedagogía social y política es una condición necesaria para conformar una sólida alternativa social y política que sirva de soporte a esta transformación y profundice la democracia en la ciudad. Hay que aprovechar estos cuatro años para crear y fortalecer amplios procesos de organización social y política democrática en la ciudad, de lo contrario, se va Fajardo y se va Alonso y no queda una base social y política que garantice la consolidación de estas apuestas democráticas. No está bien seguir dependiendo del carisma, de la hoja de vida, de la voluntad y el compromiso de un líder.

Ciertamente también hay interrogantes y expectativas grandes sobre la voluntad de promover acciones más contundentes en términos de redistribución de la riqueza y de la propiedad en la ciudad, de reducir de manera importante los enormes márgenes de desigualdad e injusticia que siguen caracterizando la ciudad; de consolidar la convivencia ciudadana y mejorar la cultura política, de enfrentar la amenaza de grupos armados ilegales de todo tipo; de mejorar la movilidad, el espacio público y el medio ambiente, de promover una integración y un desarrollo económico regional con equidad, en fin, la agenda de Medellín hoy plantea otros temas en los cuales la ciudadanía tendrá que seguir trabajando y exigiendo a sus gobernantes.

Un interrogante que esperamos se vaya despejando con el tiempo tiene que ver con la composición del equipo de trabajo de Alonso Salazar y las relaciones y exigencias que presente el partido de la U. En un principio se dio el “guiño” de doña Lina, la esposa del Presidente que manifestó el apoyo a esta propuesta. Después el jefe de la U, Carlos García estableció los dos criterios con los cuales ese partido decidiría que campaña apoyar. Estos dos criterios eran: darle continuidad a la obra y gestión del actual alcalde Sergio Fajardo y, en segundo lugar, apoyar el gobierno de Álvaro Uribe y su política de seguridad democrática.
La primera condición era suficientemente garantizada con Alonso pues él representaba claramente la continuidad y el desarrollo del programa y las propuestas de Fajardo; en cuanto al apoyo a Uribe, asunto menos claro, Alonso expresó en varias oportunidades que la administración Fajardo, de la cual él era su Secretario de Gobierno venía trabajando con el gobierno nacional en los temas de la desmovilización de los paramilitares y que compartían elementos de su política de seguridad.

Es evidente que un alcalde y más cuando se trata de la segunda ciudad del país tenga que relacionarse y trabajar con el gobierno nacional en asuntos de política pública que beneficien a la ciudad. El punto es hasta dónde se mantiene una línea independiente y autónoma frente a un personaje como Uribe que gusta mandar e imponer a todo el mundo su voluntad y sus políticas.

Fajardo logró hacer una campaña electoral independiente y como gobernante mantuvo buena relaciones con Uribe, pero trató de conservar cierto grado de autonomía en asuntos importantes. Cómo vaya a manejar Alonso dichas relaciones es un tema que habrá que estar evaluando.

Insistimos en este punto pues es bien conocida la estirpe y el talante de personajes como Carlos García presidente de la U y del asesor de Uribe, José Obdulio Gaviria. Seguramente irán a afirmar que el triunfo de Alonso se debe a ellos y van a buscar intervenir más de la cuenta en el manejo de la ciudad. Por ello habrá que estar atentos a estos desarrollos y trabajar por conformar una fuerza social y política democrática que garantice ciertos contrapesos cuando sean necesarios.

El aporte electoral de la U es difícil de medir, pero un indicador tradicional tiene que ver con los votos que tuvo este partido con sus candidatos al Concejo de la ciudad.
El aspirante más votado para el Concejo fue Federico Gutiérrez, un candidato de la U que hizo una buena labor en el periodo que concluye, pero al sumar todos los votos que obtuvieron los concejales elegidos a nombre de la U se llega a la suma 69.761 votos que representa un 26% de los 272.931 votos que logró Alonso Salazar. Esto significa que una vez más el voto de opinión definió la suerte de la Alcaldía.

Hablando del nuevo Concejo de la ciudad también hay novedades y algunos avances. Por un lado hay renovación (11 nuevos concejales) y hay crecimiento de algunas fuerzas políticas independientes. La Alianza Social Indígena mantiene su concejal y gana uno más, el Polo Democrático logra llegar con uno de sus candidatos y los jóvenes fajardistas también obtienen un concejal. En temas específicos se puede esperar una correlación de fuerzas que permita hacer aprobar proyectos importantes para la ciudad.

Tanto en Alcaldía como en el Concejo se registra algún incremento en la tasa de participación electoral y del voto en blanco. La tasa de participación para Alcaldía fue del 52,6% y el voto en blanco con el 4,2% (26.486 votos), fue la tercera votación de la ciudad. Para el Concejo la participación fue del 53,2% y el voto en blanco llegó al 10,2% (64.136 votos).

El panorama es radicalmente distinto en el caso de la gobernación. La enorme votación que obtuvo Luis Alfredo Ramos y que le permitió una victoria cómoda no es una buena noticia para la democracia del departamento.

La candidatura de Alas-Equipo Colombia logró 836.529 votos que representaron el 44% de los votos. Por su parte el candidato de Una Antioquia Nueva, Eugenio Prieto obtuvo 579.020 votos. La tercera votación fue para el voto en blanco con 110.559 votos y el cuarto lugar lo ocupó el Polo Democrático con 58.992 electores. En total fueron 1.881.880 votos que representan el 52,4 % del potencial electoral del departamento.

Por su parte para la Asamblea los votos llegaron a 1.844.823 (el 51,3%) con un resultado mayoritario del partido liberal (7 diputados), seguido de Alas-Equipo Colombia, Cambio Radical, el Partido Conservador, la U, el Polo y la ASI. Es claro que la correlación de fuerzas favorecerá a Ramos, pues a más de sus propios diputados contó con el apoyo de Cambio Radical, la U, sectores del Partido Liberal (César Pérez) y del Conservador.

El estudio realizado por Claudia López puso de manifiesto el gran crecimiento del paramilitarismo en el departamento, la clara alianza entre estos grupos y buena parte de la clase política tradicional, representada por Luís Alfredo Ramos, César Pérez, Oscar Suárez, Mario Uribe, Rubén Darío Quintero, etc, etc. Esta alianza que incluía también a grandes terratenientes, ganaderos, comerciantes, militares venía en un claro crecimiento desde las elecciones del 2003 y buscaban consolidar su dominio con el manejo de la gobernación. Como lo anota Claudia López, les faltaba la gobernación y ahora con Ramos lo consiguieron. Es decir, la parapolítica y el uribismo lograron su mayor triunfo a nivel nacional.

Es inexplicable que el gobierno nacional no haya promovido una verdadera Reforma Política que impida que alianzas políticas como la de Alas-Equipo Colombia, que tiene uno de sus grandes jefes en la cárcel, Álvaro Araújo por sus vínculos con el paramilitarismo, no pierdan su personería y no queden inhabilitados para seguir haciendo política.

Es también inexplicable la actitud de los medios frente a las dudas y cuestionamientos que se expresaron frente a esta candidatura. El estudio de Claudia López sobre la parapolítica en Antioquia, mucho más estructurado y sólido que el que realizó sobre la parapolítica en la Costa Atlántica y que abrió el proceso de la Corte Suprema contra muchos de los políticos de esos departamentos, fue entregado a todos los grandes medios escritos y audiovisuales del país y de la Región y ninguno, con la excepción de algunas referencias de El Mundo de Medellín, se atrevió a difundir nada de este trabajo. ¿Por qué? ¿Nadie se quiere enfrentar al señor Luís A Ramos y a los poderes que están detrás de él?

Finalmente, hay que llamar la atención sobre las encuestas previas a las elecciones. Al igual que en las elecciones de hace cuatro años, las encuestas se equivocaron para el caso de la ciudad y del departamento. En las elecciones pasadas se daba como ganador a Sergio Naranjo y triunfó Sergio Fajardo; en esta oportunidad todas daban una ventaja a Luís Pérez (se diferenciaban en la magnitud) y finalmente triunfó Alonso Salazar con el 44% de los votos.

Otra equivocación enorme estuvo expresada en la intención de voto por Sergio Naranjo. Era claro un retroceso frente a los primeros resultados que lo daban como segundo candidato, pero la mayoría de encuestas le seguía dando un porcentaje importante que rondaba entre el 10 y el 15% de los electores, finalmente lo que obtiene es el 1,2% de los votos, siendo superado por el candidato conservador y por el Polo Democrático.

En el caso del departamento muchas encuestas llegaron a calcular un 60% de la votación para Luís Alfredo Ramos y finalmente sacó el 44%. Mientras que los resultados de Eugenio Prieto siempre estuvieron por los lados del 20% y finalmente obtuvo el 30%.

Es claro que hay importantes errores metodológicos en la mayoría de las encuestas realizadas, pero también queda la duda de hasta dónde hay una utilización política para beneficiar a unos y perjudicar a otros. El debate queda abierto.

Noviembre 1 de 2007


Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas
Corporación Viva la Ciudadanía.

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