El Polo: del Palacio de Liévano a la Casa de Nariño

09/11/2007
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  • Opinión
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El Polo Democrático, pese a la ilegal intromisión y desleal oposición del presidente Uribe, se consolidó como la primera fuerza política en la Capital de la República, en un pulso que, en medio de la creciente polarización que vive el país, ayuda a perfilar a esta agrupación política como protagonista y posible ganadora de las elecciones presidenciales en el 2010.

Indiscutiblemente, en Bogotá el Polo ha roto la tradicional visión de la izquierda encasillada en un anquilosado molde contestatario y organizada sólo para la oposición. Y la rompió no sólo ganando las elecciones distritales, sino, demostrando, con la administración de Lucho Garzón, que sabe gobernar y que lo hace bien. Por eso pasó, con todos los honores que dan los casi un millón de votos por Samuel Moreno, los once concejales y los sesenta y un ediles elegidos, el examen minucioso de una ciudadanía exigente que valora y aprecia lo que significa un buen gobierno.

Sin embargo, el paso de avanzar de Bogotá hacia el resto del país, convertirse en una fuerza nacional y consolidarse como opción para la próxima elección presidencial pasa por superar tres grandes adversidades: la primera, la presencia nefasta que para la izquierda significa la existencia de una guerrilla anacrónica y desbocada en lo militar; la segunda, el asedio corrosivo de un Presidente de derecha como Uribe, que quiere continuar en el poder o tras de él a como de lugar y; la tercera, su propio enemigo interno: los aparatos radicales del Polo, residuos de la izquierda ortodoxa que se niegan a aceptar que la agenda democrática exige superar la visión unitaria de pensamiento y vincular temas y sectores contemporáneos de lucha como las mujeres, los LGTB, lo multicultural, los derechos de la clase media y asimilar que uno no puede pretender gobernar pensando que el Estado es un aparato burgués de dominación de una clase por otra.

En primer lugar, la guerrilla como obstáculo es paradójica, por un lado porque ésta tiene como blanco de sus ataques a los miembros del Polo, y esto no es gratis, las FARC, por ejemplo, declararon a Navarro y a Petro como objetivo militar por haberse comprometido con la paz en la Constituyente, y no son pocos los líderes que han asesinado ya que saben que el Polo deslegitima a través de la democracia la lucha armada, algo que ya reconoció en recientes declaraciones el Vicepresidente Francisco Santos refiriéndose al triunfo de Samuel en Bogotá. Y por otro lado, especialmente las Farc son un obstáculo electoral ante la mera insinuación de vínculos entre la izquierda democrática y la izquierda armada, situación que han aprovechado sagazmente los dos principales enemigos del Polo: Álvaro Uribe y las FARC mismas. El Presidente lanzando sus temerarias y peligrosas acusaciones a Carlos Gaviria y demás dirigentes del Partido; y las FARC con sus farisaicas declaraciones tendientes a eliminar al Polo no sólo física sino electoralmente.

Por eso, la importancia del debate público por el tema de las FARC y la posición del Partido, generado por el senador Gustavo Petro y cuyo efecto inmediato fue blindar al Polo frente a la opinión pública, y especialmente a su candidato a la alcaldía de Bogotá Samuel Moreno, de la guerra sucia que se vendría contra el Polo y que vulgarmente encabezaría el Presidente de la República.

En segundo lugar, el desmedido afán del presidente Uribe por quedarse en el poder, en un desespero que a casi tres años de las elecciones ya puso sobre la mesa el tema presidencial, postulando despistes como el ministro Arias y luego insinuando por la vía de la hecatombe su tercer período en el palacio de Nariño. Con lo sucedido en las elecciones locales quedó demostrado que Uribe está dispuesto a todo para acabar con el Polo, y más ahora que perdió una pelea que cazó gratis en los últimos días antes de elecciones. Victoria del Polo que se suma al triunfo de Cambio Radical, que el Presidente rechaza en el silencio por sus resistencias hacia Vargas Lleras; de los buenos resultados del Partido Conservador, que ahoga la coalición que podría darle un tercer período ante la viabilidad de un candidato presidencial de esa colectividad; de la derrota de Cesar Gaviria, su soterrado aliado neoliberal para cooptar al Liberalismo y el triunfo del ala socialdemócrata en cabeza de Serpa y de Verano, cercanos ideológica y políticamente al Polo, hoy mucho más después de las alianzas regionales que los llevaron al poder.

Uribe, como "ser superior" que es, debe estar vislumbrando el triunfo inminente del Polo en una alianza con el Partido Liberal, por eso hará lo que sea para impedirlo, la hecatombe está cantada: sin espacio para la reelección en el Congreso le queda la vía del golpe militar que muy seguramente llamaran golpe de opinión después de la primera encuesta.

Y por último, queda la adversidad que generan los aparatos radicales del Polo que causan estragos en las regiones y no dejan avanzar el proceso. Aparatos que en las ciudades se han encargado de espantar a la clase media con su ortodoxo discurso izquierdista, que no le dicen nada a los sectores populares ante su ineficacia real frente al clientelismo y que han estigmatizado a la clase política y empresarial con señalamientos ascéticos, enterrando la posibilidad de cualquier diálogo político o concertación racional para poder gobernar. Por esto, el Polo no obtuvo triunfos significativos en el resto del país, a excepción de la Gobernación de Nariño en cabeza de Antonio Navarro Wolff, y si bien es cierto el Polo creció en votación, esa votación es la suma de candidaturas inviables, ajenas a la ciudadanía, que sumadas engordan un balance electoral pero que restan regionalmente ante los flacos resultados. Mientras el Polo no seduzca en lo regional a la ciudadanía, y en especial a la clase media, con propuestas modernas, líderes capaces y sobre todo sin demostrar sectarismos anacrónicos, seguirá siendo un movimiento marginal en la política nacional, ya que en las elecciones pasadas ese sectarismo de algunas direcciones locales hicieron que la gente prefiriera partidos cuestionados como Convergencia Ciudadana, Alas Equipo Colombia u Opción Centro, que de lejos sacaron mejores resultados que el PDA.
En Colombia la actividad electoral no acaba de terminar cuando ya está empezando de nuevo: los candidatos presidenciales ya se perfilan: por el Uribismo Uribe si Vargas Lleras deja, por el Conservatismo Holguín Sardi, por el Liberalismo pálidamente Rafael Pardo, otra carta de Uribe, para atajar al Polo y a Vargas Lleras podría ser Sergio Fajardo, y por el Polo una interesante Consulta interna donde muy seguramente estarán Lucho, Carlos Gaviria y Gustavo Petro.

Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas
Corporación Viva la Ciudadanía.

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