La sonrisa de Piedad Córdoba es un antídoto a la desesperanza

16/11/2007
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La sonrisa de una mujer se quiere utilizar como espoleta para hacer estallar en pedazos las posibilidades de que un grupo de colombianos pueda regresar a sus respectivos hogares, incluida la otrora candidata presidencial Ingrid Betancourt, en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) desde 2002.

Insidiosas interpretaciones e insultos se han reproducido ad nauseam en los medios de comunicación para descalificar las gestiones de la senadora colombiana Piedad Córdoba, debido a la divulgación de fotografías en que comparte con delegados del Secretariado de la FARC en el Palacio de Miraflores, en Caracas.

No se trató de una reunión subrepticia entre la congresista colombiana y sus compatriotas guerrilleros, sino de otro paso en la iniciativa lanzada por el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, para conseguir la liberación de Betancourt, de 45 años, y de otros retenidos por la FARC, que busca canjearlos por prisioneros políticos.

Esta propuesta de Chávez Frías y la función de interventora de Piedad Córdoba cuentan, por supuesto, con el aval del presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, porque se trata de una gestión humanitaria que ha sido recibida con agrado por las partes involucradas y por el mundo.

Naturalmente, siempre están aquellos que pretenden sabotear el diálogo esperanzador levantando sospechas donde no las hay. En esta oportunidad se han utilizado las referidas fotografías que congelan para la posteridad un momento distendido de la senadora colombiana con los guerrilleros Rodrigo Granda, considerado el canciller de las FARC, “Iván Márquez” y “José Santrich”.

No hay que olvidar que Rodrigo Granda, secuestrado en Caracas el 13 de diciembre de 2004 en una irregular operación que puso al borde de la quiebra las relaciones entre Colombia y Venezuela, salió de la cárcel el 4 de mayo de este año de la mano del alto comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo, quien cumplió así una encomienda del presidente Álvaro Uribe Vélez.

Deduce uno por las fotografías, que se trata de la despedida –o, mejor, de un hasta luego– entre los interlocutores, por la entrega del ramo de flores y el ambiente que ha permitido a la parlamentaria mostrar su sonrisa como antídoto a la desesperanza. Una sonrisa leve, por cierto.

¡Vaya error de Piedad Córdoba! Sonreír en medio de conversaciones conducentes, esperamos, a la liberación de prisioneros y, además, colocar en su cabeza una boina que posiblemente simboliza la siembra de confianza.

Las delirantes deducciones que por este escenario de diálogo hacen determinados opinantes, comentarista y medios de comunicación no preocuparían a nadie de no ser porque detrás de la alharaca se esconde un avieso deseo de sabotear la posibilidad de un entendimiento que lleve a la liberación de retenidos por ambos bandos: guerrillas y gobierno.

El fracaso del gobierno de Álvaro Uribe Vélez al respaldar la iniciativa de su homólogo venezolano Hugo Chávez Frías conllevaría una extraordinaria carambola para quienes se oponen a la búsqueda de consenso para un acuerdo humanitario.

De ese modo, los sectores más recalcitrantes de Colombia tendrían servido un exquisito banquete que permitiría matar a cuatro pájaros de un solo disparo: la iniciativa humanitaria de Chávez Frías, la conformidad brindada por Uribe Vélez, la aceptación de la propuesta por la FARC y la mediación de Piedad Córdoba.

Si se produjera este escenario, entonces sabríamos quiénes reirían.


- Nelson del Castillo, periodista puertorriqueño, es Secretario General Adjunto de la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP).
https://www.alainet.org/es/active/20753
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