Trasgresión periodística
20/07/2011
- Opinión
En la época en que se han alcanzado extraordinarios avances tecnológicos que aligeran la divulgación de información y el desarrollo de diversos medios de comunicación, los ciudadanos no parecen beneficiarse de una mayor calidad en el contenido periodístico, marcado simultáneamente por la urgencia y determinada conducta profesional que tiende a saltarse los parámetros éticos. La reproducción masiva de cualquier información sin la corroboración adecuada puede estar dando la vuelta al mundo días después de haber sido desmentida y, probablemente, muchos meses más tarde se encuentren referencias en la red cibernética que mantienen la falsa vigencia de lo desmentido.
Este es un asunto que cada vez se vuelve más común por la divulgación o redivulgación ipso facto de cualquier “noticia” que salte a la internet, en lo que se ha tornado en un mimetismo nauseabundo que ha roto con la originalidad periodística y, lo que es peor, sin la adecuada atribución a la fuente original, como corresponde, en abierta transgresión periodística.
En la pérdida de la perspectiva profesional de informar adecuadamente, los traspiés se reproducen y los abusos de poder de determinados medios de comunicación se hacen más comunes, como ha quedado evidenciado con el escándalo de las interceptaciones telefónicas que han costado la vida al semanario británico News of the World, versión dominical del tabloide The Sun, especializado en la difusión de escándalos que involucren a famosos.
Esta publicación del conglomerado mediático News Corporation, del magnate Rupert Murdoch, ha visto extinguida su existencia de 168 años después que salió a relucir que por varios años sus periodistas intervinieron llamadas telefónicas de personalidades, incluidos políticos, miembros de la realeza británica, y hasta de una niña de 13 años, Milly Dowler, secuestrada en 2002 y que luego fue encontrada asesinada, de la que también borraron algunos mensajes de su buzón telefónico para dejar espacio a la entrada de otros en momentos en que el diario estaba bajo la dirección de Rebekah Brooks, actualmente consejera delegada de News International, la división de News Corporation que engloba a sus publicaciones británicas y descrita como amiga personal de Rupert Murdoch.
Estas acciones contrarias a la ética no se detuvieron ahí –según el diario británico The Guardian–, ya que también escucharon conversaciones de familiares de víctimas del atentado terrorista ocurrido en el metro de Londres el 7 de julio 2005, así como de soldados heridos en las guerras de ocupación en Afganistán e Irak y de familiares de otros que han muerto en esas contiendas. A muchos ha sorprendido que esta aberrante conducta de News of the World, actuando como una especie de organismo de espionaje supremo más que como un diario de tiraje millonario, se salde con el cierre del dominical además del pago de un máximo de 100.000 libras (120.000 euros) por cada caso, lo que elevará las indemnizaciones a unos 22,6 millones de euros, según la BBC.
Con este paso, Murdoch aparentemente busca garantizar que el gobierno británico apruebe la transacción económica que le daría el absoluto control de la televisión por pago BSkyB, de la que ya posee el 39 por ciento.
La actriz Sienna Miller fue la primera personalidad que denunció al tabloide británico por unas escuchas ilegales a su buzón de voz privado, por lo que recibió una indemnización económica de 115.000 euros luego de que News of the World admitiera que había realizado esas interceptaciones telefónicas ilegales.
En medio de todo esto ha quedado flotando un aparente contubernio entre políticos y periodistas, pues Andy Coulson, director de News of the World cuando se destapó el escándalo, pasó a ser director de comunicación del primer ministro David Cameron, posición de la que se vio obligado a dimitir en enero pasado cuando creció el oleaje por las escuchas ilegales.
El presidente del grupo News International, James Murdoch, hijo del octogenario magnate, estuvo a cargo de anunciar que News of the World cesaba de publicarse por el escándalo de las escuchas, ya que se había “mancillado por un comportamiento equivocado” al punto de que “si las recientes acusaciones son ciertas, (las interceptaciones telefónicas han sido) algo inhumano y no tienen cabida en nuestra empresa”. Naturalmente, es difícil creer que el heredero del imperio mediático no estuviera al tanto de lo que ocurría en una de sus emblemáticas empresas periodísticas, cuya última edición, dirigida por Colin Myler, fue una exaltación de su grandeza como el “mejor diario del mundo (1843-2011)”.
El “Gracias y adiós” de su titular de portada repercutirá por muchos años en el periodismo cuando se trace una línea ética del modo legítimo de obtener información. News of the World resaltará siempre como un ejemplo negativo en este ámbito sin importar que cerrara su existencia, el domingo 10 de julio con una edición especial que duplicó su tirada habitual de 7,5 millones de ejemplares. Una ironía, irse por el barranco vendiendo más diarios que nunca.
Nelson del Castillo es Secretario General Adjunto de la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP).
https://www.alainet.org/es/articulo/151332
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