El caso de Wilma Salgado: una bola de fuego para la Constituyente

13/01/2008
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La decisión de Wilma Salgado de rendir cuentas al pueblo ecuatoriano, a través de la Asamblea Nacional Constituyente, de su gestión cumplida al frente de la Gerencia General de la Agencia de Garantía de Depósitos, AGD, así como de la injusta, ilegal e infame persecución de que ha sido víctima, durante los últimos cuatro años, por los intereses coaligados de los grandes banqueros corruptos, los deudores vinculados y sus testaferros incrustados en las Instituciones del Estado, pone una bola de fuego en manos de la Asamblea Nacional de plenos poderes.

Hay que señalar que el Presidente de la República, economista Rafael Correa Delgado, que conoce los atropellos que se han cometido contra Wilma, pidió públicamente a la Constituyente, en su sesión inaugural, conocer y resolver, entre otros casos, el problema de Wilma Salgado. Quienes dirigen la Asamblea, en el sitio doblemente sagrado de Montecristi, donde vive el espíritu del General de Hombres Libres Eloy Alfaro y cerró su parábola luminosa nuestra querida compañera Guadalupe Larriva, deben superar el síndrome de Dayuma y restablecer a plenitud el poder de fiscalizar, debatir y resolver, a plena luz, los grandes problemas nacionales, los actuales y los que pesan como una herencia que nos impide el progreso y la libertad.

No es sobre el paisaje yermo de la impunidad y/o de los cálculos políticos que los pueblos pueden construir las sementeras que nutran sus necesidades materiales y espirituales. El drama de Wilma Salgado no es sólo un dilema personal y familiar, ya de por sí trascendente, sino una bola de fuego – el Aleph - en la que se condensa una de las mayores tragedias del Ecuador contemporáneo.

La propia Wilma, con su enorme capacidad de síntesis, describe lo ocurrido:

“Todos los ecuatorianos fuimos duramente golpeados por el congelamiento de nuestros ahorros en los bancos en 1999 y la cadena de quiebras bancarias y empresariales que le siguieron. La pobreza llegó a afectar al 80 % de los ecuatorianos en 1999, luego de que el Estado, al mismo tiempo que congeló nuestros ahorros en los bancos, con el argumento de impedir su quiebra, sin lograrlo, entregó desde el Banco Central créditos masivos a los banqueros, créditos que eran recibidos por los banqueros en sucres, transformados a dólares y colocados fuera del territorio nacional, con la consecuente devaluación fulminante del sucre, que de 5.000 sucres por dólar en agosto de 1998, paso a 25.000 sucres por dólar en enero del 2000, esto es en apenas cinco trimestres el sucre se devaluó en 500%, esto es a un promedio del 100% cada trimestre.

Dichas políticas denominadas de salvataje bancario, no sirvieron para salvar los bancos de la quiebra, peso si para quebrar a los ecuatorianos, con la devaluación e inflación resultantes de la generosa política del Banco Central con los banqueros, con la particularidad de que todos los bancos que recibieron recursos financieros del Estado, se declararon en quiebra, con lo cual, no solamente se llevaron los ahorros de los depositantes que se habían repartido previamente en generosos créditos a empresas de propiedad de los mismos banqueros, sin cumplir con las garantías legalmente establecidas, sino también los créditos masivos entregados con fondos públicos, esto es de todos los ecuatorianos, por un monto total estimado en alrededor de seis mil millones de dólares, hasta el año 2000, presupuesto suficiente como para financiar el gasto de educación y cultura durante 13 años, o el gasto en salud durante 39 años, o el gasto en desarrollo agropecuario durante 42 años, o el bono de la pobreza durante 60 años… a los niveles de l999.

Pero no todos fuimos perjudicados por la crisis de 1999. Los depositantes fuimos perjudicados por el congelamiento de nuestros ahorros y todos los ecuatorianos NO VINCULADOS A LOS BANQUEROS, por la inflación y devaluación resultantes de los créditos masivos entregados por el Banco Central, con el argumento de impedir la quiebra de los bancos, sin lograrlo. QUEBRARON LOS BANCOS, PERO NO LOS BANQUEROS, por el contrario, los banqueros se quedaron no solamente con los créditos pendientes de pago al Banco Central, sino sobre todo con la propiedad de las empresas en las que estaban concentrados los ahorros de los depositantes y se negaban a pagar sus deudas, mientras lograron una nueva intervención del Estado a su favor. Esta vez, para que se haga cargo de devolver los ahorros de los depositantes, tarea que se realizó a través de la AGD, con fondos públicos, esto es de todos los ecuatorianos. De esta manera LOS BANQUEROS ENDOSARON LOS PASIVOS AL ESTADO PERO CONSERVARON LA PROPIEDAD DE LOS ACTIVOS, esto es de las empresas VINCULADAS, cuyas deudas estaban a punto de prescribir en marzo del 2003, cuando fui nombrada Gerente de la AGD.

Wil
ma concluye: “Al iniciar alrededor de 24.000 juicios de coactiva, impedí  la prescripción de las deudas, las que en adelante ya no prescriben y alguien podría atreverse a continuar cobrándolas. ESO ES LO QUE NO ME PERDONAN LOS BANQUEROS,  que haya impedido la prescripción de las deudas y que haya armado equipos de trabajo para investigar el destino de los ahorros de los depositantes y de los créditos entregados por el Estado, descubriendo que habían colocado en activos colocados en fideicomisos y en empresas constituidas dentro y fuera del país, así como a nombre de testaferros, mecanismos a través de los cuales los banqueros pretendieron burlarse del pueblo ecuatoriano y sus débiles y corruptas instituciones, que en lugar de colaborar en las investigaciones para dar con el paradero de los alrededor de ocho mil millones de dólares en que fuimos perjudicados todos los ecuatorianos, se han dedicado a la tarea de perseguirme, actuando para ello al margen de la Constitución y de la ley.”

Lo insólito de ese caso es que las Instituciones del Estado, que debieron ser ejemplo en el cumplimiento de la Constitución y el ordenamiento jurídico, han actuado al margen de todo precepto legal para proteger a los banqueros, cuyos delitos siguen en la impunidad.

El régimen del Coronel Lucio Gutiérrez fue secuestrado, desde la segunda vuelta electoral, por los banqueros a los que, en el discurso, decía combatir. Su complicidad en la persecución a Wilma fue uno de los factores determinantes de su propia caída. La administración timorata de Alfredo Palacios no fue capaz de entender el mandato ético de los “forajidos”. Hay que decir, en cambio, que el Presidente Rafael Correa, que participó conjuntamente con Wilma Salgado en el proceso electoral de primera vuelta que culminó el 15 de octubre del 2006, tuvo siempre clara consciencia de que Wilma era víctima de una larga confabulación entre los banqueros y la partidocracia infiltrada en los juzgados. Esto no obstante, cuando se va a cumplir el primer año del gobierno de la revolución ciudadana, resulta doloroso y contradictorio constatar que el Poder Judicial heredado de la época de las mafias, ha hecho de Wilma Salgado una bruja sobre la que se han ensayado todos los escarnios y atropellos que puedan concebirse en un Estado medianamente civilizado de América Latina.

¿De que le acusan a Wilma Salgado?

Luego de su destitución de la Gerencia de la AGD, tramada entre el Coronel Lucio Gutiérrez y el Partido Social Cristiano, se inició, entre otros, el infame juicio por el que se pretende acusarla del delito de peculado por el anticipo de 4.1 millones de dólares honorarios al abogado de coactivas. En el proceso se demostró que la cartera recuperada hasta el 12 de febrero del 2004 asciende a 163.9 millones de dólares, correspondiendo por el 3 % de honorarios al abogado impulsador alrededor de 4.9 millones de dólares, cifra superior a los anticipos pagados para hacer posible la recuperación de cartera. Pero este hecho que demuestra la inexistencia del supuesto delito los jueces lo ignoran porque no ordenaron el acto procesal fundamental que es la liquidación de honorarios.

Sobre el mismo hecho se pretende acusarla de haber desviado recursos del Fideicomiso de EMELEC. En marzo del 2004, Wilma Salgado entregó a la Contraloría y a la Fiscalía la información con el listado de los depositantes del Banco del Progreso a los que se devolvieron sus depósitos y las fechas de pago, demostrando que durante la administración de Wilma se recibieron 3.2 millones de dólares de dicho Fideicomiso y se entregaron 5.8 millones a los depositantes del Banco del Progreso( monto más de 80 % superior el recibido).

No hay delito, pero para cumplir la consigna recibida de los poderosos los jueces y el tribunal que la juzgó fallaron en contra de ley expresa, anticiparon criterio, puesto que no realizaron el acto procesal fundamental para la comprobación del supuesto delito, esto es la liquidación del abogado de coactivas, y no tomaron en cuenta las pruebas de descargo, violando sistemáticamente sus derechos humanos: el derecho al debido proceso, el derecho a la defensa, el derecho a la honra, a una justicia sin dilaciones y a obtener la tutela judicial efectiva.

No hay delito, ni siquiera irregularidades administrativas en la gestión de Wilma al frente de la AGD, pero los jueces, ciegos instrumentos de la venganza socialcristiana y demócrata popular, que no pueden olvidar a mujer juez de coactivas que tuvo el valor de llamar a pagar millonarias deudas a Agustín Febres Cordero y Juan José Pons, entre otros miembros connotados de la lumpemburguesía, tenían la consigna de sentenciarla, para acallarla, para sepultarla, para sacarla del juego político electoral y de la administración pública, a fin de que nunca más vuelva a ganar, casi sin recursos económicos, una representación nacional al Parlamento Andino o a otra instancia gubernamental. Ya proclamada triunfadora los jueces se olvidaron de que tenía fuero de Corte Suprema, de que gozaba de inmunidad nacional e internacional. Pisotearon una vez más sus derechos, causando la justa protesta del Parlamento Andino, del Parlamento Europeo y del Foro de Sao Paulo que reúne a las más importantes organizaciones políticas que hoy son gobierno en América Latina.

Pero Wilma Salgado ha vuelto a dar la cara a sus perseguidores y a desemmascararlos. Wilma Salgado quiere ser recibida por la Asamblea Nacional Constituyente para entregar la bola de fuego de sus verdades. Hace más de un siglo Eloy Alfaro Delgado abrió las puertas de la igualdad de derechos a las mujeres de nuestra Patria, hoy, una de sus beneficiarias agradecidas quiere dar un baño de verdad y de justicia a la Patria que vuelve, desde el espacio privilegiado de la magna asamblea constituyente de plenos poderes que se reúne en Montecristi.

Los asambleístas tienen entonces la oportunidad de sacudir esa cueva de injusticias y atropellos que es ahora el Poder Judicial, para reimplantar la vigencia de la Ley y la Constitución como principios de vida de la República. Trece millones de ecuatorianas y ecuatorianos permaneceremos vigilantes de sus resoluciones.

Quito, 9 de enero del 2008

Manuel Salgado Tamayo
Profesor de la Universidad Central del Ecuador
Secretario de Relaciones Internacionales del PS-FA

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