El pueblo cubano propone cambios y de los buenos

24/01/2008
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I

“Revolución en la revolución”,
vale ahora la expresión para lo que se está gestando en el primer territorio libre de América, en la Cuba martiana, fidelista, guevarista…de hoy.

Con otras palabras así lo expresó recientemente el intelectual y periodista cubano Manuel Alberto Ramy en una entrevista que le hiciera el periodista cubano-americano Francisco Aruca, del programa radial “Ayer en Miami”:

“En primer lugar, las reformas son inevitables, porque las exigen la realidad y la población cubana.  Están en juego la satisfacción de necesidades elementales de la ciudadanía, la continuidad del proceso revolucionario e, incluso, te diría que está en juego el destino de la nación cubana.  En segundo lugar, se trata de un proceso doble; es decir, reformas capaces de crear un nuevo modelo de socialismo y el tránsito hacia una nueva generación de dirigentes.”

“El tercer punto a señalar, es que este doble proceso de reformas y relevos viene desde dentro del sistema, y ese es uno de los factores del ritmo, de la velocidad de los cambios, porque se trata de reformar el socialismo y no de destruirlo y se genera a partir de actores, estructuras e instituciones establecidas que poseen sus hábitos,

costumbres y hasta rostros.”(El proceso de cambios esta caminado –Kaos en la Red 13-01-2008-)

La realidad presiona hacia el cambio

La realidad exige cambios porque la consolidación y prolongación por décadas del modelo estatista y el peso significativo de la casta burocrática en el poder establecido, produjeron estancamientos, ineficiencias crónicas, carencias persistentes (evitables a pesar del bloqueo), corrupción, prohibiciones y penalizaciones innecesarias; burocratismo, grandes desproporciones entre el aporte en trabajo y los ingresos reales de los(as) asalariados(as), divorcio entre los medio de producción y distribución y los(as) trabajadores(as), grandes déficit productivos, dependencia alimentaria, desaliento y distanciamientos respecto a las nuevas generaciones.

Esa realidad, que se tornó resistente y tozuda (pese a varias alertas de Fidel y de otros dirigentes de la revolución), provocó finalmente el impactante discurso que pronunciara el Presidente y Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, el 17 de noviembre del 2005 en la Universidad de La Habana.

En esa oportunidad Fidel puso el tema en un nivel mucho más alto posible: “la revolución –enfatizó- podemos destruirla nosotros mismosy a continuación denunció con vigor el auge de la corrupción.

La conmoción fue grande, pero como he dicho en otros momentos la autocensura resultó dominante pese a dos declaraciones posteriores del Canciller Felipe Pérez Roque, aludiendo al pronunciamiento del líder de la revolución y estimulando al debate sin cortapisas y exhortando a nuevas iniciativas.

El peso del inmovilismo era muy grande todavía.

Tuvo que producirse la conmovedora crisis de salud de Fidel -la cual alertó sobre la aproximación del declive natural del liderazgo histórico de la revolución y de la eventual pérdida de su poder legitimador, así como de la interrupción física de la formidable relación democrática entre éste y el pueblo- para que se superaran las inhibiciones y se crearan las condiciones para un debate que tendría que ser trascendente o no ser.

El comandante Raúl Castro, desde su condición de presidente interino, percibiendo con fino olfato político la necesidad del cambio sugerido por Fidel y, sobre todo, la exigencia de un nuevo consenso camino a un nuevo modelo de orientación socialista capaz de remontar la crisis estructural vigente, en su discurso del 26 de julio del 2007, insistió con renovada energía en el debate, como en la necesidad de transformaciones estructurales.

Y desde esa fecha hasta el presente, en varias ocasiones, ha reiterado esa imperiosa necesidad.

En el debate el pueblo propuso cambios para más socialismo

El resultado ha sido innumerables reuniones y encuentros y más de dos millones de propuestas, en las que prácticamente no se han expresado intenciones contrarrevolucionarias ni proclividad significativa de retorno al capitalismo.  En el seno del pueblo cubano se confirmó que la derecha carece de un espacio significativo y que la inmensa mayoría de esa sociedad propone cambios dentro del tránsito al socialismo hacia un socialismo mejor.

Dos millones de propuestas clamando mejorías y cambios de diferentes alcance, siempre dentro del proceso de orientación socialista; incluidos planteos muy certeros respecto a la necesidad de un modelo diferente, de un tránsito a un socialismo más participativo, más eficiente y más creador.

Todo lo que he leído sobre ese debate deja bastante claras dos cosas:

 - La rotunda negación a cualquier salida contrarrevolucionaria, al retorno al capitalismo y a la dependencia que sugieren los ideólogos del imperialismo y la mafia cubano-americana de Miami.

-El rechazo abrumador al inmovilismo burocrático, al estancamiento, a la resistencia a cambiar para mejor, al mantenimiento del modelo en crisis.

A esta necesidad del cambio que emana de la realidad, de los problemas acumulados, de las necesidades de la gente y de los límites del estatismo burocrático, se le ha sumado la presión de abajo hacia arriba, la presión popular expresada a todo lo largo y ancho del país, del partido, de los comités de defensa y de las organizaciones sociales, en un debate inteligentemente abierto desde lo más alto del liderazgo nacional.

Dado que el proceso de cambios y de relevo generacional vienen desde dentro del sistema, los esfuerzos que conducen a esos dos grandes objetivos del presente tienen las características de una especie de auto-transformación cuyas contenidos, ritmos, velocidades están por precisarse, dado que lo que debe morir todavía ofrece resistencia y lo que debe nacer precisa de consensos y definiciones todavía no logradas.

Por eso, a mi entender, el optimismo -pese a la debilidad esencial que exhibe la contrarrevolución imperialista en el seno de la sociedad cubana y el inmenso apoyo que reciben las ideas en favor de los cambios dentro del socialismo- debe ser cauto pero cargado de energía positiva.

La resistencia burocrática al interior del sistema es una realidad a vencer progresivamente, mientras la agresividad imperialista se potencia sin cesar.  Y ambas realidades han llegado a un punto en que se retroalimentan.

El viraje hacia un nuevo modelo de socialismo y el tránsito hacia una nueva generación de dirigentes revolucionarios, lo exige la vida, lo reclama la realidad y lo respalda una gran parte del pueblo cubano.  Pero de todas maneras no es un viraje fácil, libre de riesgos y peligros.

Nada es irreversible, ni nada es inevitable.

Por eso los cambios, sus características esenciales y velocidades, deben ser bien pensados y bien consensuados.

Ideas valiosas abundan en la Cuba actual.  Propuestas alternativas y demandas justas, tambien.  Así lo ha evidenciado el debate comentado.

No todas las ideas y propuesta coinciden ni todas apuntan a los mismos blancos, por aquello de la variedad de problemas y de realidades y situaciones que pueden tener remedios diferentes.  Pero de todas maneras se aprecia un núcleo fuerte de planteamientos coincidentes en torno a los ejes básicos de la transformación estructural necesaria.

Es admirable si el tono del debate, su altura y profundidad, la sabiduría colectiva y la conciencia acumulada que se han expresado por esa vía, así la intención común que las anima.

Habría ahora que determinar-en el contexto de la soberanía del pueblo cubano y de las instituciones vigentes- cuales son las sugerencias, demandas y propuestas de soluciones de mayor consenso, cuáles las más urgentes y viables, cuáles las que se deben aplicar a corto, mediano y largo plazo, y cuáles las que se deben descartar.

Y sobre todo como inscribirlas dentro del necesario desmonte del modelo en crisis y como hacerlas parte consustancial del nuevo modelo de socialismo a construir.

Ese nuevo modelo necesita de un consenso indiscutiblemente mayoritario, y habrá de tener características propias y precisas.

Los pequeños y medianos cambios para ser exitosos precisan de un rumbo más o menos definido, de una propuesta general, de nuevo modelo y nuevas estructuras económicas, sociales y políticas-institucionales.

La búsqueda del nuevo consenso en medio de la continuidad de una pelea histórica

Las cosas no han llegado ahí.  Esto posiblemente dependerá de la manera como la dirección aborde y procese el producto de este debate, todavía no plenamente conocido por el conjunto de la sociedad cubana, en vista de que aun no se han empleado las vías y métodos que posibiliten horizontalizar la discusión hasta lograr que cada cubanos(a), participante o no en ella, conozca lo que los(as) demás han planteado en sus respectivos núcleos, reuniones, asambleas y encuentros.

Necesitará, por tanto, de procesos institucionales, asamblearios, congresuales… a nivel de partido, organizaciones sociales y Estado.

Esto fue sugerido hace algunos meses por Pedro Campos, militante comunista e historiador cubano, quien escribe regularmente para el periódico digital Kaos en la Red.:

“Los militantes tienen derecho a que sus criterios y propuestas no sean solo del conocimiento de su estrecho núcleo, sino de toda la militancia restante del Partido.”

“Igual, la prensa del Partido debe reflejar posiciones concretas de militantes y dirigentes,-no de los principales para evitar el "dirigismo y el consecuente seguidismo"- sobre lo que se viene debatiendo, de manera que se puedan conocer las posiciones que están sosteniéndose y sus argumentaciones, necesarias para el esclarecimiento de las propuestas.”

“Es lo que se llamaría una forma horizontal del debate, que permitiría que todas las instancias del Partido conozcan igual lo que se debate en Santiago de Cuba o en Pinar del Río, lo que manifiesta un núcleo campesino en Las Tunas, lo que señala un núcleo fabril en San Miguel de Padrón en La Habana o lo que analizó un núcleo de jubilados en Camaguey.”(“El necesario debate efectivo”.  Pedro Campos Santos 19-09-07.  Kaos en la Red)

Pedro Campos se ha caracterizado por ser un apasionado defensor de la autogestión y cogestión socialista, de la superación del estatismo burocrático basado en el trabajo asalariado, del traspaso de la propiedad estatal a toda la sociedad, de la democratización de corte socialista y del nuevo socialismo o socialismo para el Siglo XXI; sin ceder en lo más mínimo en el contenido anticapitalista y antiimperialista de la transición revolucionaria.

Pero como Pedro hay muchos(as), que con su propio lenguaje y formulaciones originales, coinciden en la necesidad de cambios con características parecidas.

Por ejemplo, caminando a pie por Internet (ya que todavía mi poca destreza no me da para “navegar” en él) y por la repercusión de algunos de mis trabajos relacionados con el proceso cubano, hube de descubrir la manera de pensar de Miguel Arencibia Daupés, otro militante de la revolución y del PCC, sorprendentemente coincidente con mis convicciones sobre el tema:

“Eso, por una parte, y un grupo de viejas pero latentes causales…, nos fueron conduciendo a la situación actual en que debe revisarse y determinarse, como señalara Raúl en su discurso del 26 de julio pasado, los moldes estructurales que tenemos que eliminar, paulatina pero radicalmente.”

“Dentro de esas causas que se han ido revelando cada vez más impactantes, se puede compilar el mantenimiento y aumento de una centralización estatal excesiva; la fusión del partido y el Estado, y a estos de las organizaciones sociales; la inmovilidad de los conceptos de fondo, dada determinada atrofia del pensamiento social crítico, además, con rechazo o inviabilidad de los criterios divergentes, entre otras cuestiones por un extendido acriticismo que ha anidado en muchos dirigentes, otras personas y en nuestros medios de información.”

“A ello se adiciona -como expresara nuestro Canciller- una extendida simulación y apatía en importante, casi mayoritaria, porción de pueblo.  En mi opinión, como una manifestación de desconcierto y agotamiento en la espera de un verdadero protagonismo democrático en cuanto a la toma de las decisiones que le incumben, como legítimo dueño del país que es; más que de complicidad o aceptación de lo que mal funciona.”

“Muchos son los logros alcanzados en estos años, imposibles de obviar.  No obstante, en materia de economía política -como con respecto a la URSS expresara Dacal Díaz, en su trabajo “¿Por qué fracasó el socialismo soviético?, (julio/2007)- se nos ha entronizado un “estancamiento de las relaciones de producción capitalistas, no su superación, en nombre de estructuras y relaciones productivas que supondrían la existencia del socialismo,…”.”

“También en nuestro país “los obreros continuaron disociados de los medios de generación de riquezas.  No se convirtieron en dueños reales de éstos, debido a que los elementos burocrático-administrativos los mantuvieron distanciados de la propiedad efectiva.  En esa dinámica, la nueva organización de la producción, pretendida como socialista, tuvo un carácter formal.”

“Y como Dacal nos clarifica: “La adulteración del objetivo socialista estuvo (acoto: ha estado fundamentalmente) en identificar la estatización de la propiedad con la socialización, limitándose así la complejidad y profundidad de lo que Marx había entendido como superación del modo de producción capitalista. 

“En esto último, parafraseando a un buen amigo, fue donde “puso el huevo la serpiente”; la sierpe que indujera a un nuevo “pecado original”.  Pudiendo señalarse que todas las demás culebras son más consecuencias que causas, y han sido paridas por ella; aunque, recursivamente, den aliento y sostengan a su progenitora.”

“Y, con el estilo de nuestros guajiros, me inquiero - aún teniendo en cuenta las diferencias en cuanto a condiciones históricas, geográficas y otras entre países y procesos - sobre si los revolucionarios seremos como ese torpe animalejo aviar del anecdotario popular que tiende a tropezar con la misma piedra varias veces?”

“Con sinceridad, desde lo más interno de mí, confío que demostraremos nuestras capacidades de homo sapiens y que sabremos emplear todo el bagaje de experiencia propia e internacional, principalmente latinoamericanista, para que otra caída igual o parecida no nos suceda.”(Miguel Arencibia.-“Cuba Quitando las Piedras del Camino”.  Kaos en a red 20-09-07)

¡Refrescantes atrevimientos y estimulantes herejías revolucionarias frente al “status quo”!

Y en verdad desde muy temprano la revolución cubana se debate entre vibrantes herejía, cargadas de militante cubanidad, y los procesos de sovietización que la impactaron y deformaron.

La brega ha sido intensa y nunca se detuvo: en su discurrir la creatividad siempre le disputó múltiples espacios importantes al dogma favorecido por la “razón de Estado” y la bipolaridad mundial.

De cerca conocí no pocas de esas situaciones y a sus protagonistas: la pelea contra la fracción dogmática del PSP el interior del nuevo proyecto de vanguardia, el cierre de la Revista Pensamientos Crítico, el expediente contra el Centro de Estudio de América (CEA), dirigido ejemplarmente por Luís Suárez Salazar, el proceso de rectificación de errores, los debates a raíz del derrumbe del “socialismo real”…

Conocí la frescura de pensamiento de unos(as) y el impenitente dogmatismo de otros(as).  Los enfoques trascendentes y las reacciones simplistas.

La actitud abierta de muchos(as) y la cerrazón de no pocos, con expresiones a todos los niveles y con excepcionales auto-transformaciones y rectificaciones de algunos(as).

La mayoría decisiva nunca resultó estable, sufrió periódicas variaciones por periodos y por temas.

Señal, todo esto, de vitalidad.  Pero indudablemente el creciente estancamiento se impuso y las rectificaciones profundas se postergaron, y hoy ya el viraje necesario no resiste –sin graves consecuencias- de más posposiciones.

En particular me satisface muchísimo -por todo lo que para mí representaron y representan sus gestores y protagonistas- que en Cuba, en el debate actual, aparezca la justa reivindicación de quienes desde el Centro de Estudio de América(CEA) se esmeraron tanto en recuperar la creatividad marxista, leninista, guevarista, mariteguista…

Domingo Amuchastegui en un artículo titulado “Ni quinquenio gris ni decenio negro, sino interminable lucha de ideas y diversidad en la Cuba revolucionaria” se refiere así al arranqué y al desenlace de la arremetida contra el CEA:

Era un episodio único e insólito; una arremetida sin precedentes, aunque algunos señalaran que se estaba en presencia de una reedición agravada del triste episodio de Pensamiento Crítico.”

“Los pormenores de este caso son más o menos conocidos por muchos, dentro y fuera de Cuba.  No obstante, exploremos algunas de las lecciones a extraer.  ¿Quintacolumnistas y toda la carga de epítetos contra un grupo de investigadores consagrados en su dedicación a la revolución? Esto carecía de credibilidad por completo.  Peor aún era “cocinarlo” a espaldas de los perjudicados.  Repito e insisto en esto, pues discrepar o incluso  contra-argumentar respecto al trabajo del CEA, podía ser legítimo y hasta necesario, pero no como acción artera, desleal y carente de transparencia, máxime cuando era bien sabido que otras figuras e instancias del poder en Cuba –sin necesidad de mencionar a Manuel Piñeiro, en lo que sería una importante lista de figuras claves- tenían en alta estima el quehacer intelectual y la condición política del personal del CEA, investigadores y auxiliares por igual.”

“Tres observaciones finales sobresalen en este caso.”

“Primero que todo, el coraje colectivo de los integrantes del CEA en enfrentar, discutir y refutar los planteamientos del V Pleno y los ataques formulados contra ellos en reuniones posteriores.  Cualquier cobardía los hubiera anulado para siempre y en esto sentaron un poderoso ejemplo.  Siempre será poco lo que se diga acerca de la entereza y consistencia de este grupo de intelectuales.”

“Segundo, el lenguaje del V Pleno hacía temer los peores desenlaces y las acusaciones e insinuaciones de los Torquemadas subalternos...  Podían esperarse sanciones disciplinarias, pérdida de militancia y empleo, exclusión del sector de las ciencias sociales y otras, pero la consistencia y valentía demostrada en la defensa de sus posiciones y actuaciones, así como el aprecio y simpatías de que gozaba el equipo del CEA entre otros sectores de la dirigencia y la intelectualidad –en particular muy visible en las intervenciones de Manuel Piñeiro y Abel Prieto- condujeron a una especie de congelamiento o “empate técnico,” cuya decisión, evidentemente, no partía de Balaguer o sus subalternos, sino de Fidel y Raúl.”

“Tercero, los peores desenlaces esperados desaparecían de la escena, el equipo de investigadores del CEA ciertamente fue desarticulado y dispersado, pero sus componentes individuales fueron plenamente respetados, ubicados en diferentes posiciones, en su mayoría acordes con sus perfiles, y en su abrumadora mayoría ahí continúan con su penetrante y culto quehacer, sin dejación de sus útiles herejías pasadas o actuales… Y el quehacer científico e intelectual de los Rafael Hernández, July Carranza, Pedro Monreal, Aurelio Alonso, Fernando Martínez y los otros, es procurado por todos y sus trabajos leídos con enorme interés.”

Despenalización de la discrepancia

Este y los demás episodios de intolerancia mencionados a lo largo de este trabajo, junto a una confusa telaraña de prohibiciones y de formulaciones legales que se prestan a ejercer la censura respecto a la propia diversidad del pensamiento socialista y a la penalización de las ideas discrepante, ha motivado tambien que el desarrollo del referido debate, y en sus expresiones a través de revistas digitales creadas en la Cuba de hoy, se toque tambien el tema de la “despenalización de la discrepancia” desde una óptica revolucionaria y socialista y por un periodista que no he tenido el gusto de conocer ni siquiera desde lejos.

“El día que en este país se anuncie –escribió el periodista cubano Reinaldo Escobar-con toda claridad que ha sido despenalizada la discrepancia política seremos testigos de un hecho trascendental.  De numerosas gavetas saldrán proyectos económicos, políticos, sociales, culturales y de diversa índole que han permanecido ocultos por temor a ser malinterpretados.  Proyectos que no habrán sido elaborados por diletantes, ni por personas que pretenden ganar méritos con alguna potencia extranjera, sino por gente seria, profesional, honesta, inteligente e informada, pero que por ser respetuosa de la ley y amante de su familia no han querido exponerse a sufrir las penalizaciones aquí mencionadas”.

“Quizás el precio que haya que pagar por despenalizar la discrepancia política sea el de tener que escuchar un par de propuestas anexionistas y algunas febriles ensoñaciones de capitalismo salvaje, pero al menos no aumentará la prostitución, como ocurrió tras la despenalización del dólar ni habrá pérdida de valores, sino todo lo contrario: Se reducirá la simulación, el oportunismo tendrá menos razón de ser, dejaremos de sospechar de los amigos, la gente se sentirá más libre, con todo lo que eso implica para el mejoramiento espiritual del ser humano, y de paso, los muy calificados compañeros que hoy se ocupan de reprimir a quienes opinan diferente podrán dedicarse a cosas más útiles a la nación”.

“Pero no será fácil.  Hay gente que subestima al pueblo y cree que éste se dejará persuadir en cuanto escuche los cantos de sirena del neoliberalismo.  Son los mismos que no se creen ni una palabra de lo que proclaman sobre la justicia social y la solidaridad.  Son los oportunistas de siempre que han medrado a costa de los honestos que, acertados o equivocados, se han creído en el derecho de proponer sin miedo lo que creen mejor para su país”.  (Revista Digital Consenso.- desde Cuba 20-11-07, publicado en Kaos en la red (www.kaosenlared.net)


El PUEBLO CUBANO PROPONE CAMBIOS Y DE LOS BUENOS

II

En este proceso cargado de sanas preocupaciones respecto al futuro del socialismo y al momento especial que transita la revolución pionera de la nueva independencia y de las luchas anticapitalistas y antiimperialistas, he tenido tambien la oportunidad de leer una valiosa y valiente carta dirigida a Fidel por un militante comunista, coronel retirado a temprana edad, y posteriormente veterano internacionalista en Angola:

“Observo y apoyo el empleo que le está dando a los Trabajadores Sociales, que se han constituido en un ejército en defensa de la Revolución.  Las misiones que cumplen permiten estudiar las realidades económicas, políticas, sociales y humanas que nos afectan.  La tarea en el sistema de distribución de combustible permitió comprobar con cifras veraces los niveles alcanzados por el robo, la malversación y la corrupción.”

“Usted anunció que iba a controlar otros sectores con los Trabajadores Sociales, incluso que sumaría a estudiantes universitarios.  Eso ayudaría a determinar la magnitud del problema y contribuiría al descubrimiento de sus causas y de los errores que se puedan estar cometiendo en la Dirección de la Sociedad.”

“Desconozco cual es el límite que se ha trazado en la utilización de esa fuerza.  Pero espero que no convierta a los Trabajadores Sociales en controladores permanentes de nuestra sociedad.  Si se le diera esa tarea, estaríamos actuando sobre la base del principio de la Desconfianza.  El resultado fáctico sería el de una parte de la población trabajando y un contingente vigilando.  Después habría que crear otro contingente para vigilar al que vigila.  Así sucesivamente.  Porque los Trabajadores Sociales, por su origen, juventud, inexperiencia y modo de vida, también son susceptibles de ser corrompidos.  La vigilancia de unos por otros, no puede ser el principio que sustente la construcción sociopolítica de nuestro proyecto.”

“De los principios en que usted nos ha educado, los que más hondo han calado en mí, son los de la confianza (en el ser humano y en el pueblo) y el de la Unidad.  Ambos principios serían vulnerados y atacados, en ese supuesto de actuación.”

“Las causas que generan la corrupción son complejas, pues combinan lo subjetivo (ético, moral, político, ideológico, psicológico) con lo objetivo (necesidades no satisfechas de la población, igualitarismo injustificado, mala administración de recursos, deficiencias legislativas, insuficiencias administrativas, impunidad de la delincuencia, entre otros) y requieren de un enfoque dirigido a las causas, en particular, a las subjetivas.”

“Como consecuencia del periodo especial, se ha producido un retroceso en los esquemas de valores de una parte de la población, que se ha visto obligada a participar, entre otras, en actividades comerciales no legales.  Estas conductas tienen su reflejo en la conciencia social y engendra valores propios de la sociedad de consumo.”

“Los resultados que se obtuvieron con los Trabajadores Sociales, no son más que una muestra parcial de un fenómeno de grandes proporciones.  Solo constituye la punta del iceberg.  Es necesario detener el deterioro moral y rescatar los valores de nuestra sociedad, o perdemos a la revolución.”

“¿Qué sucede con el Gobierno, con el Partido y con el pueblo revolucionario, que no logran enfrentar con efectividad a la Corrupción? Para qué han servido los controles, auditorias, inspecciones, aplicación del control interno y demás acciones administrativas que agobian a las empresas, que no las dejan trabajar y no descubren lo importante y lo que nos daña.  Para que sirvieron las reuniones en los núcleos del PCC de esas empresas, donde es obligatorio analizar todos los meses la corrupción y enfrentamiento a los delitos.  ¿Dónde está el trabajo de los órganos de investigación que deben descubrir estos delitos?”

“Usted ha planteado públicamente el problema, ha revelado lo que ha descubierto, argumentado con datos precisos.  Pero la información tuvo que agenciársela al estilo guerrillero.  Me duele que a tantos años de Revolución, usted tenga que acudir a esos métodos para conocer la verdad sobre nuestro país.”

“Comandante, al parecer, también hay problemas en su alrededor inmediato, en algo que es menos tangible, pero decisivo, me refiero a la información que le hacen llegar y sobre todo, a la información que no le hacen llegar.  Ese tema lleva una revisión detallada, porque tan culpable son los involucrados en la corrupción, como los que no accedieron a esas informaciones o las minimizaron, no dándolas a conocer al nivel que correspondía”.  (Guillermo Lamela Elías.- 3 de diciembre 2005)

El valor de atreverse a discrepar con respeto y dignidad.

Expresiones tan francas, bien intencionadas y consistentes como éstas, de seguro han contribuido al planteo, desde la alta dirección del Partido Comunista y del Estado cubanos, de la necesidad de impulsar cambios estructurales basados en un nuevo y más profundo debate con amplísima participación de base y sin restricciones temáticas.

Como esta carta del camarada Guillermo Lamela, a quien no conozco personalmente, deben haberse producido muchas; todas reveladoras de la siembra de conciencia y dignidad que ha caracterizado la obra de la dirección histórica de ese proceso.

Celia Hart Santamaría ya nos tiene acostumbrados(as) a sus hermosas y profundas reflexiones dirigidas a liberar de burocratismo y dogmas el camino de la revolución y a llenar de moral sus nuevos impulsos.

Y sale a la superficie el talento fresco y audaz de la hija mayor de Raúl, quien además de una clara postura sobre la necesidad de los cambios en y desde la revolución, se ha atrevido, a pesar de los odiosos prejuicios todavía reinantes, a defender la libertad de opción sexual.

 ¡Cuantas(os) jóvenes revolucionarias(os) desde una óptica socialista no habrán interiorizado la teoría de género junto al combate al adulto-centrismo y a todas la modalidades de discriminación y opresión por razones de sexo, edad, razas etc.!

La siembra germina y se reproduce en todas las direcciones, en unas más que en otras, pero en todas en función del peso de las tradiciones negativas.  Y aflora con más fuerzas cuando el debate se torna imprescindible.

Fernando Martínez Heredia nunca desmayó en su empeño por el predominio de la cubanidad articulada al marxismo creador, mientras una pléyade de intelectuales martianos (as)- guevaristas-mariáteguistas, sensiblemente ecuménicos -como me decía Luis Suárez Salazar respecto a sus propias convicciones- incluido el veterano Armando Hart, creaban rebeldías justas y pensamiento contestatario a contracorriente de la dogmatización y a favor de la latino-caribeñización del socialismo científico.  Esto sin detallar los esfuerzos “prácticos” desplegados en esa misma dirección por el eterno Canciller cubano de la subversión y la herejía continental: comandante Manuel Piñeiro Lozada (Barbarroja).

La Unión Nacional de Intelectuales y Artistas Cubanos (UNIAC) ha sido un bastión de la defensa de la unidad en la diversidad, de la libertad de creación, del arte sin camisa de fuerza y de los valores democráticos en le tránsito al socialismo.

Esos valores abundan en Cuba como nadie se lo pudiera imaginar, salen del invernadota impelidos por la necesidad de los cambios contenidos en el pasado, y se siguen multiplicando, aun con desniveles y déficit importantes, en las nuevas generaciones a contrapelo y en lucha contra las deformaciones y la inercia inmovilista.

Igual ahora se producen valiosas y originales reflexiones a propósito de la incondicionalidad espontánea y de su deformación progresiva, sobre la compleja relación entre la individualidad y la revolución, y sobre el impacto negativo de la estatitación total sobre los derechos individuales y colectivos, sobre la ciudadanía y el revolucionario(a) crítico(a) e innovador(a).

Este enfoque poco común, que penetra en lo psico-social, aparece magníficamente tratado en un impactante artículo escrito por el intelectual cubano Félix Guerra, de cuyo texto extraemos los siguientes párrafos:

Los impactos de gestas emancipadoras y la victoria relampagueante en l959, luego de un siglo de derrotas, triunfos parciales y largas frustraciones, resultó un acontecimiento inesperado y abrumador.  Instantes después del deslumbramiento y la admiración, se comenzó a coagular en la ciudadanía un sentimiento de disponibilidad gratuita, espontánea y voluntaria para cualquier tarea.

Marchábamos y rompíamos zapatos como iluminados por los terraplenes y avenidas.  Era el sentimiento básico y más noble de la incondicionalidad.  Teníamos allí delante, casi a la vista, todos los derechos siempre suprimidos, pero solo teníamos ojos para ver los deberes.

Enseguida, como fragmento de gravedad, se adicionó un ingrediente que resulto decisivo: el intelectual, por vergüenza y dignidad personal, se consideró a sí mismo, de alguna manera, criatura indisolublemente endeudada con mártires, héroes y libertadores.  Era él, descubrió en versos soberbios, un sobreviviente inmerecido.

Se fecundó, con presencia y aprobación pública, una emoción de pecado original.  No participé, no merezco disfrutar esta sed de panes verdaderos y esta libertad bajo la lluvia y debo pagar mi culpa entonces con una entrega incondicional.

Ese sentimiento natural e inconsciente entró subrepticiamente a la mentalidad de dirigidos y dirigentes…

Súmele a ese fenómeno, desconocido en el imaginario cubano, el monopolio estatal de la propiedad, que da casi todo arbitrio a Estado y Gobierno y disminuye el papel del resto de las instituciones sociales, en particular ciudadano-individuo.

Súmele partido único.  Súmele sindicato único, con una tendencia persistente de las administraciones de ponerlos bajo su égida.

Súmele inicio de tabúes y prohibiciones, y continúe hasta hoy, cuando el crecimiento desmesurado de las prohibiciones, entre otras, se convierte hoy en un resorte de inactividad, indiferencia e indisciplina social.

Ciudadanos e individuos, en su gran mayoría, en tanto disfrutaban una orgía de integridad, integración y romanticismo lógicos y emocionales, mediante esta mezcolanza no preconcebida, perdió lentamente propiedad de su persona, de pertenencia e identidad consigo mismo.  Si la recobraba, en casos inusuales, quedaba

con un mal sabor delictivo o sedicioso en el paladar.  Ese sujeto, ya no compañero, rompía con su impensada actitud el hechizo de la unanimidad.

El dirigente, político o militar o administrativo, en cualquier escena, salvo en la que él mismo era emplazado, tomó posesión hasta donde pudo de personas e individuos.  En concreto, de sus tiempos, talentos, vocaciones, capacidades, creencias ancestrales y ensoñaciones familiares.

Eso, que ya es anomalía, pero con muchas aristas utilitarias y parcialmente funcionales para el avance social en el aspecto material, con el tiempo degeneró.  Fue otra trampa de la falta de experiencia en revoluciones sociales, de la ignorancia personal y colectiva, que solo comenzó a matarse a sí misma con una cartilla de alfabetización.  Primaba en esas épocas, además, en particular entre quienes dirigían, un sentimiento excedido de triunfo y poder creativo.

Esos sentimientos, en muchos casos se convirtieron en historias de heroísmo indecibles,...

Pero pasó el tiempo y.  La épica cedió, los tiempos derivaron, las necesidades perentorias recobraron un día su actualidad.  Y esos mismos sentimientos, abusados, en proceso de perversión, mutaron en incontables anécdotas de paternalismos, voluntarismos, autoritarismos, hipocresías del yo sí, oportunismos, verticalismos, disposiciones absurdas, abusos de poder, valores fraudulentos impuestos a contrapelo, extremismos e intolerancias.

……...  La deformación de país estatalizado hasta el tuétano, sin reales instancias para querellarse, dirigía inevitablemente toda clase de culpas e ineficiencias, así como de insatisfacciones e impotencias, hacia un blanco: el Estado invisible e ineficiente que presuntamente actuaba detrás de sus verdugos personales.

En resumen, luego de altas y bajas, heroísmos y deserciones, resultó un acontecer empobrecedor de la individualidad y las humanas apetencias íntimas…

Esa incondicionalidad, politizada al extremo y a conveniencia, en ciertas situaciones, convierte la vida en constantes sacrificios.  Ahora más que nunca/ Y como nunca antes.

El futuro así, retóricamente aplazado, resulta un horizonte potencial intangible, a la vista pero siempre a la misma distancia.  Y con esa argumentación grandilocuente y repetitiva, lentamente se marchitan esperanzas y optimismos.  Y peor, la credibilidad de principios e ideales

.……….  La construcción de una nueva sociedad son también formas de propiedad y apropiación de los medios de producción.  Creo que eso nos queda claro y despejado a medida que avanzamos en alguna dirección.  Tales temas resultan, sí, asuntos insoslayables y vitales.  Son como el esqueleto que camina con su energía y dureza por los bordes y la médula de la sangre.

El socialismo perdurable y democrático (o como se llame), que configura espiritualmente al sujeto de la historia para esa generación y las siguientes, se construye dentro y es una sustancia a veces impalpable de individuos, mujeres y hombres en expansión, que en primera instancia conquistan y reconquistan a diario sus derechos.  Y aspiran a renovarlos de forma ininterrumpida.  (Félix Guerra.-Cuba.  Pecado Original, Guardar en la Memoria Colectiva.- El ayer de hoy.  El hoy del ayer.- Kaos en la red, 13-01-08)

La subjetividad de los seres humanos merece un trato y una atención especial en la lucha revolucionaria y el proceso de construcción de una nueva sociedad.

Faltó “experiencia en revoluciones sociales”.  Faltó teoría.  Faltó-como dice más adelante Félix Guerra-“la mirada y opinión de otros especialistas, sociólogos, psicólogos, encuestadores de opinión pública, así como del mismo sujeto histórico atrapado entre deberes y obligaciones y agudas carencias materiales”.

Avanzar desde lo conquistado hacia el nuevo modelo

Los problemas son múltiples y complejos.  Las conquistas cubanas, impensables en el contexto del capitalismo, menos aun en el neoliberal, siguen siendo bases formidables para avanzar.

La más impresionante para mí de todas estas conquistas hace posible alcanzar los cambios imprescindibles: la conciencia, los conocimientos, los valores que predominan en la fuerza y el pensamiento de vanguardia de esos proceso, sensiblemente revitalizadas en el contexto del presente debate.

Manuel Alberto Ramy, en la entrevista citada, describe así la impronta de los cambios y el rol de esa conciencia popular y de ese pensamiento de vanguardia:

“El pueblo está expresando la realidad, las necesidades que vienen aplazadas desde hace mucho tiempo y que no han sido resueltas.  El mundo del pensamiento está trabajando y operando sobre esa realidad, o sea, en las entrevistas que he hecho a gente del mundo académico todos están insistiendo en lo mismo.  Por lo tanto el gobierno y el Partido tienen que responder, máxime en el caso del Partido que está definido constitucionalmente como la vanguardia de la sociedad cubana y una vanguardia que se distancia de su base, queda aislada…

…Por lo tanto, si te quedas aislado, hay un divorcio entre poder y sociedad y entonces en un momento determinado la sociedad rebasa al poder, tan sencillo como eso.”

Desde otro ángulo esto tambien lo expresa, con la fuerza de la razón y el corazón latiendo con renovada intensidad, uno de los más destacados intelectuales revolucionarios de la Cuba actual.

Rafael Hernández, director de la Revista Temas, publicación que ha hecho historia en materia de creación artística, cultural, política y teórica, vierte una sabia nota de optimismo bien fundado al expresarse de la siguiente manera sobre el debate en desarrollo y el presente cubano:

Yo pienso que estamos en un momento crucial de la historia de nuestro país.  Este es un momento en el que se ha acumulado una inmensa capacidad de creación intelectual y una inmensa energía social en el que contamos con una población verdaderamente educada y culta, una población que piensa con su cabeza, que como resultado de todos estos años nos permite disponer de una opinión pública, de una ciudadanía con una capacidad de análisis crítico consecuente, consistente, comprometido.

Creo que el hecho de que la dirección de la revolución convoque a una discusión de los problemas nacionales y que se pida que la gente se exprese realmente, da la medida de la voluntad de cambio existente en el país.  Porque yo no creo que la dirección de la revolución pueda convocar a una discusión sobre una cantidad de problemas para que después no pase nada".

 "Creo que no se trata de si debemos o no debemos hacer cambios: se trata de que es imprescindible hacer cambios.  La política no es el arte del ejercicio de la voluntad humana, la política es el arte de lo posible y de las necesidades que la realidad nos impone.  La sociedad cubana actual demanda cambios y es parte fundamental del socialismo en Cuba que el consenso se articule en torno a la respuesta a esos cambios".

"Nosotros tenemos una cantidad de problemas materiales, tenemos una cantidad de problemas que tienen que ver con escasez de recursos, pero otros problemas no tienen que ver con eso, sino con mentalidades, con maneras de pensar y de concebir el socialismo, con maneras de pensar y concebir la participación, y yo creo que sin una participación efectiva de la ciudadanía en el control de las políticas y en la toma de decisiones no podemos solucionar ningún problema importante, sea la producción de leche, sea el transporte local, sea el abastecimiento de energía, sea el ahorro de recursos o sea la construcción de viviendas.  Todo eso pasa por la participación de los ciudadanos en la toma de decisiones de las prioridades y en el control de las políticas.  Yo no creo que ningún mecanismo administrativo burocrático va a controlar la política ni a evitar la corrupción como lo puede hacer el pueblo".

"Todas las fórmulas que vayan destinadas a promover, a enfatizar, a profundizar el contenido social del socialismo, son fórmulas que van dirigidas a la médula de los problemas centrales del desarrollo cubano.  La revolución tiene que seguir adelante y darle cada vez más espacio a las nuevas generaciones.  Esas nuevas generaciones están demandando capacidad, poder, nivel de decisión sobre sus propias ideas, sobre sus propios problemas, sobre sus propios criterios acerca de lo que debe ser una sociedad socialista.  Y yo creo que el socialismo del futuro es el socialismo de los jóvenes".  (Entrevista de Manuel Alberto Ramy a Rafael Hernández, publicada bao el titulo “Es imprescindible Hacer Cambios” Radio Progresos Alternativa, La Habana Cuba)

La vanguardia se está renovando, recreando, y guardando distancia de la burocracia estatal para, inmersa en un pueblo consciente, impulsar con su creciente participación cambios fundamentales.  Y de los buenos, agrego yo.

El contenido del debate y el pensamiento que pasa a la ofensiva, no apuntan hacia atrás sino hacia delante.

Hacia reformas que exigen una recuperación del Partido Comunista como fuerza conductora y transformadora, como intelectual orgánico colectivo, no subordinado al Estado ni fusionado a él.

Hacia un nuevo sujeto social de poder, resultado de la conversión de la propiedad estatal en propiedad social.

Hacia un desplazamiento y/o reducción progresiva del poder de la burocracia y hacia un Estado socialmente controlado.

Hacia una participación popular en las decisiones destinadas a superar las necesidades y problemas que la afectan.

Hacia un rol propio, no subordinado al Estado, de los sindicatos y organizaciones sociales.

Y cuando se habla de reformas que apunten en esa dirección, ellas en fin de cuentas implican o devienen en nueva revolución.  En este caso “revolución en la revolución”

Y no es que no existan otras opciones de cambios.  Las hay malas, malísimas y no tan buenos.

La vuelta al capitalismo, que equivale anexión a EEUU, es la peor de todas; pero carece de base interna y solo puede ser impuesta a un costo de sangre y destrucción inédito en la historia moderna de nuestra América.

Las reformas económicas, combinando la privatización con el llamado socialismo de Estado, pactando un mayor grado de presencia del capital transnacional, mejorando la gestión estatal sin control obrero ni propiedad social, renovando tecnológicamente la economía y conservando sin cambio el sistema político, podría asemejarse a lo que se ha conocido como modelo chino”.  Pero tal opción tiene poca presencia en el debate actual y tiene seria dificultades y riesgos a 90 millas del imperio, muco más que en China.

La opinión desde abajo y la que expresa el pensamiento de vanguardia en Cuba, le plantea una seria obstrucción a cualquier desvió de esa naturaleza, por moderado o radical que sea.

El pueblo cubano pide más socialismo en un periodo en que en nuestra América recobra vigencia la necesidad y posibilidad de un nuevo socialismo, capaz de superar en este inicio del Siglo XX las causas de los reveses sufridos y las valiosas experiencias acumuladas.

El comandante Chávez apunta apasionadamente hacia el rearme y la recreación del proyecto socialista en el nuevo siglo, y re-actualiza y catapulta el tema al debate continental.

Es la confluencia de dos procesos aparentemente inversos: en Cuba desde lo estatal a lo propiamente socialista y en el resto de Latinoamérica y el Caribe desde el predominio de lo privada a la socialización progresiva.

Los puntos de partida son distintos, pero las metas son similares.

En Cuba, con un largo trecho andado en el camino en la superación de la propiedad privada sobre los medios de producción y distribución, se plantea sobre todo convertir en social lo estatal y socializar en mayor grado el poder y el sistema político.

En el resto del continente el desafió es la desprivatización de esos medios y de todas las políticas y servicios públicos en dirección a la socialización dentro del contexto de una amplia democracia política, social y cultural.  Venezuela bolivariana es un espacio relevante del laboratorio continental en ese plano.

Revolución en la revolución en un caso.  Revolución monda y lironda en todos los demás.  Nueva vez: tiempo de cambios trascendentes.  Nueva vez: “la hora de los hornos”.

No hay razón para mirar atrás, que no sea para fundamentar los pasos de avance: ¡hasta la victoria siempre!

24 de enero 2008, Santo Domingo, R.D.

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