¿Un negro a la Casa Blanca?
04/02/2008
- Opinión
El título no es nuestro, corresponde a un interesante artículo de la revista Jeune Afrique, al que nos referiremos más adelante. Pero la pregunta tiene la virtud de centrar la contienda electoral estadounidense en vísperas de que se realice una de sus etapas más importantes, el llamado supermartes en el que 22 estados realizarán elecciones primarias, con lo que éstas ya habrán superado la mitad de los estados que forman el país del norte. Hasta ahora la atención ha recaído en lo que sucede entre los candidatos del Partido Demócrata, donde si bien la disputa se da entre Barack Obama y Hillary Clinton, el tercero en discordia, John Edwards, juega un rol importante que no ha sido destacado.
Las primarias realizadas hasta el momento de escribir estas líneas están apuntando a la importancia que tendrán las minorías, tanto para elegir candidatos como posteriormente al que será el nuevo presidente. El analista Iván Auger, que ha residido largos períodos en Estados Unidos, señala que en las últimas diez elecciones presidenciales de ese país los demócratas sólo han ganado tres, gracias a que han logrado disminuir la mayoría republicana entre los blancos y movilizar en mayor proporción a las minorías.
Dicho de otra manera “mientras más se acerca la abstención al 50 por ciento del electorado, lo que se ha hecho habitual, mayores son las posibilidades republicanas y viceversa”. En consecuencia, si se mantiene el nivel de participación registrado en las primarias ya efectuadas, se podría pronosticar el triunfo demócrata en noviembre, siempre y cuando la publicidad de la campaña de Hillary “ no enajene a los afroamericanos ni azuce las tensiones entre éstos y los hispanos”.
Los Kennedy
En el contexto señalado, la decisión del senador Edward Kennedy de hacer público su apoyo a Obama tiende a frenar la situación que afloró en Nevada y Carolina del Sur. Allí estaba tácitamente planteada la confrontación entre blancos y negros: o ganaba Hillary con mayoría de votos blancos y parte de los negros o, a la inversa, ganaba Obama con los votos negros y parte de los blancos, como ocurrió. Hillary pasó parte del tiempo de esa campaña promoviéndose en otros estados y dejó que su esposo, el ex presidente Bill Clinton, continuara la tarea de criticar a su principal rival, como venía haciéndolo desde que ella perdió en Iowa. Su propósito era evitar que la responsabilizaran de tener una actitud racista. Alguna prensa estadounidense señaló que lo que buscaba era enviarle un mensaje a los blancos.
El ex mandatario sostuvo que Obama sólo era una cara nueva, que eso era lo que buscaba la prensa y que “los estadounidenses deben elegir si quieren un presidente o simplemente lo que para los diarios es una nueva historia”.De ahí saltó a calificar de “cuento de hadas” la posición de Obama respecto a la guerra contra Irak y cuando la campaña publicitaria de Hillary tergiversó una vieja entrevista de prensa de Obama para hacerlo aparecer apoyando políticas de Ronald Reagan y la campaña del senador acusó a los Clinton de jugar con las “políticas de la decepción”,el ex presidente las emprendió contra los periodistas: “Les están dando esos comentarios porque saben que es lo que ustedes quieren cubrir. Es para lo que ustedes viven. Ellos simplemente hablan con ustedes y ustedes les siguen el juego.¡Vergüenza debiera darles!” Como se ve, sucede en todas partes.
Pero el asunto preocupó al liderazgo del partido Demócrata que teme que esto genere divisiones en esa colectividad y en el país y estima que los dos deben procurar ser el candidato o candidata de todos, afroamericanos y mujeres. Es en este aspecto que el apoyo de Edward Kennedy y de Caroline, hija de John Kennedy, tiene un sentido adicional. Más aún cuando al proclamar a Obama, Kennedy dijo “Siento el cambio en el aire” y comparó la integridad, coraje y visión de futuro del candidato con los de su hermano y sostuvo que “los viejos métodos no valen”.Barack Obama tiene también el apoyo del ex candidato presidencial John Kerry.En esta confrontación entre demócratas, John Edwards,al que se considera en la izquierda de ese partido, es un factor de morigeración entre los blancos anglosajones y las minorías.
Barack Obama
En su artículo ¿Un negro a la Casa Blanca?, Jean-Michel Aubriet traza la biografía de Barack Obama,de 46 años, senador por Illinois, al que califica de “optimista hasta la ingenuidad, inteligente y simpático”, destacando que lanzó su campaña para las primarias en Springfield, Illinois,”en el mismo lugar en que en 1858,el futuro presidente, Abraham Lincoln, en un discurso histórico, llamó a América a rechazar la segregación racial”.Para él, dice el autor del artículo, los Estados Unidos no son negros, ni blancos ni hispanos, ni asiáticos, sino...unidos, lo que se relaciona con su historia personal.
Su padre fue un joven keniano que llegó becado a la universidad de Hawai, en Honolulu,y que según lo que se sabe era alto, guapo, hablaba con acento británico y también se llamaba Barack Obama. En la universidad conoció a Stanley Ann Dunham, blanca, originaria de Kansas y con antepasados cherokees. Se casaron, el padre se fue después a la Universidad de Cambridge, dejando a su esposa e hijo en Honolulu y
posteriormente, con otra esposa, regresó a Kenia, donde fue consejero económico de Jomo Kenyatta , padre de la independencia de esa nación africana. Luego pasó al ministerio de Turismo, del que fue marginado por pertenecer a la etnia minoritaria de los Luos, eso lo deprimió y finalmente murió en un accidente automovilístico. Sólo vio a su hijo Barack en una oportunidad después de salir de Honolulu.
La madre del hoy candidato, al divorciarse de su primer esposo, se casó con un indonesio y se fueron a vivir a Jakarta, donde el niño fue enviado a una escuela pública que admitía a los no musulmanes, hecho que sus adversarios intentaron utilizar para decir que había asistido a una madraza. A los 10 años, para evitar que se convirtiera en un niño de la calle como sus compañeros, su madre lo envió a Honolulu,con sus abuelos maternos. En 1980 ingresó a la Universidad de Columbia en Nueva York y en 1983 se graduó en Ciencias Políticas, convirtiéndose en consejero financiero de una empresa multinacional a la que renunció tres años después para hacer trabajo social con los pobres de Chicago. En 1988, tras visitar Kenia, retomó sus estudios, esta vez en Harvard, y dirigió la Harvard Law Review, revista de derecho, siendo el primer negro en llegar a ese cargo en los tres siglos de historia del plantel.
Una vez titulado, con honores, rechazó las ofertas de empleo para regresar a Chicago en compañía de su esposa, a la que conoció en la universidad. Allí ingresó a un pequeño estudio de abogados que defendía a las víctimas de la discriminación. En 1966 entró a la política y fue elegido senador por Illinois. Entonces lo conoció Vernon Jordan, consejero de Bill Clinton, y lo introdujo en Washington. Así conoce a John Kerry, cuya candidatura presidencial apoyó. En noviembre de 2004, Barack Obama se convirtió en el tercer negro elegido para el Senado de los Estados Unidos y culmina su carrera política con su postulación a la candidatura presidencial demócrata.
De toda esta historia que narra Aubriet y que hemos resumido se dice poco, sólo nos han mostrado una foto de su abuela, vestida a la usanza africana, sentada en la puerta de su modesta casa de Kenia, y se ha destacado que su primo es uno de los líderes de oposición en ese país, sacudido en estos días por la violencia.
- Frida Modak, periodista, fue Secretaria de Prensa del Presidente Allende.
Las primarias realizadas hasta el momento de escribir estas líneas están apuntando a la importancia que tendrán las minorías, tanto para elegir candidatos como posteriormente al que será el nuevo presidente. El analista Iván Auger, que ha residido largos períodos en Estados Unidos, señala que en las últimas diez elecciones presidenciales de ese país los demócratas sólo han ganado tres, gracias a que han logrado disminuir la mayoría republicana entre los blancos y movilizar en mayor proporción a las minorías.
Dicho de otra manera “mientras más se acerca la abstención al 50 por ciento del electorado, lo que se ha hecho habitual, mayores son las posibilidades republicanas y viceversa”. En consecuencia, si se mantiene el nivel de participación registrado en las primarias ya efectuadas, se podría pronosticar el triunfo demócrata en noviembre, siempre y cuando la publicidad de la campaña de Hillary “ no enajene a los afroamericanos ni azuce las tensiones entre éstos y los hispanos”.
Los Kennedy
En el contexto señalado, la decisión del senador Edward Kennedy de hacer público su apoyo a Obama tiende a frenar la situación que afloró en Nevada y Carolina del Sur. Allí estaba tácitamente planteada la confrontación entre blancos y negros: o ganaba Hillary con mayoría de votos blancos y parte de los negros o, a la inversa, ganaba Obama con los votos negros y parte de los blancos, como ocurrió. Hillary pasó parte del tiempo de esa campaña promoviéndose en otros estados y dejó que su esposo, el ex presidente Bill Clinton, continuara la tarea de criticar a su principal rival, como venía haciéndolo desde que ella perdió en Iowa. Su propósito era evitar que la responsabilizaran de tener una actitud racista. Alguna prensa estadounidense señaló que lo que buscaba era enviarle un mensaje a los blancos.
El ex mandatario sostuvo que Obama sólo era una cara nueva, que eso era lo que buscaba la prensa y que “los estadounidenses deben elegir si quieren un presidente o simplemente lo que para los diarios es una nueva historia”.De ahí saltó a calificar de “cuento de hadas” la posición de Obama respecto a la guerra contra Irak y cuando la campaña publicitaria de Hillary tergiversó una vieja entrevista de prensa de Obama para hacerlo aparecer apoyando políticas de Ronald Reagan y la campaña del senador acusó a los Clinton de jugar con las “políticas de la decepción”,el ex presidente las emprendió contra los periodistas: “Les están dando esos comentarios porque saben que es lo que ustedes quieren cubrir. Es para lo que ustedes viven. Ellos simplemente hablan con ustedes y ustedes les siguen el juego.¡Vergüenza debiera darles!” Como se ve, sucede en todas partes.
Pero el asunto preocupó al liderazgo del partido Demócrata que teme que esto genere divisiones en esa colectividad y en el país y estima que los dos deben procurar ser el candidato o candidata de todos, afroamericanos y mujeres. Es en este aspecto que el apoyo de Edward Kennedy y de Caroline, hija de John Kennedy, tiene un sentido adicional. Más aún cuando al proclamar a Obama, Kennedy dijo “Siento el cambio en el aire” y comparó la integridad, coraje y visión de futuro del candidato con los de su hermano y sostuvo que “los viejos métodos no valen”.Barack Obama tiene también el apoyo del ex candidato presidencial John Kerry.En esta confrontación entre demócratas, John Edwards,al que se considera en la izquierda de ese partido, es un factor de morigeración entre los blancos anglosajones y las minorías.
Barack Obama
En su artículo ¿Un negro a la Casa Blanca?, Jean-Michel Aubriet traza la biografía de Barack Obama,de 46 años, senador por Illinois, al que califica de “optimista hasta la ingenuidad, inteligente y simpático”, destacando que lanzó su campaña para las primarias en Springfield, Illinois,”en el mismo lugar en que en 1858,el futuro presidente, Abraham Lincoln, en un discurso histórico, llamó a América a rechazar la segregación racial”.Para él, dice el autor del artículo, los Estados Unidos no son negros, ni blancos ni hispanos, ni asiáticos, sino...unidos, lo que se relaciona con su historia personal.
Su padre fue un joven keniano que llegó becado a la universidad de Hawai, en Honolulu,y que según lo que se sabe era alto, guapo, hablaba con acento británico y también se llamaba Barack Obama. En la universidad conoció a Stanley Ann Dunham, blanca, originaria de Kansas y con antepasados cherokees. Se casaron, el padre se fue después a la Universidad de Cambridge, dejando a su esposa e hijo en Honolulu y
posteriormente, con otra esposa, regresó a Kenia, donde fue consejero económico de Jomo Kenyatta , padre de la independencia de esa nación africana. Luego pasó al ministerio de Turismo, del que fue marginado por pertenecer a la etnia minoritaria de los Luos, eso lo deprimió y finalmente murió en un accidente automovilístico. Sólo vio a su hijo Barack en una oportunidad después de salir de Honolulu.
La madre del hoy candidato, al divorciarse de su primer esposo, se casó con un indonesio y se fueron a vivir a Jakarta, donde el niño fue enviado a una escuela pública que admitía a los no musulmanes, hecho que sus adversarios intentaron utilizar para decir que había asistido a una madraza. A los 10 años, para evitar que se convirtiera en un niño de la calle como sus compañeros, su madre lo envió a Honolulu,con sus abuelos maternos. En 1980 ingresó a la Universidad de Columbia en Nueva York y en 1983 se graduó en Ciencias Políticas, convirtiéndose en consejero financiero de una empresa multinacional a la que renunció tres años después para hacer trabajo social con los pobres de Chicago. En 1988, tras visitar Kenia, retomó sus estudios, esta vez en Harvard, y dirigió la Harvard Law Review, revista de derecho, siendo el primer negro en llegar a ese cargo en los tres siglos de historia del plantel.
Una vez titulado, con honores, rechazó las ofertas de empleo para regresar a Chicago en compañía de su esposa, a la que conoció en la universidad. Allí ingresó a un pequeño estudio de abogados que defendía a las víctimas de la discriminación. En 1966 entró a la política y fue elegido senador por Illinois. Entonces lo conoció Vernon Jordan, consejero de Bill Clinton, y lo introdujo en Washington. Así conoce a John Kerry, cuya candidatura presidencial apoyó. En noviembre de 2004, Barack Obama se convirtió en el tercer negro elegido para el Senado de los Estados Unidos y culmina su carrera política con su postulación a la candidatura presidencial demócrata.
De toda esta historia que narra Aubriet y que hemos resumido se dice poco, sólo nos han mostrado una foto de su abuela, vestida a la usanza africana, sentada en la puerta de su modesta casa de Kenia, y se ha destacado que su primo es uno de los líderes de oposición en ese país, sacudido en estos días por la violencia.
- Frida Modak, periodista, fue Secretaria de Prensa del Presidente Allende.
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