Si el ejército colombiano llega a encontrar mi computadora...
07/03/2008
- Opinión
... por alguna razón que ahora escapa a mi imaginación pero que, a raíz de todo lo que hemos visto últimamente, ya no me parece imposible ni ciencia ficción, pues hoy la violación de la privacidad, la violencia y la impunidad no tienen límites...
Encontraría entre otros:
... mi currículum vitae, en el que verán que soy ecuatoriana, pero que he estudiado o trabajado y vivido de manera prolongada además en México, Nicaragua, Estados Unidos y Argentina, uno de ellos abiertamente revolucionario cuando el Sandinismo ganó la guerra contra Somoza y tomó el gobierno, otro hoy su aliado incondicional (me pregunto si esto podría servirme de algo); que hablo cinco idiomas, he sido ministra de educación en mi país, he viajado y trabajado por todo el mundo, haciendo investigación, formando gente y asesorando en temas y políticas educativas a gobiernos del Sur, a organizaciones y movimientos sociales y a organismos internacionales (por principio, eso sí, jamás al gobierno estadounidense, a la USAID o a ningún ejército del planeta)...
... innumerables escritos bajo la forma de libros, artículos, ensayos, ponencias, poemas y cartas de amor, letras de canciones a medio terminar, informes de investigación, artículos periodísticos, presentaciones en Powerpoint, sobre temas peligrosísimos como la educación, la alfabetización, la comunicación, las nuevas tecnologías, la democracia, la participación social, los derechos humanos, la solidaridad, el amor, la amistad ...
.... una enorme cantidad de fotos y unos pocos videos caseros, familiares, de trabajo y de paseo, en todo el mundo, con personajes de todos los colores y atuendos, algunos con túnicas y turbantes, muchos con alpargatas y ponchos, otros - sobre todo niños - en uniformes escolares, entre quienes encontrarían sin duda algún sospechoso de terrorismo, incluido mi propio hijo menor que - en su belleza y libertad de espíritu - se dejó crecer la barba y el pelo, y anda por el mundo con su cámara y una mochila a la espalda...
... mi discoteca favorita, pues me gusta trabajar con música, y entre ellos subversivos como los Beatles, Pink Floyd, Goyeneche, Piazzola, Serrat, Sabina, Drexler, la Rinaldi, la Negra Mercedes Sosa, Violeta Parra, Luis Miguel, Bjork, Charly García, Soda Estéreo, Cerati, Fito Páez, Lennon, Jesus Christ Superstar, Calle 13, Gal Costa, Cayetano Veloso, Il Divo, Bocelli, los Inti Illiimani y los Quilapayún, boleros, pasillos, música protesta y la música popular de los 60s y 70s, y mi propio hijo mayor, músico de vocación y de oficio que inspira sus canciones en el amor y en la vida tal cual se le presenta ...
... miles de mensajes electrónicos, organizados y archivados en sus respectivas carpetas, que circulan todos los días en las varias comunidades y redes virtuales que modero de manera gratuita y con gusto, y en las que intercambian sujetos de muy diversas personalidades, ideologías, trayectorias, filiaciones políticas y (posiblemente) orientaciones sexuales, con quienes interactúo a diario, muchas veces sin saber quiénes son y sin llegar a conocerlos personalmente, por el puro placer que da contribuir a la información, la comunicación y el debate democrático, sin tapujos y sin miedo, en este mundo de hoy, dominado por el pensamiento único y el pragmatismo, en el que todo se cobra y en el que se persigue al que opina, sobre todo si opina diferente...
... la sigla FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) repetida muchas veces, especialmente en los últimos días y semanas, a propósito de los intercambios y debates en torno al conflicto interno de Colombia y a su internacionalización, gracias, entre otros, a los buenos oficios de este mismo ejército que podría leer un día, o ahora mismo, mis intimidades, buscando evidencias, datos, contactos, aunque no fuese más que para satisfacer su obsesión persecutoria...
Por donde la miren, no me cabe duda que encontrarán en esta computadora pruebas que me asocien irremediablemente a las FARC, a pesar de que nunca me he topado con ninguno de ellos ni con ningún terrorista de carne y hueso, y que mi contacto con estos últimos se limita a los que nos acostumbran cotidianamente la televisión y los noticieros mundiales, tipos que ordenan bombardear Afganistán o Iraq por quítame estas pajas, en nombre - curiosa y precisamente - del combate al terrorismo.
Cuando el ejército colombiano, escudriñando en esta laptop, encuentre este mensaje, lo más seguro es que lo borre o, peor aún, lo adultere, con ayuda de expertos y aliados. Porque, como está, no interesa. Para eso están justamente los expertos, para que nadie se dé cuenta de que lo borraron o de que le cambiaron unas cuantas palabras.
En todo caso, y por las dudas, mientras escribo esto voy tomando la decisión de implementar con urgencia dos medidas: (a) hacer un respaldo de todo en un potente disco duro que dejaré en un lugar secreto, tanto que ni yo misma me acuerde dónde lo guardé, cuando lo busque; y (b) comprarme uno de esos estuches de laptops que - según declaraciones del Ministro de Defensa de Colombia - parece compró Reyes, el segundo de las FARC recién asesinado por el ejército colombiano en territorio ecuatoriano. Evidentemente, estábamos todos equivocados: no es la marca de la computadora lo que interesa, sino el estuche con acolchonamiento especial que soportó el bombardeo, las ondas expansivas, la masacre y los ajetreos en medio de la noche y de la selva. Quienes sepan dónde se consiguen, por favor pásenme el dato.
Rosa María Torres del Castillo
Ciudadana ecuatoriana poseedora de una MacBook
Quito, 7 de marzo de 2008
Encontraría entre otros:
... mi currículum vitae, en el que verán que soy ecuatoriana, pero que he estudiado o trabajado y vivido de manera prolongada además en México, Nicaragua, Estados Unidos y Argentina, uno de ellos abiertamente revolucionario cuando el Sandinismo ganó la guerra contra Somoza y tomó el gobierno, otro hoy su aliado incondicional (me pregunto si esto podría servirme de algo); que hablo cinco idiomas, he sido ministra de educación en mi país, he viajado y trabajado por todo el mundo, haciendo investigación, formando gente y asesorando en temas y políticas educativas a gobiernos del Sur, a organizaciones y movimientos sociales y a organismos internacionales (por principio, eso sí, jamás al gobierno estadounidense, a la USAID o a ningún ejército del planeta)...
... innumerables escritos bajo la forma de libros, artículos, ensayos, ponencias, poemas y cartas de amor, letras de canciones a medio terminar, informes de investigación, artículos periodísticos, presentaciones en Powerpoint, sobre temas peligrosísimos como la educación, la alfabetización, la comunicación, las nuevas tecnologías, la democracia, la participación social, los derechos humanos, la solidaridad, el amor, la amistad ...
.... una enorme cantidad de fotos y unos pocos videos caseros, familiares, de trabajo y de paseo, en todo el mundo, con personajes de todos los colores y atuendos, algunos con túnicas y turbantes, muchos con alpargatas y ponchos, otros - sobre todo niños - en uniformes escolares, entre quienes encontrarían sin duda algún sospechoso de terrorismo, incluido mi propio hijo menor que - en su belleza y libertad de espíritu - se dejó crecer la barba y el pelo, y anda por el mundo con su cámara y una mochila a la espalda...
... mi discoteca favorita, pues me gusta trabajar con música, y entre ellos subversivos como los Beatles, Pink Floyd, Goyeneche, Piazzola, Serrat, Sabina, Drexler, la Rinaldi, la Negra Mercedes Sosa, Violeta Parra, Luis Miguel, Bjork, Charly García, Soda Estéreo, Cerati, Fito Páez, Lennon, Jesus Christ Superstar, Calle 13, Gal Costa, Cayetano Veloso, Il Divo, Bocelli, los Inti Illiimani y los Quilapayún, boleros, pasillos, música protesta y la música popular de los 60s y 70s, y mi propio hijo mayor, músico de vocación y de oficio que inspira sus canciones en el amor y en la vida tal cual se le presenta ...
... miles de mensajes electrónicos, organizados y archivados en sus respectivas carpetas, que circulan todos los días en las varias comunidades y redes virtuales que modero de manera gratuita y con gusto, y en las que intercambian sujetos de muy diversas personalidades, ideologías, trayectorias, filiaciones políticas y (posiblemente) orientaciones sexuales, con quienes interactúo a diario, muchas veces sin saber quiénes son y sin llegar a conocerlos personalmente, por el puro placer que da contribuir a la información, la comunicación y el debate democrático, sin tapujos y sin miedo, en este mundo de hoy, dominado por el pensamiento único y el pragmatismo, en el que todo se cobra y en el que se persigue al que opina, sobre todo si opina diferente...
... la sigla FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) repetida muchas veces, especialmente en los últimos días y semanas, a propósito de los intercambios y debates en torno al conflicto interno de Colombia y a su internacionalización, gracias, entre otros, a los buenos oficios de este mismo ejército que podría leer un día, o ahora mismo, mis intimidades, buscando evidencias, datos, contactos, aunque no fuese más que para satisfacer su obsesión persecutoria...
Por donde la miren, no me cabe duda que encontrarán en esta computadora pruebas que me asocien irremediablemente a las FARC, a pesar de que nunca me he topado con ninguno de ellos ni con ningún terrorista de carne y hueso, y que mi contacto con estos últimos se limita a los que nos acostumbran cotidianamente la televisión y los noticieros mundiales, tipos que ordenan bombardear Afganistán o Iraq por quítame estas pajas, en nombre - curiosa y precisamente - del combate al terrorismo.
Cuando el ejército colombiano, escudriñando en esta laptop, encuentre este mensaje, lo más seguro es que lo borre o, peor aún, lo adultere, con ayuda de expertos y aliados. Porque, como está, no interesa. Para eso están justamente los expertos, para que nadie se dé cuenta de que lo borraron o de que le cambiaron unas cuantas palabras.
En todo caso, y por las dudas, mientras escribo esto voy tomando la decisión de implementar con urgencia dos medidas: (a) hacer un respaldo de todo en un potente disco duro que dejaré en un lugar secreto, tanto que ni yo misma me acuerde dónde lo guardé, cuando lo busque; y (b) comprarme uno de esos estuches de laptops que - según declaraciones del Ministro de Defensa de Colombia - parece compró Reyes, el segundo de las FARC recién asesinado por el ejército colombiano en territorio ecuatoriano. Evidentemente, estábamos todos equivocados: no es la marca de la computadora lo que interesa, sino el estuche con acolchonamiento especial que soportó el bombardeo, las ondas expansivas, la masacre y los ajetreos en medio de la noche y de la selva. Quienes sepan dónde se consiguen, por favor pásenme el dato.
Rosa María Torres del Castillo
Ciudadana ecuatoriana poseedora de una MacBook
Quito, 7 de marzo de 2008
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