Carta ciudadana
24/04/2008
- Opinión
En esta histórica coyuntura en que una alianza multisectorial ha desplazado del poder, no al partido Colorado, sino a sus referentes de la corrupción, la laxitud, la ineficiencia, el latrocinio y la violencia institucionalizada con la capa de impunidad, se abre un nuevo horizonte de desafíos. Muchos agoreros y pichados de la rosca mafiosa insinúan que esta alianza se hizo sólo para ganar las elecciones y después… si te he visto no me acuerdo.
Nada más inexacto. La APC tiene el desafío de administrar el país, porque todos han puesto sus posiciones ideológicas a un lado para trabajar por la redención del pueblo paraguayo; no se han de apear de tales propósitos, aunque quizá cada grupo tenga sus propios proyectos sociales, económicos, culturales, o cuanto quepa en sus alforjas intelectuales.
Pero sépase, que ninguno de los candidatos electos por APC es un improvisado o poseedor de escasa longitud de lápiz. Cada uno de ellos además tiene su base acompañante. Lugo no está solo. Tiene a todo un pueblo que acompañará su gestión en forma participativa y deliberante.
Ésta vez, el pueblo paraguayo —por centurias convidado de piedra del poder y apenas objeto de caudillos cazavotos—, será sujeto y protagonista de su historia y artífice de su destino. Será el patrón… al decir del propio Lugo, y no el eterno peón de los sinvergüenzas.
Pero además, sugiero, como ciudadano paraguayo en uso de mis derechos, que NICANOR DUARTE FRUTOS sea impugnado, por indigno de ocupar un curul en el senado. Un sujeto de tal calaña, soez, desbocado, prisionero de sus instintos primarios, violador del código electoral y, en dos ocasiones, de la Constitución Nacional, no merece tal investidura. En todo caso, debe transmutarse de presidente en presidiario, luego de rendir cuentas de su errática gestión política.
Este pueblo triunfante debe exigir cuentas a los traidores a la Patria y a sus cleptócratas y enviarlos a la Justicia donde deberán resarcir con sus bienes el perjuicio causado a la Nación.
La impunidad debe ser desterrada para siempre y la APC, deberá gobernar con la Constitución en la mano derecha y el Código Penal en su izquierda. Que los actuales trabajadores del Estado no teman una supuesta caza de brujas; que las única banderas que esgrimirán en el futuro, deberán ser las de la honestidad, la idoneidad y la excelencia administrativa y ellos mismos deberán limpiar su casa de las alimañas que por tanto tiempo inficionaran a la junta de gobierno de la ANR.
Sin otro particular, saludo y felicito al pueblo consciente de mi país, sin distinción de colores primarios.
Celso Aurelio Brizuela (Chester Swann) c.i. 231.674
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