Democracia al fin?
06/05/2008
- Opinión
Largo y duro ha sido el camino de los paraguayos hasta llegar a este momento de su historia que los sitúa en el umbral de un cambio político, económico y social. Cuando los españoles llegaron a la cuenca del río Paraguay en el siglo XVI, habitaban la zona los guaraníes, que se dedicaban a la agricultura, y los payaguás y guaycurúes que eran cazadores y pescadores nómadas que solían atacar los cultivos de los guaraníes. Se estima que debido a ello estos últimos ayudaron a los españoles en la conquista del Chaco.
Los españoles no encontraron los metales preciosos que buscaban y se dedicaron a la ganadería, mientras en Buenos Aires y Uruguay se creaba una poderosa oligarquía. En lo que hoy es Paraguay, los jesuitas organizaron misiones en las que los indígenas trabajaban la tierra en comunidades, hasta que el sistema fue objetado por los ricos de la época. Los jesuitas fueron expulsados en la segunda mitad del siglo dieciocho, al igual que en el resto de las colonias, y los indígenas se convirtieron en esclavos de Brasil o siervos de los latifundistas.
Los paraguayos se sumaron a los movimientos independentistas en 1811 y formaron un gobierno apoyado por pequeños y medianos propietarios, fueron gobiernos patriarcales que los aislaron de sus vecinos y de la influencia británica de la época y se convirtieron en una potencia económica con control estatal de la producción agrícola, los ferrocarriles, los telégrafos y las fundiciones. En 1865 Brasil, Argentina y Uruguay formaron la Triple Alianza y con el apoyo de los ingleses le declararon la guerra a Paraguay, que perdió en esta confrontación entre el sesenta y el ochenta por ciento de su población
De sus 800 mil habitantes quedaron 194 mil, 14 mil hombres y 180 mil mujeres. Perdieron también más de la tercera parte del territorio. No terminaban de recuperarse, cuando en 1932 se desató la guerra del Chaco, con Bolivia, estimulada por las transnacionales petroleras. Los paraguayos ganaron, pero perdieron 50 mil hombres. Terminada esa guerra en 1935, se suceden en el país 22 presidentes en 31 años, hasta que en 1954 el general Alfredo Stroessner dio un golpe de estado y se mantuvo en el poder hasta 1989 en que fue derrocado por un movimiento militar que encabezó su consuegro. Durante los últimos 61 años ha gobernado el Partido Colorado, que fue derrotado el domingo recién pasado por el amplio movimiento conformado en torno al ex obispo católico Fernando Lugo.
Con las campanas al vuelo
Confirmado el triunfo de Lugo, algunas iglesias lo celebraron echando las campanas al vuelo, mientras en el Vaticano empezaban a analizar cómo enfrentarían esta situación en la que un obispo suspendido después de renunciar a su ministerio se convierte en Presidente de su país. La jerarquía eclesiástica paraguaya se reunió, con asistencia del Nuncio papal, quien dijo que las elecciones habían sido muy positivas, que ya estaba en conversaciones con sus superiores y que esperaban tener una respuesta antes de la toma de posesión del mandatario electo.
Los obispos paraguayos por su parte, valoraron la participación popular en los comicios y señalaron que aceptan y reconocen la victoria de Lugo como presidente electo. El caso no está previsto en el derecho canónico, que sólo hace referencias a sacerdotes y diáconos, pero no a obispos. Esto marca una gran diferencia con situaciones similares, como la elección de Jean Bertrand Aristide en Haití, que fue marginado de la iglesia.
Fernando Lugo nació en 1951 en una comunidad rural y supo desde su infancia lo que era la represión. Su padre estuvo preso en mas de veinte ocasiones, tres de sus hermanos fueron torturados y expulsados del país. Él ingresó al Seminario cuando tenía 19 años, se sumó a la Teología de la Liberación y en 1983 lo expulsaron de Paraguay a causa de sus “sermones subversivos”. Después de unos años en Roma volvió en 1987, fue ordenado Obispo en 1994 y durante diez años fue el obispo de San Pedro, un pueblo muy pobre donde la represión era fuerte. En 2006 renunció al sacerdocio y aceptó ser candidato presidencial de la Alianza Patriótica Para el Cambio, APC, formada por nueve partidos políticos, entre ellos el Liberal, que es más bien conservador , y veinte movimientos sociales, de mujeres, campesinos, sindicalistas, organizaciones de barrios y también de sectores que se marginaron del Partido Colorado.
Los peligros
En el programa de gobierno del presidente electo hay seis puntos básicos: reforma agraria, reactivación económica, recuperación de la institucionalidad de la República, justicia independiente, plan de emergencia nacional y recuperación de la soberanía, en particular la energética. Su objetivo es construir una nueva sociedad, lo que no se puede hacer “sobre el silencio y el olvido”.Está convencido de que su país tiene el potencial para volver a ocupar el sitio que tenía antes de la guerra de la Triple Alianza.
Durante su campaña, se produjeron hechos inéditos, como que el diario más importante del país, ABC Color, le diera un apoyo irrestricto y condenara en términos sorprendentes a los regímenes del Partido Colorado.El dueño de ese periódico es un poderoso empresario ultraderechista, algunos lo califican incluso de fascista, pero lo publicado en sus páginas es reflejo de lo que estaba sucediendo en el país.
En la prensa latinoamericana mientras tanto, se intentaba arrinconar a Lugo, siguiendo la línea trazada desde Washington y, así ,todas las preguntas que le hacían llegaban a un mismo punto.¿se va a sumar al proyecto de Chávez? ¿su gobierno va a ser populista? y etc.,etc. Cómo no obtenían las respuestas buscadas para satanizar al ex obispo en la misma forma en que lo hacen con los mandatarios de Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, lo hacían aparecer como eludiendo a esos presidentes o rechazando todo contacto con ellos.
Y la insistencia tiene sus motivos, Paraguay ocupa un lugar geopolíticamente importante, limita con Perú, Brasil y Argentina y Estados Unidos ha mostrado especial interés por tener allí una base militar. Ya en julio de 2005,quinientos soldados estadounidenses, bien apertrechados, llegaron a la base militar paraguaya Mariscal Estigarribia, ubicada a 200 kilómetros de Bolivia y Argentina, cerca de la estratégica Triple Frontera, en la que confluyen Brasil, Paraguay y Argentina. El pretexto fue que iban a dar atención médica a los habitantes del sector.
Pero la base crece, tiene capacidad para 16 mil soldados así como para recibir aviones militares. En sus alrededores hay un campamento militar en el que se instruye a la policía para reprimir a los campesinos. Este es el gran peligro que tendrá que enfrentar el presidente electo Fernando Lugo, que gobernará con una coalición disímil, surgida para poner término a un régimen corrupto y que ha dicho “Nos uniremos con alegría a los gobiernos progresistas de América Latina” y que “El principio de autodeterminación de los pueblos es un principio inviolable, que lo hemos respetado, lo seguiremos respetando y lo haremos respetar en Paraguay”.
- Frida Modak, periodista, fue Secretaria de Prensa del Presidente Salvador Allende.
Los españoles no encontraron los metales preciosos que buscaban y se dedicaron a la ganadería, mientras en Buenos Aires y Uruguay se creaba una poderosa oligarquía. En lo que hoy es Paraguay, los jesuitas organizaron misiones en las que los indígenas trabajaban la tierra en comunidades, hasta que el sistema fue objetado por los ricos de la época. Los jesuitas fueron expulsados en la segunda mitad del siglo dieciocho, al igual que en el resto de las colonias, y los indígenas se convirtieron en esclavos de Brasil o siervos de los latifundistas.
Los paraguayos se sumaron a los movimientos independentistas en 1811 y formaron un gobierno apoyado por pequeños y medianos propietarios, fueron gobiernos patriarcales que los aislaron de sus vecinos y de la influencia británica de la época y se convirtieron en una potencia económica con control estatal de la producción agrícola, los ferrocarriles, los telégrafos y las fundiciones. En 1865 Brasil, Argentina y Uruguay formaron la Triple Alianza y con el apoyo de los ingleses le declararon la guerra a Paraguay, que perdió en esta confrontación entre el sesenta y el ochenta por ciento de su población
De sus 800 mil habitantes quedaron 194 mil, 14 mil hombres y 180 mil mujeres. Perdieron también más de la tercera parte del territorio. No terminaban de recuperarse, cuando en 1932 se desató la guerra del Chaco, con Bolivia, estimulada por las transnacionales petroleras. Los paraguayos ganaron, pero perdieron 50 mil hombres. Terminada esa guerra en 1935, se suceden en el país 22 presidentes en 31 años, hasta que en 1954 el general Alfredo Stroessner dio un golpe de estado y se mantuvo en el poder hasta 1989 en que fue derrocado por un movimiento militar que encabezó su consuegro. Durante los últimos 61 años ha gobernado el Partido Colorado, que fue derrotado el domingo recién pasado por el amplio movimiento conformado en torno al ex obispo católico Fernando Lugo.
Con las campanas al vuelo
Confirmado el triunfo de Lugo, algunas iglesias lo celebraron echando las campanas al vuelo, mientras en el Vaticano empezaban a analizar cómo enfrentarían esta situación en la que un obispo suspendido después de renunciar a su ministerio se convierte en Presidente de su país. La jerarquía eclesiástica paraguaya se reunió, con asistencia del Nuncio papal, quien dijo que las elecciones habían sido muy positivas, que ya estaba en conversaciones con sus superiores y que esperaban tener una respuesta antes de la toma de posesión del mandatario electo.
Los obispos paraguayos por su parte, valoraron la participación popular en los comicios y señalaron que aceptan y reconocen la victoria de Lugo como presidente electo. El caso no está previsto en el derecho canónico, que sólo hace referencias a sacerdotes y diáconos, pero no a obispos. Esto marca una gran diferencia con situaciones similares, como la elección de Jean Bertrand Aristide en Haití, que fue marginado de la iglesia.
Fernando Lugo nació en 1951 en una comunidad rural y supo desde su infancia lo que era la represión. Su padre estuvo preso en mas de veinte ocasiones, tres de sus hermanos fueron torturados y expulsados del país. Él ingresó al Seminario cuando tenía 19 años, se sumó a la Teología de la Liberación y en 1983 lo expulsaron de Paraguay a causa de sus “sermones subversivos”. Después de unos años en Roma volvió en 1987, fue ordenado Obispo en 1994 y durante diez años fue el obispo de San Pedro, un pueblo muy pobre donde la represión era fuerte. En 2006 renunció al sacerdocio y aceptó ser candidato presidencial de la Alianza Patriótica Para el Cambio, APC, formada por nueve partidos políticos, entre ellos el Liberal, que es más bien conservador , y veinte movimientos sociales, de mujeres, campesinos, sindicalistas, organizaciones de barrios y también de sectores que se marginaron del Partido Colorado.
Los peligros
En el programa de gobierno del presidente electo hay seis puntos básicos: reforma agraria, reactivación económica, recuperación de la institucionalidad de la República, justicia independiente, plan de emergencia nacional y recuperación de la soberanía, en particular la energética. Su objetivo es construir una nueva sociedad, lo que no se puede hacer “sobre el silencio y el olvido”.Está convencido de que su país tiene el potencial para volver a ocupar el sitio que tenía antes de la guerra de la Triple Alianza.
Durante su campaña, se produjeron hechos inéditos, como que el diario más importante del país, ABC Color, le diera un apoyo irrestricto y condenara en términos sorprendentes a los regímenes del Partido Colorado.El dueño de ese periódico es un poderoso empresario ultraderechista, algunos lo califican incluso de fascista, pero lo publicado en sus páginas es reflejo de lo que estaba sucediendo en el país.
En la prensa latinoamericana mientras tanto, se intentaba arrinconar a Lugo, siguiendo la línea trazada desde Washington y, así ,todas las preguntas que le hacían llegaban a un mismo punto.¿se va a sumar al proyecto de Chávez? ¿su gobierno va a ser populista? y etc.,etc. Cómo no obtenían las respuestas buscadas para satanizar al ex obispo en la misma forma en que lo hacen con los mandatarios de Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, lo hacían aparecer como eludiendo a esos presidentes o rechazando todo contacto con ellos.
Y la insistencia tiene sus motivos, Paraguay ocupa un lugar geopolíticamente importante, limita con Perú, Brasil y Argentina y Estados Unidos ha mostrado especial interés por tener allí una base militar. Ya en julio de 2005,quinientos soldados estadounidenses, bien apertrechados, llegaron a la base militar paraguaya Mariscal Estigarribia, ubicada a 200 kilómetros de Bolivia y Argentina, cerca de la estratégica Triple Frontera, en la que confluyen Brasil, Paraguay y Argentina. El pretexto fue que iban a dar atención médica a los habitantes del sector.
Pero la base crece, tiene capacidad para 16 mil soldados así como para recibir aviones militares. En sus alrededores hay un campamento militar en el que se instruye a la policía para reprimir a los campesinos. Este es el gran peligro que tendrá que enfrentar el presidente electo Fernando Lugo, que gobernará con una coalición disímil, surgida para poner término a un régimen corrupto y que ha dicho “Nos uniremos con alegría a los gobiernos progresistas de América Latina” y que “El principio de autodeterminación de los pueblos es un principio inviolable, que lo hemos respetado, lo seguiremos respetando y lo haremos respetar en Paraguay”.
- Frida Modak, periodista, fue Secretaria de Prensa del Presidente Salvador Allende.
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