Obama o Mc Cain: ¿sueño o pesadilla americana?
- Opinión
Ginebra
Las elecciones en Estados Unidos son una venta con segmentación de mercado donde la elección presidencial es el evento promocional de cada cuatro años. En ese evento, el cartel de los intereses especiales presenta los últimos modelos de sus dos marcas de siempre, para que el consumidor electoral elija.
Los modelos deben los cambios en el mercado aparentando novedades, pero sin nada que atente contra los dueños del país; que al fin de cuentas, invierten de sus bolsillos en ese carnaval electoral. No es casual que la democracia estilo norteamericano y la economía de mercado formen parte del mismo mantra con que nos martillan los oídos. En ambos casos, una mano invisible reparte el dinero– Adam Smith dixit- y lo que si vemos es la equidad del reparto.
En Estados Unidos la economía esta en bancarrota, la pobreza crece y la riqueza de los pocos también, la imagen internacional es pésima y el país está sumido en dos guerras por avidez petrolera. La mayoría comprende que se necesita un cambio profundo, pero quien manda es el cartel de beneficiarios que desea sólo una satisfacción cosmética del mercado electoral.
A quienes quieren cambio ofrecen uno de color: Barak Obama, un mulato[1], de tibia oposición a la guerra de Irak, culto y buen orador. Su nombre y la sangre africana evocan algún ancestro musulmán y eso preocupa al lobby judío; grupo de pocos electores pero poderoso en finanzas y manejo de prensa, radio, cine y televisión. Su garantía es el candidato a vicepresidente: Joe Biden, hombre muy ligado a la AIPAC[2], la entidad de ese lobby veterana en presión política.
A los conservadores se le ofrece un candidato de habla belicosa: John Mc Cain, hijo de almirante e un insólito héroe, conocido no por hazañas o victorias, sino por una larga prisión marcada por la aspereza vietnamita hacia pilotos bombarderos. Como gesto de cambio y para atraer el voto femenino de Hillary Clinton, ponen para vicepresidente a Sarah Palin; ex reina de belleza de mucha religiosidad, amante de las armas y del petróleo, gobernadora de Alaska. No es precisamente
La intermediación electoral
El sistema electoral de Estados Unidos es el más indirecto de todos los sistemas que se dicen representativos. Ambos partidos carecen de organización de base y funcionan por comités locales auto-designados, coordinados nebulosamente por el comité del estado respectivo. Arriba de esas redes – no debajo- está el comité nacional de cada partido, manejado por los notables en coordinación con los grandes intereses que donan fondos y medios. Es rara la renovación de cuadros dirigentes y hay una tendencia tribal a la sucesión dinástica.
No hay unidad programática interna en ambos partidos y los objetivos de un grupo demócrata - digamos en Alabama- pueden coincidir más con ciertos republicanos – digamos de Utah - que con otros demócratas y viceversa. Como definición ideológica se proclama la adherencia a unos “valores americanos”, que cada partido dice respetar más que el otro. Uno es la libertad, algo curioso en un país donde las masas son esclavas de sus deudas y la segregación es tan actual que asombra un mulato presidente. Otro es la igualdad, en un país muy rico para gastos militares o subsidios a empresas, pero muy pobre en dinero para educación pública y seguridad social. Un tercer valor es la propiedad privada, en un país con 36 millones bajo la línea de pobreza.
Los comités de partido invernan hasta la hora de elecciones presidenciales o estatales. Entonces los minúsculos grupos locales[3] activan listas de electores registrados como demócratas o republicanos. Los candidatos presidenciales se eligen en dos tipos de reuniones electorales en cada estado: primarias o “caucus”. Lo que allí escogen son electores estatales declarados a favor de algún aspirante a candidato. Esos electores van a una convención nacional. En el Partido Demócrata, no sólo ellos eligen; un 15% de los votos en la convención es de “superdelegados”, que no son electos y votan por pertenecer al status del partido; el propósito es controlar cualquier impulso radical de los activistas. Los republicanos no dan ese privilegio, porque lo más radical allí es ser neo-conservador: el combo de Bush et al.
La elección presidencial tampoco es evento de participación directa. Al Presidente lo eligen los Estados. En cada Estado se vota por representantes que van a la convención que elige al Presidente y quien gana en un Estado arrasa y se lleva todos los votos de ese Estado.
Por eso Bush -aún con el fraude que su hermano Jeff le organizó en Florida- tenía menos votos de ciudadanos que Al Gore. Cuando se pidió un recuento en Florida,
En cada elección, el énfasis de la campaña no es ofrecer soluciones serias a los muchos problemas que aquejan a Estados Unidos o el mundo; la principal preocupación es darle algo con que identificarse a cada minoría. Los conservadores y los demócratas por igual. La causa es que en ese sistema electoral perverso la simpatía de un 2% en un estado en disputa puede definir la presidencia. Lo importante es involucrar en ese carnaval -como demócratas o republicanos- a todos los segmentos de la población; es un ejercicio de psicoterapia porque, gane quien gane, nada cambiará la política que los grupos de poder dictan a
Manipulación mediática
La esencia del control de la opinión pública es el control de la información. Las agencias de noticias y los medios en Estados Unidos y el mundo se van concentrando cada vez más en pocos dueños, lo que facilita la tarea de orquestar la información. Desde que el propósito de orquestar información es hacer dinero y la gente de negocios entró en el juego, existe colaboración entre la gran prensa y los dirigentes pro-business de ciertos países.
George Orwell dijo que la omisión es la más grande forma de mentira. Esa es la manera como operan hoy los grandes conglomerados de información, que hace ya tiempo son órganos de propaganda del sistema. Ejemplo: Georgia invade a Osetia, Rusia caza los invasores hasta Gori (Georgia); la noticia dice que Rusia invadió a Georgia y omite lo primero.
Como dice Mario Diament[4] “La prensa norteamericana persiste en considerarse un paradigma de la virtud, a pesar de que algunas de sus instituciones más prestigiosas, como The New York Times, The Washington Post y CBS News pidieron disculpas por haber engañado al público en su cobertura de la guerra en Irak. Este engaño no fue resultado de errores profesionales, sino, fundamentalmente, de una decisión política de no salir a confrontar al gobierno.”
Otro elemento es uso del “newspeak” (nueva lengua). Cuando Orwell acuño ese término no hacía sino describir una práctica existente. La mecánica de esa lengua cambia el significado de las palabras llamando cosas con otro nombre, preferiblemente lo contrario. El propósito es confundir y cohibir pensamientos diferentes al los del poder, vaciar el lenguaje tornándolo impreciso y alejado de la conciencia lógica. Así, bombardear e invadir (Irak o Afganistán) es liberar y la hecatombe civil son “daños colaterales”.
Una omisión reciente fue la transmisión de la entrevista de CNN a Putin[5] , que censura partes esenciales de la posición rusa, como las referencias históricas a que Abskazia y Osetia no fueron parte de Georgia hasta que Stalin – georgiano- se las incorporó. También cuando cuenta como los georgianos -que eran parte de las tropas para mantenimiento de la paz en Osetia- desertaron en la madrugada del 07/08 y volvieron esa misma mañana con tanques georgianos para masacrar a sus compañeros rusos. Omite también la queja gráfica sobre la presencia de la marina americana, cerca de bases rusas, en el Mar Negro, mientras que no hay barcos rusos en las costas americanas.
La cobertura de la campaña sobre temas internos sigue ese patrón. Los candidatos abordan con levedad los problemas de Estados Unidos y la prensa no los confronta. La crisis sistémica del sistema financiero o la bancarrota de Estados Unidos son temas diluidos en la ayuda al pago de las hipotecas domésticas. La contaminación ambiental - EE UU aporta un 40% a la mundial- no es tema de campaña ni de preguntas. La polémica gira sobre el petróleo en zonas protegidas, el aborto, el matrimonio gay o si es ciencia la evolución de las especies; es un sueño americano donde los EE UU son un modelo para el mundo.
Corrupción sistémica
Se dice que el residente de
La corrupción es inherente a la naturaleza del régimen. Son endémicos los fraudes de los ricos contra el interés público realizados con la complicidad o “negligencia” gubernamental. No es de ahora, es desde cuando Alexander Hamilton fue Secretario del Tesoro en la presidencia inaugural de George Washington[6]. El siglo XIX fue el de los Robber Barons (Barones ladrones) cuya explotación del poder describen las novelas de Jack London. Los recientes escándalos de DotCom, Enron, Hallyburton, Blackwater, bancos, bolsa, rescates de
El problema es sistémico. Los grandes intereses económicos tienen en Estados Unidos protecciones, privilegios y subvenciones muy ajenas al cacareado proceso competitivo de oferta y demanda que venden como máxima justicia distributiva. Como su agotado mercado interno no sacia la avidez empresarial, ahora exigen al gobierno la apertura de mercados en otros países, garantizados con acuerdos de vasallaje al servicio de sus empresas (TLCs).
Desde Ronald Reagan, el gobierno norteamericano es un mostrador que despacha los intereses de un sindicato militar/industrial/financiero a nivel planetario. Desde la disolución de
Conclusión
El lenguaje demócrata es indistinguible del lenguaje republicano. Parece que al abandonar los demócratas la agenda social, los Estados Unidos convergen en un régimen a partido único. La misma agenda con el mismo origen: la de los dueños del dinero que aseguran su poder invirtiendo en campañas electorales, para una elección indirecta, filtrada por etapas.
El sueño americano no esta definido, pero parece que fue tener vida decorosa y casa propia. Las estafas permitidas y las guerras desatadas por los gobiernos norteamericanos han arruinado a Estados Unidos, dejado sin vida y sin hogar a muchos de los suyos y destrozado países enteros. Eso no es sueño sino pesadilla y no creemos que acabe por gracia de su sistema electoral.
[1] La madre de Obama es blanca y el padre negro (Kenya), pero en EE UU llaman negro a quien tenga algo de sangre negra.. En América Latina, mulato o negro, eso no sería novedad.
[2] Biden declaró (a Shalom TV) recientemente: “Yo soy sionista. No se tiene que ser judío para ser sionista.”
[3] Maurice Duverger : Los Partidos Políticos
[4] Mario Diament,
[5] Entrevista a Putin en Sochi. 28/08/08. versión integral en inglés:
http://www.informationclearinghouse.info/article20677.htm
[6] Engaños y tretas a favor de los banqueros con el pago de la deuda pública por la guerra de independencia. Ver Claude Julián: Le reve et l´histoire (páginas
Del mismo autor
- Bubbles, Dumping and Refugees 06/09/2021
- Burbujas, dumping y refugiados 06/09/2021
- Afghanistan for China 25/08/2021
- Afganistán para China 25/08/2021
- 1819 ideas for the XXI Century economy 05/08/2021
- The keys to Chinese successful economic growth 22/07/2021
- Las claves del crecimiento económico exitoso de China 22/07/2021
- Need for a New International Value benchmark 05/07/2021
- Nueva Referencia Internacional de Valor 30/06/2021
- Taiwan in the near future 17/06/2021
Clasificado en
Clasificado en:
