Otra herencia del menemismo
- Opinión
A pesar de haberse vencido todos los plazos legales, el Grupo Marsans sigue sin presentar los balances de Aerolíneas Argentinas y Austral, mientras amenaza con pleitear ante el tribunal del CIADI (Convenio Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones), en caso de una eventual expropiación.
Según lo ha planteado correctamente el titular de
El presidente de
En un documento borrador presentado por
Como se recordará, cuando el Congreso votó la reestatización de Aerolíneas Argentinas, se estableció que el precio de la compañía sería evaluado sucesivamente por el Tribunal de Tasación,
Mientras tanto el gobierno nacional no está movilizando todos los resortes institucionales para que los empresarios españoles cumplan sus obligaciones.
No lo ha hecho a través de sus principales instrumentos, como son el Ministerio de Economía,
Lo que la sociedad debe saber es que si las cosas no se hacen bien y llegamos a ir al CIADI, corremos el serio riesgo de que nos fallen en contra. Así ha ocurrido, por ejemplo, en el sonado caso de Siemens y los DNI. A pesar de que la empresa teutona está investigada judicialmente en Alemania y
Lo que otorga ese poder discrecional al CIADI son los famosos Tratados de Promoción de Inversiones, o tratados bilaterales de inversión (TBI), firmados durante la década del noventa, para “atraer capitales” y “abrirnos al mundo”, lo que –según los principios del Consenso de Washington– modernizaría nuestra economía y nuestra sociedad.
Uno de los ganchos principales para recibir el maná del cielo consistía en ofrecerle al inversor “seguridad jurídica”, y esa seguridad no podían garantizarla los tribunales nacionales sino un megatribunal internacional, supuestamente imparcial y transparente.
En un trabajo que data de 2005, el economista Alejandro Peyrou recordó que
Brasil ha recibido, pese a eso, muchas más inversiones extranjeras que
Según Peyrou, “entre países desarrollados no existe la práctica de firmar tratados que incluyan la prórroga de jurisdicción a favor de tribunales arbitrales”, como el CIADI. Y agrega: “En rigor, los TBI aparecen como una práctica para garantizar inversiones en países subdesarrollados”.
Esa garantía surge de una asimetría a favor del inversionista extranjero en detrimento del nacional, que llega a violar el principio constitucional de igualdad ante la ley. La mayoría de los tratados firmados por
Peyrou recuerda que todos los TBI disponen que el tribunal arbitral “debe resolver de acuerdo con las disposiciones del tratado bilateral en cuestión, el derecho interno del país que recibió la inversión y las normas del derecho internacional aplicables. Se asegura con ello la inmunidad del inversor extranjero frente a cambios legislativos del Estado huésped que resulten contrarios al TBI o al derecho internacional general”.
Como resulta obvio, lo más importante es que la interpretación de cualquiera de las legislaciones mencionadas la hace el tribunal arbitral. Y sus decisiones no son apelables.
Una vez más Estados Unidos nos indica el camino, al ejercer la soberanía y los métodos heterodoxos que nos niega a todos los otros Estados:
A partir de 1992, el Congreso nacional fue ratificando todos los TBI firmados por el Ejecutivo. Ya es hora de que vuelva sobre sus pasos y acabe con esta herencia del menemismo, que extranjerizó la economía y nos impide tener una política económica verdaderamente independiente.
http://www.criticadigital.com/index.php?secc=nota&nid=11152
- Miguel Bonasso es periodista y diputado nacional argentino.
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