Balance económico 2008
- Opinión
La región se ve afectada por una crisis importada. Pero debe encontrar soluciones propias. Hay interesantes movimientos en ese sentido. Que así sea.
¡Es la política, estúpido! Esta tergiversación del slogan de campaña del presidente estadounidense Bill Clinton (2000-2008) puede servir de introducción a este intento de balance de la economía latinoamericana. Porque los avances más importantes se produjeron en el terreno de la política, con más intenciones que hechos concretos, pero con posturas que en casi 200 años de independencia no se habían sostenido.
La región, creemos, entendió que primero está la política. Por eso, el 2008 pasará a la historia como un año de mucha convulsión política. Con algunos países que atravesaron cimbronazos internos importantes (Argentina, Bolivia, Ecuador, Venezuela); con la consolidación de la diplomacia brasileña como la más activa de la región, y con actitudes de aquellos países que eran considerados menos integrados con la región (Chile, Colombia, también Perú) que demostraron con distintos grados querer pertenecer a este universo latinoamericano.
Pero es el propósito de este artículo delinear un balance en materia económica de lo acontecido en estos últimos doce meses. Y en este ítem tenemos que decir que se avanzó a pasos lentos. Tanto en la integración como en la reacción concreta frente a la crisis financiera surgida en Estados Unidos y derramada al resto del orbe.
La integración puertas adentro
El Mercado Común del Sur (Mercosur) no registró demasiados avances. Este 2008 cierra sin el ingreso de Venezuela como miembro pleno, estatus que tienen Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, sus miembros fundadores. El Congreso de Buenos Aires y Montevideo ya ratificaron el ingreso de la nación bolivariana, y la Cámara Baja en Brasilia dio el visto bueno, pero aún falta el trámite en el Senado y la aprobación de Asunción. Caracas solicitó la membresía en 2006, y a mediados de ese año, en la Cumbre del bloque en Córdoba (Argentina) fue aprobada por los cuatro jefes de Estado de entonces.
A su vez, cierra otro año sin la aprobación del Arancel Externo Común (AEC) . Sin la entrada en vigencia de esta normativa, el bloque no deja atrás su estado de unión aduanera imperfecta para convertirse en un auténtico mercado común. Aquí las posiciones son más encontradas, con la Cancillería argentina con la posición más proteccionista.
No obstante, esta ausencia de coordinación arancelaria se ha visto suplida con acuerdos de inversión solidaria como los Fondos de Convergencia Estructural (Foces) y con más política. Por ejemplo, Brasilia y Buenos Aires acordaron una cumbre presidencial semestral en la cual deben demostrarse logros concretos. También se alcanzaron acuerdos nominales bilaterales de importancia, en materia de defensa y tecnología. Y desde setiembre, el intercambio entre ambas naciones puede saldarse en las monedas nacionales.
La región aún se debe la elaboración de cadenas productivas ¿Qué es esto? Procesos industriales en los cuales participan distintas naciones. Los sectores más proclives a este tipo de encadenamientos son el de defensa y el aeroespacial, básicamente. Así lo ha hecho la Unión Europea (UE) por ejemplo.
Con respecto a las otras siglas, como son la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), la Organización de Estados Latinoamericanos y Caribeños (OELC) y la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), sobraron las intenciones pero hubo déficits de acuerdos concretos.
Dos temas centrales que dejaron escapar otro viraje en derredor del sol: el Banco del Sur y la moneda única sudamericana. La prometida entidad multilateral no dio grandes pasos en su puesta en marcha más allá de las definiciones conocidas e informadas oportunamente.
Con respecto al uso de una moneda común sudamericana, hubo distintas manifestaciones al respecto. La última manifestación al respecto fue en el encuentro del ALBA, y hasta se puso el plazo de cinco años para su implementación. El tema más álgido al respecto es qué tipo de política monetaria se va a adoptar.
La adopción de un signo monetario común implica la confluencia macroeconómica: las políticas fiscales deben confluir, impositivas, arancelarias y bancarias. Y la decisión de qué modelo adoptar es política. Para poner blanco sobre negro: la UE adoptó un modelo monetarista para llegar al euro. Y recordemos que el monetarismo es la pata monetaria de la economía neoclásica o neoliberal.
La crisis importada
No obstante, la región se encaminaba hacia un cierre de 2008 con buenas perspectivas. Los precios de los commodities (el principal bien de exportación regional) se mantenían altos, gracias a una demanda sostenida. La mayoría de las naciones exhibía en el primer semestre superávits comerciales y exportaciones en ascenso.
Pero el estallido de la burbuja financiera en Estados Unidos en setiembre de 2007 se hizo sentir en el resto del mundo un año después, cuando los principales bancos de inversión de Wall Street -esos que medían el riesgo de prestarles a empresas o estados- fueron a la bancarrota. Y el panorama cambió radicalmente.
Los precios y la demanda cayeron. Para muestra sólo basta un botón: el petróleo había alcanzado los 147 dólares a mediados de año, y hoy se cotiza a unos 38 dólares. Más de cien dólares de caída.
Aunque los coletazos recién llegan a nuestra región, se sabe que vamos a vernos afectados. Por ello, la mayoría de las naciones tomaron medidas preventivas de índole fiscal y arancelaria.
¿Cómo puede afectarnos la crisis generada en el centro mundial? En el sector conocido como economía real por una caída en las exportaciones y en los precios de los principales productos colocados fronteras afuera. En el ámbito de la economía ficticia (¿?), por una dificultad para acceder a los flujos de capital.
Sólo China se encuentra en condiciones de mantener la demanda de productos primarios sudamericanos, aunque la nación asiática no los adquiere para acopiar, sino que luego de ser procesados son exportados a todo el mundo. Pero Beijing podría -si las autoridades comunistas así lo consideran- estimular la demanda interna y así atenuar la caída de las ventas externas.
El resto de las potencias económicas van a privilegiar sus producciones domésticas. Y así, ciertas producciones de empresas con filiales en la región van a recibir presiones y beneficios por realizar inversiones en los países de origen en lugar de los “mercados emergentes”.
La realidad desnuda
La crisis originada en el sector inmobiliario estadounidense ha desnudado la vigencia de antiguos problemas en el barrio. La dependencia en las exportaciones de productos minerales, agrícolas y ganaderos no se ha podido superar en dos siglos de existencia. La dependencia científica, tecnológica y financiera cierran este combo maligno.
Más allá de la política que ha elevado su voz, se deben dar pasos concretos hacia la independencia de los flujos de capitales. Si se suman las reservas monetarias de nuestro subcontinente, se alcanzan cifras multimillonarias. Estas divisas se encuentran depositadas en distintos bancos del Primer Mundo, donde generan beneficios off shore.
Repatriarlos y hacer un uso racional del mismo podría ayudar a superar este déficit de capitales. Pero el cambio debe ser más cultural que económico. Cualquier latinoamericano que supera un cierto umbral de riqueza, parte raudo a consumir y depositar su riqueza a Estados Unidos, Suiza o algún paraíso fiscal… hecho que no haría ningún europeo, estadounidense o japonés.
Diversificar la producción, esa es la cuestión. La apropiación de la renta por los recursos naturales y su transformación también es una cuenta pendiente. No sólo no debe dejarse que las corporaciones se queden con los beneficios de una explotación que pertenece a las sociedades, sino que debe evitarse la exportación de la materia prima sin un mínimo de procesamiento.
En cuanto al capital financiero, nos referimos a la necesidad innegable de cualquier estado o empresa de financiarse. No al aspecto de la generación de ganancias sin generar riquezas. La explotación de los recursos petroleros de Venezuela, Brasil, Ecuador y Bolivia necesita de inversiones importantes que debieran ser obtenidas en la región, en lo posible, en monedas propias.
Recursos propios y que son reciclados en la región y no en los principales centros financieros mundiales (Nueva York, Londres y Tokio), ahorro interno que permanece en nuestras instituciones y sociedades que obtienen beneficios por la explotación de su subsuelo, más políticas de distribución progresiva del ingreso e industrialización regional deben abordarse en este 2009 que ya da inicio.
Fuente: Agencia Periodística del MERCOSUR (APM), Facultad de Periodismo y Comunicación Social, Universidad Nacional de
http://www.prensamercosur.com.ar
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