Competitividad, problema estructural
- Opinión
* Caos absoluto en política industrial para la competitividad: Dussel Peters
* Estamos en una crisis desde 2000
* Lo que refleja es un proceso de desindustrialización
* No tenemos estrategia
* Malbaratamos la mano de obra: González Prado
* Predomina el “ahi se va”
* Los mexicanos, en otro contexto, son muy competitivos
* Los sindicatos, indispensables
* Empresarios no invierten en tecnología y ésta es muy rentable
* “Administración de la calidad total”, el rumbo
El gobierno federal por fin ha reconocido la gravedad de la crisis económica pero cuenta con chivos expiatorios: la crisis financiera global y las medidas para contener el brote de influenza tipo A. Sin embargo, ya veníamos arrastrando problemas como la falta de competitividad que agrava la situación.
El Foro Económico Mundial en su Reporte de competitividad global 2008-2009 colocó a Estados Unidos como el país más competitivo del mundo y ubicó a México en el lugar 60, perdiendo ocho posiciones en relación con el año anterior.
Esto tiene una repercusión directa en el empleo, pues entre menos competitivo, menos atractivo para la inversión directa, y nuestros productos son desplazados por los de países que sí han hecho su tarea.
Enrique Dussel Peters, investigador de
“Está la versión más sencilla donde competitividad es lo mismo que productividad, las empresas logran incrementar su productividad y eso las hace competitivas. Hay otra que he venido trabajando con
“Si sólo se da énfasis en el aspecto microeconómico, imagínate el caso de una empresa que hace un enorme esfuerzo a nivel interempresa, hace un impacto en su gasto, capacita a sus trabajadores, pero sale su mercancía y las aduanas se la echan a perder, en el camino el tipo de cambio se devalúa 30%. Entonces todo el esfuerzo que hizo la empresa a nivel microeconómico sirvió para un carajo”, explica.
Complementa: “La competitividad desde una perspectiva sistémica implica esfuerzos intraempresa y desde las instituciones públicas y privadas, en esos términos está muy mal. Si tu revisas lo que
Enumera los problemas:
“Los elementos más importantes de falta de competitividad a nivel macroeconómico son una gran incertidumbre por el tipo de cambio y la absoluta falta de financiamiento y sin financiamiento no tienen ningún sentido las exportaciones, importaciones, etcétera.
“A nivel mesoeconómico, las instituciones públicas, pero particularmente las privadas, son muy débiles,
“Y por último, hay dificultades a nivel microeconómico. Para darte cuenta de las dimensiones de la crisis del aparato productivo en general y particularmente de la manufactura, en los últimos 20 años perdió el 6% del producto interno bruto (PIB). Es decir, llegó a participar con el 23% del PIB y descendió a menos del 17% y en los últimos siete años ha perdido casi el 20% de su empleo. Estamos en una crisis, no de los últimos meses sino desde el 2000. Lo que refleja es un proceso de desindustrialización. En general las condiciones son muy malas para el sector productivo formal”.
¿Y en calidad de mano de obra cómo andamos?
—La mano de obra en general es adecuada, hay problemas de oferta y hay problemas de demanda. Siempre pudiera ser más alta, siempre pudiera ser mejor, pero de los estudios que hemos venido haciendo resulta que uno se encuentra con fuerza de trabajo muy calificada, hay quienes tienen doctorados en ingeniería y les quieren pagar 5 mil pesos al mes. Entonces éstos dicen ‘para que saco un doctorado si me van a pagar como alguien que sólo tiene el bachillerato. Por el otro lado hay ciertos lugares, como Jalisco y Baja California, donde hay requerimientos específicos de fuerza trabajo que no se encuentra”.
El principal tema es que México tiene una enorme cantidad fuerza de trabajo inutilizada. El famoso bono demográfico no se está utilizando, países como España, Alemania, Japón que tienen un envejecimiento dramático de la población; no tienen lo que tiene México, población muy joven, con un nivel creciente de capacitación que podría ser mejor. De 1990 al 2008 sólo el 30% de la fuerza de trabajo ha podido encontrar un empleo formal el resto está en la informalidad”, complementa.
Advierte: “La manufactura participa con el 17% del PIB, con el 12% del empleo y más del 90% del comercio, entonces es un sector crítico que está en una profunda crisis. Se requiere un plan emergente con una visión sistémica de la competitividad, donde se aborden temas como el financiamiento y la innovación. Hay una serie de temas económicos, después hay una serie de temas institucionales, hay que reforzar las instituciones públicas y las instituciones privadas y por último llevar a cabo proyectos y hacer una proyección territorial o regional. No se necesitan miles de millones pesos para el país, lo que se requiere son proyectos para la industria textilera en Oaxaca.
Inevitablemente llega a la mesa el tema del gigante oriental: “China nos está haciendo pedazos y nos plantea un profundo cuestionamiento y nos dice, ‘México lo que tú haces hoy en día yo lo hago mejor y más barato, ¿a qué te vas a dedicar?’ Nos abrimos, pero no nos preparamos, no conocemos el mercado. Estamos al lado de la demanda más grande del mundo, pero no le podemos sacar jugo. No necesitamos proyectos de miles de millones, necesitamos estrategias concretas”.
Crítica la visión del gobierno federal: “Está muy preocupado por el sector financiero que es el que está mejor, el que más nos ha costado y el que más nos tiene ahorcados. En política industrial para la competitividad es un caos absoluto, cualquier propuesta de la administración actual quedó rebasada y eso se refleja en el Plan Nacional de Desarrollo y el programa sectorial de economía, hubo tres programas anticrisis donde todo lo que existió valió gorro, es el reconocimiento ejecutivo de que el presupuesto, el programa quedó rebasado por la crisis global”.
“El problema es de estrategia. ¿Qué voy a hacer de México en el 2040? ¿Cómo me imagino a México en 30 años? Lo que pasa es que no tenemos ninguna imaginación de nada, no sabemos lo que va a pasar en 30 días, imagínate en 30 años”.
Estalla contra la apertura comercial: “En medio de la peor crisis, desde que hay estadística de la manufactura, se están dedicando a abrir el país unilateralmente, aunque nadie nos lo pida, reduciendo aranceles de más de 8 mil productos. No entiendo, estamos reduciendo el costo de importación, es un caos. Mientras más nos abrimos tenemos un achicamiento del empleo formal particularmente del manufacturero. Existen muchos ejemplos que refutan la hipótesis de que una apertura comercial te va a llevar a un crecimiento o una mayor competitividad”.
Y en calidad ¿cómo andan nuestros productos?
—Hay que mejorar las cosas en términos de calidad, lo que tenemos no es suficiente. Lo hecho en México por supuesto que está bien hecho, sino pregúntale a cientos de empresas transnacionales que están establecidas aquí y que están contentas. Pero hay que continuar, no podemos dormirnos en nuestros laureles, como lo hemos hecho.
¿El costo de la mano de obra por las prestaciones afecta la competitividad?
—Inciden en algunos casos. Nótese la ironía, bajo ese argumento nuestro principal competidor y a donde se irían todas las empresas es a Haití o lo más alto de
Por su parte, el ingeniero José Francisco González Prado, presidente del Premio Internacional Asia Pacifico de Calidad y director general del Instituto Mexicano de Control de Calidad (Imecca), opina: “Nos han dicho que estamos en crisis porque el mundo está en crisis. Yo pienso que esa es una mala apreciación, estamos en crisis porque no somos competitivos, verdad es que hay problemas en Estados Unidos pero el dólar no se devalúa, sin embargo el peso cae por su propio peso.
“Estamos malbaratando la mano de obra, pero no hay de otra, mientras no tengamos creatividad y la gente compre a cualquier precio”, dice con una mueca.
¿Qué posibilidades reales tenemos de elevar nuestra competitividad en el mediano plazo?
—Por magnitud estamos entre las primeras 11 economías del mundo, entonces hay bastantes posibilidades de que si nos damos cuenta de la necesidad de mejorar la competitividad podamos salir del bache. Hay empresas que están bien y no han cejado en sus proyectos de desarrollo.
No obstante lamenta: “Muchos empresarios no gastan y dicen ‘este año no voy a hacer capacitación’; pero sí gasta 2 mil pesos en capacitación el trabajador va a dar ideas y va a generar, de acuerdo con nuestros estudios, 10 pesos por cada peso invertido y puede llegar a uno en 100. Si no se invierten esos 2 mil pesos puede dejar de ganar hasta 200 mil pesos. Tenemos que irle quitando esa venda a los empresarios, decirles: estará el mundo en crisis pero yo no, voy a aprovechar la oportunidad para reforzarme”.
¿En cuanto a calidad cómo está la mano de obra mexicana?
—En general nosotros tenemos una cultura del “ahi se va”. Sin embargo, cuando nuestro trabajador entra en un marco de competitividad, de mejores estándares, su desempeño pronto mejora. Tal es el caso del prestigio que tiene el trabajador mexicano en Estados Unidos, incluso en la propia Tijuana. El trabajador mexicano sale de su entorno y llega a una ciudad extraña y adopta las maneras de por allá y son muy eficaces.
“Precisamente es ahí donde nosotros como empresarios tenemos que actuar y orientar nuestros esfuerzos para que vayamos aculturando al trabajador a adoptar nuevos estándares de trabajo, eso si se hace bien resulta extraordinario. Hay que desarrollar en la gente una visión más de trabajo, el orgullo”.
Para eso habría que pagar más.
—Uno debe entender que va a obtener lo que contrata, si yo contrato un obrero no voy a querer que sea un ingeniero y todas esas mentalizaciones hacen que la masa no tenga suficiente poder adquisitivo. En China descubrieron que para que algo tenga calidad, hay que pagarle bien y que el pago sea remunerador, aumentar el poder adquisitivo para que pueda vivir mejor. Si la gente ganara más estaría más tranquila desde el punto de vista social y podría echarle más ganas.
Hay quien dice que el lastre para la competitividad son los sindicatos.
—Yo pienso que en cierto tipo de economías, imperfectas como la nuestra, los sindicatos son necesarios. Si ya así el sector patronal abusa excesivamente del trabajador, imagínese sin los sindicatos, sería una situación muy desventajosa.
Ejemplifica sobre la falta de visión nacional: “En el Premio de Calidad Asia Pacífico, a excepción de México, el país que lo gana mejora en el sector donde fueron premiados porque hay un enorme fenómeno de adopción de la experiencia del ganador. Aquí no pasa eso, los demás ni se sienten aludidos.
“El mercado mismo se va encargando de seleccionar. Es necesario que estimules más algunos sectores para que se pueda mantener la calidad y la competitividad. Uno de los sectores donde éramos competitivos era el calzado. Tenemos que ver en que somos buenos y especializarnos en ello, son las ventajas comparativas”, expone.
“Mientras México no se vaya a la producción de maquinaria, vamos a seguir teniendo dependencia de los países fuertes y obviamente cuando haya situaciones económicas vamos a seguir teniendo fluctuaciones”, advierte González Prado.
A eso suma la falta de tecnología propia: “Tenemos mucho ingenio pero no los medios para que se ponga en práctica. Uno de los grandes problemas es que las empresas mexicanas no invierten en ese paso entre lo que ya desarrollaron en la universidad y lo que va a desarrollar la empresa. Las empresas deberían tener incentivos fiscales para invertir en tecnología y tendríamos incluso más oportunidades de empleo”.
Como solución propone: “La mejor estrategia para lograr la competitividad es la administración de la calidad total, es más allá de los ISO 9000, es que nosotros identifiquemos la calidad como la satisfacción del cliente externo e interno (el trabajador, los proveedores, etcétera). Segundo, que nos demos cuenta que hay que hacer un plan para alcanzar la satisfacción del cliente, que identifiquemos objetivos desafiantes que sólo se pueden obtener a través de la participación. Entonces vamos a lograr varias cosas, una muy importante es la pertenencia y a través de esa participación se va desarrollando y se va volviendo más consciente, más conocedor de los porqués, se va teniendo una mano de obra muy alineada y muy eficiente.
“Tenemos que redefinir los procesos para que las cosas se hagan bien y la única forma de producir bien es a través de la verdad, produciendo bueno y a buen precio y en esa misma medida vamos tener un país justo, exitoso y con oportunidades de trabajo remunerador.
“Mientras sigamos viviendo del show, de la publicidad, cosas que no son reales, a lo mejor me compran una vez pero no lo vuelven a hacer y se trata de que nos vuelvan a comprar y eso sólo se hace vendiéndoles lo que requieren y a buen precio, para que regresen. Esa es la única verdad y con eso ya no vamos a tener devaluaciones”, concluye.
Junio de 2009. www.forumenlinea
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