Dónde quedó el progresismo de Lavagna?
07/02/2003
- Opinión
La firma del acuerdo con el FMI fue presentada por el gobierno nacional
como un triunfo y al mismo tiempo como una demostración de la firmeza del
Ministro Lavagna en su decisión de no ceder ante las presiones
fondomonetaristas. Mas aún, llegó a instalarse en el debate público la
imagen de progresista para el citado Ministro. Tales afirmaciones pasan
por alto tanto lo que debió hacer la Argentina para llegar al acuerdo,
como lo que exhibe una lectura elemental del memorando de entendimiento.
Respecto a lo que debimos hacer corresponde precisar que en nombre
del FMI Argentina condicionó de manera decisiva tanto el
desenvolvimiento económico como su propio proceso institucional durante
el año 2002. Nuestro país adoptó, a instancias del organismo, el
denominado "régimen de flotación cambiaria" que (como era obvio en un
contexto de escasez de divisas) posibilitaría una devaluación del 250 %
con su efecto de pulverización de ingresos expresado en los cerca de 7
millones de nuevos pobres que Argentina exhibe sobre finales del 2002.
Asimismo, la búsqueda del acuerdo implicó la adopción de una restrictiva
política fiscal que obligó a disminuir el gasto público (primario) del
2002 en un 20,6% a valores constantes, lo cual supone una rebaja del
$10.100 mill. a precios del año 2001.Por otra parte, la desregulación
sugerida por el FMI para el ámbito del comercio exterior, el mercado
cambiario y financiero, posibilito la dilapidación (fuga) de la
totalidad del saldo comercial que la Argentina exhibiera durante el año
que pasó (U$ 16.500 mill).Como no podía ser de otro modo, el resultado de
mayor pobreza, más ajuste fiscal y fuga de capitales, fue una caída de la
actividad económica del 11% respecto a los bajos valores del 2001. Como
si esto no alcanzara, a lo expuesto debe agregarse la modificación de la
ley de quiebras en favor de los bancos y el capital extranjero, la
derogación de la ley que tipificaba el delito de subversión Económica
decretando impunidad sobre los negociados, así como el archivo del juicio
a la Corte Suprema de Injusticia.
Respecto al futuro, el memorandum de entendimiento es claro en
varios sentidos. En términos fiscales supone un incremento el 2,5% en el
superávit fiscal ($ 13.904,7 mill) con destino al pago de intereses a
organismos internacionales y al sistema financiero local. Asimismo este
se obtiene en base a una nueva rebaja del gasto público que a valores
constantes implica una caída del 28,5% respecto del 2001 (es decir casi
$14.000 mill). Corresponde consignar que el descenso expuesto se funda en
una rebaja de los salarios reales y de los haberes jubilatorios que se
ubica en torno al 48% respecto a Diciembre del 2001. A lo expuesto, se
agrega la contracción monetaria explicitada en el acuerdo. La moneda
disponible será menor ya no solo en términos reales (dada la inflación
esperada) sino incluso nominalmente (a fin de junio será $850 mill
inferior). Aspecto este que no solo habla de dureza monetaria y tasas de
interés elevadas sino que determina la imposibilidad de que se recuperen
las reservas perdidas. Habida cuenta de que no habrá pesos para comprar
dólares que restituyan los que Lavagna usara para pagarles a los
organismos internacionales; que a su vez los recursos girados por el FMI
no son de libre disponibilidad sino que van a una cuenta especial
dirigida a cubrir desembolsos futuros; y a que se estableció un flujo
neutro entre la Argentina, el BID y el Banco mundial; esto indica que las
reservas no se recuperarán y que por lo tanto Lavagna tambien debilito la
capacidad de negociación de la Argentina con los acreedores privados
casualmente en el momento en que se define comenzar el proceso de
negociacion. Es decir, contracción fiscal y monetaria para ahogar
cualquier reactivación, y debilidad para encarar la renegociación del
endeudamiento. Por si esto fuese poco, la carta deja plasmados los
avances a recorrer y que darian la bienvenida al próximo gobierno. Estos
son:
- presentación legislativa de una reforma tributaria integral y un
nuevo régimen de coparticipación.
- Contratación de un asesor internacional (un banco extranjero)
para determinar la situación del endeudamiento con los
acreedores.
- Consultoría internacional para evaluar la banca publica,
dilucidar su rol estratégico incluyendo decisiones de
capitalización vía emisión pública de acciones (privatización).
- Gestión de la concentración del sistema financiero y
limitaciones al Poder Judicial para que este no pueda anular
las definiciones del Banco Central, así como tampoco juzgar a
sus funcionarios.
- Asistencia del Banco Mundial y el FMI para desarrollar un nuevo
marco regulatorio y facilitar (¿sera estatizar?) la
reestructuración de las deudas de las empresas privadas que
operan servicios públicos.
Como si esto fuese poco, el memorandum establece restricciones a la
operatoria de los bancos públicos, pauta con precisión el ajuste
provincial y establece el incremento de deuda publica esperado en razón
(dominantemente) de haberle cubierto las espaldas a los bancos en la
crisis financiera.
Todo lo expuesto ha sido ofrendado por nuestro Ministro ,en canje por un
aval del FMI para que la Argentina siga haciendo lo que ya venia haciendo
(postergar los vencimientos con los organismos internacionales), y que a
partir de Agosto se siente a negociar la profundización de las reformas
estructurales con una pelota de vencimientos sobre su cabeza.
* Claudio Lozano. Director Instituto Estudios y Formación CTA
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