Un golpe de Estado a la Obama
20/07/2009
- Opinión
A casi un mes del golpe de Estado en Honduras, podemos hacer un balance de los principales hechos que nos permiten asomarnos a la nueva manera, más edulcorada y asistida de derrocar gobiernos latinoamericanos en el siglo XXI y que Obama inaugura en la pequeña Centroamérica con miras a extenderla al resto de la Patria Grande.
- La comunidad latinoamericana, la ONU, la OEA, el CARICOM y el ALBA condenan el golpe y retiran sus embajadores inmediatamente.
- A pesar de la condena internacional, la expulsión de la OEA y el estrangulamiento financiero de entidades como la Unión Europea, los asesinos golpistas hondureños se sienten no solo con la legitimidad sino con la confianza de participar en "negociaciones" internacionales. Asimismo, han endurecido la represión contra el valiente pueblo hondureño quien a su vez, ha encendido más la desobediencia pacífica que practica y ha paralizado el país indefinidamente (corte de carreteras, marchas, concentraciones, huelga del magisterio, etc.)
- Obama condena el "golpe ilegal", pero no hace nada contra él.
- EEUU no retira su embajador (quien tiene antecedentes como gestor del golpe en Venezuela en el 2002).
- EEUU no moviliza las tropas en la base militar de Soto Cano (al parecer, no hay novedad en el frente.)
- EEUU no corta la ayuda militar y mantiene las remesas hacia Honduras.
- La Secretaria de Estado de Obama, Hillary Clinton, le "propone" a Zelaya y a los golpistas un "diálogo" con un mediador de clara afiliación conservadora y antidemocrática (Arias).
- Destacados personajes de la derecha republicana (Otto Reich, Billy Joya, John Negroponte y el fantoche Montaner) "reaparecen" e inclusive trabajan estrechamente con los golpistas. Miembros del partido republicano de hecho, reciben una delegación golpista en los EEUU.
- El NYTimes (teleSUR, 14/07/09) denunció que Bennet Ratcliff, anterior asesor de imagen de Clinton, le dicta los pasos al gobierno golpista durante las conversaciones con Oscar Arias. Bruno Stagno, Canciller de Costa Rica, admitió que las delegaciones llegaron a las mediaciones con "asesores".
- La denominada "mediación" de Arias buscaba ganarles tiempo a los golpistas. Sin embargo, fueron ellos y no Zelaya, quien rechazó la propuesta de Arias del 18 de julio.
Nos preguntamos: ¿por qué Obama no ha querido recibir al presidente Zelaya en persona? ¿No es esto una evasiva en el mejor de los casos, y en el peor, un desconocimiento del Presidente constitucional de Honduras?
Debemos considerar dos hipótesis sobre Obama:
- Obama condena el golpe y no hace nada, maneja la llamada "doble vía" (en público dice una cosa, mientras que por debajo el gobierno de los EEUU actúa como lo ha hecho toda la vida: sembrando el terrorismo y socavando los gobiernos latinoamericanos democráticamente electos)
- Obama condena el golpe pero no puede hacer nada, otros actúan a pesar de él e inclusive, contra su manifiesta voluntad (Pentágono, CIA, medios masivos como la CNN)
Estos nefastos precedentes significan o bien, que Obama es igual a Bush (variando solo el discurso), o que Obama es presidente pero los socios de Bush gobiernan (al menos en la política externa, lo cual es gravísimo y quizá más importante que la política interna en vista del voto de castigo que recibieron los republicanos con la elección de Obama.) Esto se reafirma en los sabotajes, difamación y terrorismo mediático y psicológico en Irán (buscando desestabilizar el país acusándolo de conducir elecciones fraudulentas), así como los intentos de desestabilización en Bolivia, más recientemente en Ecuador y la continua campaña contra los procesos revolucionarios de Venezuela y Cuba.
En estas circunstancias, un gobierno que prometió en Trinidad y Tobago un "cambio" hacia Latinoamérica como el de Obama se comporta de igual manera e inclusive peor (dado el caso de un doble discurso) que el propio Bush. Por lo menos Bush era sincero con sus amenazas y transparente en sus intenciones terroristas y criminales.
Las posibilidades se reducen cada día más en Honduras y Latinoamérica para los movimientos progresistas: en momentos en que los golpistas buscan desgastar a Zelaya y minar la opinión pública en su contra, las oligarquías criollas se preparan para atacar de nuevo, ya sea mediante procesos electorales (como las recientes elecciones parlamentarias en Argentina, las que vienen en Brasil o Chile), o si no, mediante el planeamiento de futuros golpes de estado contra gobiernos progresistas. En este caso, los objetivos más obvios son Venezuela, Bolivia, Ecuador, Guatemala, Paraguay y Cuba.
La organización popular y la coordinación de las izquierdas nacionales y latinoamericanas de la mano con el pueblo se hacen urgentes para evitar una vuelta a las dictaduras militares del siglo XX que en este siglo XXI únicamente podemos avizorar como más brutales y eficientes aunque mantengan una fachada mercadotécnica de democracia.
- Jenaro A. Díaz-Ducca es profesor y músico costarricense. Edita la revista latinoamericanista Lospobresdelatierra.org –http://www.lospobresdelatierra.org/nuestramerica/diazducca210709.html
https://www.alainet.org/es/active/31845
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