La guerra de la información

02/08/2009
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
Pareciera que el continente latinoamericano está pasando por una prueba de fuego. Un momento crucial, en el cual los países de la región, y sobre todo aquellos como Venezuela, que pugna por una transformación política, social y económica, se están jugando la soberanía y autodeterminación de sus pueblos, ante un imperio norteamericano en decadencia y una derecha continental cuyo monopolio mediático son las espinas del garrote, dispuesto a golpear sin clemencia sobre cualquier objetivo que consideren estratégico.
 
Paul Virilio, refiriéndose a la invasión a Irak en el año 2001 nos dice: “(…) hemos asistido a verdaderos pases de magia multimediáticos, cuando los asesinos suicidas y los coaligados se desviven por subyugar a las multitudes con un exceso de medios pirotécnicos que, sin poder utilizar las famosas armas de destrucción masiva, usan y abusan de esas armas de comunicación igualmente masivas, cuyo arsenal no cesa de desarrollarse gracias a las antenas parabólicas y las proezas de esas operaciones psicológicas (…) cuyo objetivo es propagar el pánico con el pretexto de conjurarlo” (Virilio, 2006)
 
Lo que Virilio nos plantea, es precisamente lo que está sucediendo en el conflicto colombo-venezolano, visto erróneamente como una crisis diplomática entre dos países vecinos, cuando realmente es un conflicto mundial bajo una lógica conocida: los medios internacionales crean un enemigo del mundo para que un salvador del mundo tome las medidas que considere correctas.
 
En este sentido, la supuesta relación estrecha entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el gobierno venezolano, sirve la mesa para justificar, en el marco de la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico, una atención especial – militar, política, mediática – de los poderes internacionales sobre Venezuela. Un modus operandis  de vieja data que han utilizado en distintas ocasiones: En Chile para derrocar y asesinar a Allende (1973), en Panamá para derrocar a Noriega (1990), en Irak para derrocar y asesinar a Hussein (2001), más recientemente para invadir a Afganistán, desde donde supuestamente opera Bin Laden (2009).
 
Así pues, esta matriz que se ha venido construyendo contra Venezuela la vemos en acusaciones por parte del gobierno israelí, representado en la figura de Avigdor Lieberman, quien sostiene que en nuestro país funcionan células terroristas de Hezbolá, afirmación carente de toda veracidad. Sin embargo, por más absurda que nos parezca esta acusación, debemos entender que ya existe una movilización de fuerzas israelíes en la región latinoamericana. Hace pocos días, un avión de la fuerza aérea de ese país se precipitó en la zona fronteriza colombo-venezolana. ¿Qué hacía un avión de guerra israelí en el espacio aéreo fronterizo?
 
 Por otro lado, existe una campaña mediática en contra de nuestro país tratando de señalarnos como un importante colaborador y comercializador de droga en la región. Precisamente quienes nos acusan son: Colombia, mayor productor de droga del mundo; y EEUU, mayor consumidor de droga del mundo. Además, no es casualidad que estas acusaciones se realizan en un momento en el cual el gobierno venezolano ordena retirar a los grupos de la Drug Enforcement Administration (DEA) que operaban en el país – bajo una injerencia permitida, que aseguraba los grandes intereses financieros del mercado de la droga – para que instituciones nacionales se hagan cargo de la lucha contra las drogas, decisión que ha traído logros positivos para Venezuela.
 
De igual modo, se oyen declaraciones del canciller colombiano Jaime Bermúdez, preocupado por la compra de armamento chino y ruso por parte de Venezuela, tratando de sembrar pánico y controversias en un intercambio comercial corriente de un país soberano que además en ningún momento en estos últimos 10 años, ha tenido una política exterior belicista.
 
Así mismo, las últimas horas registran los vaivenes diplomáticos por el reclamo de unos supuestos lanzacohetes suecos incautados a las FARC, y que habían sido vendidos a Venezuela en el año 1988. Poco se sabe hasta los momentos de eso, pero en qué momento más oportuno ha salido a la palestra.
 
Nos referimos a un momento en el cual el gobierno de Álvaro Uribe aprobó el fortalecimiento e instalación de bases militares norteamericanas en suelo colombiano, con presencia de equipos militares, naves de combate y soldados estadounidenses operando en ese país. Estas bases aéreas, cuyas principales están ubicadas en Malambo y Palanquero, se encuentran a escasos kilometros de la frontera con Venezuela. Además de las mencionadas, también cuentan con la base de Apiay (cerca de Bogotá), y la posible instalación de bases en Tolemaida (cerca de Bogotá) y Larandia (en la frontera con Ecuador). Geoestratégicamente, mejor imposible.  
 
Todo concuerda con la construcción de una matriz mediática en contra del Gobierno Bolivariano, la cual ha buscado los espacios para satanizar cada vez más al monstruo venezolano. Hace días, con respecto al golpe de Estado en Honduras, un vocero del Departamento de Estado norteamericano de apellido Crawling expresaba: “lo que pasó en Honduras es una lección para los gobiernos que sigan el ejemplo de Venezuela.” Claro está, que detrás de esa irresponsable afirmación, está la justificación de cualquier acción que ataque directa o indirectamente a nuestro país.   
 
Definitivamente, no hay actores que se beneficien más con la crítica situación que vivimos con Colombia, que los EEUU y la ultra derecha regional. Por un lado, los Estados Unidos encuentran un espacio para justificar su presencia militar en tierra colombiana para luchar contra el terrorismo, las drogas y cualquier manifestación progresista que cambie con el status quo. Por otro lado, los gorilas hondureños obtienen un respiro como centro de atención internacional, después de un mes de represiones y de violación al Estado de derecho. Si la trampa de la mesa de diálogo liderada por Oscar Árias, – EEUU – logró apaciguar las presiones internacionales sobre el gobierno de facto, con un nuevo foco de opinión mundial, quién sabe qué nueva avanzada de los golpistas ocurrirá.
 
Finalmente, el otro beneficiario es la derecha colombiana, representada bien sea en la figura del presidente Álvaro Uribe, quien podría aprovechar este conflicto para buscar su reelección, pues parece que la lucha contra las FARC – a como dé lugar – y cualquier actor que los apoye es su principal bastión político; o en la figura del ministro de la defensa Juan Manuel Santos, quien eventualmente también podría fungir como candidato, el cual, apoyado en la misma convicción de Uribe, se postule en las próximas elecciones presidenciales en Colombia.
 
Es importante que logremos entender lo delicado de este conflicto, no podemos olvidar que en la real politik no hay casualidades, y Venezuela, está en el ojo del Huracán. 
 
Notas
 
Virilio, Paul (2006). Ciudad pánico. Buenos Aires: Libros del Zorzal.
 
Barómetro Internacional, Análisis Político y Social Nacional e Internacional de Venezuela y el Resto del Mundo. www.barometrointernacional.org
 
https://www.alainet.org/es/active/32152
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS