Belarmino y Slim: Televisión comunitaria e inversión extranjera
06/09/2009
- Opinión
Belarmino Rojas tiene origen campesino (Tipacoque, Boyacá) y hace 40 años se estableció en el barrio la Estrella, de Ciudad Bolívar en Bogotá. Desde hace diez años ha sido el líder de un sistema de televisión por cable que hoy les presta servicios a más de siete mil familias de cincuenta barrios de la zona.
El Sistema es de la comunidad. Cada usuario paga diez mil pesos mensuales y recibe 57 canales internacionales dentro de los que se destacan Disney Channel, Discovery Channel y Fox Sport.
Además tiene un canal de producción propia en el que se emite información de la localidad y se prestan servicios sociales; los jóvenes del Suroriente de la Capital han organizado en este Canal un verdadero medio alternativo que cuenta con una audiencia envidiable.
Adicionalmente, los televidentes del Canal de la Estrella reciben las señales de los canales públicos nacionales y privados y los canales locales de Bogotá que de otra manera no serian recepcionados debido a las condiciones topográficas de la zona. Este servicio hace que un niño o un joven de estrato 1, 2 ó 3 puedan ver en televisión los mismos programas de televisión que ve un niño de estrato 6.
Como el Sistema que lidera Belarmino existen más de 500 organizaciones comunitarias de televisión, sin ánimo de lucro, que prestan este servicio en todo el territorio nacional en zonas urbanas y rurales apartadas a las que de no ser por ellos no llegarían las señales de televisión.
El servicio de televisión comunitaria que presta la organización que preside Belarmino tiene fundamento en nuestra Constitución Política y en la Ley 182 de 1995. La reglamentación de este servicio está contenida en el Acuerdo 09 de 2006 de la Comisión Nacional de Televisión, CNTV.
Carlos Slim es un mexicano que recientemente compró TV CABLE BOGOTÁ, CABLEPACIFICO y varias de las empresas de televisión por suscripción de Colombia, transacción que en menos de seis meses lo convirtió en el dueño de más del 60 por ciento de esta industria en el país. Telmex, la empresa de Slim, tiene más de un millón de suscriptores, que ejerce, según la propia CNTV, una posición dominante en el mercado de televisión.
Slim recibe un excelente trato de la CNTV, debe unos valores que aún no ha cancelado: lo correspondiente a la prórroga de los contratos y al valor que debe cancelar por haber extendido o ampliado la prestación del servicio a todo el territorio nacional. Por este concepto le debe varios miles de millones de pesos al Estado pero ciertamente no es por causas atribuibles a él sino más bien porque no se los cobran.
Slim es uno de los hombres más ricos del mundo: su fórmula, según sus propias palabras, es aprovechar las debilidades o ventajas regulatorias de los países y aquí en Colombia eso se llama confianza inversionista.
La Ministra de Comunicaciones sustenta y justifica esas ventajas regulatorias en una equivocada visión de lo que representa la convergencia tecnológica que ella confunde con convergencia institucional e igualdad regulatoria de servicios que son sustancialmente diferentes. En síntesis sostiene la Ministra que Slim debe pagar menos de lo que hoy le paga al Estado.
Sin embargo, todo indica que cualquier punto porcentual que se le rebaje a los concesionarios es un regalo: la CNTV contrató y pagó estudios de la Universidad Nacional y de la empresa auditora Jahv Mcgregor en los que claramente se dice que el porcentaje que pagan los concesionarios de televisión por suscripción no afecta la estructura de costos del negocio, es decir, a pesar de lo que le pagan a la CNTV tienen utilidades que en el caso de Telmex son astronómicas por tratarse justamente de un negocio global en el que los costos son menores que los del resto de sus competidores.
Esta gabela para el Sr. Slim significa que en adelante Telmex no le pagaría a la CNTV el 10% de sus ingresos brutos sino el 3% y esto le representará ingresos anuales adicionales de cerca de 50.000 millones de pesos que justamente es lo que cuesta a la CNTV la televisión pública nacional durante un año.
Con lo que, de tener éxito la iniciativa de la Ministra, dejarían de pagar el resto de concesionarios de televisión por suscripción sería suficiente para financiar y mejorar la televisión pública regional, el canal del Congreso o el Canal Universitario Nacional.
No obstante, algunos comisionados de la autónoma e independiente CNTV han salido a cacarear los anuncios de la Sra. Ministra que por supuesto coinciden con las peticiones y presiones de los empresarios del sector.
Contrastan los beneficios actuales y futuros prodigados a Slim con el trato dado a los canales comunitarios, que por estos días son sometidos a toda clase de controles que rayan en la persecución y el hostigamiento.
El Director de la CNTV en la misma dirección del Ministerio ha anunciado que van a aprobar un Acuerdo con el que claramente se busca acabar a la televisión comunitaria, es decir, a BELARMINO ROJAS y a otras 500 organizaciones que prestan el servicio de televisión comunitaria en todo el país.
Con toda seguridad, con la eliminación de la televisión comunitaria pretenden dejar libre este segmento del mercado y así mejorar la competitividad de Slim y crearle ventajas regulatorias para hacerlo aún más rico. Frente a tanta insensatez e inconstitucionalidad sólo nos queda exigir una oportuna intervención del Congreso y de los organismos de control.
Eduardo Noriega De La Hoz
Ex comisionado de Televisión
Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas Nº 174
Corporación Viva la Ciudadanía.
https://www.alainet.org/es/active/32877
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