Una solidaridad imperiosa:
Paraguay en el espejo de Honduras
04/11/2009
- Opinión
El Paraguay es un país pequeño sometido durante largos años por el despotismo de tiranos y canallas, saqueado por los imperialismos y las oligarquías vecinas, con un pueblo empobrecido por las elites locales y transnacionales.
Es una de nuestras Cenicientas, uno de las naciones mas discriminadas pese a su importante ubicación geoestratégica y a la brava historia de su pueblo. Un país injustamente olvidado, menospreciado, tenido a menos…
Pero pese a tanta injusticia, el Paraguay ha entrado con méritos propios en la “primavera democrática” de nuestra América desplegada al inicio de este nuevo siglo en una nueva oleada de cambios redentores.
En Paraguay el anhelo de libertad y transformaciones sociales, convertido en sujeto social y político, se expresó con fuerza en las elecciones del 20 de abril del 2008 con la incuestionable victoria de la candidatura presidencial del ex obispo Fernando Lugo.
Así se le propinó la primera derrota histórica a la minúscula pero poderosa clase gobernante-dominante desde aquel aplastamiento del Paraguay independiente mediante la fatídica guerra de la triple alianza (1865 a 1870) entre el imperio esclavista de Brasil, la Argentina mitrita y el Uruguay subordinado. De esa manera en el 2008, con sus límites y especificidades, el Paraguay se incorporó al conjunto de los países con gobiernos democráticos, patrióticos y progresistas de la región.
Y entró sobre todo a librar un combate trascendente, que desde ese momento comenzó a exhibir y a emplear una correlación de fuerzas más favorable para el pueblo, junto a ciertos y limitados resortes dentro del gobierno democrático conquistado a través esa significativa victoria.
Características del proyecto
El proyecto político y su programa transformador escogido en esa coyuntura por la mayoría popular pueden caracterizarse y resumirse así:
1) Democratización profunda de la sociedad con participación del pueblo.
2) Reforma agraria integral con protagonismo campesino.
3) Recuperación de la soberanía nacional, especialmente sobre las poderosas centrales hidroeléctrica de Itaipú y Yasyreta y sobre los territorios invadidos por las transnacionales de la soja y los agro-tóxicos, con sede en Brasil (los llamados proyectos brasiguayos)
Ese fue –y es- el compromiso mayor del presidente Lugo y la firme determinación de las fuerzas sociales y políticas que puntualmente lo respaldaron.
En cuanto al posicionamiento del nuevo sujeto político-social en el decadente y usurpado Estado paraguayo, ese triunfo ha representado el control por las fuerzas democráticas del Poder Ejecutivo y del gabinete de gobierno, no más.
La oligarquía civil y militar, y la vieja y corrompida partidocracia -ambas subordinadas al poder imperialista- mantienen el control del Poder Legislativo o Parlamento, del Poder Judicial, de las Fuerzas Armadas y los órganos de seguridad y, además, el poder sobre los grandes medios de comunicación y las grandes propiedades y empresas urbanas y rurales. Incluso el vice-presidente Federico Franco, prominente figura del Partido Liberal Radical Auténtico, responde a las derechas y no esconde su posición pro-neoliberal y pro-estadounidense.
Paraguay, en áreas próximas a la llamada “triple frontera” y al Acuífero Guaraní (el tercero en importancia en el Planeta), es sede de la estratégica base militar estadounidense de Estigarribia, que mediatiza su soberanía y apunta agresivamente tanto contra sus valiosos recursos naturales como contra el proceso transformador boliviano que encabeza Evo Morales.
Esa y otras modalidades de la presencia militar directa de los EEUU gravitan con fuerza sobre el aparato militar-policial paraguayo en dirección a la defensa de los nefastos intereses imperialistas y oligárquicos, garantizados por la corrompida derecha de ese país.
El cuadro de poder en Paraguay –como puede apreciarse- se parece demasiado al de Honduras. Y es claro que los halcones de Washington consideran a ambos países entre los “eslabones débiles” de la cadena de procesos que en el continente adversa su dominio tradicional.
En sentido general el presidente Lugo -aun con esos condicionantes negativos impuestos por esas fuerzas reaccionarias y con los propios insuficiencias de su gobierno- ha persistido en el compromiso original de democracia, justicia social y soberanía; poniendo énfasis en su alianza con el progresismo continental y sus planes de combate a la pobreza.
La oligarquía y EU no perdonan el revés
Esto no se lo perdona la derecha local e internacional.
Las fuerzas opuestas a las reformas avanzadas y a las perspectivas de cambios revolucionarios están actuando como fuerza de la contrarreforma y de la contrarrevolución, en un país y un continente donde ambos fenómenos guardan una estrecha relación.
Reaccionan ferozmente contra el significado de haber perdido el control del Poder Ejecutivo y se disponen a la revancha política contra el nuevo presidente, independizado de sus malvados designios. Se trata de una claque ultra-conservadora, voraz, mafiosa… apadrinada por un imperialismo decadente y pentagonizado.
También en este aspecto específico resalta el parecido de la situación paraguaya con la que se registró en Honduras durante la presidencia de Manuel Zelaya, antes del golpe del 28 de junio de 2009.
En la lógica perversa de esa lumpen clase dominante, el obstáculo inmediato es el Presidente Lugo; obviando las corrientes sociales y políticas que se han expresado por el cambio a través de su persona y pasando por alto la situación de crisis de gobernabilidad que tal desconocimiento de las conquistas democráticas podría generar.
La ultra-reacción Paraguay y sus aliados suramericanos, apadrinados por el Pentágono, la CIA, las corporaciones y el “establecimiento” estadounidense, parecen decididos a golpear y con esos fines están desarrollando sus operaciones encubiertas y abiertas para sacar por la vía de la sedición seudo-institucional al Presidente Lugo y desatar la represión en gran escala.
Momento crítico
La situación en ese país hermano se ha tornado sumamente crítica a raíz de la manipulación del secuestro del latifundista Fidel Zabala, supuestamente realizada por el llamado Ejército del Pueblo Paraguayo, que pide cinco millones de dólares por su rescate.
La derecha ha acusado al presidente Lugo de “estar confabulado con los secuestradores” y culpa –con fuerte tono anticomunista- a toda la izquierda de la “inseguridad” que vive esa Nación.
En ese contexto el reaccionario chileno (pinochetista) Eduardo Avilés, residente en el Departamento de San Pedro, el más pobre del Paraguay, ha llamado a la formación de un Comando Anticomunista; mientras los principales jefes militares ultraderechistas en retiro, entre ellos el golpista Lino Oviedo, exigen la “declaración de Estado de Sitio” y la suspensión en consecuencia de las garantías constitucionales.
Desde Caracas, con mucha propiedad y conocimiento de causas, el diputado comunista Venezolano, vice-presidente del Parlamento Latinoamericano (Parlatino), ha denunciado en los siguientes términos estos detalles de la trama golpista:
-“El golpe de estado lo pretenden dar siguiendo la doctrina aplicada en Honduras, con los mismos actores: un congreso manejado por la derecha y los Estados Unidos jugando tras las sombras”.
-“Con esos fines se ha desatado una feroz campaña contra el Presidente Lugo para vincularlo a diferentes temas con la intención de llevarlo a un enjuiciamiento político en el congreso paraguayo”.
-“En estos momentos la campaña contra Lugo gira en tres aspectos principales, en primer lugar lo quieren vincular con el secuestro de un ganadero paraguayo, en segundo lugar con un supuesto ejército guerrillero y en tercer lugar con una violación a la constitución de Paraguay, en el sentido que la lucha contra la pobreza que esta impulsando el presidente, la derecha la interpreta como un odio de clases, que está prohibido en la carta magna de ese país”.
-“Al frente de esa campaña está el ex general golpista Lino Oviedo, el nieto del dictador Alfredo Strossner y un chileno de nombre Eduardo Avilés”.
-“Este chileno residenciado en Paraguay está hablando de la necesidad de conformar un Comando Anticomunista paraguayo, con cinco objetivos inmediatos publicitados en los medios de comunicación y en volantes impresos”:
“ 1.- Juntar dinero para liberar al ganadero secuestrado.”
“ 2.- Recaudar dinero para la organización del comando anticomunista paraguayo.”
“ 3.- Recolectar dinero para comprar armas”.
“ 4.- Perseguir, agarrar y liquidar físicamente a todos los comunistas.”
“5.- Comunicar públicamente al gobierno del “señor Lugo que su fiesta comienza a terminarse, que su idilio con Chávez, Morales, Correa, Castro y otros, tiene sus días contados”.
Está claro que EEUU y sus aliados están empeñados en reconquistar el terreno político perdido en el continente y con esos fines han puesto en marcha una contra-ofensiva en la que se inscribe la preparación del golpe seudo-institucional y la entronización de la violencia reaccionaria en el Paraguay.
Esta contraofensiva se inició con el golpe de Estado en Honduras (a todas luces imposible de imponer sin crisis de gobernabilidad). Continuó con la instalación de cinco nuevas bases militares en Colombia (agregadas a las dos existentes) y con el relanzamiento del Plan Colombia y el estímulo al rol agresivo del régimen narco-para-terrorista de Uribe, potenciando así los planes de conquista militar de la Amazonía y la aceleración de los proyectos de desestabilización de los procesos transformadores en Venezuela, Ecuador y Bolivia. Y ahora incluye esta conjura golpista en Paraguay.
Resistencia en marcha reclama solidaridad
En Paraguay existe conciencia sobre el peligro del golpe y las fuerzas democráticas y populares están preparando la resistencia contra ese nefasto plan.
El precedente hondureño ha alertado y tensado al campo popular y progresista en el Paraguay, dentro del cual actúa el denominado “Espacio Unitario-Congreso Popular” integrado por los Partido Tekojosa (igualdad), Movimiento al Socialismo (MAS), el Partido Comunista, el Partido Convergencia Popular Socialista y otros. Todos dispuestos a defender lo conquistado y a impedir el desplazamiento del presidente Lugo.
Nuestra América, sus fuerzas democráticas y transformadoras, los componentes gubernamentales de la “primavera democrática” continental, los pueblos y sus organizaciones combativas, las fuerzas progresistas dentro y fuera de los Estados, están en deber de no olvidar al Paraguay, menos aun en estos días de altísimos riesgos.
Recordemos no solo lo acaecido en Honduras y el ejemplo de su pueblo, sino también la acción popular interna y la solidaridad continental que salvó recientemente a Bolivia de la sedición reaccionaria.
Paraguay pasa a ser crucial en el ejercicio del bolivarianismo revolucionario, del latino-americanismo en lucha por su emancipación.
En Bolívar y en nuestros próceres nos encontramos todos y todas, y ahora lo que acontece en el Paraguay nos convoca a la solidaridad sin límites.
3 de noviembre 2009
Sto. Domingo, R.D.
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