La poda
08/12/2009
- Opinión
La poda es una práctica agrícola realizada con varios propósitos: dar forma al árbol, eliminar las ramas enfermas y defectuosas, promover retoños vigorosos que permitan una mejor floración y fructificación. El injerto, otra práctica agrícola muy común, se realiza, mediante clonación de especies, para preservar las características ejemplares de algunas variedades obtenidas mediante polinización o por acción de la naturaleza misma.
El Partido Liberal es, por ahora, un árbol envejecido. Creado hace más de un siglo, se nutrió en las ideas republicanas de aquel entonces. Esas ideas, carentes de renovación doctrinaria se fueron volviendo obsoletas y la institución política, que ha pregonado estar siempre al lado de las mayorías, se ha vendido convirtiéndose en una institución fuera de foco, en relación con los nuevos vientos sociales que soplan en todo el orbe. Incluso ahora niega esa doctrina política que le dio nacimiento. Por esa razón, coincido con RAVIBER: la institución requiere de una poda urgente, destinada a despojarla de las ramas envejecidas, enmohecidas y enfermas, “torcidas y contrahechas, incapaces de dar frutos democráticos”. Al mismo tiempo, se hacen indispensables los injertos de ramas con nuevos clones, capaces de ponerse a tono con los vientos de renovación política, para hacer congruente, con la realidad, el propósito del Partido Liberal de ser la organización política de las aspiraciones de las grandes mayorías de hondureños.
Esa poda debe ser radical y sin miramientos, pero no con la técnica y el rumbo que propone RABIVER. Por el contrario, la estaca extraña, tal como él la ve, es precisamente la que asegurará la “frondosidad” con que debe crecer la doctrina partidaria fortalecida por las nuevas tendencias sociopolíticas destinadas a hacer de la democracia un régimen que asegure el bienestar de todos los habitantes del país.
Esa poda debe hacerse ya, sin miramientos, para arrancar de tajo esas ramas en las que ha venido vegetando la tradicional dirigencia, casi monárquica pues se heredan los cargos y las posiciones prominentes en el Partido y el Estado, que ha cometido error tras error y que ha utilizado al partido como trampolín para escalar posiciones públicas para beneficio personal o de grupo, con el olvido total de las masas que votan por ellos en esta democracia que solo es válida el día de las elecciones.
De acuerdo con RAVIBER, son las masas las que se equivocan, no los líderes. Afirmación que me parece totalmente absurda, pues precisamente, lo que ocurrió en las últimas elecciones aupadas por un régimen usurpador, fue que las bases del partido liberal desaprobaron masivamente la conducta golpista de sus dirigentes y les castigaron en las urnas, dándoles una lección que deben aprender y poner en práctica. De acuerdo con el criterio agropecuario de RAVIBER, hay que quitarle al árbol del partido todas las ramas que él considera extrañas y defectuosas –el pueblo mismo, para el cual son alérgicos- y quedarse solamente con el “chirrión” pelado de la oligarquía, al cual no le surgirían ramas nuevas porque lo que le aplican no es abono sino las tóxicas ideas políticas trasnochadas del liberalismo ultramontano –que en nada difiere del cachurequismo, de ahí el elogio de RABIVER a Pepe Lobo- y, más recientemente, del malhadado, neoliberalismo.
La pérdida de las elecciones recién pasadas no es obra de errores ajenos. La culpa fundamental la tienen Roberto Micheleti y Elvin Santos. El primero por dar un golpe de Estado militar en contra del mismo Partido Liberal, por ser el responsable de los asesinatos cometidos en contra de más de dos decenas de hondureños opuestos a su acción, por la persecución, la represión, el cierre de medios de comunicación, la militarización de la sociedad, las golpizas en contra de los manifestantes ; y, el segundo, por ser incapaz de traducir las exigencias de la gran mayoría del pueblo hondureño que se opuso heroicamente a la ruptura del orden constitucional. De tal suerte que la actual dirigencia del partido no puede despojarse impunemente de sus errores y achacarlos a la militancia. Por eso, y solo por eso, a D. Elvin no le quedaba más que reconocer la derrota y sólo eso. Pepe, también debe reconocer su derrota porque, si RAVIBER ve realmente las cifras, se enterará que ha votado por el Sr. Lobo una insignificante parte de la población. Es decir no ha triunfado. Si realmente se es congruente lo que cabe es la anulación y repetición de las elecciones. Y ahí verá como, planteadas de forma diferentes, el Partido liberal se alza con la victoria.
Esa, y no otra, es la razón por la cual el pueblo tuvo la gallardía de salir a celebrar su triunfo fruto de su abstención en un proceso electoral que fue observado por los pares derechistas, ligados a crímenes de lesa humanidad, que el gobierno logró captar en los sectores más retardatarios de la sociedad latinoamericana, encaminada hoy en día, por nuevos rumbos de libertad, soberanía y democracia auténtica y plena. Y no le demos esperanzas a Elvin, porque realmente es cohete quemado por razones de la traición. Hay otros traidores en el pasado: el Profe. Pineda Ponce perdió la elección traicionado por Carlos Flores quien lo consideró líder local, de aldea (Ver el folleto de Corea y Quesada). Este quizás sea el momento de recordarle a RAVIBER que aún no se ha deslindado históricamente si Villeda Morales, quien actuó como mequetrefe de los norteamericanos, tuvo que ver en el golpe de 1963, para traicionar a su correligionario Modesto Rodas Alvarado.
Y, como dice el refrán, a confesión de parte, relevo de pruebas: RABIVER acepta las causas de la derrota: Pepe, según él, ha ganado porque revisó su agenda y su estrategia. Cosa que no hizo Elvin, por el contrario, se aferró a la tradicional doctrina de asalto al poder para el logro de canonjías para él y el grupúsculo que lo acompañaba. No olvidemos que constitucionalmente estaba vedado a Elvin ser candidato presidencial, a pesar de sus declaraciones de que: “fuera de la ley, nada”.
La caravana triunfal de las bases del liberalismo, de quienes siempre le han dado el triunfo electoral sin recibir, como retribución, el bienestar que les prometieron y al que han aspirado, no exhibió desamor doctrinario: por el contrario, es indudable que el Partido liberal, ahora con nueva savia, dará un nuevo fruto doctrinario que se ocupe, por fin, de hacer justicia social en este país y de acabar, para siempre, con la miseria y la abyección en que han mantenido los tradicionales liberales y cachurecos –aliados con los militares- al pueblo hondureño.
RAVIBER al no tener argumentos válidos para sostener sus teorías , acude a justificar la atrocidad cometida por los golpistas echándole la culpa a Chávez de las desgracias de los hondureños, como su padre Villeda Morales se la echó a Fidel Castro. Y, muy ladino, RAVIBER repite la mentira oficial, que la asistencia a las urnas fue abrumadora. Si realmente es así, RAVIBER debe traducir ese chorro de votantes votando en contra de su candidato, como la respuesta de un pueblo que castiga a los traidores.
Hay nuevos alientos en el Partido Liberal. Y luego de las podas, que se hacen necesarias, más lo injertos de vida nueva, no cabe duda que el pueblo podría nuevamente identificarse con este instituto político, para convertirlo en la institución capaz de llevar a Honduras al progreso, al desarrollo y a la superación de la iniquidad y la miseria. Si por el contrario, se permite que las enmohecidas ramas del oscurantismo político, clerical, de intransigencia protestante, elitista y militar, sigan vegetando, aunque no produzcan retoños ni frutos, el pueblo buscará otras alternativas. Y entonces, RABIVER entenderá que esa “maraña de empedernidos, desestabilizadores sociales, dispuestos a hacer fracasar a cualquier gobierno” –serían pueblo amado si hubiesen votado por Elvin- son el auténtico pueblo que deberá tomar su destino en sus propias manos, dado el fracaso de la trasnochada dirigencia liberal.
Por ahora, yo aconsejaría a RAVIBER que utilice su cercanía con el Jefe de facto para que desarticule el aparato de represión, de intransigencia, de persecución y muerte, de atropello a los más elementales derechos humanos, de atropello a la libertad de expresión, porque, ya están advertidos: el pueblo ya no se engaña con mentiras demagógicas y si la Estrategia del cambio es una nueva mentira –como de seguro lo es- la respuesta popular no se hará esperar.
https://www.alainet.org/es/active/34933
Del mismo autor
- JOH: La soledad y el insomnio tras el juramento 31/01/2018
- Los mandados de Míster Almagro 17/03/2017
- A mí no me hablen de Venezuela 01/06/2016
- ¿Un Plan para domar a América Latina? 19/04/2016
- Colombia, rumbo a la paz 24/09/2015
- Quién eligió a la Primera dama? 14/08/2015
- Poder, soberanía y democracia 06/07/2015
- Un estadista de marras 18/02/2014
- Democracia contra capitalismo 01/07/2013
- Hacia una democracia participativa 01/03/2013
