Omar y el periodismo

09/03/2010
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En estos tiempos en que se denuncia la intolerancia desde las alturas presidenciales hacia la tarea del periodismo, de divulgar las irregularidades y desviaciones malsanas del poder, vale la pena reflexionar acerca de lo que registra nuestra experiencia como dirigente del Sindicato de Periodistas de Panamá en los tiempos que gobernaba el país el General Omar Torrijos Herrera.
 
 Corría la década de 1970 en que Cassius Clay o Muhammad Alí reinaba en los pesos pesados y uno de sus triunfos obtenidos al filo de la media noche en un tinglado estadounidense se supo enseguida por televisión, pero no así al día siguiente en los medios de la prensa escrita mañanera, debido a la hora del cierre de los medios que lo determinaba la administración de los diarios y no la voluntad, ni el sentido profesional de los periodistas. Este hecho motivó una fuerte crítica del Jefe de Gobierno a los comunicadores, principalmente de la Editora Renovación que publicaba tres rotativos, a saber, Crítica y Matutino, y La República, vespertino.
 
Como Secretario General del gremio le solicité al desaparecido Guillermo Ríos Duggan, pluma de altos kilates, que me redactara una nota dirigida al General Torrijos en donde ripostara lo expresado por él dejándole ver nuestra intención de sostener un encuentro para discutir ese y otros problemas que estábamos confrontando en esos momentos. La nota, además de remitida al Comandante Torrijos, fue publicada en la edición vespertina de uno de los diarios mencionados.
 
En horas de la tarde cuando cumplía mis tareas al frente de la jefatura de redacción del Matutino recibí una llamada de Omar y pensando que era una broma de alguna amiga le dije a su secretaria, Celia Gasnell, que no me tomara el pelo pues tenía trabajo por delante. No, Euclides, se trata en serio del General… y enseguida le pasó el teléfono. Oye Euclides, ya te “fildié”, yo sé lo que lo me dices…. Así que mira, arregla para mañana mismo a las ocho, una reunión con todos los periodistas, de los diarios, la radio y la televisión, todos los que quieran, que vamos a hablar del tema. Trato hecho General, ahora mismo convoco no sólo a los miembros del Sindicato sino a todos los que tienen algo que decir, le respondí a mi interlocutor.
 
De inmediato se produjo la convocatoria vía telefónica y a la mañana siguiente en el Hotel El Panamá se celebró, con amplia concurrencia de periodistas y hasta dueños de radioemisoras, el encuentro promovido por nuestro colectivo laboral y el Jefe de Gobierno, General Omar Torrijos y parte de su equipo de trabajo. Se habló, como decimos, a “calzón quitao” y le explicamos al General que era muy fácil criticar la tarea de los medios escritos que sufren un proceso de edición desde que se concibe la noticia hasta que se imprimen, y otro la inmediatez de la radio y más la televisión. La diferencia en los salarios de las “estrellas” de la pantalla chica y los humildes redactores de la prensa escrita; sueldos miserables comparados con los primeros. Que no es lo mismo que él cuando viaja al exterior se lleva a los y las “vedettes” de la TV por vía aérea, pero que cuando se trata de giras al interior entonces sí somos buenos los de la prensa escrita para esos patrullajes terrestres.
 
Omar Torrijos prestaba mucha atención al plomo que le llovía en las palabras de varios de los periodistas y comentaristas de radio y televisión que participaban. Recuerdo que Adán Castillo Galáctica, con su habitual valentía, le espetó que desde las aulas de secundaria aprendimos a ejercer el periodismo por medio de volantes mimeografiadas y que aunque había sufrido un carcelazo en los primeros meses del golpe del 68, si era necesario, volvería a recurrir al periodismo de mimeógrafo.
 
 El Comandante Torrijos pelaba los ojos y lucía concentrado al escuchar lo que en cierta manera fue una dura reprimenda por parte de las víctimas de la censura que formuló con ligereza. Ese Omar Torrijos, en esa época calificada por muchos como dictadura, se elevó al responder con un tono autocrítico y aceptar que teníamos razón cuando parangonábamos la clase de trabajo que realiza un periodista de los medios impresos y lo fácil y ventajoso que resultan los audiovisuales. La reacción del Omar Torrijos gobernante fue todo lo contrario de lo que se ve en un mandatario intolerante. Ni amenazas, ni presiones, y mucho menos reproches, porque se cree que el gobierno paga publicidad y a cambio espera sumisión incondicional.
 
 Panamá 5 de marzo de 2,010         
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