El triunfo del FMLN y una nueva Centroamérica
23/03/2009
- Opinión
Artículo publicado en la Revista América Latina en Movimiento No. 442: América Latina en Movimiento No 442 06/02/2014 |
El panorama de América Latina sigue cambiando y las fuerzas progresistas del continente siguen tomando cada vez más fuerza. Desde movimientos sociales hasta partidos políticos, los espacios de poder siguen siendo liderados por fuerzas que buscan un cambio ante la evidente debacle del modelo neoliberal.
A medida que Estados Unidos pierde su hegemonía en América del Sur, la región centroamericana parece ser su más importante bastión junto a México. El Salvador, entonces, es pieza clave para entender las implicaciones del triunfo del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN); cabe recordar que dicho país carga con una historia plagada de gobiernos y dictaduras de derecha, siempre aliadas a Washington.
Dentro de este contexto, la elección de Mauricio Funes se vuelve un evento trascendental no solo para El Salvador sino para toda Centroamérica, de por si lo suficientemente pequeña para ser un solo país.
El proceso de integración centroamericana
Dentro de su discurso triunfal la noche del quince de marzo, Funes resaltó su disposición a priorizar el tema de la integración centroamericana. Dicho proceso ha desarrollado una importante institucionalidad liderada por el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), un importante marco jurídico y un acuerdo de unión aduanera (a solicitud de la Unión Europea)(1).
Con la ratificación del CAFTA (Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana) por parte de todos los países de la región, Washington ha logrado cooptar el proceso hacia sus propios intereses. Clara manifestación de ello es que ningún artículo del tratado hace mención al SICA o a los diversos mecanismos que existen encaminados a integrar la región.
En un plano más amplio, el CAFTA viene a preparar la región para implementar el proyecto del Plan Puebla Panamá (PPP), que pretende crear una red de infraestructuras viales y de servicios para facilitar la instalación de transnacionales y profundizar aun más la dependencia económica de la región con EE.UU. (2).
El Acuerdo de Asociación con la Unión Europea (AdA) también ha implicado una presión aun mayor por integrar la región, especialmente dado que las negociaciones –a pedido de la UE– se han hecho en bloque y no con cada país (como fue el CAFTA). El AdA ha desarrollado una agenda de plazos para cumplir con requisitos (entre otros) políticos que han causado un entorpecimiento del proceso.
La visión de integración del nuevo gobierno
Dentro del marco integracionista del istmo, El Salvador se ha perfilado como ejemplo por su apego a las condiciones de Washington. Cabe recordar que durante el gobierno de Francisco Flores se renovaron varias carreteras principales y se crearon nuevas –tal como se preveía en el PPP– y durante el gobierno de Antonio Saca se consolidó la construcción del puerto La Unión (Centroamericana) –que concuerda con la lógica del proyecto Corredor del Pacifico, parte del PPP.
Así mismo, Saca ha dado gran prioridad al Puerto de Cutuco –parte del proyecto Corredor Seco del PPP– y a la carretera longitudinal norte, también parte del proyecto regional.
El nuevo gobierno de Mauricio Funes ha propuesto replantear las relaciones regionales e internacionales sobre la base de la soberanía y el cambio. Las relaciones transfronterizas (con Guatemala y Honduras) son pilar importante para el Nuevo Gobierno, así entendido dentro del marco de profundizar la integración centroamericana. En este sentido, se pretende dinamizar la integración del istmo a partir de 'los intereses de sus pueblos'(3).
Esta explícita expresión de respeto a la soberanía popular parece marcar la pauta de un nuevo tipo de integración centroamericana. No se debe dejar de lado la Declaración de Tegucigalpa donde los principales partidos de izquierda de la región –incluyendo al FMLN– se comprometieron a replantear la integración centroamericana rechazando el CAFTA y el PPP.
Seguridad Regional
Un aspecto que sobresale del programa de gobierno del nuevo presidente Funes es el fortalecimiento de la Conferencia de Fuerzas Armadas Centroamericanas (CFAC), mediante el cual se formula conjuntamente políticas de seguridad a nivel regional.
Actualmente, la CFAC mantiene un perfil en clara concordancia con los intereses estadounidenses, bajo los pilares de la lucha contra el terrorismo y la droga. La participación de los ejércitos de El Salvador, Honduras y Nicaragua en la invasión a Irak y el llamado de Daniel Fisk a Nicaragua para destruir sus misiles SAM-7 soviéticos, –con el argumento que 'podían caer en manos de terroristas'– evidencian la intromisión existente.
Dentro de este mismo marco, la administración Bush aprovechó el CAFTA para dejar claro que el tema del libre comercio y la seguridad nacional estadounidense son uno solo (4); en Octubre del 2005 Rumsfeld propuso a los altos jerarcas centroamericanos la importancia de 'asegurar' los beneficios del libre comercio incrementando la seguridad de la región. Tanto El Salvador como Guatemala y Nicaragua discutieron en este mismo espacio la posibilidad de crear una 'fuerza de respuesta rápida transnacional' que respondiera ante eventos de 'terrorismo', narcotráfico y la creciente amenaza de las pandillas a nivel regional (5).
Dado este contexto, la importancia de reafirmar la soberanía regional de las fuerzas armadas se convierte en una labor crucial para el nuevo gobierno efemelenista. La cercanía de Funes con Lula podría significar que El Salvador busque posicionarse como arquitecto de una nueva política de seguridad regional utilizando como base la CFAC -similar a la lógica detrás de la creación del Consejo Sudamericano de Seguridad impulsado por Brasil-.
El ALBA y Petrocaribe
El Alternativa Bolivariana para América Latina y el Caribe (ALBA) es otro de los temas que debe analizar el nuevo gobierno. Tanto Honduras como Nicaragua pertenecen al proyecto, y en El Salvador el FMLN ha dado pasos decisivos en este marco con la creación de ENEPASA y la empresa Alba Petróleos de El Salvador. Costa Rica ha solicitado su ingreso a Petrocaribe, iniciativa impulsada por el gobierno de Venezuela. Guatemala ya se ha integrado al mismo.
Sin embargo la reciente campaña mediática que emprendió ARENA y sus allegados –donde se presentaba a Funes como un lacayo del 'imperialismo venezolano'– puede dificultar la entrada de El Salvador a cualquiera de ambos proyectos.
Otro hecho que pone en jaque el actual proceso del ALBA en Centroamérica es la posible destitución del presidente Manuel Zelaya de Honduras en los comicios de Noviembre próximo. De ser así, Funes perdería un importante aliado en la región y podría enfrentarse a un gobierno hostil en sus pretensiones por dar un nuevo giro a la integración regional.
Un camino difícil
Los cambios que pretenda impulsar el gobierno efemelenista se verán enfrentados por retos sumamente importantes. Uno de ellos es el CAFTA; actualmente el gobierno de El Salvador se encuentra en una fuerte disputa legal contra la empresa Pacific Rim. El caso, de ser resuelto en favor de la transnacional, podría ocasionar una importante obstrucción en las metas ambientales del gobierno de Funes y presentaría una nueva vulnerabilidad.
Pero más allá de las implicaciones a nivel interno, el caso podría establecer importante jurisprudencia en beneficio de las transnacionales mineras que tienen intereses importantes a lo largo de la región y que se han topado con fuertes rechazos por parte de comunidades indígenas y comunidades organizadas, así como problemas con las leyes ambientales locales.
Las oligarquías a nivel regional también serán importantes actores bloqueando el cambio. Cabe recordar que los principales líderes políticos de la derecha regional –incluyendo expresidentes– y los más poderosos empresarios del istmo han formado redes de grupos empresariales que proporcionan financiamiento político y lobbying en favor de sus intereses (6).
El poder económico que concentra la oligarquía salvadoreña es otro importante elemento que pondrá limitantes al proceso integracionista que se quiera emprender; el control que ejercen en la región el Grupo Poma, el Grupo Cuscatlán o el Grupo Banagrícola –por mencionar solo algunos ejemplos– también implica un gran peso político que puede incidir en la disponibilidad de los mandatarios del istmo a la hora de impulsar medidas integracionistas que sean vistas como amenazas.
Por el momento, Funes tiene como principales aliados a Honduras, Guatemala y Nicaragua. Costa Rica aún se mantiene distante del proceso político anti neoliberal que vive la región, y más bien el presidente Arias ha impulsado de forma enfática políticas neoliberales (7), así como ha incrementado la persecución sindical en el país.
A pesar de ello, la apertura de relaciones diplomáticas con China que hiciera Arias (convirtiéndose en el primer país de la región en reconocer al dragón asiático) puede acercar a Funes con el mandatario, ya que China ha manifestado su interés en entablar relaciones con el nuevo gobierno salvadoreño.
La prensa regional también presenta un gran reto; desde Guatemala hasta Costa Rica, los grupos empresariales oligárquicos controlan todo el aparato mediático de la región (8). La censura de la disidencia durante al gobierno de ARENA y la reciente campaña electoral en El Salvador muestran que Funes tendrá una dura tarea de imagen y difusión por delante.
Notas:
1) Claudia Beatriz Umaña, “Integración Centroamericana: Un Proceso en Construcción”, Real Instituto Elcano, Junio del 2008; www.realinstitutoelcano.org
2) “La Plaga Para la gente Pobre: El Plan Puebla Panamá”, Asociación Equipo Maíz, San Salvador, 2003.
3) Programa de Gobierno, Páginas 94 y 95. Ver también página 84.
4) Tal como se estipula en la Estrategia de Seguridad Nacional de la administración Bush. Texto en ingles: http://www.commondreams.org/headlines02/0920-05.htm
6) Ver el caso de Mesoamerica Investments por ejemplo; http://www.concostarica.com/forums/discusi-n-general/noticias/3349
7) Al respecto se debe de resaltar que la plataforma del gobierno Arias fue el Tratado de Libre Comercio (CAFTA-DR). Su adherencia al proyecto del PPP se ha manifestado en su intención por la privatización de puertos.
8) Sobre el tema consultar: Rockwell, Rick y Janus, Noreene; “Media Power”, University of Illinois, 2003.
https://www.alainet.org/es/active/37944
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