Hacia una nueva política exterior de Colombia?
12/09/2010
- Opinión
Las directrices de la política exterior colombiana presentadas al Congreso por la ministra de Asuntos Exteriores, María Ángela Holguín, así como las acciones emprendidas por el presidente de la República han sido interpretadas, en general, como un cambio con respecto a la de Álvaro Uribe. Cabe preguntarse, sin embargo, si están dadas las condiciones para un giro definitivo.
El presidente Santos y su ministra de Relaciones Exteriores han declarado que la política exterior de Colombia conservará una alianza estrecha con los Estados Unidos pero que tendrá una mayor vocación latinoamericana. La normalización de las relaciones con Venezuela y el anuncio en el mismo sentido con Ecuador, así como el viaje de Juan Manuel Santos a Brasil son un indicio claro del giro impuesto a las prioridades de la política exterior colombiana y del deseo del primer mandatario de romper el relativo aislamiento que llegó a sentir Colombia en América Latina.
En el mismo orden de ideas, María Ángela Holguín ha manifestado la intención de fortalecer UNASUR para que no quede solamente como una organización más de países suramericanos, con el fin de responder a las necesidades de los pueblos de la región.
El acercamiento a los países vecinos, más allá del nuevo enfoque que se ha impreso a las relaciones exteriores del país, es posible gracias al bloqueo por parte de la Corte Constitucional al acuerdo de cooperación militar firmado por el gobierno de Uribe con los Estados Unidos y al hecho de que tanto Obama como Santos, más pragmáticos y menos ideológicos que Bush y Uribe, otorgan una menor importancia que sus antecesores a los pactos militares para protegerse contra agresiones externas. Ni en Washington ni en Bogotá hay deseos de reavivar una controversia que caldeó los ánimos en el hemisferio y reeditó el mote de “Caín de las Américas” que los países latinoamericanos endilgaron a Colombia por su negativa a apoyar en su momento la incursión militar argentina a las islas Malvinas.
Tras la deliberación de las comisiones bilaterales de trabajo que acordaron Chávez y Santos a los pocos días de la elección de esté último, el presidente venezolano ha considerado plenamente restablecidas las relaciones entre Colombia y su país y ha nombrado nuevo embajador en Bogotá. De acuerdo con sus declaraciones, los temas que se discutirán serán abordados desde una perspectiva geopolítica; volvió a plantear la posibilidad de que Venezuela tenga una salida al Océano Pacífico a través de Colombia y ha hecho votos para que la nueva etapa de las relaciones entre ambos países no se vea afectada por intereses de terceras partes.
El gobierno ecuatoriano, por su lado, ha manifestado que tiene la esperanza de que se reanuden las relaciones diplomáticas plenas con Colombia antes de diciembre, habida cuenta de la voluntad política que ha mostrado el gobierno colombiano para profundizar el diálogo bilateral y buscar una solución a la situación de los refugiados colombianos en Ecuador. Tras la reunión que sostuvo con su homólogo ecuatoriano en Ipiales, la canciller colombiana declaró que la comisión bilateral puesta en marcha, integrada por los ministros del área social, trabajará a fondo para encontrar una solución satisfactoria al tema de los refugiados, causa de continuas quejas del gobierno ecuatoriano que acusa a Colombia de no prestar suficiente atención a la seguridad de la frontera.
En cuanto a las relaciones con Brasil, el presidente Santos quiere estrechar los nexos con un país cuyo liderazgo en la región es incuestionable y vital para trabajar coordinadamente en el combate al tráfico ilícito de estupefacientes y delitos conexos como el contrabando y el tráfico de armas y explosivos. Además, en la actualidad, Brasil es una pieza fundamental en cualquier intento latinoamericano para presentarse en bloque al exterior e intervenir en cualquier negociación global relacionado con asuntos comerciales, financieros, energéticos o medioambientales. De hecho, Brasil es el único país de América Latina que ha desarrollado una estrategia de múltiples niveles para lograrlo.
Finalmente, las nuevas directrices de la política exterior colombiana no pierde de vista que el Caribe también es parte de la región natural de interacción de Colombia y que es de suma importancia para el país afianzar con los países del Caribe vínculos económicos, comerciales y políticos.
Las nuevas prioridades del gobierno colombiano se deben al hecho de que la fragmentación política y económica de América Latina, así como sus diferentes visiones sobre el papel internacional de la región le restan protagonismo y entorpecen los intentos de algunos países que quisieran incidir más en el contexto internacional. Esta situación obstaculiza los planes del presidente Santos quien quiere que Colombia tenga mayor presencia en los foros internacionales como la OCDE.
La estrategia esbozada por Santos y su canciller evidencia el deseo de utilizar de manera más flexible los canales existentes para potenciar la presencia de Colombia en Latinoamérica y el mundo. De acuerdo con las estadísticas y los estudios de expertos en relaciones internacionales, Washington ha perdido influencia en América Latina mientras se evidencia la necesidad de elaborar políticas diferenciadas hacia países y grupos de países con los que existen intereses compartidos regional y globalmente. A la región han llegado actores como Rusia e Irán que han diversificado las relaciones económicas y políticas de la región y junto con la diversificación de sus relaciones se han debilitado sus tradicionales esquemas de integración (Mercosur, CAN) mientras surgen nuevos proyectos regionales –a veces superpuestos y contradictorios como UNASUR y el ALBA– que no pueden ser ignorados.
Colombia no puede pasar por alto que existen zonas geopolíticas con las cuales debe precisar sus relaciones a corto y mediano plazo (Eurasia, China, India, el mundo árabe) como tampoco puede ignorar que persisten viejos problemas con sus países vecinos y de la región como la delimitación de áreas marítimas y submarinas con Venezuela y Nicaragua.
- Rubén Sánchez David. Facultades de Ciencia Política y Gobierno y de Relaciones Internacionales Universidad del Rosario
Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas Nº 223, Corporación Viva la Ciudadanía. www.vivalaciudadania.org
https://www.alainet.org/es/active/40830
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