La CELAC y las contradicciones
04/12/2011
- Opinión
La tesis de la integración descansó en la línea discursiva para brindar cualquier ocasión y solo para cumplir con la formalidad, pero se quedaba todo en la vitrina de exhibición, poetizar al respecto, con ello no era suficiente, ni bastaba; las señales enunciativas y prácticas a emitir, así como las muestras tenían y tienen que evidenciar la voluntad real para materializarla tenían que ser inequívoca e histórica, pero las acciones de los proyectos de los partidos políticos, de los gobiernos, se quedaba muy rezagados, con respecto al sentir y la presión popular.
La derrota del ALCA abrió la puerta de la esperanza y nuevos liderazgos regionales se consolidaron en la plaza pública y en el fragor de sudar con el pueblo y padecer sus dolores. Vale recordar a Néstor Kirchner quien rescató de la puerta del crematorio a la Argentina, igual Chávez a Venezuela, Evo en la Bolivia quien fertiliza con la sangre ejemplar del Che, Lula en Brasil, Daniel en la Nicaragua profunda, Cuba quien con su bandera en alto soportó los más furibundos vientos y la mimada a la distancia, Puerto Rico.
En el continente latinoamericano se confrontaron y se confrontan proyectos políticos; los que se plantea retomar el hilo histórico de donde venimos y que hay que enaltecer; y los proyectos contrapuestos que se sujetan a los centros imperiales del mundo con las consecuencias que implican para los pueblos y para la soberanía y que se imponen por vía de ceder su propio territorio sagrado de la patria para instalar bases militares para así callar a su propio pueblo y a países hermanos.
Ambos proyectos tienen sus impulsores, uno está a favor del pueblo y el otro está en contra hasta de su propio pueblo, los intereses de clases, la clase oligárquica versus la clase y sectores desposeídos.
La prédica diaria de retomar el sendero libertario dio sus frutos, enfrentó y derrotó el peso de los reflejos condicionados de sumisión de décadas.
Colombia y Chile, bastiones del libre mercado a ultranza, le están crujiendo sus compuertas de contención lo cual da muestra que el proyecto político estructural en que basan tienen serios cuestionamientos, la radicalidad de los movimientos sociales toman cada vez mayor peso y es comprensible puesto que sobre los estómagos y los hombros del pueblo recae la crisis de un sistema capitalista – imperialista que está sometido a serios, muy serios cuestionamientos por su inoperancia y su ahistórico funcionamiento y justificación.
Los pueblos exigieron pasar del dicho al hecho, emplazaron y asumieron su responsabilidad histórica; de manera insospechada avanzaron más rápidos que sus propios gobiernos –salvo honrosos ejemplos que vibraron juntos líder y lideresas y pueblo- además hay proyectos políticos partidistas, así como movimientos sociales con pueblo de verdad, verdad, más allá de sectas partidistas u organizativa, que se dispusieron a ser gobiernos, doblegar Estados capitalistas para transitar hacia Estados paulatinamente teñidos de pueblo, ese pueblo continental latinoamericano comprendió con sus vanguardias políticas la imperiosa necesidad de optar aun en condiciones desventajosas acceder a disputarse el Estado como estructura de dominación y en América Latina el voto en los procesos electorales se ha convertido en una herramienta de combate antiimperialista después de asumir, luchar y padecer gloriosamente distintas formas de lucha y organización, las cuales se asumen no por capricho, ni son perpetuas, si no que se interpreta las coyunturas y ella va dictando las pautas.
Está intrínseco que los pueblos han aprendido de sus propias experiencias y errores y a la par que se les ha logrado conseguir las fisuras al sistema capitalista imperialista liderado por EE.UU.; además de los errores propios del sistema imperialista mundial que en su avaricia y egoísmo van directo a cavar su propia tumba histórica.
La CELAC obliga a cada quien a revisar los programas y planes de gobierno desde el punto de vista estructural. Las lecciones que dimanan de Europa y de EE.UU. no es un buen espejo pero es a la vez una realidad que no hay que dejar de mirar puesto que el país latinoamericano que se deje arrastrar por las políticas neoliberales puede tener como consecuencia las ondas expansivas con el consabido agotamiento de liderazgo interno y regional, el desmoronamiento de identidades nacionales donde prive sea el carácter financiero, en detrimento de las condiciones de vida del pueblo para luego deshacer naciones y posteriormente se le facilita caminos para que “desinteresados” banqueros se ofrezcan como bálsamos de almas nacionales rotas, así como sobar el dolor a gruesas capas de población desempleadas, remendar brazos y espinas dorsales quebradas por las fuerzas policiales y militares pero los intereses y capitales de ellos o que representan quedan intactos, es enfrentar la Tecnocracia con la Democracia del Pueblo, esto último luce redundante, pero no..
La CELAC es una oportunidad como región, que sea por si misma capaz de generar iniciativas propias de desarrollo con sentido mundo latinoamericano; lo otro es recibir luctuosas noticias de frías estadísticas que cuando uno se entera de los resultados que arrojan las de Europa, África, las de Asia, la de los propios EE.UU., la verdad es que conmueven y despierta cada vez más el desprecio y es evidencia indubitativa de la inviabilidad del sistema capitalista – imperialista para la humanidad.
Considero para el caso venezolano como tarea impostergable, darle sentido cada vez más al texto constitucional de la República Bolivariana, allí hay claves históricas muy importantes que son rectoras y mandantes de lo que tiene que hacer cada revolucionaria y cada revolucionario en Venezuela coadyuvando así a descifrar y cifrar en el CÓMO en el Programa de la Revolución venezolana todo con el propósito de hablar con el ejemplo y mostrando los mayores índices de felicidad posible, los mayores índices de seguridad social posible y los mayores índices posible de estabilidad política.
Facebook / Gaspar Velásquez Morillo
@gasparvelasquez
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