Honduras

Mercenarios en la educación superior

Oscar Amaya Armijo

25/01/2012

Opinión

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Sí, así, de mercenarios, debe calificarse a todos aquellos que, abierta o solapadamente, atentan contra la Educción Superior y pública del país.

Primero, se inventaron el Consejo Nacional de Educación Superior para luego, desde dentro, convertir la educación pública en un nuevo bazar al servicio de los mercaderes oligárquicos.

Estos mercenarios, muchos de ellos enquistados, en las universidades estatales, apuestan por privatizar la educación superior y universitaria, porque ellos, en premio de sus servicios, la oligarquía los convirtió en accionistas de las “universidades” privadas.

Son los mismos falsarios que se inventan todo de tipo de denuestos contra las universidades estatales, con el festinado afán de desprestigiarlas, y vender, más tarde, la idea de que solo la oligarquía es capaz de manejar los asuntos educativos del país.

Falacia que cae por su propio peso, pues es archisabido que la oligarquía de este país es tan tonta, sin inventiva e ineficaz, que jamás instaló un parque industrial, autónomo y nacional, que nos encaminara hacia el desarrollo: Siempre vivieron parasitariamente del erario público, sin vergüenza alguna.

Por tanto, esta oligarquía y sus mandaderos, carecen de autoridad moral para hablar de calidad educativa, o manejar con seriedad asuntos educativos, si sus actos apuntan a la mediocridad, a la carencia de humanismo, al despilfarro de los recursos humanos, financieros y naturales del país.

Estos mercenarios, por otra parte, redactaron la ley de educación superior, utilizando a los esquiroles de cierta universidad estatal, para desmontar la educación pública, suprimir la autonomía universitaria, transformar en privada la formación docente, acabar con los institutos de previsión social del magisterio; en pocas palabras, liquidar la educación como un servicio del Estado y la sociedad y convertirla en una mercancía más en manos de la ganancia vulgar.

Es necesario puntualizar, también, que estos mercenarios utilizan sus tentáculos para manipular diputados y ministros de este Estado fallido, quienes, aun desconociendo enfoques, metodologías y prácticas educativas universitarias a nivel de aula, se aprestan a discutir y aprobar esta ley espuria.

En el fondo, lo que pretende la oligarquía no es resolver asuntos de calidad educativa, de eficiencia y eficacia; de lo que se trata, es de apoderase de la educación superior y universitaria para venderla como un artículo de lujo, inalcanzable para la mayoría de los hondureños.

Los técnicos mercenarios enquistados en el Consejo Nacional de Educación Superior, en realidad, no obedecen a políticas nacionales que beneficien a las mayorías, ellos siguen ciegamente los dictados y prácticas neoliberales del fondo monetario internacional y sus aliados oligárquicos del patio, aun sabiendo que en muchos países del mundo han sido negados y rechazados.

Allá, en Chile, en Sudamérica, solo para citar un caso, el ejemplo es más que elocuente: la oligarquía apostó por privatizar la educación, siguiendo los esquemas del neoliberalismo, y ahora enfrenta una rebelión popular encabezada por estudiantes, docentes y padres de familia.

Aquí, en Honduras, es probable que haya espacio para evitar la aprobación de esta ley espuria, de lo contrario habrá que preparase para una larga lucha en defensa de la educación pública en todos los niveles del sistema educativo.

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