Carnaval sangriento de 1879 en nuestro litoral boliviano

17/02/2012
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En la importante obra “Historia Secreta de la Guerra del Pacífico” el autor, Dr. Edgar Oblitas Fernández, eminente patriota, jurisconsulto y magistrado ex presidente del Tribunal Supremo de la Nación, perseguido por el gobierno neoliberal del MNR por su oposición a la privatización de Bolivia; tardíamente rehabilitado en justicia, se anotan hechos históricos cuya lectura constituyen heridas que sangran continuamente.
 
Nos recuerda que Bolivia en esos nefastos años de 1878-1879, pasaba por un período de graves epidemias de peste, hambruna, sequía, deterioro institucional de su ejército, bancarrota económica, caudillismo, guerras intestinas, y maniobras de anti-patria del feudalismo criollo, la oligarquía minera boliviana,  acordadas con los colonialistas chilenos.
 
Chile,  que preparaba la ocupación de nuestro Litoral desde 1840, fue más agresivo en apetecer las riquezas costeras de salitre, guano y minerales a partir de 1868 durante la presidencia de Melgarejo a quien aduló solapadamente;  el 14 de febrero de 1879 invadió por asalto Antofagasta y efectuó brutales saqueos; después irrumpió por la costa y, después declaró la guerra a Bolivia. ”Fue toda una tragicomedia urdida por los intereses foráneos, habían perdido por completo el escrúpulo y la vergüenza” anota Edgar Oblitas.
 
Los libros escolares repiten maliciosamente la versión inventada por el historiador chileno Vicuña Mackena, el difamador de personajes peruanos y bolivianos,  que: “Daza se guardó la noticia tres días para no interrumpir su carnaval”;  imputación infame repetida por connotados escritores bolivianos: Vicente Ochoa, Gabriel René Moreno, Alcides Arguedas, Crespo, FInot, Vásquez Machicao, Carlos Montenegro, Uriburu, Víctor Santa Cruz. Lo hace a propósito Arguedas para cubrir al conspirador Eliodoro Camacho, enemigo de Daza, quien hizo suya la versión en un manifiesto de 1880 donde se lava las manos de responsabilidad el autor de la Retirada de Camarones.
 
Edgar Oblitas pone el punto en la afirmación contradictoria de Mackena, de que Bolivia recibió la noticia mediante telégrafo y luego, en notas posteriores en su Historia de la Guerra del Pacífico expresa que “Bolivia no estaba ligada por telégrafo a ningún país de la costa y que recibía noticias 20 días después de producido un evento”. Concluye Oblitas, historiador y patriota, “En qué quedamos, ¿la noticia fue trasmitida  por alambre eléctrico o por chasqui? Reivindica a Daza y apunta los graves errores históricos repetidos por historiadores de segunda o tercera fuente documental. 
 
Lo verídico es que las noticias fueron redactadas por el Cónsul  Manuel Granier, con fecha  19 de febrero, encomendadas al estafeta  Gregorio Collque “Coyo” quien  ganó las 74 leguas desérticas y cordilleranas en seis días de largo viaje sin descanso alguno por el camino Tacora a Machacas.
 
Arribó a La Paz  el martes 25 a las once de la noche. Ubicó al presidente  Daza  en la casa del Coronel José María Valdivia, entonces Intendente de Policía, ubicada en la calle Pichincha o de los Jesuitas. 
 
Daza salió inmediatamente a Palacio a trabajar el mensaje informativo y los decretos de emergencia nacional. La noticia fue difundida por el púlpito de San Francisco la día siguiente y el diario “El Comercio” publicó las primeras noticias, la ley de Amnistía para los perseguidos y detenidos políticos, el llamado a la unidad nacional, la declaración de la patria en peligro y la confiscación de bienes de los súbditos chilenos y el plazo para abandonar el país.
 
Sucedió la misma patraña histórica antinacional relatada por Gabriel René Moreno y Arguedas contra el presidente General Pedro Blanco Soto, repetida insistentemente por escritores depresivos de la historia  nacional a pesar de los textos reveladores publicados por sus hijos Cleómedes y Federico Blanco  Ferrufino; textos maliciosamente ocultados por el director de la Biblioteca Nacional de Chile en  la Alameda, el personaje más chileno que boliviano en Santiago, documentos celosamente guardados por los familiares descendientes, atesorados por el suscrito y reivindicados en prensa por el proficuo escritor Ramón Rocha Monroy. 
 
El Comercio, viernes 28 de febrero 1879: ¡Tropas chilenas tomaron por asalto el Puerto de Antofagasta! ¡Denunciamos ante el mundo el cobarde crimen! ¡Todo  el pueblo con el gobierno para defender la patria! ¡Por el expreso extraordinario que llegó de Tacna a media noche del martes se conoce la ocupación de Antofagasta!
 
El corresponsal del mismo periódico envió un amplio informe fechado el 15 y recién se publicó el 28, trece días después; por tanto, no existía información telegráfica, lo cual confirma lo expuesto por Edgar Oblitas Fernández.
 
Manuel Granier,  Cónsul General de Bolivia  reiteró desde Tacna, el 20 de febrero. “La mayor parte de los bolivianos que desembarcaron ayer en Arica se han presentado y todos ellos refieren el ultraje, las persecuciones de que han sido víctimas, agradecen las manifestaciones de apoyo recibidas por los ciudadanos peruanos en Iquique que rechazaron con indignación la actitud usurpadora del gobierno de Chile sobre nuestro Litoral. También agradecen la conducta del Cónsul del Perú en Antofagasta, Dr. Manuel A Seguín que ha sido protectora para nuestros compatriotas contra el insulto y el puñal. Se sabe que en Antofagasta fueron cruelmente asesinados el Sargento Antequera y su esposa y que la noche del 14 se cometieron un sin número de robos y atentados; que en Carmen-Alto se dio muerte  a cuchillo a cuatro ciudadanos y se maltrató  y mortificó a los trabajadores bolivianos que existen en las salitreras”
 
El Comercio continúa: “Se sabe que saltaron a tierra desde los barcos guerreros invasores 400 hombres antes de recibir la contestación del Prefecto boliviano la que sabemos fue lacónica pero digna. Más de tres mil rotos  de poncho encabezados por otros de levita se amotinaron y entre la algazara se dirigieron a la Prefectura. Allí arrancaron el escudo  Boliviano, y en presencia de soldados chilenos lo rompieron para izar después la bandera chilena. Tomaron el cuartel, nombraron a sus autoridades y principiaron a hostilizar a todos los bolivianos. Un empleado de la compañía del salitre se afanó en esparcir entre los rotos la idea de atacar la casa del señor Cónsul y asesinar al Coronel Zapata y a otros empleados bolivianos. Asesinaron a dos hombres y una mujer bolivianos. No sabemos lo que nos espera.”       
  
En el Editorial de Los Tiempos de Santiago, se publica la versión chilena: “Ya estamos en posesión del Litoral que habíamos cedido a Bolivia y que Bolivia no ha sabido o no ha querido conservar. Chile recobra su propiedad sin disparar un fusilazo en medio de la alegría de las poblaciones”
 
Así queda justificada la rapiña y la conquista. ¡POR LA RAZÓN O LA FUERZA!
 
Pasaron ciento treinta y tres años después del acto criminal que separa a las dos naciones nacidas para ser hermanas en el destino histórico de América. Chile encerró a Bolivia tras las montañas, para siempre, mediterránea hasta el presente; después, desvió el río Lauca y le robó las aguas del Silala para sus propietarios del norte grande, privatizadas. Solamente Salvador Allende, el presidente héroe asesinado por Pinochet el tirano genocida, tuvo la intención de devolver a Bolivia un pedazo de costa con soberanía. Volodia Teitelboim, el escritor que recibió la orden presidencial no logró llegar a La Paz para ese cometido, las bombas caían sobre el Palacio de Toesca y sobre el alma del pueblo chileno.
 
Cochabamba, 14 de  Febrero 2012
 
Gastón Cornejo Bascopé. Ex Senador de Bolivia.  
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