El pantanal actual de la izquierda salvadoreña
22/04/2012
- Opinión
Los resultados de las pasadas elecciones del 11 de marzo dejaron en el limbo la viabilidad de un planteamiento de país determinado por la izquierda política que trascienda más allá del 2014.
Se tiene la costumbre creer que las elecciones legislativas y municipales son las que dejan fielmente en evidencia los votos duros de cada partido, además de delimitar qué porcentaje del espectro electoral está adherido, ya sea a la izquierda o la derecha política salvadoreña.
Partiendo de un análisis tan simple, la izquierda debería considerarse en apuros, ya que los votos combinados de los instrumentos políticos Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y Cambio Democrático (CD), equivalió a 872.433, suma muy inferior a los 1.107.186 votos que obtuvieron las dos manifestaciones de derecha más grandes, ARENA y GANA.
Pero más allá de indagar las causas de esta desproporción, del por qué después de haber llegado al poder ejecutivo en el país en 2009, la izquierda haya perdido tan estrepitosamente un caudal electoral importante, hay otras disyuntivas que pudieron quedarse tras bambalinas si el resultado electoral hubiese sido más favorable, las cuales demandan mayor análisis.
En un conversatorio organizado por ContraPunto hace unas cuantas semanas, se discutieron algunos elementos del declive del FMLN, de cara a un electorado no tan atado a simpatías políticas partidarias; además de la necesidad de un nuevo instrumento de transformación procedente de la izquierda.
Cuatro representantes de distintas manifestaciones de izquierda aportaron a este medio sus preocupaciones sobre la coyuntura turbulenta en la que se encuentra la izquierda de El Salvador, asimismo valoraron distintas alternativas de recuperación, cada una más diversa a la otra.
Radiografía del problema
Para comenzar, se tiene que considerar a los instrumentos políticos de la izquierda dentro del espectro de partidos políticos salvadoreños, marcado por el énfasis de concentrar su actividad visible en la Asamblea Legislativa y en las campañas proselitistas previas a elecciones.
Desde que se desmovilizó como grupo armado y se conformó como partido político en 1992, el FMLN ha ido amoldándose a este estereotipo de partidos, consolidándose como una maquinaria que despliega multitudes para cada campaña y que en apariencia se mantiene enarbolando la bandera de la construcción del socialismo en el país.
Por su parte, CD ha ido teniendo en su camino distintas mutaciones, desde que para las elecciones presidenciales de 1989 surgiera la llamada Convergencia Democrática. Desde ese entonces, su núcleo visible ha sido prácticamente el mismo.
Según el dirigente de CD Juan José Martel, es innegable que desde la firma de los Acuerdos de Paz en 1992, los partidos de izquierda ha ayudado a abrir el proceso democrático en El Salvador
Estos instrumentos políticos, no obstante, tienen diversas deudas con la sociedad salvadoreña, como lo explica Martel; entre las que se encuentra el no poder sentar las bases para un desarrollo con mayor equidad social.
Este histórico militante social-demócrata menciona que el FMLN, con el paso del tiempo ha caído en una actitud de pragmatismo político, impulsado por la generación de una cúpula que está más interesada en pagar por activistas para hacer campañas en las elecciones, que en invertir en procesos de educación política de sus bases.
En cuanto a Cambio Democrático (CD), Martel expresa en un sentido autocrítico que su partido se atuvo a solamente tener un diputado en la Asamblea Legislativa que “se desempeñaba bien”, mientras se descuidaban de tener mayor presencia en el acontecer nacional.
“No hemos tenido capacidad de proyectar bien nuestro planteamiento de nación a la sociedad”, responde Martel.
Otro de los actores dentro de este análisis es la disgregación de los movimientos sociales afines a la izquierda, sobre todo los excombatientes de la guerrilla conocida como FMLN.
Basta con ver la pasada toma de Catedral Metropolitana por parte de un sector de
veteranos de guerra, que dicen haber pertenecido al “FMLN histórico”, quienes denunciaban la precaria situación de los excombatientes, además de exigir el reinstalo de empleados agremiados en el sindicato de la Asamblea Legislativa.
En aquel momento, Antonio Calderón, dirigente de un sector de veteranos de guerra conocido como Ejército Nacional para la Democracia (END), explicó que la fracción de veteranos que mantenía cerrada Catedral, tiene un basamento con el movimiento social y sindical.
Pero aclaraba que el END no está ligado a la acción, explicando que existe una diversidad de fracciones compuestas por veteranos de guerra, que tomaron parte activa en el conflicto armado como parte del histórico FMLN.
Este excombatiente considera que el FMLN renunció a los motivos revolucionarios con los que se conformó como organización beligerante después de la firma de los Acuerdos de Paz, ya que a su parecer, estos acuerdos lo obligaron a incorporarse al sistema capitalista como instrumento de legitimización del status quo.
Asimismo expone que la “izquierda electoral es un modelo que poco a poco se ha ido agotando”, ya que no ha sido capaz de aglutinar las reivindicaciones de los diversos sectores sociales, transformándolos en el desencanto que se ha manifestado en las pasadas elecciones
Calderón tiene la tesis que el FMLN despreció el conocimiento popular en los municipios en los que perdieron alcaldías, principalmente en la imposición de candidaturas que provocaron malestar en las bases del partido.
Para definir mejor la situación, la ilustra con la metáfora usada por el escritor uruguayo Mario Benedetti sobre las izquierdas latinoamericanas: “Mario Benedetti, cuando se le preguntó qué son las izquierdas latinoamericanas, dijo que es igual a un violín que se agarra con la mano izquierda, pero se toca con la derecha.”
Mientras que el rector de la Universidad Luterana e integrante del movimiento conocido como Tendencia Revolucionaria (TR), Fidel Nieto, opina que el FMLN como instrumento de lucha social ha venido en un proceso de contaminación de su concepto, que ha devenido en la separación de sus ideales originales.
Con más de 30 años de lucha social, Nieto expone que de un espíritu de abnegación y solidaridad por las reivindicaciones de los más desposeídos, el FMLN ha atravesado paulatinamente por un proceso que lo ha convertido en “derecha”, siendo esto más evidente en los últimos años.
Para Nieto, este proceso se ha evidenciado en las pugnas internas del FMLN por el control de cuotas de poder y la elaboración de procesos electorales internos amañados. Esto a su juicio ha implicado una escuela política necesaria para la población.
También cree que este problema no radica solamente en reformar el sistema de los partidos políticos, sino que éstos no han sabido atender las principales demandas de la población.
Nieto se cuestiona “de qué sirve tener un sistema de partidos del primer mundo en una sociedad del tercer mundo”.
Incluso llega a establecer que “ser de izquierda es difícil en estos tiempos”, ya que plantea que los paradigmas de izquierda y derecha tiene límites. El primero, porque en los países en los que se ha dicho que se construye un modelo “socialista”, Nieto repara que este concepto ha aparecido de forma difusa y que solamente representa búsquedas de los países por encontrar sus propios caminos”.
Por otra parte destaca que el paradigma de la defensa del capitalismo que promulga la derecha, también tiene límites, cuando se ha dado el caso de países con gobiernos de derecha que se han rebelado contra los designios de los Estados Unidos.
En este contexto, comenta el académico, el movimiento social se encuentra en un dilema, ya que al tener un gobierno que llegó al poder bajo la bandera del FMLN, las organizaciones sociales no se manifiestan como antes. Para esto tomó como ejemplo el caso de Chile, en donde el movimiento social permaneció en tanto dormido con gobiernos social-demócratas que promovían políticas neoliberales, estallando en la actualidad con un gobierno de derecha dirigido por Sebastián Piñera.
Por el lado de las organizaciones civiles, Juan Carlos Sánchez, Coordinador de transparencia de la Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho (FESPAD), manifiesta que parte del dilema planteado anteriormente, se muestra en que las elecciones del pasado 11 de marzo propiciaron la pérdida de una correlación de fuerzas que tomó bastante tiempo en conseguir.
Sánchez es del parecer que para muchas organizaciones sociales, el FMLN sigue siendo el único instrumento capaz de generar cambios sustanciales en la sociedad, pero que es necesario fortalecer dicho instrumento, cosa que mira distante por la visión que le ha impreso la actual dirigencia.
Además destaca que aparte de hacer un análisis adecuado del resultado electoral, tanto FMLN como CD deben involucrar más a su base en la toma de decisiones, señalando que el esquema de partidos políticos ha llevado a que no se tenga un contacto real con la militancia y a hacer un trabajo territorial superficial.
“Yo esperaba a los partidos de la izquierda que abanderaran reformas importantes en el sistema electoral (…) Sin embargo los vemos muchas veces a la zaga de estas reivindicaciones y muchas veces cuestionando situaciones de la aritmética política, considerando primero si las decisiones los afectarán en los resultados electorales”, sostiene Sánchez.
Alternativas de solución
Todas las voces consultadas conciben distintas alternativas, que van desde más acercamiento hacia algunos sectores, hasta la conformación de una nueva opción política.
Desde su visión de dirigente político, Juan José Martel reconoce que la izquierda partidaria no ha acompañado permanentemente la demanda popular, y es algo que se intenta hacer solamente en campañas proselitistas.
Para Martel, la presencia de un partido en la vida de un país no solo debe limitarse a apariciones en medios de comunicación, sino también en el acompañamiento del movimiento social.
Además admite que el FMLN y si partido deben realizar un proceso de revisión de los resultados electorales, haciendo un diálogo a conciencia con las bases que están en los departamentos, que implique también la necesidad que las dirigencias de los partidos pongan sus cargos a disposición, sin que esto desemboque necesariamente en purgas.
Respecto al FMLN, Martel piensa que incluso, debe entrar en un proceso de revisión de su pensamiento como partido, algo que duda que se esté efectuando con el debate por candidaturas presidenciales que se está empezando a efectuar.
Como representantes de la izquierda partidaria, el FMLN y CD, según detalla Martel, deben empezar la búsqueda de un proyecto común más allá de la izquierda, de cara al 2014. Un debate serio y sin imposiciones, el cual considera que en algún punto “va a tener que ser necesario”.
El modelo al que se aspiraría, según este dirigente socialdemócrata, debe pensar en ampliar más la democracia y en reconstruir el tejido productivo del país, aprovechando la infraestructura jurídica como Tratados de Libre Comercio (TLC), además de darle un abordaje más social a temáticas como la violencia y criminalidad.
Juan Carlos Sánchez de FESPAD, también ve la necesidad de mayor acercamiento al movimiento social, con los que a su criterio debe hacer una alianza que no tome como primera consideración el aspecto solo de sumar votos.
“El punto para las organizaciones es como usar los procesos políticos-electorales para fines más trascendentes”, dice Sánchez, en el sentido que estas alianzas deben ser más de corte político y no meramente electoral.
Igualmente ve la necesidad de abrir el debate interno como un aspecto táctico que se ha dejado descuidado, como una manifestación de no valorar la lucha electoral con fines más trascendentales.
Sánchez dice negarse a creer que el FMLN haya perdido su concepción y principios revolucionarios; por lo que asevera que debe existir un diálogo permanente con todas las organizaciones sociales, para que estas sientan que sus reivindicaciones tienen asidero en la Asamblea Legislativa, aun cuando a partir del 1 de mayo, deje de ser la primera fuerza en el Parlamento.
Por su parte, Antonio Calderón un modelo de partido cercano a la sociedad puede ser similar al ocurrido en Nicaragua, donde explica que el Frente Sandinista de Liberación Nacional, aun cuando estuvo fuera del poder, nunca abandonó a su base social.
El veterano del histórico FMLN toma como base lo postulado por el histórico líder comunista italiano, Antonio Gramsci, cuando asevera que uno de los componentes para la conformación de una nueva sociedad está en el cambio generacional, por lo que no espera una solución a corto plazo.
Calderón analiza que los partidos no han captado bien las demandas de las generaciones que no vivieron la guerra civil y que los movimientos populares que estuvieron en la vanguardia en las luchas reivindicativas, no pueden hacer lo mismo en esta sociedad.
Al mismo tiempo insiste en la apuesta de una revolución cultural, que sea caracterizada por la contraloría y organización social constante, frente al ejercicio de los partidos políticos y los gobernantes.
Mientras que Fidel Nieto comparte la visión generalizada en la TR de que este país necesita una nueva fuerza de cambio.
Esta fuerza dice Nieto, ya se está empezando a discutir en sus lineamientos y hasta en cómo se va a denominar, siendo una propuesta de nombre: “Movimiento Nuevo País”.
Así cómo lo ha reiterado otro prominente miembro del la TR, Dagoberto Gutierrez, Nieto adelanta que espera contar con la alternativa lista para que participe en las elecciones de 2014, para realizar un “buen desempeño”.
De la misma forma explicó que el modelo que aspiraría a construir esta alternativa, se basa en la conformación de un nuevo estado, socialmente representativo y legítimo, es decir, que todos los sectores deben reconocer legitimidad.
Este nuevo estado, prosigue Nieto, debe ser eficiente, basado en una nueva correlación de fuerzas y no debe estar “colonializado” por sectores poderosos que le digan como actuar.
Aparte del nuevo estado, otra aspiración de la nueva alternativa descrita por Nieto es una nueva economía, que encadene el desarrollo industrial con la agricultura, que armonice con el medio ambiente y se vincule con los motores de la economía mundial, como es el caso de la República Popular de China.
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