Unidad de la izquierda: Juntos pero no revueltos

12/09/2012
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A

“Avanzar hacia la unidad  de la izquierda” ha sido una consigna tan tradicional en los sectores de la izquierda, que de a poco desgastó su contenido y se convirtió en una quimera de la práxis política y un cliché para justificar el purismo, sectarismo y todos los ismos de varios sectores que siempre encontraron alguna excusa para no sumarse a los procesos de unidad.

Y es ahora paradójico que -cuando en el Ecuador tenemos un gobierno que ha logrado dar pasos gigantes en cuanto a la reversión de las inequidades, y que va consolidando esquemas de democratización de la participación para la consecución del programa político nacional plasmado en la Constitución de Montecristi del año 2008- se hayan puesto de acuerdo varios sectores para definir un candidato presidencial que le haga frente a Rafael Correa desde el andarivel de “las izquierdas”.

Luego de un proceso de consolidación en lo mediático, más que en lo orgánico y de acumulación de base popular, tenemos hoy a Alberto Acosta como el representante de la unidad plurinacional de la izquierda, quien al momento de resultar electo dio un discurso cargado de radicalidad y aparente elocuencia izquierdista, el mismo que vino acompañado de los ya conocidos abrazos de sus coidearios y de las consignas triunfalistas.

Ahora  bien, es urgente determinar algunos elementos característicos de las y los integrantes de la “coordinadora plurinacional de las izquierdas” para encontrar en ellos rasgos comunes que nos permitan salir de la estupefacción de haber logrado después de tantos intentos unir a las fuerzas “democráticas” y “revolucionarias” del país.

Esta unidad está integrada a breves rasgos por: Pachakutik, partido de representación del sector indígena ecuatoriano y encabezado por Lourdes Tibán, Asambleista, y Salvador Quizhpe, Prefecto de la provincia de Zamora Chinchipe.  El Movimiento Popular Democrático, MPD, brazo electoral del Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador, PCMLE y liderado por Lenin Hurtado, hijo de Lenin Hurtado, figura emblemática del MPD; Mery Zamora, expresidenta de la Unión Nacional de Educadores, UNE; Jorge Escala, ex dirigente del magisterio y actual asambleísta por dicha bancada.  Otra agrupación es Poder Popular del prefecto de la Provincia del Azuay, Paúl Carrasco.  “Montecristi Vive” del expresidente de la Asamblea Nacional Constituyente y actual candidato de las izquierdas, Alberto Acosta y finalmente una corta lista de organizaciones surgidas durante los últimos años, de las que debemos señalar al movimiento participación del ex integrante de Movimiento PAIS, Gustavo Larrea.

Sin duda escuchar estos partidos y los nombres de sus representantes y su unidad será para cualquier ciudadano con algo de memoria histórica un logro fundamental, ya que en varias ocasiones uno de estos, si no fueron todos, fue la piedra en el zapato para conquistar la unidad programática de la izquierda.

Comencemos entonces señalando los antecedentes de estos grupos:

Pachakutik: Como brazo electoral de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, CONAIE, tuvo una incidencia profunda como parte de la oposición popular a los distintos gobiernos del Ecuador de la década 1990- 2000, apoyaron el primer semestre de la administración de Lucio Gutiérrez para luego participar del levantamiento social para su derrocamiento.  Estuvieron con Correa hasta meses después de aprobada la Constitución y rompieron con la “Revolución Ciudadana” cuando esta transparentó el funcionamiento de instituciones interculturales, tales como la Dirección de Educación Intercultural, en varias de las cuales se encontraron irregularidades.  Diversas circunstancias y discusiones internas fueron desgastando a Pachakutik y separando a su dirigencia de su base, hecho que se evidenció en su forma más clara en el mes de marzo de 2012 cuando en el trayecto de la marcha en “defensa del agua y la vida” Salvador Quishpe, quien decía soportar todas las inclemencias climáticas,  dormía en hoteles mientras sus dirigidos tenían que guarecerse  donde las circunstancias permitían. 

Así mismo con el escándalo suscitado por la adulteración y falsificación de firmas en el Consejo Nacional Electoral, Lourdes Tibán declaraba ante la prensa que Pachakutik sabía de empresas que hacían estos trabajos –de recolección ilítica de firmas- , pero que como su organización no contaba con los recursos, se vieron en la tarea de recoger ellos mismos las firmas.  Tibán es conocida por su discurso de barricada y por su recalcitrante oposición a Correa, y es a esta asambleísta a quien Eva Golinger ha identificado como integrante de la Corporación Empresarial Indígena que recibe constantemente recursos de la USAID con fines desestabilizadores.

Dejando de la lado al PCMLE, consagrado en la historia como la organización marxista fundada por la CIA, tal como lo detallaría Philip Agee en “The CIA Inside”. El MPD fue el partido de izquierda al que menos mella le produjo la disolución de la URSS y durante casi dos décadas fue el representante casi único de la izquierda marxista ecuatoriana tanto en lo electoral como en la presencia a nivel de organizaciones gremiales.  El MPD ejerció una influencia sustantiva dentro de la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador, FEUE, la Unión Nacional de Educadores, UNE y algunos sindicatos relacionados a la salud.  De la misma que Pachakutuk, el MPD llegó con Correa hasta pasada la Constitución y rompe cuando no logran conseguir el Ministerio de Educación.

El MPD, cuenta en sus filas con figuras como Marcelo Rivera, preso por dirigir una revuelta estudiantil en la universidad Central del Ecuador, en la que fue herido gravemente el rector de esa Universidad.  Otra figura relacionada a través de sus frentes estudiantiles es Neptalí Ramírez Loor, dirigente de la Universidad de Guayaquil, implicado en el asesinato de Edwing Pérez, Secretario General de la Juventud Comunista del Ecuador. Integrantes de su bancada parlamentaria estuvieron vinculados a los hechos de sublevación policial y frustrado golpe de Estado del 30 de septiembre de 2010.

El MPD, durante los últimos dos años ha votado en contra del oficialismo, haciendo juego a la derecha de Sociedad Patriótica, PRIAN y socialcristianos. 

Por su parte; Poder Popular del Paúl Carrasco es la más reciente creación mediática del Prefecto del Azuay, el mismo que inició su carrera política en la dirigencia estudiantil de una universidad privada, llegó a la prefectura a bordo de la Izquierda Democrática y ha pasado por: el “Movimiento Encuentro Democrático” MED y Participación de Gustavo Larrea.  Cabe señalar que Carrasco llega a la reelección en 2009 como prefecto con una alianza impulsada por G. Larrea que se encontraba en ese entonces en Alianza PAIS y el MED, la misma que  durará apenas meses y sería disuelta unilateralmente por supuestos “excesos de centralismo” de Correa.

A Paúl Carrasco, la extinta Comisión de Control Cívico de la Corrupción lo vinculó a un caso de peculado para beneficiar a sus funcionarios y propietarios de una prestigiosa radioemisora provincial.  El caso llegó en 2011 a la extinción de la acción penal gracias a que Carrasco se acoge al procedimiento legal de “suspensión condicionada del proceso”, que permite evitar la cárcel a quien reconoce expresamente el cometimiento del delito y se compromete a realizar actos reparatorios.

Gustavo Larrea y su movimiento “Participación” son el resultado de las fricciones de este con Rafael Correa y su paulatina pérdida de poder dentro de Alianza PAIS.  Larrea como integrante del gabinete de Correa, fue uno de los que más resistencia generó con la población y el que más tensionó las relaciones entre el gobierno y los movimientos sociales, debido a sus cálculos políticos burocráticos y su excesivo apalancamiento de figuras que sustenten su agenda política propia.

Finalmente; el Movimiento “Montecristi Vive” de Alberto Acosta, es la confluencia de la rama más intelectual  de la “unidad de las izquierdas”, y agrupa a una serie de sujetos políticos que se “desencantaron” de la Revolución Ciudadana por una supuesta ruptura con los principios emanados con la Constitución de Montecristi.

¿Que podemos identificar como común de todos estos? A la corta o a la larga todos y cada uno de los movimientos que conforman la Coordinadora Plurinacional de las Izquierdas son desencantados y disidentes de la “Revolución Ciudadana” que vale la pena decirlo: son más que discutibles sus argumentos para marcar distancias con el gobierno de Correa.

Dividiendo aguas: Pachakutik, MPD, Participación, Poder Popular son la representación de la izquierda oportunista, que han tranzado con los distintos gobiernos de turno y que hoy ven en Acosta como la única cara no viciada que hay entre ellos y con la suficiente capacidad de discutir de política con Correa.

Así pues, Acosta es el correlato solitario de las izquierdas.  Gran intelectual y dueño de la simpatía de varios sectores de la población ecuatoriana, llegó a ser mano derecha de Correa y Presidente de la Asamblea Nacional Constituyente y cuadro representativo del proyecto político que se inauguraba en 2006. 

Es momento entonces de preguntar: ¿Cómo Acosta logra coincidir con los demás? ¿Tan frágil es la memoria histórica del integrante de “Montecristi Vive”? Que en cuatro años pasó de defender una nueva forma de hacer política y construir una nueva izquierda a ser la punta de lanza de estos grupos. 

Es fundamental reconocer el rol histórico que jugaron los partidos y organizaciones que componen la coordinadora, y ponerles en el sitio que se merecen, es urgente reconocer como legítimas sus reivindicaciones originarias, pero así mismo es fundamental contrastar estas con sus prácticas actuales.  Alberto Acosta señalaba en su discurso de aceptación de candidatura a Correa como “un conductor irresponsable” que pone luces direccionales hacia la izquierda y gira hacia la derecha.

La “Coordinadora” a fin de cuentas ha demostrado ser la unidad de los divididos, de los que no lograron poner los principios antes que los interese particulares.

La histórica Tránsito Amaguaña señalaba la importancia de la Unidad y la comparaba con la mazorca del maíz “que si se va el grano se va la fila, y si se va la fila se va la mazorca” y es precisamente la coherencia entre “grano y grano” la que nos permitirá avanzar hacia la radicalización y profundización de la Revolución Ciudadana. 

No podemos caer en el infantilismo de creer que la “Revolución Ciudadana” es el culmen de las luchas populares, pero mucho menos estamos permitidos de creer que un gobierno será el gestor del socialismo. 

¿Será acaso que Acosta creyó que en cuatro años iba a cambiar el mundo? ¿Será que Acosta confió tanto en el poder gubernamental que olvidó la creación del poder popular constituyente?  Son estás inconsistencias e ínfulas de hiper revolucionarismo las trabas que nuestro proceso debe superar.  Afortunadamente existen quienes se atreven a adueñarse de los pro y los contras de este proceso y que confían plenamente en la capacidad de construir una izquierda que supere su papel de oposición y que construya gobierno desde ella.

- Diego Vintimilla Jarrín es delegado del Consejo de Movimientos Sociales del ALBA – Capítulo Ecuador. Miembro del Comité Central de la Juventud Comunista, Expresidente de la FEUE Filial Cuenca. 

https://www.alainet.org/es/active/57925?language=en
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS