Retos de la Celac en la integración regional
29/09/2012
- Opinión
América Latina tiene voluntad integracionista desde su independencia. Sin embargo, las tensiones entre diversos intereses nacionales han generado más que una real unión, un conjunto de mecanismos regionales, subregionales y hasta bilaterales que enredan el tan ansiado proceso de integración. En ese contexto nació la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños – CELAC.
Los diversos mecanismos y espacios de integración en América Latina y El Caribe responden, a varios enfoques e intensidades que en los momentos de su fundación, han sido recogidos por los países de América Latina. Estas visiones no han sido uniformes en el tiempo por lo que los mecanismos creados en muchos casos se complementan, en otros redundan o incluso se traslapan en el mismo escenario.
Tenemos por ejemplo la Comunidad Andina de Naciones (CAN), el Mercado Común del Sur (Mercosur), la Comunidad del Caribe (Caricom), el Sistema de Integración Centroamericana (SICA), el Sistema Económico Latinoamericano y de El Caribe (SELA), la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), la Organización de Estados Americanos (OEA), la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), etc.
Duplicidad ineficiente
La diversidad de acuerdos ha generado una normativa regional que constituye un importante acervo jurídico, con distintos alcances, entre declaraciones presidenciales y decisiones de los bloques regionales que recogen el interés integrador, y más específicamente el interés de coordinar, complementarse y converger entre los distintos mecanismos.
Nació la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, (Celac), a finales del 2011, en donde se agrupan los 33 países de América Latina, con la decisión de promover y proyectar una voz concertada de América Latina y el Caribe en la discusión de los grandes temas.
Sin embargo, actualmente, muchos redundan en temáticas similares, que generan duplicidad de las instancias y, con ello, una mayor burocracia internacional que a veces es percibida como ineficiente por la población.
Asimismo, los funcionarios nacionales destacados para atender los acuerdos internacionales –en muchos casos- no se dan abasto con la demanda que requiere hacer seguimiento a todas y cada una de las instancias regionales.
Toda esta telaraña convive, además, con diversos acuerdos de libre comercio extra regionales, que enredan más aún las relaciones internacionales de los países de la región.
Sin embargo, ni con todos estos mecanismos, los países de Latinoamérica han logrado tener una voz articulada, coordinada, similar o común en los debates internacionales, por lo que la integración regional está muy desacreditada en la percepción de gran parte de la ciudadanía.
La Comunidad
En este escenario, nació la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, (Celac), a finales del 2011, en donde se agrupan los 33 países de América Latina, con la decisión de promover y proyectar una voz concertada de América Latina y el Caribe en la discusión de los grandes temas y en el posicionamiento de la región ante acontecimientos relevantes en reuniones y conferencias internacionales de alcance global, así como en la interlocución con otras regiones y países.
Específicamente, en el Plan de Acción aprobado como parte de su declaración fundacional, quedó constituido como una de las acciones la complementariedad y cooperación entre los Mecanismos Regionales y Subregionales de Integración, donde se destaca la importancia de fortalecer la complementariedad y cooperación entre los mecanismos regionales y subregionales de integración y de profundizar la coordinación entre las Secretarías y Presidencias Pro Témpore, a fin de contribuir a su efectividad y evitar duplicaciones innecesarias en conformidad con los mandatos de los distintos documentos de la Celac.
Complementariedad y cooperación
Se busca principalmente cubrir cuatro aspectos: (1) económico comercial; (2) productivo; (3) social e institucional; y (4) cultural; cada uno de los cuales está acompañado por un plan de actividades concretas.
La Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi) acogiéndose al mandato específico que le correspondía en el tema económico, convocó a la Primera Reunión de Mecanismos Regionales y Subregionales de Integración en América Latina y el Caribe durante el mes de agosto del 2012.
En ella, se identificaron algunas áreas relevantes que podrían ser trabajadas de manera coordinada entre los mecanismos y los países de la región: facilitación del comercio, integración física, energética y productiva, protección del patrimonio cultural, ciudadanía latinoamericana, entre otras. Esto constituye un primer intento de marcar la cancha, para comenzar a debatir de manera concreta el tema de la integración regional.
De todas maneras, se evidencia que para que la convergencia de los mecanismos de integración tenga un asidero real es necesario pensar en la convergencia de sus instituciones y normativas. Esto, a su vez, supone analizar la integración desde algunas tensiones reales: Supranacionalidad vs. Intergubernamentabilidad; Integración vs. Cooperación; Convergencia vs. Absorción; Subregional vs. Regional.
En tal sentido, caben las siguientes cuestiones: ¿cómo se armoniza el tribunal de justicia de la CAN, que tiene carácter supranacional, con la normativa del Mercosur que tiene carácter intergubernamental? ¿El debate de los aspectos sociales pasa por integrar sus instancias (el Consejo de Desarrollo Social de Unasur con el Foro que discute estos temas en Mercosur) o por incrementar la cooperación entre ellos? ¿Los mecanismos subregionales deben converger para la construcción de la Celac o ésta debe absorber a los acuerdos subregionales?
Ciudadanía suramericana
Ir dilucidando qué hacer en el marco de estas tensiones será importante para poder construir la institucionalidad regional que represente a toda la región, ya sea en el ámbito suramericano (Unasur) o latinoamericano (Celac). De cualquier forma, partir de la construcción de una ciudadanía suramericana (en el marco de Unasur), es, sin duda, un primer objetivo impostergable. Y con ello, es indispensable pensar en la participación de los distintos actores de la sociedad civil, como bien lo prevé la Celac en su constitución[1].
Cuando los mecanismos estén pensados en función a rescatar la identidad suramericana, es que la integración regional y toda su burocracia internacional será entendida, aceptada e impulsada no sólo por los representantes de los gobiernos, sino también por el ciudadano de a pie.
- Oriana Suárezes Internacionalista, asesora de Latindadd y del Parlamento Andino.
[1]Señala “Impulsar la participación activa de la sociedad civil especialmente las organizaciones y movimientos sociales como partes fundamentales en el proceso de inclusión social en la integración regional”.
https://www.alainet.org/es/active/58356
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