Discrepancias argentino-chilenas disparan contra MERCOSUR

07/04/2004
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Hay quienes quieren utilizar el problema como obstáculo en la construcción de MERCOSUR y de todo el proceso de integración latinoamericana. Escamotean relevancia a la actitud de cooperación impulsada por Venezuela. Una primera mirada al problema de la crisis energética que afecta a la Argentina indica que la escasez de gas natural sumada a grandes sequías en la región impactaron directamente en la producción de energía eléctrica, de generación térmica e hidroeléctrica. Ese cuadro provocó una seria complicación en las relaciones argentino-chilenas, ya que la disminución de la exportaciones gasíferas dispuestas por las autoridades de Buenos Aires provocaron la airada respuesta del gobierno de Santiago. El propio presidente Ricardo Lagos dijo que el episodio dañaba la credibilidad argentina y ambas chancillerías cruzaron notas de reclamo y contestación. Una segunda mirada, más profunda, indica que las causas que engendraron el problema son múltiples, y los intereses afectados son de alcance nacional e internacional. Los principales portales consultados pusieron más en énfasis en las diferencias chileno argentinas que la disposición del gobierno de Venezuela a aportar soluciones estratégicos, con la firma de un convenio con Buenos Aires para la provisión de fluido líquido a cambio de alimentos y otras manufacturas y servicio. Se trata de una metodología de cooperación Sur-Sur que podría servir de motor al proceso de integración regional. En el ámbito interno, se generó una discusión dentro del gobierno argentino, y de éste con las empresas petroleras. Al respecto, el diario argentino Clarín citó declaraciones del propio presidente Néstor Kirchner donde exigía a las empresas "entregar el gas que necesitamos" y las acusaba de no haber hecho inversiones a pesar de los millones de dólares que el sector venía obteniendo como ganancias. Pero no todos los funcionarios estaban de acuerdo con la hipótesis del presidente argentino. En este sentido, el diario O Globo, de Brasil, publicó un artículo donde decía que Roberto Lavagna ubicaba el origen de la crisis en la falta de inversiones en el sector petrolero, pero afirmaba que "cada uno es responsable por sus decisiones", en referencia al fallo judicial que frenó una resolución de su ministerio. Dicho decreto del año 2002, ordenaba un reajuste tarifario. Según el diario brasileño, las palabras del ministro, sobre aquel veto de la Justicia, fueron " Por culpa desse tipo de atitudes demagogicas, hoje temos problemas". Por su parte el diario argentino La Nación alertó sobre "fuertes discrepancias dentro del Gobierno", e hizo pública la opinión institucional del medio a través de una editorial. Afirmó que "distintas voces alertaron en su debido momento sobre las dificultades que podrían sobrevenir", pero "triunfó la imprevisión" y que "lo peor es que se intente negarla [a la crisis], como lo han hecho algunos funcionarios del gobierno nacional". Asegura el diario, además, que el discurso del gobierno provoca desconfianza y desalienta la inversión, y que éste ha considerado los recursos energéticos "como bienes transables y no como bienes estratégicos". Se alienta además la renegociacion de contratos con las empresas privatizadas y el ajuste de tarifas. En el ámbito externo el ambiente se volvió incluso más volátil. En cuanto a la relación Argentina - Chile, ésta se vio afectada por la decisión del gobierno de Néstor Kirchner de restringir las exportaciones de gas para asegurar el suministro interno. En los portales de los principales diarios Chilenos se pudieron leer opiniones contrarias al gobierno argentino. Se percibió un clima de reclamo y se pusieron sombras sobre la capacidad de integración regional de la Argentina. En éste marco, el diario El Mercurio, dedicó un artículo editorial a "La crisis del gas argentino". El diario hizo referencia a dos medidas que, afirmó, significaron una caída del 50 por ciento de los ingresos de las empresas petroleras en Argentina. La devaluación de la moneda argentina y la "pesificación" de las tarifas de los servicios públicos. La consecuencia fue la paralización de las inversiones. Su argumentación se centró en el carácter perjudicial que, en este contexto, tiene la dependencia de su país del gas argentino. En este sentido El Mercurio, llama a "que se incorporen - por ejemplo, a través del sistema de precios - los riesgos que para nuestro país [Chile] involucra dicha dependencia [del gas argentino]". Otro diario de ese país, La Tercera, fue todavía más lejos. El sábado tres de abril, en su editorial, se preguntó "¿Qué seguridad se puede ofrecer ahora a los inversionistas chilenos interesados en el mercado transandino?". Hacía referencia de ésta manera al supuesto deterioro del intercambio comercial y a la desconfianza que traería aparejado, según el diario, el incumplimiento de los acuerdos firmados por parte de la Argentina. Por otra parte, en la "Zona de Debates" del portal en Internet de La Segunda, otro medio de prensa chileno, se publicó la pregunta ¿Cree que ha sido conveniente comprar el gas a Argentina?. Los navegantes chilenos de la red podían hacer pública su opinión. Los mensajes aparecían muy divididos. Con el transcurrir de los días, lejos de calmarse los ánimos, el impacto político regional de la crisis energética argentina se reflejó en las controvertidas declaraciones de funcionarios de países signados por el problema, y en los portales en la red de los principales periódicos de esos países. En Argentina el diario argentino Página 12 se sorprendió con las declaraciones del ministro de Economía y Energía de Chile y tituló "Explosiva declaración de un Ministro Transandino". Jorge Rodríguez Grossi había afirmado que Argentina debía "sincerar" sus tarifas internas de gas, y que el problema de la restricción a las exportaciones a Chile constituía "una sombra en el camino de la integración". En el portal del diario El Mercurio se siguieron publicando a diario los artículos periodísticos sobre el problema de la "Crisis del gas". "Eyzaguirre amenaza a Argentina", se leyó en un titular el martes 30 de marzo. Entrevistado por el diario el ministro decía que "si no hay claridad en honrar los contratos" Chile debía cambiar la política energética, que su país "no tiene capacidad de espera infinita", y que la actual situación "prueba la vocación efectiva de integración [de Argentina]". El mismo diario citaba palabras del presidente Ricardo Lagos donde éste señalaba que las relaciones con Argentina estaban "trizadas" y que había una fuerte pérdida de confianza. Éste mensaje de Lagos fue interpretado por el diario argentino La Nación como "duro" para la Argentina, aunque destacó que las críticas no incluían al presidente Néstor Kirchner. El malestar en Chile fue acusado incluso en Ecuador. Así lo indica el portal del periódico El Universo, que el sábado 3 de Abril publicaba una breve nota titulada "Molestia en Chile por crisis en Argentina ". El diario indicaba que "hay malestar y decepción" debido a la disminución del 14 por ciento en el suministro de gas a las centrales eléctricas del país. Lo que provocaría un alza en las tarifas de electricidad. En lo que respecta a los perjuicios ocasionados a Brasil y Uruguay, con quienes la Argentina también tenía contratos de exportación firmados, el impacto en su sistema energético fue menor que en el caso de Chile. Brasil, ya sin los problemas energéticos de hace dos años, respondió casi de inmediato facilitando su suministro de corriente eléctrica. Sobre ésta operación el diario Clarín publicó las declaraciones de la Ministro de Minas y Energía, Dilma Roussef, que aseguraba que "para hacer esta exportación de electricidad partimos de la base de que no hay riesgos para el sistema brasileño". El suministro desde el estado de Río Grande del Sur se interrumpió, sin embargo, a los pocos días. El motivo fue la falta de acuerdo sobre los precios. En el caso de Uruguay, el presidente Jorge Batlle tuvo un gesto con el gobierno argentino al comunicarle que su país, respecto de la venta de energía, aceptaría un trato igualitario del que se aplique a los productores argentinos. Según publicó La Nación Batlle aprovechó la oportunidad para pasarle "la factura al gobierno de Kirchner, con quien no tiene buena relación". En este sentido justificó la falta de inversiones de las empresas en servicios públicos por el congelamiento de las tarifas, y opinó que Argentina no estaba en condiciones de una integración energética del Mercosur. Hasta aquí las repercusiones negativas de mayor envergadura tras la decisión del gobierno de Néstor Kirchner de subordinar las exportaciones al abastecimiento interno. La mayor polarización se registró con Chile, por las consecuencias para la economía de ese país. La posibilidad de racionamiento, la suba de tarifas, los perjuicios a la producción, fueron los elementos que pesaron al momento de las declaraciones de funcionarios del gobierno y de la prensa de Chile. Si el primer frente que se abrió tuvo como actores principales a Argentina y Chile, el segundo trata de las relaciones Bolivia - Chile. Relaciones éstas que, por las exportaciones de gas boliviano hacia Argentina, pusieron al gobierno de Néstor Kirchner en el medio de un conflicto del que quería mantenerse alejado. Las renovadas relaciones comerciales entre Argentina y Bolivia fundadas en la compra de gas, repercutieron desfavorablemente en los ánimos ya convulsionados de funcionarios del gobierno de Ricardo Lagos, en Chile. Pero también agitaron la opinión pública y al Parlamento boliviano. En el portal en Internet del diario La República, de Perú, en un artículo titulado "Kirchner busca importar gas boliviano para salir de la crisis", se anuncia el encuentro para los días 13 y 14 de abril de los presidentes Carlos Mesa y Kirchner en el norte argentino. En tal encuentro se discutirán proyectos de integración física, de transporte, y de complementación energética. Este último proyecto prevé la venta de Bolivia a Argentina, a partir del 1 de mayo próximo, de 4 millones de metros cúbicos diarios de gas. Esta noticia también fue anunciada en el portal del diario La Razón de Bolivia, el martes 30 de marzo: "Bolivia ayudará a Argentina con gas y ya negocia buenos precios". El diario cita al ministro de Hidrocarburos, Antonio Araníbar, quien explica que "se debe dar una muestra solidaria y de cooperación para con la república de Argentina. Se trata de un gas que va a ir a Buenos Aires, donde hay una colonia (de bolivianos) muy importante". La Razón advierte, sin embargo, que "algunos grupos sociales manifestaron su oposición sobre la venta de gas al vecino país, por la posibilidad de que luego sea desviado a Chile". Pero también dice que "al contrario, otros sectores, como los cívicos de Santa Cruz y de Tarija, exigen que este negocio se haga cuanto antes". El portal de la agencia Bolpress, de Bolivia, ya había publicado una nota cuatro días antes señalando que "Partidos políticos rechazan la venta de gas a Argentina". En dicho artículo señalaba que el líder del Movimiento al Socialismo, Evo Morales, la Central Obrera Boliviana, el Comité de Defensa del Patrimonio Nacional y otras organizaciones se oponen al proyecto del gobierno de Carlos Mesa. Los opositores sostienen que, antes de realizar una operación de este tipo, debe dictarse una nueva Ley de Hidrocarburos y llevarse la consulta popular comprometido para revisar la cuestión gasífera y las relaciones con Chile. El diario La Razón publicó un artículo el día 28 de marzo y, dos días después, una editorial. En el primero, bajo el título "Carencia energética argentina afecta a Chile", el diario da cuenta de que las autoridades nacionales "después de la terca actitud chilena de no querer ni mencionar la posibilidad de un retorno soberano de Bolivia al Pacífico", condicionaron la venta de gas a que Argentina no revenda ese gas a Chile. Opina que "Bolivia debe respetar el acuerdo de venta con Argentina que, como su cliente tradicional, tendrá que actuar de buena fe con el país". "No vender gas una vez más no sería una decisión sensata", agrega. En el editorial, del martes 30, el diario refuerza su postura sobre las relaciones comerciales que debe emprender Bolivia, y deja sentado su lugar en el debate que existe al interior del país. "Las exportaciones a la República Argentina deberían realizarse lo antes posible, porque esas ventas no están sujetas a lo que decida el anunciado referéndum", dice. Agrega además que el gas "se convertirá en garantía para la captación de créditos que sean imprescindibles para avanzar en el desarrollo nacional y no para malgastarlos ni convertirlos en sueldos y salarios, lo que sería inaceptable". La posibilidad de que Argentina apelara a una triangulación para desviar el gas que recibiera del país mediterráneo hacia Chile, y así cumplir con los compromisos contractuales contraído, es lo que generaría la oposición de los partidos políticos y otros sectores en Bolivia. Frente a esta situación, el gobierno de Carlos Mesa "analiza la posibilidad de incrementar el precio del gas, que eventualmente se venda a la Argentina, al nivel del que ese país exporta a Chile ", informaba del diario El País de Uruguay. Éste periódico señaló en su artículo, como opositores al proyecto de Mesa, sólo a la Central Obrera Boliviana y al Movimiento al Socialismo. Mientras que señalaba que, en palabras del Ministro de Hidrocarburos de Bolivia, la operación era "una muestra de solidaridad y cooperación". Sobre la importación de gas boliviano, tampoco los medios argentinos pudieron publicar la noticia sin mencionar el debate que generaba en Bolivia esa venta de energía. En tal sentido, el diario Clarín publicó "En mayo empieza la importación de gas". En el artículo se consideraba que el cierre de la operación se estaría pensando, en el gobierno argentino, como un "acto político" que "buscaría ser mostrado como un paso de integración regional, a la vez que un apoyo al gobierno de La Paz, jaqueado por la oposición". Este resistido proyecto de "complementación energética", tiene su símil en un acuerdo entre Argentina y Venezuela. "Rápido de reflejos, el gobierno de Hugo Chávez confirmó ayer que ayudará" se leyó en un artículo publicado en el portal del Clarín, el martes 6 de abril. Bajo el título "Apuran la importación de fuel oil desde Venezuela", se anuncia la llegada a Caracas de los funcionarios argentinos Julio De Vido y Martín Redrado en busca de un acuerdo de canje de alimentos por 5 millones de barriles de fuel oil y 250 mil de diesel. El combustible sería usado para reemplazar al gas en las centrales eléctricas. Se trata de una transacción que parece no tener mayor relevancia para los diarios venezolanos, y de importancia secundaria en los periódicos más importantes de la Argentina. La atención de los diarios Clarín y La Nación fue concentrada en las tensiones transandinas tras la restricción a las exportaciones de gas. Al dar prioridad al abastecimiento interno de usuarios residenciales, estaciones de GNC, y centrales eléctricas, el gobierno de Néstor Kirchner no debió desconocer las consecuencias de su decisión. Se trato entonces de una decisión política consciente, que optó por la estrategia de no poner en riesgo el crecimiento económico del país, y no generar un malestar mayor en la población al que puede significar un ajuste tarifario, como serían los cortes progresivos de energía eléctrica o de gas natural. Se primó lo nacional a los compromisos comerciales internacionales, en un marco, claro está, donde las consecuencias no tienen el peso que pudo tener una decisión similar en el plano de los compromisos financieros con los organismos internacionales de crédito. Aunque, no por ser menor, el precio puede ser demasiado alto, sobre todo en materia de integración regional, proceso de carácter estratégico para el futuro de América Latina. * AGENCIA PERIODÍSTICA DEL MERCOSUR (APM), Servicio del 08-04-04. Del Centro de Graduados de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).
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