Erosión costera y los efectos del cambio climático devoran a comunidades Garífunas

31/01/2013
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La pérdida acelerada de las playas del Caribe hondureño, como consecuencia del incremento de la erosión costera y el cambio climático, han colocado en peligro a buena parte de las comunidades Garífunas. El avance de la línea más alta de las mareas y la ausencia de las barreras naturales de protección, colocan en riesgo aquellas comunidades localizadas en cordones litorales y deltas.
 
La desaparición del coco en la gran mayoría del litoral Caribe, como consecuencia de la enfermedad viral conocida como amarillamiento letal del coco, es una de las mayores problemáticas que ha sufrido el pueblo Garífuna, sin que se logrará concretar un plan de recuperación de las 6.000 hectáreas de coco que existían en Honduras.
 
El coco fue introducido a la costa del caribe mesoamericano por los españoles, los cuales importaron la nuez desde África occidental y paulatinamente remplazó a las especies vernáculas, como los icacos y las uvas de mar. Durante siglos las plantaciones de coco fueron uno de los pilares de la economía informal Garífuna, además de conformar la barrera natural mas importante de protección del litoral.
 
El Huracán Mitch, la desaparición del coco y de las playas
 
Podemos señalar el arribo del huracán Mitch, como el inicio de la hecatombe en el caribe mesoamericano. A partir de noviembre de 1998, comenzaron a aflorar una serie de graves indicios en relación al desequilibrio de los habitats costeros y marítimos, que reflejaron el ecocidio existente durante décadas. La enorme deforestación y sedimentación de los ríos del istmo, causó miles de muertos además de las pérdidas económicas.
 
No obstante la destrucción causada por el Mitch, el Estado de Honduras poco o nada ha hecho para remediar la deforestación y lograr la recuperación de cuencas hidrográficas. De ahí que cualquier fenómeno meteorológico, tenga resultados catastróficos.
 
A partir del Mitch, se hizo efectiva la desaparición de los cocos, comenzado a concretarse un avance de la línea mas alta de las mareas y algunas de las comunidades sufrieron marejadas de forma más frecuente. El paulatino fenómeno de erosión costera, en muchas ocasiones ha pasado desapercibido, y es solamente cuando se presentan las mareas de las tormentas, cuando la alarma cunde entre nuestro pueblo.
 
Estrategias de adaptación y mitigación al cambio climático
 
El fenómeno de erosión costera no ha sido estudiado adecuadamente en Honduras. A nivel de Centroamérica Cathalac ha realizado un estudio sobre el mismo; no obstante, las comunidades desconocen la gravedad de la problemática que confrontan y la cual se agudizará a medida que los niveles oceánicos aumenten. En el informe "Bajemos la Temperatura" del Banco Mundial (BM) indica que en zonas tropicales el aumento de los niveles oceánicos será de un 20% mayor que en otras regiones del globo. El interesante documento del BM es una contradicción con la política de esa institución financiera de apoyar plantas de energía sucia.
 
El pronóstico sobre la costa caribe mesoamericana no es halagüeño: buena parte de las comunidades Garífunas se encuentran en cordones litorales, los que ya sufren además del embate de la erosión costera y el aumento de los niveles oceánicos, un proceso de salinización de los humedales costeros, ante la disminución de los caudales de los ríos que discurren hacia la costa. Las lagunas de Tocamacho, Bacalar, Micos y Alvarado, se encuentran en enorme peligro, al ceder la fina barrera que separa a las lagunas del mar, lo que generará resultados desastrosos.
 
Ante la ausencia de un plan concreto de replantación de los cocos, proyecto que fue abandonado por el estado y la cooperación, la OFRANEH viene creando viveros de icacos y uvas de mar como una respuesta rápida a la perdida de las playas, con la intención de crear barreras naturales de protección. El proyecto es en una escala mínima, ante el imperativo existente de proteger el hábitat costero.
 
Desde los bejucos de playa (ipomea pes capare y la canavalia rosae) los que cumplen una función de estabilización de las playas - y que se encuentran casi en extinción-, pasando por el espartillo y la hierba de costa (Jouvea pilosa, Heliotropium curassavicum), los diferentes tipos de mangles (Avicennia germinanis, Laguncularia racemosa, Rhizophora mangle), los icacos y uvas de mar (Chrysobalanus icaco, Coccobola uviera), y los almendros de malabar (Terminalia catappa), son herramientas necesaria para lograr frenar el avance de la erosión costera.
 
Desafortunadamente en Honduras cuando se habla de cambio climático, el Estado simplemente se refiere a las falsas soluciones como los Mecanismos de Desarrollo Limpio (alias destrucción de los ríos) y los proyectos de Reducción de las Emanaciones creadas por la deforestación y degradación del Bosque (REDD).
 
En cuanto a los pueblos indígenas, el Estado ha iniciado un proyecto piloto, el que fue municipalizado, por ende politizado. De ahí que de antemano se diluyó las buenas intenciones ya que las alcaldías en ningún momento responden a los intereses de los pueblos indígenas, sino de aquellos vinculados con las caricaturas de caudillos que controlan el país.
 
Honduras de acuerdo al Index Global de Riesgos Climáticos, es el país mas afectado por el cambio climático entre 1992 al 2011. Ante el estado fallido en que nos encontramos, la gravedad de la problemática ha sido totalmente desatendida. Mientras las playas se las come el mar, la mayor preocupación de la elite de poder, es ver como rematan el país por pedazos.
 
Sambo Creek, 30 de Enero del 2013
 
Organización Fraternal Negra Hondureña, OFRANEH
 
 
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