El Candidato X

20/09/2004
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En estos tiempos de campaña electoral, vemos al Candidato X, un individuo que existe para frenar el desarrollo de la Democracia Participativa y Protagónica. ¿Quién es el Candidato X? Podría decirse que es un personaje inteligente, peligroso y con ambiciones desmedidas. Por un lado el Candidato X es abierto, locuaz y con una gran facilidad para relacionarse y seducir a las personas. Por otro lado, el Candidato X es una persona que busca desarrollar intereses netamente particulares e individualistas. El Candidato X tiene buenas relaciones personales con personeros del alto gobierno. Tiene además la habilidad de "ganar indulgencias con escapulario ajeno". Cuando fue estudiante se copiaba, era propenso al plagio, a sobornar y aparecía siempre anotado en los grupos de los mejores estudiantes, pero sin trabajar. Cuando estaba a solas con el profesor, criticaba duramente a sus compañeros por los casos de copias y plagios. En su vida profesional, ha sabido identificar a quienes adular y no ha dudado en pisar a quienes vio como peldaños de su escalera ascendente. El Candidato X, con una astucia sin límites, se apropió de la imagen de algún grupo de base. Inventándose un pasado de revolucionario, y ensayando la dicción para palabras como "revolución" y "antiimperialismo", tejió un historial tan falso como un billete de 12 Bs. De esa manera deslumbró a esos grupos "haciéndoles el favor" de fungir como su líder e interlocutor ante el alto gobierno. Mientras tanto, los miembros de esos grupos, trabajaban afanosamente por participar y conseguir mejoras para su comunidad. Con inocencia, no se percataron del arribismo ni estuvieron pendiente de "figurar". El compromiso de ellos era con el pueblo mismo, por tanto, los micrófonos y cámaras les fueron ajenos. Ingenuamente dejaron en manos de otros la vocería de sus logros. El Candidato X se lanzó a conquistar una candidatura, haciendo un impecable trabajo de promoción personal a nivel del alto gobierno, mostrando cómo él había conseguido tales conquistas sociales y cuales saldos organizativos. A nivel de las comunidades, el Candidato X convenció a muchos de que él era el elegido, el ungido por el Comandante, a quien por cierto, siembre nombra como Hugo, por aquello de la cercanía y la amistad. Luego de ser candidato y ganar en el portaaviones, el Candidato X se adueñó del cargo de representación popular. Vicios como la corrupción, el amiguismo, el nepotismo y el personalismo se entronizaron en esas instancias de participación y decisión. Con el nuevo proceso que se avecina, el Candidato X ha repetido, exitosamente, la misma estrategia. Ante el descontento de las comunidades por su candidatura, vino el argumento de que no había tiempo para estudiar otras opciones, para hacer una asamblea o para investigar las denuncias de las comunidades. Se dice que con el referendo revocatorio se pudiera salir de una mala gestión si el Candidato X no cumpliera. Triste mentira, ya la excusa está preparada con el fin de impedir los revocatorios bajo la premisa de que los procesos refrendarios le harían el juego a las maniobras de la oposición. Y es que el Candidato X nunca saltará la talanquera para emular a Peña o a Miquelena y morir políticamente. Su juego es seguir aparentando al lado del mejor postor. Entonces, ¿está el pueblo entrampado? ¿no hay salida? Algunas voces han comenzado a apuntar hacia una salida. Por ejemplo, existen propuestas como las formuladas por el Comandante William Izarra en el sentido de obligar a los candidatos a pasar por un proceso de formación para luego medirse en asambleas. La Revolución tiene que plantear soluciones contra la corrupción y el engaño. ¿Cuántos Candidato X hay en el Proceso? ¿Cuántos saltarán la talanquera cuando obtengan un jugoso contrato o sean seducidos por ese poderoso caballero llamado Don Dinero? ¿Y cuántos seguirán aparentando?
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