La Carrera Armamentista

13/10/2004
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Recientemente se ha intentado construir una matriz de opinión, según la cual, Venezuela estaría inmersa en una carrera armamentista. Es así como vemos que el Ministro de Relaciones Exteriores tuvo que declarar ante Veneres, este domingo 10 de octubre, que "en ningún momento, Venezuela ha iniciado una carrera armamentista". Sin caer en el chantaje de "qué dirán", el Canciller expresó también que "la Fuerza Armada Nacional está en todo su derecho de renovar y comprar equipos militares a cualquier país del mundo". Renovar y comprar equipos no puede entenderse como una carrera armamentista. Esta matriz de opinión intenta construirse desde que el Presidente Chávez anunció que se iba a adquirir una flota de helicópteros de fabricación rusa. Ese anuncio lo hizo el Presidente, luego de conocerse el atentado del 17 de septiembre de este año en el río Sarare, en el estado Apure, en el que murieron varios venezolanos a manos de terroristas aún sin identificar. La idea de tener la flota de helicópteros es la de fortalecer la frontera con Colombia. A raíz de estos hechos, diez días depués, el Ministro de Defensa colombiano, Jorge Uribe, aseguró que los recursos limitados con los que cuenta Colombia para la adquisición de armas serán usados, solamente, para darle solución al conflicto interno de ese país. Por supuesto, pasa casi por debajo de la mesa que el Congreso de los EEUU aprobó duplicar la cantidad de efectivos militares que tiene en Colombia, como parte del reforzamiento y apoyo al Plan Colombia. Con esas declaraciones del Ministro Uribe, se quería mostrar que solamente Venezuela estaría dentro de esa carrera. Ahora bien, a nivel de Latinoamérica, los gastos militares han aumentado en un 24% en los últimos 10 años, siendo el gasto del año pasado de 21.800 millones de dólares, es decir, aproximadamente el monto de nuestra deuda externa. El total de esos gastos se ha visto influenciado por compras importantes que se han dado en la región. Por ejemplo, empezando el siglo XXI, Argentina compró a los EEUU 36 aviones A-4M Skyhawk, reacondicionados. Luego Brasil reaccionó comprando 20 aviones del mismo tipo, así mismo está próximo a comprar 12 jets cazabombarderos de alta tecnología. Sin embargo, el caso emblemático en Latinoamérica lo constituye Chile. En los últimos años ha comprado 200 tanques Leopard, dos submarinos Scorpene, 10 aviones F-16 y cinco fragatas (una inglesa y las otras holandesas), estando estas últimas próximas a llegar. A esto debe sumársele el hecho de que Chile acaba de firmar un convenio de cooperación con Rusia, y que además, por ley, Chile posee un fondo de la ex! portación de cobre para financiar la Fuerza Armada. En el mismo mes de septiembre, el sábado 11, el Canciller peruano, Manuel Rodríguez decía que en América Latina no hay carrera armamentista. El Ministro de Defensa, Roberto Chiabra, también expresaba que "no estamos en carrera (armamentista) con nadie". Estos señalamientos se dieron por la propuesta del Presidente Alejandro Toledo de crear un fondo de defensa y seguridad para combatir los rezagos del terrorismo y preparar los aviones militares para enfrentar eventuales desastres naturales. Sería interesante saber cómo se combaten los desastres con F-16. A nivel mundial, los gastos militares ascendieron para el 2002 a más de 839 mil millones de dólares. Para disponer de servicios sociales básicos para todo el planeta serían necesarios unos 40 mil millones de dólares al año durante unos 10 años. Luego de los atentados ocurridos en Nueva York, el 11 de septiembre de 2002, los EEUU casi duplicaron su presupuesto militar, el cual estaba en 281.400 millones de dólares y pasaron a más de 400.000 millones de dólares. Sólo el 3% de la cantidad del 2002 fue destinada a la asistencia oficial para el desarrollo. Partiendo de esa visión global que dan las cifras, se puede retornar a nuestra realidad nacional, para entonces comprender si realmente se encuentra Venezuela en una carrera armamentista. El que la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso colombiano haya solicitado, en el mes de septiembre, a la ONU que investigue si Venezuela lleva a cabo una carrera armamentista, y el hecho de que grandes medios de comunicación nacional hayan prestado sus primeras planas para resaltar una supuesta carrera armamentista, no son pruebas para nada de lo que aquí ocurre. Basta con revisar en dónde están los cuantiosos recursos que ha originado el alza de los precios del petróleo y las mejoras en la recaudación fiscal, para desmentir de plano una supuesta carrera armamentista. Venezuela ha invertido en desterrar el analfabetismo, en llevar la salud a los barrios, en construir los núcleos de desarrollo endógeno, en mejorar la calidad de vida de los excluidos, en fin, el dinero se le ha revertido al pueblo, con la intención de cancelar esa inmensa deuda social que tiene el Estado con ellos. En Latinoamérica sí hay países metidos en esa carrera armamentista, incentivados principalmente por los EEUU. Pero también se levantan en la región, países soberanos y dignos, quienes anteponen de manera valiente, el bienestar de su pueblo por encima de cualquier otra necesidad, siendo Venezuela uno de ellos.
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