'Tres maneras tres' de encarar lo porvenir
03/01/2005
- Opinión
La victoria del 31 de octubre tiene tan alto grado de
significación, que abre para el país un conjunto de
nuevas opciones. De las muchas variables existentes,
resumo, a riesgo de caricaturizar en exceso, tres de las
que creo principales.
La primera se llama "Molde"
Una primera es centrar las preocupaciones y los debates
en las cuestiones económicas que un gobierno
frenteamplista tendrá que enfrentar.
Según este encare, la economía, que todo lo manda, nos
lanza al ruedo estableciendo limitaciones infranqueables.
Hay que transitar los márgenes posibles. ¿Cuáles son? Los
pretiles estrechos que nos dejan los otros: los
organismos internacionales, los especuladores financieros,
los hipotéticos inversores, las consultoras de riesgo,
dejando en manos de los manipuladores de imágenes y
noticias del oligopolio mediático la comunicación pública
del quehacer del gobierno. Un margen en el cual actuar
conforme a lo que pide el llamado "sentido común". Ese
paquete de ideas, sentimientos y temores, de fabricación
ajena y en serie, que presentado como una papilla de
conocimiento a la que se accede sin esfuerzo, no
contraría ni los puntos de partida conceptuales ni los
puntos de llegada funcionales para la sobrevivencia del
poder establecido. Y que este poder hace emanar en forma
ininterrumpida por todas sus "bocas": cultas, incultas,
académicas, y hasta de "izquierda".
Como hay compromisos externos, no hay que aumentar el
gasto público más allá de lo que nos permitan.
Como hay que competir, no se podrán aumentar los salarios,
que elevarían el "costo país" y harían poco competitivas
nuestras exportaciones.
Una lista más exhaustiva y más precisa ya se ha redactado
y ya se ha aplicado en varios países de nuestra América
Latina. En lo político, esta versión uruguaya de la
"armonía universal" en el mundo del capitalismo
globalizado consiste en minimizar nuestras diferencias
con los gobiernos anteriores, fraternizar con sus
prohombres, emitir señales de que todo va bien. Todo lo
que es, ha sido así siempre y, puesto que ha sido así,
así seguirá siendo.
Estas muestras de buen comportamiento, economicista y
conformista, podrían ser presentadas como una actitud de
madurez, como si, por fin, la izquierda hubiera aceptado
"el-mundo-tal-cual-es". Este discurso tiene trabajando a
su favor una cuantas trupes, que soplan, a cachete
inflado, estridentes clarinetes desde los más distintos
medios. Es la opción de cambio que no inmuta. La opción
"Molde" no aguanta el tinguiñazo de una pregunta digna de
un párvulo " y entonces... ¿ para qué todo?" Los años de
lucha, la bandera de Otorgués flameando en los barrios,
los presos y las familias deshechas. La imposibilidad de
responder a la pregunta ¿ para qué todo? es tan
demoledora, tan definitiva, que liquida cualquier
tránsito fluido por los lineamientos de este encare. Que,
más que encare, ante la masa frenteamplista, sería un
descare. Y que además fracasaría, porque presentándose
como viable y apacible, sembraría la confusión, el
descrédito y la pérdida de sentido.
La segunda opción: un gobierno con buen elenco y pueblo
quieto.
Mejores leyes, honestidad administrativa, fin del
despilfarro, atención a las situaciones de desesperación
social, política exterior con sentido de la dignidad
nacional. Tarea principal: negociaciones políticas
destinadas a ampliar los respaldos parlamentarios del
nuevo elenco y a no desentonar demasiado con las
indicaciones externas. Neutralizar la artillería
mediática de las derechas, presentándose como muy
distintos a Hugo Chávez, Néstor Kirchner y Fidel Castro.
La sede principal del quehacer político se limitaría al
ejercicio del gobierno en las instituciones tradicionales
de la democracia representativa al uso "uruguayensis":
Poder Ejecutivo, Parlamento, administración de los Entes
Autónomos.
¿Supone cambios esta opción? Claro que sí. Cambios
sumamente positivos, una suave brisa de aire puro.
Nada desdeñable, por cierto.
¿Alcanza ese encare, llamémoslo módico? Creo que para eso
es un poco tarde.
No descarto la necesidad de ampliar las bases políticas
del gobierno. Pero creo que, si esa ampliación se hace
exclusivamente como acuerdo entre las autoridades de los
partidos y el nuevo gobierno, conduce a quedar presos de
un juego conocido.
Por lo demás, la derecha uruguaya, sin hábitos de ser
llano, no aceptaría siquiera unas gotas de medidas
populares y de justicia social. Mantendría su actitud
agresiva. Hasta podría excitarse y volverse más agresiva
cuanto más señales de sensatez y moderación se dieran
desde el gobierno.
Demás está decir que la opción "buen elenco-pueblo
quieto" dejaría intactas, o casi intactas, las bases
ideológicas de la pasividad ciudadana, de la cultura
consumista y conformista. Una ciudadanía apenas para
ejercer en algunos aniversarios. Nuevas caras (y nuevos
estamentos y nuevos grupos familiares) para el viejo
conformismo uruguayo.
El único encare responsable: pueblo movilizado
La tercera manera de encarar reposa sobre la idea,
contenida en todas la primera páginas del programa del
Congreso Héctor Rodríguez (texto ya famoso, que ya
cumplió su añito, aprende a caminar y aún no ha sido
publicado), de la profundización de la democracia. Del
acrecentamiento del protagonismo obrero y popular. Del
estímulo a otra prensa y a otro clima de debates
culturales y políticos. De la consolidación orgánica y
política del FA.
De la movilización de las cabezas, de la acción crítica y
creativa de la Universidad (la pública, la del país) en
una resuelta toma de partido por los intereses populares
para cambiar la realidad uruguaya. De la acción sin
temores por parte de los críticos, de los creadores de
inquietudes, de los contestatarios. De los enemigos
jurados de toda forma de alcahuetería.
De la ampliación, en Montevideo y en el Interior, de las
instancias de organización popular. Políticas, gremiales,
culturales, barriales, cooperativas.
De encarar el plan de emergencia no como una acción de
arriba abajo, sino como una instancia de reparación -de
devolución de lo indebidamente apropiado- basada en el
protagonismo de la gente organizada. No como una acción
oficial intermediada por infinitas instancias estatales,
o municipales (algunas, incluso, en manos de políticos
blancos o colorados), sin presencia y sin decisión ni
contralor de pueblo.
Encarar la realización del conjunto del Programa con el
apoyo social de un cooperativismo fuerte, capaz de
grandes acciones de masas, conocedor de la problemática
del país y especialmente de la vivienda.
Con un sindicalismo clasista, con fuero sindical y
negociación colectiva, conciente que este será su
gobierno, tanto para defenderlo como para alertarlo y, si
es del caso, para criticar a los malos funcionarios.
Un gobierno de Tabaré y su buen elenco, con el apoyo de
un pueblo organizado y conciente, como el que se hizo
mayoría contra viento y marea el 7 de diciembre y el 31
de octubre, es la tercera propuesta de encare, la única
responsable, viable, sensata.
Es la única que está a tono con la necesidad de
desarrollar los cambios en paz, con el apoyo entusiasta y
arrollador de las grandes mayorías nacionales.
* Hugo Cores- PVP567-Frente Amplio. Publicado en La
República el lunes 3 de enero de 2005
https://www.alainet.org/es/active/7350
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