El caso Hugo Carvajal y la soberanía venezolana
26/07/2014
- Opinión
La captura ilegal del designado Cónsul de la República Bolivariana de Venezuela en Aruba, Mayor General Hugo Carvajal, es un acto hostil y traicionero que atenta contra la soberanía de nuestro Estado Nacional.
La inmunidad diplomática está regulada por la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961, y la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares de 1964; ambas establecen las prerrogativas y derechos que asisten al Cónsul en tanto funcionario nombrado oficialmente por el Gobierno del país al cual representa.
La inmunidad diplomática implica la inviolabilidad de la persona designada para tales funciones de representación internacional; es decir, dicha persona encarna la soberanía nacional del Estado acreditante, de allí que queda exceptuada de tributar al Estado receptor, así como de la jurisdicción civil o penal de los tribunales locales, a menos que medie el cometimiento de un delito grave en su territorio. No es el caso que nos ocupa.
El Mayor General Hugo Carvajal, al igual que los otros altos oficiales señalados por el imperialismo, Rangel Silva y Rodríguez Torres, no han incurrido en ninguna falta que no sea haber acompañado al Comandante Eterno Hugo Chávez y al pueblo bolivariano a transitar la senda gloriosa de la Revolución.
Aceptar las intrigas yanquis convierte a la autoridad colonial arubeña, en cómplice de una conspiración contra la soberanía venezolana.
Está claro que el Cónsul Carvajal ostenta la condición de diplomático venezolano, hecho ante el cual, el país de destino, sólo tiene dos opciones: darle el plácet o negarlo. No le es dado al Reino de los Países Bajos prejuzgar a Carvajal, a partir de una denuncia informal de otro gobierno, en este caso, el de Estados Unidos. Las autoridades locales de Aruba no son competentes para decidir nada sobre nuestro Cónsul. Si este exabrupto se llegase a consumar, estaríamos ante la más flagrante violación del derecho internacional.
La jugada gringa es una vil provocación, en un marco geopolítico donde los fuegos están ardiendo por manipulación imperialista. No debemos soslayar la presencia de bases militares y la realización de maniobras bélicas estadounidenses y de la OTAN en este Caribe que roza el rostro de nuestra Patria.
El diplomático representa una soberanía nacional específica y la legitimidad de sus funciones no debe ser estorbada por patrañas jurídicas fuera de toda legalidad.
El Preámbulo de la Convención de Viena fija los principios y valores que deben regir las relaciones diplomáticas “teniendo presente que desde antiguos tiempos los pueblos de todas las naciones han reconocido el estatuto de los funcionarios diplomáticos”, para impulsar “relaciones amistosas entre las naciones”, “reconociendo que tales inmunidades y privilegios se conceden, no en beneficio de las personas, sino con el fin de garantizar el desempeño eficaz de las funciones de las misiones diplomáticas en calidad de representantes de los Estados”.
Aruba tiene que saber medir la gravedad del desagradable suceso que ha provocado una torpe autoridad incompetente. Venezuela debe hacer valer su soberanía sin caer en provocaciones miserables.
¡Libertad inmediata para el Cónsul Hugo Carvajal!
Ildefonso Finol
Constituyente de 1999
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