El hilo conductor

14/02/2005
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Procuramos que estos apuntes semanales no constituyan simples comentarios de tales o cuales acontecimientos políticos. Sentimos que frente al reto que supone para la izquierda hacerse cargo del gobierno muchos de nosotros, (los que tenemos más años de experiencia) no estamos generando ideas y propuestas a la altura de las necesidades del movimiento popular en su conjunto. El neoliberalismo como ideología La herencia del neoliberalismo es catastrófica en lo moral y en lo social. Pero también ha tenido efectos en desorganizar nuestras ideas o al menos a una parte de ellas. De ahí la necesidad de recomponer algunas reflexiones y debates que nos permitan pensar nuestra circunstancia actual a la luz de otras experiencias latinoamericanas y sin haber echado en saco roto nuestra propia experiencia, nuestra larga lucha por la liberación nacional y social en el Uruguay. En los últimos años, pese a su rotundo fracaso en la conducción del país, la derecha, publicando cuatro pavadas en la mayor parte de las cuales no se hace sino repetir en lenguaje difícil las toscas versiones de las Fuerzas Conjuntas, ha conseguido ciertos éxitos editoriales, la popularización de una jerga que es funcional a su pensamiento en la que conceptos claves del pensamiento social como explotación, imperialismo, miseria popular y derechos de los trabajadores han sido sustituidas por palabrejas acuñadas en las usinas ideológicas de las agencias internacionales de financiamiento. Repetido hasta el cansancio en los medios académicos o seudo académicos, a través de los medios de comunicación, termina contaminando también el lenguaje político y muchas veces nos asombramos nosotros mismos el haber cedido a ese avasallamiento semántico, a esa sustitución de las palabras claras y sanas por expresiones turbias y engañosas. “No nos dejen solos”, dijo Tabaré La herencia neoliberal que ha despojado a buena parte de nuestro pueblo de un enorme patrimonio material y cultural ha suscitado en todas partes un sentimiento de rebeldía y unas enormes ganas de hacer cosas para cambiar la situación de injusticia que se vive. Hay energía dispersa en todas las ramas de la actividad, en todas las franjas de edades, en todos los rincones del país. Está faltando un hilo conductor lo suficientemente claro y extendido para dar cauce a esa energía en el escenario nuevo que se abrirá el 1º de marzo. Y por ahí pasa el esfuerzo para que el gobierno, al que no hay que dejarlo sólo, cumpla con sus objetivos populares La situación actual tiene analogías con el estado de ánimo con que decenas de miles de estudiantes y trabajadores lograron y celebraron la caída de la dictadura, hace veinte años. Pero todos sabemos que la energía y la creatividad militante que logramos los primeros años post dictadura perdió después buena parte de su vigor. No todo. Pero sí una parte. Este primer hilo conductor que encauce toda la capacidad creativa y militante del frente está relacionado con otras cuestiones. Una de ellas es la importancia de la organización política, de su mantenimiento como estructura orgánicamente separada del gobierno. Trabajando paralelamente pero manteniendo distancia. Compuesta por militantes que realizarán su labor no desde el Estado sino en la implantación del Frente Amplio en la realidad social. El hilo conductor acá es el que une a la fuerza política con el pueblo y sus problemas, es el que relaciona al Frente Amplio como partido político en el gobierno con las organizaciones sociales que el propio pueblo uruguayo se ha dado, muchas de ellas fundadas cuando nadie imaginaba que la izquierda podría un día estar en el poder, como ocurre con muchas cooperativas y con muchos sindicatos. Informar, oír y cotejar ideas. ¿Cuál debiera ser la naturaleza de este hilo conductor? Empecemos por lo que no debería ser. No podría ser la mera transmisión administrativa de información proveniente de los organismos de dirección o de gobierno. Junto con la transmisión de los datos es imprescindible también transmitir elementos que permitan cotejar opiniones. Si hay diferencia de encare entre las distintas corrientes hay que hacerlo conocer porque eso enriquece la vida de los partidos, de los comités de base y de las organizaciones sociales. Al mismo tiempo asumir y hacer que se asuma qué opiniones generan los actos del gobierno en el pueblo. La sociedad no es una suma de “feudos” o “corporaciones” La tercera “fibra” del hilo conductor consistirá en unir las aspiraciones inmediatas de los trabajadores con los planes de emergencia o de mediano plazo para dar solución a los grandes problemas de salud, vivienda y educación que padece el pueblo. Días pasados, en una reunión de carácter público, un dirigente sindical sostuvo que a él lo único que le importaba era que le pagaran el sueldo en fecha y le devolvieran el poder adquisitivo que le habían quitado. Razón le asiste obviamente en este reclamo. Pero agregaba: “Que del Plan de Emergencia Social se ocupe el gobierno, que para eso había sido elegido”. Y eso es un error y un paso atrás con relación a lo que el sindicalismo ha trabajado desde hace decenas de años. También se han visto actitudes que, pretendiendo colocarse más a la izquierda que el Frente, caricaturizan la situación poniendo el acento exclusivamente en las demandas sectoriales de los gremios a los que pertenecen. Es bien cierto que, la labor de los que así piensan no constituye ni un complot ni un delito. Pero no basta con decir que tienen libertad de expresión y derecho a la crítica. Hay que polemizar con esas ideas erróneas, pues así como reconocemos ese derecho somos conscientes que tenemos la obligación de luchar contra orientaciones que son equivocadas y que resultan dañosas no ya para los intereses del FA sino los del conjunto del pueblo trabajador. Ni hablar de la necesidad de dar batalla contra el fatalismo a que induce el “pensamiento único” y la dictadura de lo económico que predican los neoliberales de todo tipo. Y para eso, también aquí, precisamos un hilo conductor, el que dá la coherencia política global a los distintos campos por lo que se va a desarrollar nuestro Plan de Emergencia. ¿Acaso alguien puede desconocer los vínculos que unen al desarrollo de la educación pública con la política que en materia de salud impulsa el Frente Amplio? ¿Acaso alguien puede dudar del enorme potencial que tiene la experiencia de FUCVAM y el rol que está llamado a jugar en el desarrollo de los planes de atención primaria de salud, de prevención y la relación que todo esto tiene con la labor educativa? ¿Acaso existe algún gremio en el país al que pueda resultarle indiferente que se otorguen o no recursos para el desarrollo del cooperativismo de vivienda? Lo que une entonces salud, vivienda y educación por un lado, cooperativas, sindicatos y organizaciones sociales por otro forma parte, también, del mismo hilo conductor. “Mudanzas en las cabezas” Como se ve, este hilo que unifica y dá coherencia al quehacer político está compuesto fundamentalmente por palabras, discursos, informes, debates. Ese es el alimento primordial para decenas de miles de militantes frenteamplistas deseosos de apoyar desde su lugar de estudio o de trabajo la labor del nuevo gobierno popular. Y ese discurso, y esa labor organizativa habrá que encararla situando las responsabilidades en la conducción de la izquierda que es donde se concentra la información y los debates, donde se adoptan las decisiones y se jerarquizan los argumentos. Pero la responsabilidad también nos alcanza a todos, militantes o dirigentes de los partidos y de los sindicatos y cooperativas. Ni estar informado, ni la discusión son un fin en sí mismo. Son un medio para contribuir a despertar la conciencia de sectores aún más amplio de nuestro pueblo, para apoyar al gobierno popular y facilitar el cumplimiento de su programa liberador. ¿Estamos preparados para eso? Tengo la sospecha de que no. Más bien tiendo a inclinarme a una advertencia con la que de tanto en tanto nos despierta La Mojigata: ¡Cómo demoran las mudanzas en la cabeza! No creo que el problema de las rutinas mentales y de la falta de espíritu crítico sea privativo de una franja generacional ni de algunos partidos. El reto de impulsar el cambio social nos convoca a todos. Y que para alcanzar nuestras metas, creo, muchos “tics”, muchas mañas, muchas plumas, incluso las más vistosas, tendrán que quedar por el camino. * Hugo Cores es dirigente del PVP- 567-Frente Amplio. Publicado en La República el lunes 14 de febrero de 2005.
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