El país convulsionado y los hidrocarburos no aparecen
05/03/2005
- Opinión
Mientras redactamos este boletín se multiplican las
manifestaciones de protesta, huelgas de hambre, bloqueos y
movilizaciones en los más diversos puntos del país. Veamos un
resumen de los conflictos y sus sujetos:
• En El Alto la Federación de Juntas Vecinales por la expulsión de
Aguas del Illimani, la aprobación de la ley de Hidrocarburos, la
convocatoria a Asamblea Constituyente y el Juicio de
Responsabilidades.
• En Cochabamba la Coordinadora del Agua, la Federación de
Regantes y el MAS, por una Ley de Hidrocarburos que retenga el 50
por ciento de regalías para el país, además de Asamblea
Constituyente.
• En Sucre la Federación de Campesinos, con apoyo de instituciones
urbanas (y aparentemente también de la CIDOB y la CONAMAQ), por la
pronta convocatoria a Asamblea Constituyente, antes que un
referéndum autonómico, y también por las grandes demandas
nacionales de ley de Hidrocarburos y Juicio de Responsabilidades,
además del rechazo a la inmunidad para ciudadanos de EEUU.
• En Camiri está el conflicto más fuerte (con bloqueo de la
carretera a Yacuiba y la Argentina) exigiendo que dicha ciudad se
la sede de la renovada empresa de Yacimientos Petrolíferos
Fiscales Bolivianos; demanda que por cierto encuentra dura
competencia por parte de las instituciones de Villamontes y Tarija,
que reclaman la misma sede.
• En Yapacaní (Santa Cruz) exigiendo que se haga efectiva la
asignación de 3 % de regalías petroleras para los municipios no
productores y del 10 % para municipios productores.
• En Pailón (Santa Cruz) bloquean la carretera a Trinidad para que
el Gobierno atienda sus demandas locales.
• En Entre Ríos (Bulo Bulo) en demanda del 40 % de las regalías
petroleras departamentales para su municipio.
• En Patacamaya (La Paz) la población demanda la creación de más
carreras en su universidad.
• En Lahuachaca (también La Paz, provincia Aroma) el bloqueo ha
sido muy efectivo en demanda de la creación de una Normal en dicha
población (demanda que curiosamente ya fue satisfecha).
• En Ivigarzama la población bloquea por un conflicto de límites
con el municipio de Chimoré.
Eso por el momento, y gracias a que la Confederación de
Transportistas suspendió su paro nacional de 48 horas porque se
dieron cuenta de que dicha movilización “pasaría inadvertida” en
medio de tantas otras. A través de tantas y dispersas
manifestaciones sociales no resulta fácil orientarse (imaginamos
que tampoco lo será para el Gobierno), pero podemos intentar sacar
algunas conclusiones provisionales.
Dispersión de los movimientos sociales y algunas consignas
nacionales
Ésta es la primera característica que salta a la vista. El setenta
por ciento de las movilizaciones son por demandas no sólo locales
sino localistas, lo que está indicando una notable falta de
claridad acerca de las prioridades nacionales. ¿Tiene sentido, por
ejemplo (y al margen de la concesión gubernamental), pedir la
creación de una Normal cuando el estado no tiene recursos para
pagar los tristes sueldos de los maestros actuales? ¿Tiene sentido
pelear por la sede de YPFB o por límites intermunicipales cuando
el país mismo está a punto de perder la base material de su
existencia? Aquí hay una indudable responsabilidad de los
dirigentes, también hay una culpa directa del Gobierno, y de los
medios de comunicación, por la sistemática desinformación que uno
y otros practican; por lo que se detecta la perentoria necesidad
de difundir información objetiva y oportuna, tarea en la que todos
tenemos una parte de responsabilidad.
Pero al mismo tiempo las movilizaciones sí muestran que en muchos
sectores se extiende la convicción de que hay tareas nacionales
que son prioritarias, aunque no siempre igualmente jerarquizadas.
Entre ellas podemos citar la exigencia de una nueva Ley de
Hidrocarburos (que recupere la propiedad nacional de los mismos),
la convocatoria a una Asamblea Constituyente (con soberanía para
re-fundar de veras el país) y un juicio responsabilidades que
lleve a la cárcel a los responsables de la actual miseria en que
se debaten la población y el estado (además de la estratégica y
paradigmática lucha de El Alto por la salida de una transnacional
del agua); y de manera mucho más aislada aparece claridad respecto
del rechazo al TLC con EEUU. ¿Cabrá esperar que estas grandes
metas se vayan extendiendo a la conciencia general y se conviertan
en una única movilización a escala nacional? Mucho dependerá de la
sensatez de los dirigentes y de la capacidad que todos
desarrollemos para difundir información.
La nebulosa de la Ley de Hidrocarburos
La prensa informa de un proceso hasta ahora acelerado de
aprobación de más de 140 artículos de la nueva Ley de Hi-
drocarburos (aparentemente con notable desinterés por parte de los
diputados de todos los partidos, que se ausentan de las
deliberaciones), pero sin que hasta ahora se pueda saber cuál es
su contenido exacto. Según dicha información, se han dado pasos
positivos como ser la supresión de los mayoristas, el fin del
monopolio del transporte por parte de Transredes, la posibilidad
de veto a una concesión por parte de los pueblos indígenas, la
devolución (en los nuevos contratos) de las concesiones otorgadas
en áreas protegidas, la potestad estatal de autorizar o no
proyectos de exportación. A esto hay que añadir la ya antigua
aprobación del Artículo 5 que establece la propiedad nacional de
todos los hidrocarburos producidos y la correspondiente
“migración” de los contratos. Pero quedan grandes dudas que hasta
ahora no logramos aclarar. La fundamental tiene que ver con los
alcances de esa recuperación de propiedad. No hay datos que
permitan saber si el estado (a través de YPFB o de otra instancia)
tendrá la potestad de determinar los precios de exportación,
concretamente del gas, y los precios de los carburantes en el
mercado interno sobre la base de una estructura de costos. Muchos
analistas temen que la tal recuperación sea meramente declaratoria,
como ocurría en el proyecto de ley del Ejecutivo, con lo que se
mantendría el actual estado de cosas.
En el plano negativo se tiene que contabilizar la consolidación de
la Superintendencia de Hidrocarburos, y sobre todo la reciente
aprobación de la propuesta del Presidente de Diputados, que
consiste en mantener el 18 % de regalías (¡incluso para los campos
antiguos, que hasta ahora pagaban 50!) y un 32 % de “impuesto
directo” a toda la producción en boca de pozo. No están claros los
alcances de esta propuesta (que ha ganado por 59 votos contra 58,
sería interesante saber quiénes fueron los 14 irresponsables que
no asistieron a tan trascendental votación), pero sí está claro
que se trata de una derrota del movimiento popular (al menos por
el momento, pues las movilizaciones siguen) y de una reversión de
las conquistas de octubre. Peor todavía es la incertidumbre
respecto del futuro de la ley después de que sea aprobada en
Diputados (ya que el Senado está más a la derecha); y la decisión
final en sesión de Congreso da para hacer apuestas.
Si los analistas, los estudiosos y los medios de comunicación no
contamos con información fidedigna al respecto, podemos temer que
los movimientos sociales, incluso los que están enarbolando las
consignas formalmente correctas (por ser estratégicas y de alcance
nacional), queden satisfechos con una “aprobación” de la nueva ley
de Hidrocarburos, sin saber si en realidad ésta está cumpliendo
mínimamente su tarea de recuperar las riquezas nacionales. Al
respecto el hermetismo de la Cámara de Diputados no parece que sea
inocente. Se impone por tanto la necesidad de obtener información
fidedigna y de ampliar el debate al respecto, sobre todo al
interior de los movimientos sociales, ya que son demasiado grandes
los intereses que están en juego para que nos creamos que se está
aprobando así nomás la nueva ley.
Centro de Documentacion e Informacion Bolivia – CEDIB
Bolivia Press 2005, Nº 3
Cochabamba, 5 de marzo
https://www.alainet.org/es/active/7755?language=en
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